La caída de Al Asad: fin del baazismo y debilitamiento de Putin
Siria está en una situación profundamente incierta, en manos de diferentes grupos que por el momento son incapaces de ejercer por sí solos el control sobre todo el territorio.
La salida de la Casa Blanca del presidente Biden está suponiendo una revolución mucho mayor de lo que en su momento significó la victoria de Trump hace ocho años.
Todo comenzó con la autorización occidental (EEUU, Francia, Reino Unido…) a Kiev para usar misiles de largo alcance en territorio ruso, un movimiento que ha obligado al Kremlin a enviar las tropas federales que estaban en Siria al frente ucraniano con el objetivo de reforzar las líneas de suministro en Belgorod.
A este hecho tenemos que sumarle la ofensiva israelí contra Irán y contra Hezbolá, un movimiento que ha eliminado prácticamente todo el apoyo exterior que tenía Bachar al Asad en la guerra. Un factor fundamental ha sido el asesinato selectivo de dirigentes de Hezbolá en Siria, un elemento que ha descabezado a la organización iraní haciendo más fácil el avance de los rebeldes en el norte de Siria.
Además, tampoco podemos olvidar el apoyo directo de Estados Unidos a los rebeldes sirios, un apoyo que se ha materializado en ataques aéreos con aviones A-10 sobre las posiciones del ejército de Al Asad.
Todos estos elementos han puesto las condiciones óptimas para que los denominados rebeldes sirios se hagan con el país en tan solo 10 días. Ahora la pregunta es quiénes son los denominados rebeldes y qué apoyos tienen.
Esencialmente, tenemos que destacar tres grupos: Hayat Tahir al Sham, el Ejército Nacional Sirio y las Fuerzas Democráticas de Siria.
El grupo que ha entrado en Damasco es Hayat Tahir al Sham, una milicia que surge de los grupos asociados de Al Qaeda, esencialmente del Frente al Nusra.
En teoría, Hayat Tahir al Sham rompió con Al Qaeda en 2016 y desde entonces ha renunciado al yihadismo como ideología. Desde hace algún tiempo ejercía como gobernador de facto en Idlib en el noroeste del país. Su líder Abu Jaber Shaykh ha adoptado una posición pragmática en cuestiones tales como la relación con los cristianos, la eliminación de la policía religiosa en las zonas que controlan o centrar sus acciones no tanto en luchar contra Occidente sino en el derrocamiento de Al Assad y en la expulsión de los iraníes de Siria.
Gracias a la ayuda exterior, Hayat Tahir al Sham es un grupo bien entrenado y mejor equipado. Son hábiles en el uso de drones y capaces de utilizar el material que dejan las fuerzas de Al Assad en su huida, lo que en términos militares se ha traducido en un avance imparable desde Idlib hasta Damasco.
Además de Hayat Tahir al Sham tenemos que destacar al Ejército Nacional de Siria (también conocido como Ejército Libre de Siria), un grupo proxy vinculado a Turquía que se nutre esencialmente de bandidos y forajidos.
"Ahora le toca a EEUU y la UE lograr que Siria no se convierta en otro pudridero creador de islamismo radical como Afganistán, Irak y Libia"
Se trata de una milicia nacida en la ciudad siria de Azaz por iniciativa turca. Mediante el apoyo a este grupo Ankara ha buscado crear una zona de seguridad en el norte de Siria que evite que el conflicto se extendiera a Turquía.
El tercero de los grupos que conforman a los heterogéneos rebeldes son los kurdos de las Fuerzas Democráticas de Siria, un grupo apoyado por Estados Unidos que se asienta en el nordeste de Siria.
Su relación con los otros dos grupos no es homogénea, ya que mientras que con Hayat Tahir al Shamn mantiene una relación pacífica basada en su común enemistad con Bassar Al Assad, con el Ejército Nacional Sirio mantiene una relación de abierta hostilidad.
Más allá de planteamientos contrapuestos, su animadversión viene determinada por Turquía ya que, si bien Ankara considera al Ejército Nacional Sirio como su proxy en el país, los kurdos de las Fuerzas Democráticas de Siria son un grupo terrorista vinculado al PKK que amenaza su integridad territorial.
Desde hace una semana, las fuerzas kurdas del Ejército Nacional de Siria han logrado expulsar a las tropas de Al-Assad a la vecina Irak haciéndose con el control de Deir er Zor y de Al-Bukamal, dos enclaves fundamentales para el abastecimiento de energía y de armas.
Aunque no forman parte de ninguno de los grupos anteriores, también tenemos que destacar a las milicias locales que han entrado en Damasco desde el sur procedentes de Deraa, ciudad esta donde se inició la revolución que dio lugar a la Guerra Civil Siria.
Ahora mismo la situación en Siria es profundamente incierta. El presidente Al Asad ha huido, probablemente a Rusia, y el país está en manos de diferentes grupos que por el momento son incapaces de asumir el poder por sí solos.
Si bien es cierto que Hayat Tahir al Shamn se perfila como el grupo más asentado, no parece que tenga capacidad para ejercer el control sobre todo el territorio. Además, sobre su líder siguen pesando las acusaciones de violar reiteradamente los derechos humanos en las zonas que controlan.
En todo caso, la toma de Damasco por parte de los rebeldes sirios supone el fin del baazismo en Oriente Medio y de la dinastía Al Asad en Siria, lo que puede significar un cambio sustantivo en la región. Sobre todo para Rusia, quien pierde un aliado con el que contaba desde los años 70.
Ahora le toca a Estados Unidos y a la Unión Europea lograr que Siria no se convierta en otro pudridero creador de islamismo radical como lo son ya Afganistán, Irak y Libia.
*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.