Con la llegada de las elecciones municipales, vuelve la feria de la construcción, el gran clástico de la previa de los comicios locales. Acercándose el día de sacar las urnas se produce ese “incremento brusco del ritmo o de tendencia”, que es como define la RAE un arreón.
Este cambio de ritmo tiene grandes consecuencias en la población, y no solo por el corte de innumerables calles por “mejoras en el pavimento”, sino en la ocupación de nuestros jubilados, sobre todo los hombres. Y es que llega un punto que ya no se sabe a qué atender; que si estarán colocando bien alineados los adoquines en una calle o que si las tapas de las arquetas del parque sientan bien. La responsabilidad depositada en ellos para la buena ejecución de la obra pública acaba haciendo mella en la presión arterial.
La construcción no solo llega a nuestras ciudades, sino que llena todos los mensajes electorales. Escojamos una palabra positiva, por ejemplo: convivencia. Construyamos una ciudad que sirva para la convivencia de sus vecinos. O negativa, por ejemplo: barreras. Construyamos una ciudad sin barreras. La construcción -la sal de la política- sirve para casi todas las palabras: verde, integradora, inclusiva, acogedora, sostenible, viviendas, aparcamientos o guarderías, riman bien con la construcción.
Y tras la construcción, viene la petición: VOTA-ME.
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Detrás de esta viñeta están Benjamín y Mercedes. Son padre e hija. Benjamín dirige el estudio Arquitectos San Lorenzo 8. Mercedes es ilustradora y diseñadora gráfica. El texto queda a cargo de Paula, la hija mayor, que se dedica a la seguridad alimentaria. La idea de cada semana: un asunto de familia.