La imagen es, prácticamente, de moviola. Yolanda Díaz se acerca a su interlocutor —inserte el cargo que desee— y lo primero que hace es esbozar una sonrisa, expresada con toda la cara. Una vez llega el cuerpo a cuerpo, sus brazos se lanzan y rodean a la otra persona. Más de lo que es común en los actos políticos, como si estuviera recibiendo a un amigo. Los dos besos protocolarios dejan paso a la cercanía. En muchas ocasiones, la líder gallega toca, incluso, la cara de la persona con la que charla.
No ha ocurrido ni una, ni dos, ni tres veces. Sólo en el último mes, a la vicepresidenta del Gobierno se le ha visto abrazando a Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular y líder de la oposición, y a Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, en distintos actos. Los ejemplos se multiplican si aumentamos el tiempo de análisis. En 2023, Lula da Silva, el Papa Francisco, Íñigo Errejón, Pedro Sánchez o Isa Serra han sido abrazados calurosamente por la representante de Sumar. Si la línea temporal se amplía, se pueden ver imágenes hoy impensables: Yolanda Díaz abrazada a Pablo Iglesias, a Irene Montero o a Ione Belarra.
El gesto en sí no representa problema alguno. Sin embargo, a veces resulta extraño encontrarse con este tipo de saludos en actos institucionales. Están, según recalcan los expertos en comunicación no verbal, fuera de contexto. No en vano, el mandatario brasileño se mostró desconcertado cuando Díaz le abrazó. La líder de Sumar, por el contrario, parece sentirse cómoda en el abrazo. ¿Por qué? ¿Qué significa este gesto? ¿Qué quiere transmitir con su saludo? ¿Es un gesto hipócrita si no se hace con alguien a quien se tiene cariño?
Sonia El Hakim, presidenta de la Asociación Española de Comunicación no Verbal, destaca que "si bien Yolanda Díaz es bastante buena en la comunicación no verbal, ejerce bastante liderazgo, casi siempre sabe lo que tiene que hacer y cómo responder; en el tema del contacto háptico falla un poquito". Si aquel antiguo pasodoble de Adrián Ortega señalaba que la española, cuando besa, es que besa de verdad, El Hakim apunta que Yolanda Díaz, cuando abraza, abraza de verdad. No obstante, "falla porque no tiene en cuenta el contexto en el que se producen estos abrazos".
La experta, también directora del Máster en Comunicación No Verbal y Habilidades Directivas de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, explica: "El tacto cumple distintas funciones, puede ser de diferentes tipos en función del objetivo que va cumpliendo". Entre ellos se puede encontrar "el tacto reconfortante o el apreciativo". Díaz, en sus saludos, generalmente usa "el tacto afectivo". Con él se intenta mostrar "calidez, amistad e intimidad en algunos casos". Ese es el error para la experta: la vicepresidenta no sabe elegir el tipo de contacto según el contexto en el que se encuentre.
Sonia El Hakim lo ejemplifica con un saludo entre Yolanda Díaz y Pedro Sánchez. "La cara, siendo una zona muy pública porque siempre va descubierta, es tremendamente íntima. Tú no dejas que nadie te toque la cara a excepción de gente cercana. Sin embargo, ella usa esa fórmula íntima para saludar en contextos profesionales".
Más ejemplos: el de Lula da Silva. Díaz le besó, le abrazó, le tocó la cara y le habló muy de cerca. El presidente brasileño se mostraba contrariado, incluso parecía alejarse de la vicepresidenta. "El hombre se sintió un poco incómodo incluso. Era un momento tremendamente institucional, protocolario, público. Eso es totalmente incoherente, por eso nos extraña cuando lo vemos. Esto, si fuera al revés... estaríamos hablando de otra cosa", afirma El Hakim.
El lunar de Díaz
La háptica [el estudio del tacto] es el único lunar de Díaz en la comunicación no verbal. "No tiene en cuenta el contexto y tampoco tiene bien interiorizado cómo se saluda en cada situación", explica la experta. El motivo podría ser que el saludo es un gesto aprendido según la cultura. "Entonces, como se aprende, no todo el mundo lo interioriza igual de bien. Hay gente que no sabe cuándo tocar", destaca El Hakim.
El tacto tiene demasiados matices, de ahí que muchos cometan errores como el de la vicepresidenta. "No es si lo hace o no lo hace, sino cómo lo hace, la zona, el contexto. Siempre decimos que hay que saber a quién tocamos, cuándo y dónde. Dependiendo de todo eso, lo estás haciendo bien o mal. Yolanda Díaz no tiene bien interiorizado cuándo tocar".
Pero lo cortés no quita lo valiente. El Hakim avisa: "Otros canales sí que los domina muy bien". Sin embargo, "si te centras en el tacto estás dando en la llaga, es lo que peor hace de todo. Lo demás es muy positivo, coherente, espontáneo y natural. En su expresión facial, tiene mucha tendencia a la sonrisa, por lo que es afable, a pesar de que en apariencia tiene unos rasgos faciales muy duros".
El resto de la comunicación no verbal de la líder de Sumar tiene rasgos "muy positivos" para la experta. "Podemos hablar de un liderazgo no verbal. Además de un estilo de liderazgo empático, que busca mostrarse cálida, que es el típico liderazgo femenino, el que mejor funciona porque es el que comunica mejor, conecta mejor con la gente. Sólo tiene como área de mejora el tacto. El resto está muy bien".
La excesiva cercanía, sin embargo, es entendida en ocasiones como señal de hipocresía. En este caso, la experta en comunicación no verbal explica que no es una afirmación del todo correcta. "Yo hablaría de dominancia. Podemos marcar el dominio y el liderazgo a través del tacto".
PREGUNTA.– ¿Ese gesto trata sobre la dominación del otro?
RESPUESTA.– Claro. A ver. Viene tu jefe y te toca la espalda mientras te comenta algo. ¿Tú harías lo mismo o te cortarías más? Se han hecho muchos estudios entre hombres y mujeres y se ve que los hombres, por la posición que han tenido históricamente de mayor dominancia, tienen más tendencia a tocar que las mujeres. En el ámbito profesional sí que es cierto que hay esa tendencia a que el superior toque más al subordinado que al revés. Yo me permito tocarte más si me siento más que tú, no al revés. Es una forma de hablar de ese liderazgo, no tanto de dominio. Toca más el líder al seguidor que al revés. Sería una forma de marcarlo.
P.– ¿Puede ser el abrazo un gesto hipócrita?
R.– Hipocresía sería en caso de incongruencia. Lo que hemos visto es que había congruencia entre toda la escena. Distinto es que el tacto no tocara, pero siempre se expone una sonrisa muy positiva, genuina, de gestos positivos… Iba acompañado de todo lo demás y no podemos hablar de incongruencia. Es su forma de mostrar cercanía desde arriba. Yo, lideresa, te toco a ti, seguidor, desde arriba, desde una posición de liderazgo. En ese sentido es congruente. Con lo que no es congruente es con el contexto, profesional, político. Con la cultura sí, con la española, pero no nos tocamos en la cara. Ella debería cumplir el tacto educado y no afectivo, aunque tenga una relación personal con esas personas, estás en un contexto profesional y social. No toca en ese momento.
"No pega tanta sonrisa"
María Ángeles López de Celis, psicóloga, escritora, secretaria de cinco presidentes del Gobierno de España y Cruz de la Orden del Mérito Civil en 2006, pone en valor "la capacidad de entusiasmar" de Díaz, "una mujer muy líder". Destaca su aprendizaje y evolución en las últimas dos legislaturas, apuntando que la vicepresidenta "busca el consenso y el diálogo". "Por fin podemos decir que es una política que ha llegado al nivel que tiene", aduce.
López de Celis, autora del libro Los presidentes en zapatillas, tras 32 años de trabajo en Moncloa refiere que Díaz "sabe utilizar sus encantos". No se refiere a encantos de mujer, sino a "la capacidad de encantar a los demás". Estima que ello lleva a Yolanda Díaz a "sobreactuar" en algunas ocasiones. "A veces no es lo mismo estar en una reunión de trabajo que en un acuerdo, donde todo el mundo está contento, se abraza, se sonríe; todo eso forma parte de ese procedimiento. Sin embargo, hay otros momentos en los que no pega tanta sonrisa, tanto tocar a los demás, ella es muy de tocar, del contacto físico, hay veces que no pega".
Para López de Celis, "no es lo mismo ir a ver al Papa que ir a Bruselas con Puigdemont. Una cosa es que te hagas una foto. La prensa lo requiere y esa faceta informativa hay que cubrirla, pero mostrarse feliz como si te ha tocado la lotería". En el mismo plano no verbal, Yolanda Díaz toca mucho a las personas que tiene alrededor. "Yo creo que es remarcar, reafirmar lo que hace o lo que dice", señala López de Celis.
"Es esa sensación de: veo al papa, le agarro del brazo, río muchísimo, le miro como hablándole muy cerca. Es como reafirmar la buena relación, la buena disposición, el consenso... Yo creo que a veces eso es un poco chocante". La experta aduce que "no se puede actuar de la misma manera en todas las circunstancias de la vida, pero eso nos pasa a todos. No puedes tratar igual a tu familia que a personas que son de tu medio laboral. Yo creo que todos sabemos cómo manejarnos". Niega López de Celis que se produzca tanto tocamiento por alguna inseguridad alguna de la vicepresidenta.
Yolanda, frente a los demás
El aprendizaje también ha llevado a la vicepresidenta, a veces, "a esa sobreactuación exagerada". Esto en ocasiones hace parecer, en opinión de López de Celis, que Díaz es "una maestra de escuela, que los ciudadanos somos gente básica a la que nos tienen que explicar las cosas como si fuéramos niños". La psicóloga analiza cómo esta comunicación verbal le hace tender a "esa cierta soberbia, de que estás por encima de los demás, es inevitable y muy humano. Le pasa a otros también. El ejercicio del poder tiene esa factura. Te encasillas, te crees que eres estupendo".
La psicóloga no encuentra ningún otro político similar a Díaz. "Los momentos políticos no tienen nada que ver con lo que hemos vivido anteriormente", realza. La psicóloga destaca que el hecho de que Díaz sea comunista "no quiere decir que ella no tenga una responsabilidad que cumplir. Y ella sabe muy bien a qué representa".
"Hace muy bien su trabajo con los que son cercanos a ella, pero cuando hay que negociar con los que están más lejos saca sus armas", destaca López de Celis. "El encanto, el carisma, el atractivo para encandilar al de enfrente" son los valores de Díaz para Celis, "porque sabe que lo hace muy bien y eso le va a sumar puntos cuando tratas una negociación dura. Eso es muy inteligente".
La exsecretaria finaliza deshaciéndose en elogios hacia la vicepresidenta del Gobierno. "Yo creo que ella sabe muy bien dónde está. Ha hecho cosas muy importantes en este país, lo que pasa es que a la gente se nos olvida, pero si no llega a ser por la política de ERTEs de este país, la pandemia hubiera arrasado España, no hubiera quedado títere con cabeza económicamente hablando".