El amanecer del viernes mostró en el puerto de Barbate a cuatro narcolanchas guarneciéndose del temporal de levante del jueves, que precedió a la borrasca que arreció con dureza en la zona al día siguiente. La imagen es la que abre este reportaje. Al caer la tarde, había ya seis. El dato no es baladí. Este tipo de embarcaciones está prohibida desde 2018, y aun así, su presencia se dejó pasar durante todo el día. ¿EL motivo? La falta de medios de la Guardia Civil. Solo al caer la noche se envió una exigua embarcación con seis agentes, que fueron arrollados por los narcos en una ejecución sumaria.
"Estuvieron todo el día cachondeándose de nosotros", cuenta un agente a este periódico. "Si es que, en la desembocadura del Guadalquivir, los narcos nos hacen hasta calvos. Nos ven, y fíjate si se descojonan, que se bajan los pantalones y nos enseñan el culo cuando nos ven". Lo cuenta un agente de la Guardia Civil de la Unidad de Seguridad Ciudadana de Cádiz, encargado de vigilar, desde la costa, a los narcotraficantes. S unidad, una treintena de agentes, se presentó voluntaria para peinar la costa, desde Chiclana de la Frontera a Sabinillas (Málaga) para localizar la narcolancha que arrolló sin piedad una embarcación del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), acabando en el acto con la vida de dos agentes.
Lo hicieron desde las 9 de la noche hasta primera hora de la madrugada, y desde la tierra, al mar: la Guardia Civil de Cádiz no tiene embarcaciones. Hay tres, pero están estropeadas. Un segundo agente de la Benemérita, destinado en Chiclana de la Frontera (Cádiz), detalla a EL ESPAÑOL | Porfolio que "muchas veces nos preguntamos que hasta para qué nos dan las órdenes. Que para qué vamos a ir. Sabemos que vamos para cubrir expediente. Para que quede constancia de que hemos ido, no vaya a ser. Si es que no podemos hacer nada. Nos ven desde las narcolanchas y nos saludan con la mano. Se ríen de nosotros".
La detención de los narcos, este sábado, fue un asunto personal para los agentes de la Guardia Civil de Cádiz. Se presentaron muchísimos voluntarios fuera de servicio. En primer término, fueron 5 los narcotraficantes detenidos.
En la Benemérita se duelen, porque "a la secuencia los narcos pueden ponerle perfectamente la música de 'Paquito el chocolatero': es una corrida de toros, hasta que embisten la embarcación". Posteriormente y a lo largo de la mañana de ayer, continuaron peinando La Alcaidesa, entre La Línea y San Roque. Allí detuvieron, a primera hora de la tarde, a otros tres implicados, entre ellos, al conductor.
El segundo agente que habla con este periódico es de los que, además, saben. En el argot de la Guardia Civil, un caimán es un agente que está absolutamente a vueltas de todo: curtido, con callo y curado de espanto. Y que hace su trabajo como un caimán. Sigiloso, sin escatimar esfuerzos, pero tampoco derrochándolos gratis. Con sangre fría. Lo justo para ser efectivo y sin necesidad de hacerse un Rambo. En la provincia de Cádiz, agentes caimanes y no caimanes saben que de nuevo, en su día a día, no pueden hacer nada contra el narco. Ya no es cuestión de ser caimán o no. Es porque no tienen medios.
[Miguel Ángel González y David Pérez, los agentes asesinados por una narcolancha en Barbate]
Las sobrecogedoras imágenes, jaleadas y aplaudidas desde la orilla de la playa de Barbate, es una línea roja. Supera, muy de largo, la rebasada hace justo cinco años, cuando 20 encapuchados asaltaron en el Hospital de La Línea de la Concepción (Cádiz) para rescatar a un lugarteniente del Clan de Los Castañas.
Aquello dio lugar a una inyección económica sin precedentes por parte del Ministerio del Interior para luchar contra la impunidad del narco en el sur. De ahí surgió el Grupo OCON. Ayer el ministro Grande-Marlaska desgranó las cifras desde 2018: 1.668 toneladas de droga, 22.207 operaciones policiales y 19.907 personas detenidas o investigadas por tráfico de drogas o contrabando, desde que el refuerzo echó a andar el 1 de agosto de 2018. Fue un antes y un después. La unidad fue desmantelada por sorpresa en septiembre de 2022.
Desde Sanlúcar de Barrameda a San Roque, la costa gaditana es otra vez territorio comanche. Sobre todo, en invierno. Precisamente, ayer tarde, apareció una semirrígida en la Playa de la Barrosa (Chiclana de la Frontera). Tenía hasta los motores, que suelen ser sustraídos cuando se abandonan en la arena.
Playas como las de Camposoto, Sancti Petri... amanecen llenas de bidones de gasolina vacíos. Los narcos ni se molestan en borrar rastros. Las dejan los petaqueros para dar suministro de combustible a las narcolanchas que atraviesan el Estrecho, y necesitan reportar para culminar la ruta, descargar la droga y regresar. "Poseer la gasolina para suministrar a narcolanchas no es un delito. Parece increíble, pero acarrea solo una sanción administrativa", cuenta a este periódico un agente de la Guardia Civil.
Tampoco tiene un castigo grave cruzar un coche lanzadera frente a la Guardia Civil para que la furgoneta cargada de droga pueda escapar. "Esa maniobra es, simplemente, un delito contra la Seguridad Vial. Nos la hicieron este martes en Trebujena y detuvimos al conductor. La furgoneta cargada se nos escapó. Hacen eso porque saben que tú vas a esquivarlos, así que se aprovechan".
Cuando OCON Sur apretó el puño en el Estrecho, ocurrió como con el cubo de agua con agujeros: que se tapa uno, pero el agua acaba escapando por otros. Los narcos buscaron otras rutas. Así, se recuperó la del Guadalquivir, desde Sanlúcar. "Ha sido una vuelta a los 90", relata un histórico agente de la lucha contra el narcotráfico.
Porque en aquella época, el hachís, básicamente, se transportaba en barcos pesqueros: no existían las narcolanchas, ni GPS, ni gafas de visión nocturna, ni tecnología parecida. Aun recuerdan a históricos narcos sanluqueños que seguían aquel modus operandi. Lo inició el Clan de El Cagalera, Juan Manuel Vargas Tejero. Padre, a su vez, de Francisco Javier Vargas Gálvez, El Diarrea.
Otro agente consultado por este medio advierte que el río Guadalquivir es ahora "una autopista de narcos. Hasta zonas de descanso tienen. Es que se ponen con la embarcación al pairo, abren una sombrilla, les llevan gasolina, comida... hacen vida allí. Y como no tenemos embarcaciones, pues campan a sus anchas".
También se han retomado otras rutas, como la del Caño de Sancti Petri. En su entrada desde Chiclana de la Frontera, el pasado enero había abarloadas en el puerto pesquero cuatro narcolanchas a una embarcación de recreo. "Con impunidad. Las narcolanchas o semirrígidas están prohibidas desde hace seis años", puntualiza un agente.
Precisamente eso fue lo que alertó a Barbate. Ahora el run run, tras el fatal desenlace del dispositivo, es determinar quién dio la orden de la operación. Se sabe que el Centro Operativo de Servicio, en Cádiz, y debido al temporal, no podía sacar embarcaciones el viernes.
"La cosa acabó en que llamaron al GEAS de Algeciras, con la furgoneta y la neumática". Una neumática que se usa para rescates de cuerpos al agua, ahogados o acciones subacuáticas. Y los llaman "para disuadir a los de las narcolanchas". Pero el GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) acaba pidiendo apoyo porque "no tienen formación de abordaje, y por eso en la embarcación hay compañeros GAR (Grupo de Acción Rápida) que están comisionados en la provincia".
En la neumática se suben seis agentes (cuatro del GAR y dos del GEAS) para identificar a los tripulantes de seis narcolanchas. Cumplen con las órdenes y su deber. Luego, la tragedia. "Todo esto ocurre además horas después de decir el ministro que el plan especial para la zona era un éxito". De ahí que la AUGC, por ejemplo, haya pedido ya explicaciones para esclarecer quién dio la orden que ha provocado la muerte de dos agentes.
Lo de la impunidad y la regulación del suministro de gasolina ya lo ha advertido la Fiscalía Antidroga. Además, ahora se transporta droga o migrantes, porque en los últimos tiempos han diversificado actividad: narcolanchas que lanzan al mar a inmigrantes, en medio del agua, tras cruzarlos desde Marruecos. Lo corroboró ayer la fiscal antidroga de Cádiz, Ana Villagómez. "Esto se está desbordando. Está la provincia llena de narcolanchas que se usan no solo para el tráfico de drogas, sino para el tráfico de inmigrantes".
El pasado martes se interceptó una narcolancha en Sanlúcar de Barrameda. Estaba al pairo, es decir, vacía, y a la deriva. "Nos dirigimos a ella para cogerla. Y cuando estábamos abarloándola, con dos agentes metidos en el agua... ¿pues te puedes creer que se nos puso delante otra narcolancha para impedirlo? Los tuvimos que repeler lanzándoles pelotas de goma. Así está la cosa. Respeto nulo", detalla un guardia civil gaditano.
"Que sepa el narcotráfico, las organizaciones criminales, que desde luego han dado con hueso duro y no van a salirse, como no se están saliendo con la suya, y seguirán cada día más y más acorralados", detalló el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ayer en Cádiz. Pero lo cierto es que todas las operaciones se efectúan desde la costa. Hasta el punto de que a los 5 primeros detenidos por, supuestamente, causar la muerte de dos agentes de la Guardia Civil en el puerto de Barbate, se les interceptó en tierra. "Sí, había coches de paisano en el muelle de La Alcaidesa. La goma de la que se desembarcaron no se recuperó".
-¿Por qué no se recuperó?
-Por falta de medios.
En Barbate "había cuatro narcolanchas de tres motores y dos de cuatro motores. La que pasó por encima de los compañeros, matándolos, tenía cuatro motores. Por tanto, hasta que no se tenga la narcolancha, no se sabe si han sido ellos o no".