Madrid, noviembre de 1975, capital de España. Miles de mujeres salen a la calle con la mantilla negra en la cabeza y el rosario en la mano para rezar por la muerte del caudillo. Las imágenes de una plaza de Oriente llena de gente en blanco y negro trasladan la sensación de una ciudad beata, tradicional, anclada en un pasado donde los vicios de pueblo, el rumor y el chivateo, se convirtieron casi en un modo de vida.
A menos de 630 kilómetros al noreste, en Barcelona, ese mismo año, un actor internacional de la talla de Jack Nicholson, que está a punto de coronarse por su papel en Alguien voló sobre el nido del cuco, aterrizaba en el moderno aeropuerto de El Prat para rodar una producción de Hollywood en las calles de una ciudad moderna, europea, cosmopolita... al menos para el equipo de El reportero.
En 1975, el PIB de Cataluña era casi un 15% mayor que el de Madrid, pese a su capitalidad. En esos momentos era, sin lugar a dudas, la locomotora de España a nivel económico. Y lo siguió siendo durante muchos años gracias a las exportaciones, el turismo y su amplio tejido industrial. Gracias a esa burguesía catalana que veía a Madrid como un "poblado manchego" de misas de domingo y tardes de verbena.
2019, el 'sorpasso'
Sin embargo, 45 años después, esas dos imágenes (una en blanco y negro, la otra en color), no sólo se han igualado, sino que han encumbrado a Madrid como el motor de España, con apenas un 10% de actividad industrial y un PIB de 240.000 millones de euros en 2019, frente a los 236.000 millones de Barcelona en ese mismo periodo.
Madrid es el motor de España, con un 10% de actividad industrial y un PIB de 240.000 millones de euros en 2019
El diputado de ERC, Gabriel Rufián, aseguraba la semana pasada que en Madrid existe "un chiringuito fiscal" que, según sus propios cálculos, "capta a 6.000 fortunas" fuera de su territorio. "Es un agujero negro que a su alrededor sólo crea páramos", denunciaba y pedía al Gobierno central que acabara con la política fiscal madrileña.
Sin embargo, el milagro económico de Madrid tiene menos que ver con los impuestos de lo que denuncia Rufián y más con políticas concretas. Y es que siguiendo con lo cinematográfico, en la actualidad Madrid es la que se ha convertido en un plató perfecto para grandes y pequeñas apuestas, incluso en mitad de la crisis, superando también en esto a Barcelona.
Más de una de cada tres películas del año pasado se grabaron en las calles de esta comunidad y un 70% de las series tenía un decorado madrileño. En los primeros ocho meses de 2021 se han superado las expectativas de 2020. ¿La clave? Incentivos fiscales y bajos costes respecto a otras capitales europeas. Muchas facilidades y pocas trabas administrativas, respecto a otras ciudades españolas.
"En los últimos 45 años, tanto las políticas como la propia naturaleza de la estructura económica ha ido cambiando en Madrid y en Barcelona. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el sector agrícola ha perdido peso, no tanto en Cataluña, mientras que ha aumentado el sector servicio. En paralelo, en Madrid ha habido una orientación colectiva, tanto pública como privada, hacia la sociedad del conocimiento que es lo que está detrás del gran cambio", explica Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de España, y responsable del informe 45 años de evolución económica, social, empresarial e institucional de España, publicado en el mes de febrero.
Si bien es cierto que el sorpasso en el PIB ya se había producido en el 2018, 2019 fue el año de la consolidación y el que vamos a tomar de medida para poder entender bien la subida a los cielos de la capital y el parón económico de Barcelona sin la interferencia de la crisis del Covid y de sus posibles consecuencias.
¿Qué ha pasado para que Madrid deje de ser un poblacho y brille como capital? ¿Cuándo se produjo el cambio? ¿Qué hizo posible el acelerón madrileño y el estancamiento catalán? Y lo más importante: ¿es Madrid un chiringuito financiero como dice Rufián y hasta el presidente del País Vasco, Iñigo Urkullu, que sí goza de un régimen fiscal diferente?
Efecto capitalidad
Los profesores Francisco Pérez y Ernest Reig dirigieron hace unos meses el estudio Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal, en el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, donde destacaban el efecto capitalidad como el imán económico de esta región de casi siete millones de habitantes y cuya ciudad principal ocupa el 65% de la comunidad autónoma.
"Ya en los años 60 y 70 y primeros de los 80, Madrid crecía a mayor ritmo que Barcelona tanto en población como en PIB, con una tasa de crecimiento mayor; con la excepción del 87 al 96", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio, Ernest Reig, entendiendo que era una tendencia que, antes o después, iba a provocar que la Comunidad de Madrid llegase a liderar los datos económicos, impulsada sobre todo por esa capitalidad.
Madrid atrae al 44,5% de las 1.000 mayores empresas en España y tiene el índice de riqueza por habitante más alto
Sin embargo, la Comunidad de Madrid no había conseguido alcanzar a la catalana hasta hace apenas tres ejercicios. Según los datos publicados en el estudio, Madrid atrae al 44,5% de las 1.000 mayores empresas en España, cuenta con los índices de riqueza por habitante más altos (35.000 euros de media, un 36% por encima de la nacional y un 16% por encima de la europea) y es la ciudad más visitada del país con 10,4 millones de turistas en 2019. Un pódium que le costó décadas llegar y arrebatárselo a Barcelona.
El "efecto aspiradora" de la capitalidad, como lo llamó el presidente valenciano Ximo Puig tras conocer el informe, parecía que acababa 'obligando' a miles de funcionarios (concretamente a 150.280 trabajadores públicos y a 400.000 personas si contamos a sus familias, según Reig y Pérez) a vivir en Madrid por la presencia de las instituciones públicas.
"Es una ventaja para el crecimiento" que se nota en que en el territorio madrileño es donde se hace la mayoría de los negocios con dinero público y la mayor parte de las contrataciones y adjudicaciones (un 60% a empresas domiciliadas allí), lo que supone, a su entender, un "dopaje" frente a otras ciudades importantes. Por eso, su solución es la descentralización, la misma que ha anunciado Pedro Sánchez, y que no es la primera vez que se intenta, pero que ahora, según los economistas valencianos, tiene que afectar a todo.
"Si el proceso de descentralización se limitara sólo a las nuevas sería muy limitado porque no se va a crear una gran cantidad de instituciones en los próximos años. Nosotros hemos destacado en el informe que hay muchos de estos organismos que podrían estar operando en otros lugares de la geografía española sin problemas. Pero cómo hacerlo es una decisión política", insiste Reig.
Metro y aeropuerto
Sin embargo, otros especialistas señalan que esas instituciones ya estaban en Madrid en 1975 y en 1980 y en 1985 y hasta en 1990 y la capital no conseguía mandar en los datos económicos nacionales.
En realidad, tal y como también señala el informe valenciano, la economía de Madrid no empezó a volar hasta que se pusieron en marcha las famosas políticas de infraestructura: la gran apuesta por el Metro, el segundo más largo de Europa y el cuarto mejor del mundo; la ampliación del aeropuerto y sus conexiones directas con la ciudad; los planes de internacionalización de una ciudad que no entraba en las agendas turísticas y el trabajo de organismos tan importantes como Ifema y su turismo de congresos, entre otros.
El investigador y economista Javier Santacruz explicaba este verano a EL ESPAÑOL que "si alguna vez pudo existir un efecto capitalidad, tendría que haberse producido hace más de dos décadas, cuando el peso del sector público estatal más empresas públicas era sustancialmente más alto sobre el PIB de Madrid. Y sin embargo, la economía de Madrid cuando más ha crecido ha sido cuando el peso sobre el PIB de las instituciones públicas ha ido bajando".
De hecho, si bien es cierto que el PIB de Cataluña se dispara en el quinquenio que va de 1985 a 1990, como ya hemos señalado, la comunidad capitalina recupera la iniciativa a partir de 1995, coincidiendo con la política de la tuneladora que acompañó a los distintos gobiernos de Alberto Ruiz-Gallardón, ya fuera para hacer más Metro o en enterrar la M-30. Y que luego siguió Esperanza Aguirre.
Seis tuneladoras
En 1995, Ruiz-Gallardón eligió el subterráneo como elemento de transformación económica de la región y su plan de ampliación del Metro acabó suponiendo el gran revulsivo en infraestructuras para una zona que, ciertamente, ya se había visto favorecida por su efecto capitalidad en el diseño de la red ferroviaria centralista iniciada en el siglo XVIII; y que tiene en la conexión por AVE una de las mejores oportunidades económicas para la capital.
En el plan de ampliación de Metro 1995-1999, se construyeron en Madrid las líneas 8 y 11, y se ampliaron las líneas 1, 4, 7, 9 y 10 y, por primera vez, el suburbano llegaba fuera de la capital, a Arganda del Rey y Rivas-Vaciamadrid: 37 estaciones y 57 kilómetros más para sumar, en 1999, 171 kilómetros y 158 estaciones (hoy cuenta con 294 kilómetros bajo tierra). Se trató de la mayor obra de Europa en esa época y llegaron a trabajar hasta seis tuneladoras a la vez.
De hecho, en 2001, una de esas tuneladoras, La Adelantada, superó el récord mundial de perforación de terreno con más de 900 metros en un mes, rompiendo el registro que había conseguido uno de estos bichos gigantes en las obras del Canal de la Mancha.
La tuneladora La Adelantada superó el récord mundial de perforación con más de 900 metros en un mes
Barcelona cuenta, actualmente y tras las ampliaciones más importantes que se realizaron ya en el siglo XXI, con un total de 166 kilómetros de Metro, casi la mitad que Madrid, y 186 estaciones. Y eso que la Ciudad Condal había arrancado su revitalización una década antes que la comunidad madrileña, logrando sus mejores datos económicos entre 1985 y 1996 coincidiendo con una cita histórica: los Juegos Olímpicos de 1992.
Pero a partir de 1995, la llama barcelonesa se apagó poco a poco coincidiendo con el arranque en Madrid de sus principales obras públicas. Este tipo de políticas, según los expertos, influirían más en el crecimiento económico de Madrid que la rebaja fiscal que ya inició la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, años después y que ha continuado Isabel Díaz Ayuso y que afectan a las cuentas personales de sus habitantes (IRPF, Patrimonio y Sucesiones) y no a los impuestos que pagan las propias empresas y que sí podrían asumirse como una invitación a localizarse en la capital (el llamado dumping fiscal).
Otro debate es si la rebaja fiscal, como asegura Ayuso, beneficia a todos los madrileños por igual o, como denuncia la oposición madrileña, sólo a las familias con más recursos.
Los Juegos Olímpicos
Todos los organismos y economistas coinciden en que los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 supusieron un impulso económico y dinamizador único para la Ciudad Condal, un hito deportivo e internacional que para Madrid sólo ha sido un sueño y un agujero de deudas por ahora.
En esos años, la ciudad renovó infraestructuras, lanzó la campaña Barcelona ponte guapa (que llegó a suponer la rehabilitación de 27.000 edificios en varios años y 100 millones de inversión en total) y consiguió que su nombre se identificara con España a nivel internacional: venir a nuestro país era, sin lugar a dudas, visitar Barcelona.
Un impacto de marca que acabó transformándose en una lluvia de empresas y turistas que a Madrid le costó alcanzar dos planes de internacionalización, millones de euros invertidos y casi 18 años intentando tener su ponte guapo castizo.
Pero en la pelea por la hegemonía económica de España no se puede vivir de rentas de aros olímpicos por mucho que fuera un gran éxito para Barcelona. Los números en Cataluña comenzaron a crecer menos cuando las partidas presupuestarias empezaron a llenarse de independentismo y acabaron resintiéndose nuevos proyectos.
Se sumaban los gastos en embajadas catalanas, referéndums, consultas, tasas, broncas políticas, inestabilidad o desacuerdos frente a la ampliación de la T4 en Madrid y el proyecto de la Air City que puede convertir a Barajas-Adolfo Suárez en el hub internacional que buscaban muchas compañías aéreas en el sur de Europa. O la llegada del AVE directamente al aeropuerto madrileño, que está previsto en 2025, con el objetivo de elevar el número potencial de pasajeros de 70 a 80 millones en el año 2030.
Turismo con o sin tasas
El turismo aportará este 2021 el 50% del PIB español, según la CEOE, lo que da una idea de su importancia. Mientras en tierras catalanas actualmente se impone una tasa turística que obliga, por ejemplo, a los visitantes a pagar hasta 3,5 euros más por noche en hoteles de lujo barceloneses, tal y como denuncian los propios hoteleros; en Madrid se apuesta por ponerse de lujo y atraer al turista de alto nivel: en la capital hay 35 hoteles de cinco estrellas y la vuelta de la actividad postpandemia ha coincidido con el aterrizaje de las más grandes cadenas del mundo gracias a la reapertura del Mandarin Oriental Ritz, el Rosewood Villa Magna y el estreno del Four Season.
En esa balanza, los datos de viajeros parecen confirmar la punta de lanza de la capital también en este sector: según los datos de Aena de 2019, por Madrid pasó el 22,4% de los pasajeros que viajó en avión, y el 52,3% de las mercancías. Por su parte, Barcelona acogió al 19,1% de pasajeros y sólo un 17,1% de mercancías, teniendo en cuenta que su punto fuerte comercial es el puerto, donde ya tiene otro gran competidor: Valencia.
Viendo estos datos es increíble pensar que hace menos de 15 años, Madrid, con Ruiz-Gallardón como alcalde tuviera que crear el llamado "Plan Japón" para poder conseguir, entre otras cosas, al menos un vuelo directo a la semana Madrid-Tokio sin pasar por Barcelona. Lo mismo con Pekín y con otras ciudades asiáticas que tenían su foco puesto en la Ciudad Condal y no llegaban a la capital, por mucha capital de España que fuera.
Con los ránkings en la mano, hoy en día el Barajas-Adolfo Suárez es el cuarto aeródromo europeo, la vía de conexión con Latinoamérica para uno de cada cuatro viajeros europeos y cuenta, en total, con 142 rutas a 75 destinos intercontinentales. Por su parte El Prat, que acaba de aplazar su proyecto de ampliación por desacuerdo político entre los dos partidos nacionalistas, acoge 74 rutas a 45 destinos.
El director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de España asegura que en esa deriva económica de estos últimos 45 años, la situación geográfica ha favorecido a Madrid en algunos aspectos frente a Cataluña, independientemente de su estatus político. Pero también advierte que toda cara, tiene su cruz.
"Madrid y Cataluña comparten espacios físicos diferentes. En el caso de la Comunidad de Madrid existe una aglomeración de la actividad en el que es más posible el afloramiento de economías de escala, nexos que en determinadas actividades contribuyen a aumentar la productividad, como en las tecnológicas, alta capacitación y formación, que no son tan fáciles de adquirir en contextos con una población más dispersa, como en Cataluña. Sin embargo, esto también tiene una lectura negativa: el hecho de que haya una concentración mayor de la actividad y de la población tiene una serie de costes que muchas veces quedan fuera del debate como los problemas sociales, de deseconomías de escala, densidad, congestión…". De esos que también saltaron por los aires durante los debates postpandemia.
Política 'indepe' o económica
Pero ¿dónde empezó el agujero negro catalán que hizo que su PIB descendiera en casi dos millones de 2010 a 2015 mientras que el madrileño seguía ascendiendo? En estos años, muchos vinculan el frenazo económico directamente al procés que arranca en 2012, pero que lleva gestándose desde que Artur Mas se hace con la Generalitat en 2010, y que adapta las políticas económicas a las decisiones políticas y sin mirar a la inversa.
"En el caso de Madrid, ha habido un peso en el sector público, pero incentivado, por la vía regulatoria, a una vocación hacia una mayor participación empresarial y del emprendimiento. Mientras que en Cataluña, la participación del sector público, en términos comparados, ha estado más vinculada a la presencia en la actividad económica y a una regulación menos incentivadora de la actividad productiva de carácter más privado", aclara Mínguez.
En plena crisis económica y en pleno órdago secesionista, a cierre de 2014, el PIB catalán sólo superaba al de Madrid en un 0,5% más y eso que Cataluña cuenta con un millón más de habitantes que la región madrileña. En el camino a los mandos de esa locomotora, la capital seguía contando con mejores ingresos por habitante y las cuentas públicas catalanas se llenaban de costosas reivindicaciones secesionistas, publicidad... y deuda.
Una deuda que es mucho mayor que la que tiene la capitalidad pese al coste de las tuneladoras, metros y carreteras (que ya es). En 2020, el nivel de endeudamiento de cada madrileño era de 5.111 euros y el de cada catalán llegaba a los 10.169. Y mientras que el municipio de Madrid consiguió rebajar sus números rojos en un 14%, Barcelona lo ha incrementado un 0,8%. La explicación para los políticos catalanes es la cantinela de que aportan más que reciben aunque los números no siempre les den la razón.
"La inestabilidad política nunca ayuda y si ha habido más inestabilidad política en Cataluña no creo que eso haya favorecido", insiste Ernest.
Ni las infraestructuras ni los servicios han mejorado y la situación se ha convertido en un cuello de botella para las empresas catalanas que, como advertía en una entrevista en la COPE, en 2018, Josep Bou, presidente de Empresarios de Cataluña, han acabado a la fuga. Una marcha que suponía hace tres años "el 20% del PIB catalán".
"Desde el 1 de octubre de 2017, la facturación total de las empresas deslocalizadas es de más de 44 billones de euros", según Bou. De hecho, en los 19 días siguientes a esa votación, 917 empresas retiraron su sede social de Cataluña, según datos del Colegio de Registradores de España.
Pocos se atreven a hacer predicciones de si Cataluña seguirá cavando su agujero económico o de si Madrid mantendrá su ascenso, pero los expertos hablan de tendencias muy claras: "Hay una inercia en políticas muy vinculadas a la innovación, a dotaciones de infraestructuras tecnológicas y físicas, a un marco regulatorio de determinadas características... que no cambian de la noche a la mañana, que no es sencillo desmontar o incentivar, y esas inercias, en el horizonte de corto y medio plazo, son de prever que hagan que las dinámicas sigan así", asegura Mínguez.
¿Y si descentralizamos...?
El estudio Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal coincide en la decisión que anunció Pedro Sánchez de que la descentralización de instituciones públicas podría favorecer el desarrollo de otras ciudades e incluso comunidades más allá de Madrid. "No es únicamente el factor de capitalidad en el crecimiento de Madrid pero lo sigo viendo como un factor muy destacado", insiste Ernest.
En el informe repasan los ejemplos de Alemania, "con un elevado número de agencias estatales, el banco central alemán, tribunales federales y algunos ministerios ubicados fuera de la capital" o la Unión Europea, "que cuenta con agencias estatales y centros de investigación fuera de Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo, donde se concentran las instituciones europeas".
Según los directores de este informe, la desconcentración tendría efectos "sobre el empleo público pero también sobre el sector privado del área receptora, especialmente en el sector servicios actualmente muy concentrado en Madrid en sus actividades más avanzadas".
Y hasta se atreven a enumerar las instituciones que podría salir de Madrid: "Determinadas entidades públicas empresariales e instituciones [...] muchas están vinculadas a las inversiones en infraestructuras y por ello están presentes en muchas regiones españolas, pero (que) tienen una fuerte presencia en Madrid aunque sus sedes centrales podrían estar en otras regiones".
"Lo mismo puede decirse de organismos localizados en la capital por motivos históricos —como la Biblioteca Nacional, los mayores museos nacionales o la Fábrica de Moneda y Timbre—, o instituciones como la UNED o el Banco de España también localizados en la capital pero no por razones funcionales en el estadio actual de la tecnología y las comunicaciones. En conjunto, este otro bloque de instituciones da empleo en la Comunidad de Madrid —con frecuencia altamente cualificado— a más de 16.000 personas".
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha acusado a Sánchez de querer "destrozar Madrid" con esta política y cargarse "cinco siglos de historia".