A Juana Alfonsa Milán (1916-2005), la hija ilegítima del rey Alfonso XIII (1886-1941), jamás le faltó el dinero en sus casi 90 años de vida. Juana Alfonsa era la madre de Pierre Emmanuel Milán (72 años) y abuela de Juan Alfonso Milán (30), el primo desconocido de Felipe VI (53) que EL ESPAÑOL | Porfolio descubrió el pasado 11 de diciembre.
Esta revista ha podido confirmar que el soberano español que murió en el exilio encargó personalmente a monsieur Alfred Kern, director del banco suizo Darier & Cie, que administrase el capital de una cuenta bancaria a su nombre para que su hija, "su favorita", según miembros de su propia familia, siempre estuviera protegida.
Este es el documento que prueba que madame Janine Milan -Señora Juana Milán, en francés- cobró el 24 de noviembre de 1970 la cantidad de 200 dólares de la época del banco Darier & Cie, donde el Rey dejó ordenado bastantes años antes que administrasen la fortuna que legó en ella. Es uno de los numerosos que recibió desde que el Rey así lo estipulara.
El cheque que publica en exclusiva EL ESPAÑOL | Porfolio cuadra perfectamente con la información que el recordado escritor y experto en casas reales Juan Balansó contó en un artículo en El Mundo hace casi dos décadas. "Desde una banca suiza se proveía a las necesidades de estos tres niños [ilegítimos]. Y hay que decir que si con Leandro y María Teresa [los hijos nacidos de la relación de Alfonso XIII con Carmen Ruiz de Moragas] tuvo el Rey escasísimo contacto, por no decir nulo, con la hija de Beatrice Noon -la institutriz irlandesa a la que el monarca dejó embarazada-, Juana Alfonsa, sus relaciones fueron, en el exilio, estrechas".
"Me consta y puedo demostrar que mi abuela Juana Alfonsa tenía mucho dinero porque cobraba una pensión mensual en un banco suizo por orden de mi bisabuelo, Alfonso XIII", expresaba, contundente, Juan Alfonso Milán, nieto de Juana Alfonsa Milán y bisnieto del rey Alfonso XIII, en entrevista con este medio.
El banco Darier & Cie -actualmente Lombard Odier Darier Hentsch & Cie (LODH)-, es la entidad financiera con más solera de Suiza. LODH -Darier & Cie, en la época en la que Alfonso XIII mantenía el contacto con sus fundadores- existe desde 1796, momento en el que cuatro familias crearon la compañía en Ginebra. Hoy atesora activos de sus clientes por un importe de 316.000 millones de francos suizos -unos 302.000 millones de euros- y tiene una plantilla de 2.600 empleados en 24 países del mundo. Desde 2007 hay una sucursal de Lombard Odier en el número 66 del madrileño Paseo de la Castellana.
Después de 225 años de prestigiosa existencia, siete generaciones y la confianza de personas como el mismísimo Napoleón Bonaparte o el rey Alfonso XIII, la entidad se vio salpicada por la polémica de tener como cliente a Luis Bárcenas. En 2013, el juez Pablo Ruz descubrió que el ex tesorero del Partido Popular tenía cuentas abiertas en Lombard Odier por un importe aproximado de 48 millones de euros.
La carta del banco
En 1991, en una cafetería de Madrid, el padre de Juan Milán se encontró por primera y única vez con su madre desde que ésta lo abandonase en un orfanato galo con tan sólo 5 años -su padre, un príncipe ruso, se había desentendido años antes-.
Tres años después del desagradable encuentro -ella lo repudió y le negó poder volver a verla-, Pierre Emmanuel recibía las respuestas a unas pesquisas que había iniciado años antes por su cuenta y en las que en ningún momento colaboró su madre.
El 5 de mayo 1994, el francés recibió una carta del banco ginebrino que resolvía la pregunta clave: si existía una cuenta a nombre de su madre de la que él pudiera beneficiarse en algún momento como hijo legítimo. La contestación de Pierre Kern, hijo de monsieur Alfred Kern, provocó muchas más incógnitas de las que Pierre Emmanuel ya arrastraba.
Señor,
He recibido su carta, cuyo contenido ha tenido toda mi atención. […] Le tengo que decir que Juana Alfonsa Milán no es una persona que tenga una cuenta bancaria en Suiza.
Hace unos 60 ó 70 años, unos amigos del padre de Juana [el rey Alfonso XIII] nos confiaron a mi padre y a mí mismo una cantidad de dinero para ayudar a la madre de Juana Alfonsa -Beatrice Noon-.
Cuando la madre de Juana murió, como se nos ordenó, hicimos todo lo posible para poder ayudar a Juana Alfonsa durante toda su vida. Ahora mismo no queda casi nada, pero espero poder seguir dándole dinero cada mes para ayudarla.
Por lo que le acabo de contar, usted no puede esperar que cuando su madre muera vaya a recibir una fortuna que esté escondida aquí. Si mi padre y yo no hubiéramos hecho lo que hemos hecho por ayudar a su madre, Juana Alfonsa, hace tiempo que no tendría dinero.
Sin más que decir. Reciba un cordial saludo,
Pierre Kern.
¿Cuánto dinero había exactamente en esa cuenta para que Juana Alfonsa viviera bien el resto de su vida? ¿Qué quiso decir Pierre Kern al afirmar que no quedaba "casi nada" y que si no hubiera sido por ellos, ya hace tiempo que la hija del Rey se habría quedado sin nada? ¿Por qué habla de "unos amigos del padre de Juana" cuando está acreditado y documentado por miembros de la familia y por ilustrados como Balansó que era el Rey quien dispuso esa fortuna para su hija?
Pierre Emmanuel -que tuvo una carrera exitosa como empresario hostelero en su país- se ha pasado gran parte de su vida adulta entre documentación histórica y abogados de renombre buscando precisamente respuestas a todas estas cuestiones. La realidad es que no las ha hallado, pero ni él ni su hijo Juan Alfonso -reconocido modelo internacional- van a dejar de intentarlo.
La nieta historiadora de Alfonso XIII
Juana Alfonsa Milán y Quiñones de León -le pusieron el primer apellido por ser uno de los títulos de soberanía de los reyes de España y el segundo por ser el del embajador de España en Francia, donde nació- dio a luz a Pierre Emmanuel, Jean Miguel y María Soledad Milán y Quiñones de León. Los dos primeros son hijos de su relación sentimental con el príncipe ruso y viven en Francia.
La benjamina, María Soledad, reside en Madrid y no tiene contacto con sus hermanos mayores. En el corazón de los dos Borbones varones habita el dolor de que la pequeña de la casa jamás les informase de la muerte de su madre, junto a la que ella estuvo hasta su último aliento. Ningún miembro de la familia contactado por esta revista se atreve a arrojar un motivo. EL ESPAÑOL | Porfolio ha intentado hablar con la única hija a la que Juana Alfonsa no abandonó, sin respuesta al cierre de esta edición.
¿Por qué no comunicó a sus hermanos que su madre había fallecido? ¿Era Juana Alfonsa poseedora de una gran herencia y de ahí el silencio de María Soledad? Exista o no esa fortuna, que en general se duda, pues a tenor de lo investigado eran los Kern los que gestionaban el dinero de Juana Alfonsa, María Soledad tiene un brillante currículum académico.
Es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología (Sección Sociología) por la Universidad Complutense de Madrid (1979), licenciada en Filosofía y Letras (Geografía e Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid (1997) y doctora en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid (2008). En la actualidad, y desde el año 2006, es profesora del Área de Historia Antigua en la Universidad Autónoma de Madrid, donde imparte varias asignaturas.
Según los testimonios que ha podido recopilar su nieto, Juana Alfonsa, que adquirió el título de princesa de España, siempre tuvo un fuerte temperamento. Era caótica, errática, desordenada. Pocos detalles más se conocen de su personalidad, aunque no resulte difícil sacar, de primeras, una conclusión tras observar algunas de las tajantes decisiones que tomó a lo largo de su vida. Abandonó a dos de sus tres hijos en un orfanato y le concedió, casi como si de un favor se tratase, una cita a su primogénito, Pierre Emmanuel, en un bar de Madrid tras años y años de ruego -allí, ella pidió un coñac muy cargado a las 11 de la mañana- que, como ya se ha dicho, acabó mal.
Juana Alfonsa Milán falleció el 16 de mayo de 2005 en una residencia de ancianos del norte de la capital de España, según consta en su certificado de defunción al que ha tenido acceso esta revista. Sus dos hijos mayores se enteraron del óbito por internet. Momentos antes de perecer, irreverente, déspota, apesadumbrada por su azarosa vida, su sino y el alcohol, a las enfermeras del hospital de Madrid donde estuvo ingresada les solía gritar: "A mí no me hables así: yo soy la hija del Rey".
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