El 25 de abril de 1707, hace 315 años, un molinero de Almansa (Albacete) llamado Antón Gil entró pletórico en el pueblo anunciando que las tropas borbónicas habían derrotado a las del archiduque Carlos de Austria.
Los vecinos de la villa -unos 3.000-, asediada por el hambre y la penuria desde hacía meses, recibieron la noticia con júbilo. Probablemente más por las cosas del comer que por lo político-militar. La Batalla de Almansa fue una victoria que cambió el rumbo de la Guerra de Sucesión (1701-1713). Abrió las puertas a los Borbones para conquistar el Reino de Valencia y finalmente ganar la contienda, lo que permitió que hoy Felipe VI esté en trono de España. Como es sabido, el primer Borbón que reinó en España lo hizo con el nombre de Felipe V.
Para los almanseños supuso volver a disponer de su grano y de su ganado: todo había sido intervenido por las tropas. La pobreza era tal que la gente había dejado de casarse. En abril de 1707 solo se había celebrado una boda en la villa. El mes anterior, ninguna. Lleva años estudiando aquellos enlaces el historiador Alfonso Arráez, paleógrafo -investigador de documentos antiguos- y presidente de la Asociación Descendientes de 1707, que ha localizado a más de 3.000 sucesores procedentes de los 22 enlaces que se produjeron ese año en Almansa.
Las bodas, señala Arráez, son un gran termómetro de las crisis. "Es una ley de la demografía: a más crisis, más mortalidad y menos matrimonios". Él empezó a tirar del hilo hace uno años cuando, revisando actas parroquiales, se dio cuenta de que en 1707 en Almansa se habían celebrado poquísimos enlaces.
"Por lo general en Almansa se casaban unas 40 parejas al año según los datos de los 10 años anteriores, pero en 1707 sólo se registraron 22 enlaces. En el mes de marzo, ninguno", desgrana Arráez. De hecho, en abril, el mes de la crucial batalla, solo se casó una pareja: fueron Gabriel Sánchez e Isabel González. Lo hicieron el 3 de abril.
Alfonso decidió empezar con ellos su propia investigación para "escarbar", dice, en la vertiente social de la Batalla."La punta de lanza de la investigación sobre la Batalla de Almansa ha sido siempre la parte militar", recuerda el historiador almanseño.
De hecho, la contienda cuenta con una representación anual. Más de 300 recreadores provenientes de una decena de países, ataviados con uniformes coloridos e impolutos, reviven la cita bélica a los pies del castillo almanseño.
Se trata de un evento festivo visualmente espectacular y que se ha convertido en una cita turística clave de la ciudad del calzado, que hoy cuenta con cerca de 25.000 habitantes y una economía mucho más saneada que hace tres siglos. Este pasado fin de semana se ha celebrado tras dos años de parón por la Covid. Curiosamente, ningún Borbón ha participado nunca en la conmemoración.
Austrias, Borbones y la Guerra de Sucesión.
El último Austria. Carlos II (1665-1700). El último de los Austrias que reinó en España murió sin descendencia. En su testamento otorgó la sucesión al trono a su sobrino-nieto el duque de Anjou, nieto a su vez del rey francés Luis XIV. Fue coronado como Felipe V de España. Pero el archiduque Carlos de Austria reclamó sus derechos sucesorios con el apoyo de Austria Inglaterra y Holanda y se abrió una guerra en la que estuvo implicada casi toda Europa. Valencia, Cataluña y Aragón, entre otras, apoyaron al candidato austriaco.
El primer Borbón. Felipe V (1700-1746). Con el final de la Guerra de Sucesión, Felipe V, primer Borbón en el trono, será reconocido rey de España en los tratados de Utrecht y Rastatt de 1713 y 1714.
Los reyes Borbones:
Felipe V (1700-1746)
Luis I (1724)
Fernando VI (1746-1759)
Carlos III (1759-1788)
Carlos IV (1788-1808)
Fernando VII (1813-1833)
Isabel II (1833-1868)
Alfonso XII (1875-1885)
Alfonso XIII (1886-1931)
Juan Carlos I (1975-2014)
Felipe VI (2014-)
Lo sucedido en el campo de batalla de Almansa la tarde del 25 de abril hace tres siglos es indisoluble con la vida de la villa que quedó diezmada en hombres y víveres por la contienda. Hoy, en sus efectos, sería parangonable a ciertos sucesos en Ucrania. En una forma de unir ambas partes de la historia, el propio Arráez se viste también durante la representación de la Batalla y lo hace con el papel que hoy juega: el de historiador. Convertido en escribano del siglo XVIII, pero con las herramientas del siglo XXI, ha conseguido reconstruir los árboles genealógicos a la inversa de las 22 parejas.
"Los vecinos sufrieron directamente las más terribles consecuencias de la batalla; labores saqueadas, ganado robado, casas y molinos asaltados, y sobre todo los gastos que suponía mantener a las tropas a las que debían suministrar víveres, alojamiento y dotar hospitales", recuerda el Ayuntamiento de Almansa.
El endeudamiento de la villa duró varios años. "El recuerdo de la batalla de Almansa para las familias de la época se resume en un triste día de muertes seguido de años de hambruna". La pobreza en la que quedó sumida la zona era conocida en Palacio.
La casa borbónica decidió recompensar el esfuerzo de los almanseños ese mismo año: "El 12 de agosto de 1707 se le concedió a la villa de Almansa una feria libre de impuestos de quince días, que comenzaría el día de San Marcos, 25 de Abril". Así mismo, Felipe V otorgó a la villa el título de Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima. Se trata de una condecoración social a un pueblo que sufrió en sus carnes lo más duro de la guerra.
Ciudad 'tapiada'
Arráez destaca una serie de claves de cómo malvivieron los almanseños el pre y el post de una batalla en la que también murieron muchos de sus vecinos, obligados a ir en las filas. La pesadilla había empezado un año antes, recuerda el historiador. "Ante la cercanía de la guerra en los lugares comarcanos, la villa de Almansa cerraba sus puertas y se fortificaba en febrero de 1706". La villa, en una zona geográfica clave como paso obligatorio de la costa levantina al centro de la península, no tenía murallas, pero se construyó una tapia.
Desde ese momento, los desastres se sucedieron para sus 3.000 habitantes. "Muchos almanseños incluso, intentaron huir. Las actas capitulares muestran las quejas, miedo e inquietud ante los sucesos", destaca el almanseño.
Ya ese verano anterior, varias localidades cercanas a Almansa, las valencianas Fuente la Higuera (a 25 kilómetros) y Ayora (a 22 kilómetros) "habían caído en manos del enemigo austracista". Por su parte, desde el lado borbónico, James Fitz-James, duque de Berwick, conquistó Elche (a 90 kilómetros) y Elda (a 60 kilómetros) en octubre". Fitz- James es el apellido que llevan actualmente los descendientes de la Casa de Alba.
"Muchos almanseños intentaron huir, las actas muestran las quejas y el miedo"
En febrero de 1707, "un ejército inglés desembarcó en Alicante y reconquistó Elda, lo que hizo resurgir el peligro", recuerda Arráez. El 18 de febrero llegaron noticias de la presencia de 5.000 enemigos en la Hoya de Castalla, Alicante, a 65 kilómetros de Almansa. En abril ya se palpaba el posible choque de fuerzas.
En los días previos, los austracistas saquearon Yecla (Murcia), a 35 kilómetros de Almansa, y la vecina Montealegre, también en Albacete. Finalmente, recuerda Arráez, "el 25 de abril tuvo lugar la Batalla que dio la victoria borbónica y la salvación definitiva de Almansa". Un giro en la Guerra que cortó el paso a los austracistas.
En Almansa empezaba entonces la reconstrucción ya que "en los meses anteriores, se habían sucedido los acontecimientos con constantes peticiones de soldados almanseños para el frente y la llegada de heridos y prisioneros". No iba a ser fácil: la cosecha de ese año quedo diezmada por el paso de las tropas y el conflicto. Arráez, ayudado entre otros por su pareja, Emilia Muñoz, ha documentado 10 hechos concretos que contribuyeron la ruina económica de Almansa ese año.
10 claves de la 'asfixia' de Almansa en 1707
16 de marzo. Se sortean y se envían 20 hombres al regimiento de Murcia. Tres de ellos desertarán.
27 de febrero. Llegada de un escuadrón de la caballería francesa (60 hombres). Se necesita darles alojamiento.
18 de marzo. Petición de 20 colchones para Yecla.
23 de marzo. Quejas por los gastos ocasionados por el alojamiento de tropas entre los vecinos.
29 de marzo. Requisa de toda la paja disponible en la villa para el forraje de las tropas.
30 de marzo. Quejas al pastar los caballos los nuevos brotes de trigo y cebada.
11 abril. El duque de Berwick solicita 6000 raciones de pan al día.
19 de abril. Envío de 200 fanegas de trigo a Yecla, recién saqueada por los austracistas.
22 de abril. Robos de ganado, cebada y harina por los soldados que van llegando a la villa.
25 de abril. Batalla.
Se calcula que el 25 de abril lucharon a las afueras de Almansa cerca de 43.000 soldados de 10 nacionalidades. Los días siguientes, a pesar de la victoria, fueron aterradores. Con las reservas alimentarias arrasadas y la cosecha echada a perder, la ciudad tuvo que enterrar a miles de muertos -5.000, se calcula- y atender a miles de heridos. El mes siguiente, en mayo, tampoco se registró ni una sola boda en la localidad, un paisaje propio de la Ucrania de estos días.
Tras la batalla y la marcha de las tropas, la villa fue recuperando su día a día. Con el paso de los meses, el regreso a la normalidad supuso un aumento de las celebraciones. En 1708 se casaron en Almansa, explica Arráez, unas 70 parejas. El año siguiente la cifra fue más alta: unas 90. La cifra es incluso más alta que la de los últimos años. Con sus 25.000 habitantes -ocho veces la población de 1707- en 2019, último año sin Covid, se registraron en Almansa poco más de 60 bodas. En 2006 se produjeron más de 140. Pero esa caída, aunque también puede tener algo que ver con crisis, ya es otra historia.
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