"Hace ya algún tiempo que esperamos un ataque aéreo de los drones de Ankara. Evitamos movernos a la vista porque sabemos que los extranjeros somos un objetivo turco preferente", dice Bahuz Sores dos días después de que el presidente turco Recep Tayipp Erdogan suscribiera un acuerdo en Madrid con finlandeses y suecos en virtud del cual estos se comprometían a perseguir "a los terroristas del PKK" y a dejar de prestar apoyo a sus ramificaciones. Sores es, en realidad, el sobrenombre kurdo del comandante valenciano de la unidad internacional de las Unidades de Resistencia de Sinyar (YBS), una guerrilla kurda desplegada en la región yazidí de Sinyar, en el noroeste de Irak.
El documento suscrito por los escandinavos y los turcos durante la cumbre de la OTAN que ha tenido lugar esta semana en la capital española no la menciona de una forma explícita, pero se refiere a ella tácitamente como "grupo criminal afiliado". Es decir, como a una de esas franquicias del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) que, según Erdogan, utilizan Suecia y Finlandia al modo de refugio.
Justamente por ello, los turcos persiguen a la milicia donde sirven los españoles como a terroristas y desde su misma creación, barren sus feudos iraquíes con los famosos y letales drones Bayraktar, de fabricación turca y protagonistas en conflictos como el de Ucrania, en busca de guerrilleros a los que fulminar desde los aires. A esa amenaza aérea se suma ahora la eventualidad de una posible invasión terrestre de la porción iraquí de Nínive, en la parte occidental de Mosul, donde se han hecho fuertes, lo que explica que se hallen estos días en estado de alarma.
"Estamos listos para todo", prosigue el valenciano. "Llevamos años preparando la red de túneles de nuestra montaña-fortaleza y nos hemos pertrechado para una guerra moderna de guerrillas con misiles guiados y antitanques, un sistema de francotiradores, minas y un duro adiestramiento en técnicas de sabotaje. Los turcos deberán pagar un alto precio si se atreven a venir a por nosotros, ya sea directamente o recurriendo a sus aliados kurdos de Erbil, los peshmerga comandados por Masud Barzani. De hecho, casi estamos deseando que lo hagan porque llevan tres años amenazando con un ataque y nuestra moral está muy alta".
La red de túneles que Sores menciona se halla en las entrañas de la tierra de los yazidíes, en el noroeste de Irak. Se trata de una fortificación militar subterránea formada por decenas de kilómetros de cuevas excavadas bajo las rocas de las montañas iraquíes de Sinyar durante los últimos ocho años por trabajadores árabes a sueldo de las YBS. Fue trazada siguiendo el modelo de Qandil, un pequeño territorio montañoso de apenas 50 kilómetros cuadrados y situado en los montes Zagros, donde se estima que están desplegados al menos cinco mil hombres y mujeres del PKK. Se encuentra junto a la frontera de Siria y ha terminado convirtiéndose en un nuevo refugio de los kurdos en el corazón de Irak.
Al igual que en Qandil, los turcos bombardean con frecuencia todas las posiciones de Sinyar con sus drones o sus F-16. Es justamente el carácter asimétrico de ese conflicto entre los kurdos y Ankara lo que ha obligado a los primeros a hacerse fuertes bajo tierra. Este tipo de táctica defensiva fue experimentada ya con éxito por el Vietcong y más tarde por los talibanes o por el propio Estado Islámico. Algunos tramos de la red de galerías de las YBS en las zonas fronterizas fueron parte, de hecho, del sistema de cuevas del Daesh.
"Estamos deseando que ataquen, llevan tres años amenazando y nuestra moral está muy alta"
Se dice que los kurdos han perfeccionado más que nadie ese viejo sistema defensivo. Los turcos han arrojado contra su laberíntica fortaleza subterránea millares de explosivos sin dañarla y sin causar apenas bajas, a pesar de que Ankara dispone de sofisticados desarrollos militares específicamente concebidos para destruir este tipo de defensas. Y entre ellos, los llamados explosivos termobáricos.
El cuartel de la unidad internacional donde se hallan los españoles es un modesto y desguarnecido edificio situado en las proximidades de una diminuta aldea yazidí. Por las montañas que circundan su posición se entrenan a diario en el manejo de toda clase de armas y tácticas de la guerrilla.
EL ESPAÑOL | Porfolio los ha visitado en varias ocasiones y comprobado que su vida actual es, en ausencia de un conflicto abierto, bastante apacible y a menudo también, cercana a lo tedioso. Tienen un pequeño huerto en el que trabajan y un vehículo a su disposición con el que suelen patrullar esas montañas o, cuando se da la circunstancia, acudir a un escenario de conflicto potencial.
Mantienen, sin embargo, un riguroso protocolo de seguridad que incluye dormir ocultos a menudo fuera del edificio para evitar ser bombardeados. Es una tierra aquella extremadamente árida y llena de fieras. No es extraño escuchar aullar a los lobos o los gruñidos de los chacales cuando llega la noche. Con frecuencia también pueden verse en el cielo los drones de los turcos. A unos pocos kilómetros de donde los voluntarios internacionales prestan su servicio, siguen viviendo miles de yazídíes en tiendas de campaña de Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Son los lugareños desposeídos a los que el Daesh obligó a escapar cuando trataba de darles caza para abatir a sus varones y secuestrar a sus mujeres para usarlas como esclavas sexuales. Muchos no lograron ponerse al resguardo. Lo acaecido fue calificado de genocidio por la comunidad internacional.
La primera pregunta que inevitablemente uno se plantea es qué hacían cinco españoles esta semana esperando al Ejército turco en las posiciones defensivas de las montuosas y polvorientas tierras de Sinyar mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estrechaba cordialmente la mano de Erdogan en la capital de España. ¿Qué se les ha perdido en una guerra en ciernes contra uno de los más estrechos aliados de nuestro país bajo el paraguas de la OTAN y qué les llevo a unirse a una milicia kurda que Ankara considera y trata como a un grupo terrorista?
En realidad no son cinco, sino alrededor de quince, o tal vez más, los españoles que han formado parte de la unidad internacional de las YBS desde su creación, junto a más de un centenar de camaradas occidentales, en su mayoría estadounidenses y alemanes, aunque también suecos y de otras nacionalidades. Este número fluctúa con los que van y los que vienen, pero su presencia en Sinyar ha devenido estable.
Milicia afiliada al PKK
Para entender esa presencia es preciso adentrarse por la espesa y enrevesada sopa de siglas, milicias y pequeños grupos paramilitares confesionales y étnicos que empezaron a tomar el control de Irak tras la caída de Sadam Husein. En el año 2007, milicianos kurdos vinculados al PKK se desplazaron a la región de Sinyar con la excusa de proteger a la minoría religiosa yazidí que habita esa zona de los ataques de grupos islamistas suníes y constituyeron una nueva guerrilla independiente a la que incorporando a sus filas a voluntarios de la zona. Acababan de nacer las YBS.
El PKK es un movimiento guerrillero kurdo originario de Turquía incluido en el listado de organizaciones terroristas por la Unión Europea y los Estados Unidos. Sus hombres y mujeres proceden esencialmente del este de Anatolia pero llevan años diseminándose por toda la franja fronteriza iraquí que linda con Turquía, tratando de ponerse al resguardo del Ejército de Ankara que los acosa militarmente más allá de los límites territoriales de su país. Mezclarse con las minorías yazidí o cristiana para protegerse de los turcos so pretexto de ayudarles es una táctica común de los líderes de la guerrilla.
A partir de 2014, los criminales del Estado Islámico tomaron Mosul y comenzaron a avanzar hacia los feudos cristianos y yazidíes del gobernorado iraquí de Nínive. El impacto que causaron sus delirios asesinos provocó la llegada en avalancha a Oriente Medio de miles de voluntarios europeos, y entre ellos españoles. Su propósito era unirse a algún grupo militar local para combatir al Daesh.
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Los peshmerga de los Barzani — la familia que controla el territorio autónomo kurdo del norte de Irak— eran reacios a aceptar voluntarios extranjeros y menos aún, a dejarles luchar contra los yihadistas en sus filas. Así que la mayoría de los occidentales terminaron siendo reclutados por las YPG, otra milicia también kurda, pero enemistada con los Barzani, y desplegada en un área del norte de Siria comúnmente conocida como Rojava. Un número muy inferior de ellos decidió, no obstante, permanecer en Irak y enrolarse en las filas de las YBS de Sinyar para pelear contra el Daesh.
Fue a partir de ese momento cuando los españoles comenzaron a viajar y a sentar sus reales en la zona. El mentado Bahuz Sores tuvo parte de la culpa de que se creara la unidad internacional y ha permanecido al frente de ella desde el segundo cero. En Sinyar se habla castellano desde hace más de seis años.
Erdogan no falta a la verdad cuando asegura que las YBS son un grupo afiliado al PKK y hermano de las YPG. De hecho, son los mismos hombres y mujeres con idéntica ideología apoísta (la que dio origen al PKK) y diferentes parches sobre el uniforme de campaña. Sin embargo, ningún país del mundo, a excepción de Turquía, considera que sean un grupo terrorista. Es decir, se le otorga una entidad y un trato diferenciado aunque sea una especie de "spin off" del PKK. Tanto las YBS como las YPG terminaron siendo las principales aliadas terrestres de los estadounidenses en su lucha contra el Estado Islámico, en Siria e Irak, lo que les otorgó una respetabilidad internacional que enfureció a los turcos, quienes consideran "terroristas" a todos los secesionistas kurdos. Eso es lo que Erdogan trajo en su agenda a Madrid.
El Daesh fue finalmente derrotado y expulsado de sus feudos siroiraquíes pero los kurdos se quedaron en Sinyar y, con ellos, la unidad internacional de la que, de forma ininterrumpida, han formado parte un número variable pero siempre significativo de españoles. Dos guerrilleros procedentes de la Península —el gallego Samuel Prada y el valenciano Ramón Llull— y varios occidentales han muerto combatiendo contra el Estado Islámico en sus filas.
Cruzados contra el Daesh
Lo verdaderamente insólito es que las YBS han seguido atrayendo a voluntarios españoles ahora que el enemigo no son los infames islamistas, sino Turquía, uno de los más estrechos y cercanos aliados militares en la zona de España. Varios de los guerrilleros españoles que han servido en Sinyar han regresado regularmente de manera periódica a renovar su compromiso con los kurdos y prestar nuevos servicios. Otros, como Sores, no se han ido jamás, salvo para breves visitas puntuales a la Península. Los turcos odian a estos voluntarios internacionales con particular inquina, de manera que los enemigos de los kurdos son ahora también los enemigos de los españoles y a la inversa.
Los acuerdos alcanzados durante la cumbre de Madrid podrían cambiar, llegado el caso, la actitud de tolerancia que practican los gobiernos de Occidente para todos estos voluntarios europeos a los que permitían pelear a regañadientes luchar contra el Daesh. "Si es que Erdogan está marcando incluso la agenda de la OTAN", dice Bahuz Sores. "No ha habido cata de vinos, sino de aceites y durante la comida oficial, las damas estaban en otra sala, parece que por demanda de los musulmanes". El valenciano no ha ocultado nunca que su vinculación con la guerrilla se debió en un principio a sus simpatías preconciliares de la fe católica y a su compromiso con los cristianos perseguidos. De su experiencia combatiendo contra el Daesh en lugares como Raqqa, capital del califato, nació hace cuatro años un libro titulado Cruzado contra el Estado Islámico, que firma con el seudónimo de Simón de Monfort.
"Erdogan está marcando incluso la agenda de la OTAN"
Claro que ni Sores ni el resto de los españoles podrían haberse unido a las YBS sin haber jurado fidelidad también al ideario al que los kurdos llaman confederalismo democrático, un compendio de doctrinas de base socialista más cercanas al anarquismo de Murray Bookchin que al estalinismo del primer PKK.
A pesar del acuerdo suscrito con Erdogan con los escandinavos, el valenciano duda de que la comunidad internacional vaya a incluir a su guerrilla en el listado de organizaciones terroristas. "Hoy por hoy no lo es. Mañana, Dios dirá. Pero me sorprendería que eso ocurra mientras América siga apoyándose en la milicia kurda de las YPG para impedir que extienda su influencia en Siria el régimen prorruso de Bashar al Assad. Sería bastante ridículo porque tendrían que admitir que han estado combatiendo junto a un grupo terrorista. Si a pesar de eso, lo ilegalizaran, cada uno de nuestros milicianos internacionales sería muy libre al día siguiente de marcharse".
Las nuevas incertidumbres legales que plantean los cambios en las fuerzas que colisionan en el área han desencadenado recientemente situaciones grotescas. La más sonada fueron las acusaciones de secuestro que dirigieron tres estadounidenses de las YBS contra los españoles y sus compañeros hace menos de un mes. Se trata de una historia rocambolesca y absurda que llegó a provocar la intervención del FBI.
El extraño secuestro
"Hola, mi nombre es Vincent Malcolm Alexander y soy un ciudadano de los Estados Unidos. Me uní a las YBS tras oír de su existencia en Instagram y me puse en contacto con ellos. Me dijeron: 'Esto son las YBS y las YPG'. Pregunté si estaba relacionado con el PKK y me aseguraron: 'No hay PKK aquí. Ven y únete a nosotros'. Aterricé en Suleimania (Irak) el 6 de noviembre de 2021 y el 26 de ese mismo mes, me llevaron a Sinyar. Una vez allí, me di cuenta de cual era la situación real y de que estábamos completamente rendidos al PKK".
Las palabras anteriores fueron grabadas el pasado 4 de mayo y posteriormente emitidas por una cadena kurda de televisión afecta a la dictadura kurda y proturca de los Barzani, al tiempo que se acusaba a los "terroristas de Sinyar" de haber secuestrado a Malcolm Alexander y a otros dos anglosajones cuyas fotos aparecían en pantalla: el también estadounidense Jean Devol y el británico Emmer Edwards.
El Gobierno Regional Kurdo llegó incluso a pagar el mes pasado por publicar en Facebook una historia del secuestro que implicaba a españoles y de acuerdo con la cual, Devol, Edwards y Alexander habían sido obligados contra su voluntad a trabajar casi en régimen de esclavitud en la construcción de una red de galerías, el famoso sistema defensivo de la montaña-fortaleza.
¿Qué es lo que había en verdad detrás de lo ocurrido? De manera inmediata, los camaradas occidentales de los tres presuntos secuestrados se apresuraron a divulgar un vídeo en el que uno de los voluntarios catalanes de la milicia entrevistaba a Alexander, tras su llegada a Sinyar. Se trata de una práctica habitual en la que los recién llegados graban un mensaje y explican los motivos por los que se unieron a los kurdos. Normalmente, solo se divulga en caso de que mueran en combate. Pero para desmentir la historia, dieron a conocer la grabación en la que el americano aseguraba haberse unido a la milicia de manera voluntaria, debido entre otras cosas, a su compromiso personal con la lucha de los kurdos, su odio a los islamistas y su disgusto con las "actividades represivas turcas".
Al mismo tiempo, los excompañeros de armas se apresuraron a proporcionar una versión alternativa de lo que, a su juicio, había sucedido realmente. "A principios de mayo, Erdogan consiguió convencer a un sector chiita del Ejército de Irak de que se nos echara encima. A raíz de ello, hubo enfrentamientos entre varias unidades de infantería de Bagdad y nuestros hombres, lo que nos situó al borde de una guerra abierta. Los tres tipos se asustaron ante la perspectiva de luchar y desertaron aprovechando una guardia nocturna", decía otro voluntario americano conocido como Xwinrej. "Se fueron en taxi tranquilamente y abandonaron a sus camaradas en medio de un conflicto y en una mala situación".
En el mismo sentido, otro estadounidense llamado Runsten aseguró que nada de lo dicho por los desertores debía ser tomado seriamente. "Estamos en Sinyar por nuestra propia voluntad". Para coronar el disparate, el FBI llamó a sus compatriotas por teléfono el día 5 de mayo y les preguntó si en realidad se hallaban secuestrados, tal y como aseguraron los huidos. "Hola, ¿cómo estáis? ¿habéis sido retenidos y obligados a luchar con terroristas?". Literalmente.
"¿Secuestrados? Yo vine aquí hace unos seis meses por mi propia decisión", ironiza Assat, nombre otorgado por los kurdos a un turolense de 22 años y que es uno de los cinco españoles que se hallan ahora mismo en la unidad. "Dijeron que nos obligan a luchar y que si no lo hacemos, nos pegan un tiro por la espalda y nos entierran en un hoyo. Se dio la circunstancia de que la noche antes de que se fueran por patas se les dijo que si no deseaban combatir contra los iraquíes, podríamos llevarles hasta un lugar seguro".
"Luego salieron con aquello de que esto es en realidad el PKK", añade otro joven español conocido como Agit. "Es una mentira más. En nuestro escudo pone solo 'YBS', que es la milicia de la que somos miembros. En todos nuestros checkpoints hay izadas banderas de las YBS. Sacaron a colación lo del PKK para alimentar la maquinaria de propaganda de nuestros enemigos, la dictadura kurda de Barzani".
Amenazados por los turcos
No es la primera vez que alguien deserta de la unidad y acusa a la guerrilla de haber sido secuestrado o forzado a combatir. En 2017, un voluntario sueco aseguró lo mismo y una vez en Europa, desmintió sus palabras señalando que había sido un "malentendido". El problema de fondo es que nadie puede abandonar el bastión kurdo de Sinyar controlado por las YBS sin la logística de la guerrilla. Y si lo hace, debe arriesgarse a ser arrestado por otras fuerzas desplegadas sobre el terreno, y muy especialmente, los citados peshmerga de Barzani, amigos de Erdogan.
Al menos doce guerrilleros españoles y un periodista han sido atrapados yendo o viniendo, y posteriormente confinados en un penal kurdo de Erbil donde se les sometió por sistema a vejaciones, maltratos y torturas. Algunos, como un paramédico gallego conocido como Doctor Delil y dos de sus compañeros de armas, permanecieron cien días en prisión antes de ser liberados gracias a las gestiones de la Embajada española.
"Lo que en realidad pasó es que estaban acojonados ante la perspectiva de luchar y decidieron escaparse", asegura el valenciano que comanda la unidad. "Luego salieron en la tele de Erbil con aquello de que si trabajaban catorce horas al día hasta que las manos les sangraban o que estaban secuestrados. Lo más ridículo es que en las imágenes que les mostraban aparecían sonriendo y de excursión con el resto de los camaradas a los que traicionaron. No se tortura a nadie aquí. Está claro que les obligaron a repetir esas mentiras para ahorrarles una estancia en el presidio porque todos salen con lo mismo y dándole las gracias a los Barzani".
Un mes después de este episodio, la posibilidad de un conflicto armado con las fuerzas de Bagdad es muy remota, debido, entre otras cosas, a que tanto los kurdos de la YBS como los iraquíes han decidido aunar sus fuerzas para hacer frente a una amenaza mayor, la de un eventual ataque terrestre de los turcos. De hecho, las YBS forman parte formalmente de Al Hashd Al Shaabi, una organización paraguas que agrupa a toda la miríada de milicias y señores locales de la guerra que se crearon en Irak tras la irrupción del ISIS.
"Al final, llegamos a un acuerdo y cesaron los enfrentamientos", concluye Bahuz Sores. "Lo que se teme ahora es que Erdogan se eche sobre Mosul para distraer la atención de su electorado y reavivar sus sueños otomanos, habida cuenta de que las encuestas pronostican la derrota de su formación islamista en las próximas elecciones a manos de los nacionalistas laicos. Es muy probable también que vuelvan a atacar Rojava. Desconocemos la verdadera magnitud de su nueva guerra de conquista, pero los estamos esperando. El acuerdo de Madrid aún ha fortalecido más su posición internacional".
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