Los hermanos Pérez Vázquez y su Grupo Soledad, con sede en Elche (Alicante), son los reyes del neumático en España. Como distribuidores, son los que más venden tanto para coches como para camiones de todas las marcas en territorio nacional. Cuentan con 18 almacenes logísticos distribuidos entre España y Portugal, 1.000 talleres asociados de la cadena Confortauto y más de 800 de la red Blacktire. Empezaron desde cero en 1984 y hoy cuentan con más de 1.300 trabajadores en plantilla y 353 millones de euros de facturación anuales.
Además, con su marca Insa Turbo, son punteros fabricando neumáticos ecológicos reciclados, que exportan tanto a la Unión Europea como a Estados Unidos, África, el Caribe y, hasta que empezó la guerra de Ucrania, también a Rusia.
Aprovechando que los españoles ya se han echado a la carretera para protagonizar el éxodo automovilístico de las vacaciones estivales, EL ESPAÑOL | Porfolio ha ido al encuentro de los reyes nacionales del neumático. En este reportaje, Joaquín Pérez relata su aventura, la cual, confiesa, les ha salido redonda.
Desde cero
Joaquín Pérez Vázquez, que el 26 de octubre cumplirá 69 años, es el vicepresidente del Grupo Soledad y presidente de la patronal de la provincia de Alicante en representación de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV).
La gran pregunta es: ¿cómo ha conseguido esta empresa familiar de cinco hermanos bien avenidos convertirse en la líder del neumático en España partiendo desde cero? Hoy cuentan con más de un millar de trabajadores en plantilla y facturan alrededor de 353 millones de euros al año. Pérez Vázquez responde que la clave de su éxito se debe, paradójicamente, al fracaso tecnológico de su padre, un tratante de mulas al que dejó fuera de juego la llegada del transporte de motor.
Su padre se llamaba Salvador, aunque lo conocían más por su apodo, El Zagal. El hombre vivía con sus hijos en el pueblo granadino de Guadix, en el altiplano al norte de Sierra Nevada. Se ganaba la vida vendiendo mulas y mulos de carga a los arrieros que transportaban mercancías a lomos de animal a través de los montañosos senderos de herradura hasta Las Alpujarras, en la vertiente sur. Aguantó hasta finales de la década de los 50 del siglo XX.
Cuando los camiones y motocarros relegaron a las mulas, El Zagal (nombre con el que sus hijos siguen refiriéndose al padre) y su esposa, Soledad, tuvieron que cambiar de tercio y emigraron con sus hijos a la industriosa ciudad de Elche, en Alicante, donde ya vivía una hermana del cabeza de familia. "Yo tenía siete años cuando emigramos en el tren que llamaban El Granaíno", recuerda Joaquín. Es el cuarto de los siete hermanos: Pepe, Soledad, Salvador, Joaquín, Pedro Antonio, Juan Ramón y Manolo (que ya nació en Elche).
Se instalaron en el barrio ilicitano de San Antón, donde abundaban los emigrantes andaluces. El padre, tras una temporada de empleado en la industria del calzado local, se reinventó como comerciante con una nueva oportunidad de negocio, trayendo en furgoneta embutidos y quesos de su Guadix natal para venderlos a domicilio a sus paisanos emigrados a Elche. Luego montó una carnicería, que se amplió a pequeño supermercado y almacén de venta de frutas y patatas al por mayor.
Con doce años, Joaquín dejó los estudios y se dedicó a trabajar. Con 19, se casó y se independizó. "Había que dejar espacio en el nido", dice sobre su matrimonio con Carmen, con quien celebrará ahora sus bodas de oro cincuenta años después.
La emprendedora familia de El Zagal montó otro supermercado en la playa de San Juan, en Alicante, que tuvieron que cerrar al no poder competir con la irrupción de los nuevos hipermercados. Ese cierre no los desanimó.
Dos camiones de Alemania
El hermano mayor, Pepe, siguiendo los orígenes del padre tratante de mulas pero con los medios adaptados al siglo XX, había creado una empresa de transportes en camiones tráiler (dicen que los primeros que hubo en la provincia de Alicante) en la que trabajaban también sus hermanos pequeños.
Traían, cuenta Joaquín Pérez, neumáticos importados desde Inglaterra (de la marca Firestone, por ejemplo) o desde Alemania (de Continental) para empresas que se los pedían en España. En un viaje a Alemania para cargar dos camiones con los neumáticos que les había encargado la compañía Recauchutados Mesas de Albacete, decidieron llenar por su cuenta dos camiones más, cuatro en total.
"Cuando llegaron a Albacete, la empresa dijo que sólo quería los dos que había pedido, y nos encontramos con dos camiones cargados de neumáticos. Improvisamos la descarga en un local en Elche. La gente se arrimaba y nos compraba. Así pasamos de traer neumáticos a las fábricas a venderlos nosotros, de todas las marcas. Fue en 1980. El primer taller de neumáticos lo pusimos en un solar al lado del campo de fútbol del Elche", dice sobre los orígenes de lo que hoy es la mayor empresa del sector en el país.
Hoy, el Grupo Soledad se dedica a la distribución de las grandes multinacionales (Michelin, Pirelli, Goodyear, Firestone, Continental, Hankook, Nexen, Sailun, Laufenn, Dunlop, Bridgestone...) y a la fabricación propia con Insa Turbo, su marca especializada en el reciclado y recauchutado de ruedas usadas.
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La empresa Neumáticos Soledad nació en 1984. La llamaron así en homenaje a su madre y a su única hermana, que había muerto de neumonía años antes, a los 27. Cuando inauguraron en 2010 la sede del grupo en el Parque Industrial de Elche, no llamaron a ninguna autoridad para presidir el acto, sino a su madre, como recuerda una placa en la entrada.
Neumáticos Soledad nació en 1984. La llamaron así en homenaje a su madre y a su hermana, que había muerto a los 27
¿Cuál es la receta para haber crecido tanto y seguir manteniéndose? El empresario −hombre de trato llano con todo el mundo, como se aprecia en los encuentros con sus trabajadores en oficinas y talleres− explica que, para ellos, ha sido fundamental "el ADN de luchadores" que heredaron y aprendieron de sus padres, el "respeto" entre los hermanos y la "innovación" continua en busca de maneras de ahorrar y rentabilizar sus metros cuadrados.
También incorporar las últimas tecnologías para que no les ocurra lo que le pasó a su padre con las mulas y los motocarros. Afirma que su mayor capital son los principios: "Si vas solo por el dinero, te arruinas. Los valores son lo más importante".
Reciclar y reusar
Están convencidos, dice, de que el futuro de los neumáticos, hechos hoy sobre todo de petróleo y caucho natural y sintético, pasa por conseguir que el cien por cien de su producción sea sostenible para el medio ambiente. Lleva en su Mercedes a EL ESPAÑOL | Porfolio a ver su fábrica de Aspe (Alicante) para demostrar que están comprometidos con ese camino.
En esta planta clasifican los neumáticos usados en dos categorías: los que son reutilizables y los que no. Los inservibles los trituran y destruyen para aprovechar sus ingredientes en otros usos, desde el acero de la estructura interior hasta la goma, que se convertirá en piezas para vías del AVE, puentes o cubiertas de galerías de tiro, entre otros curiosos destinos.
"El neumático es como el cerdo, se aprovecha todo", señala el emprendedor mientras pasamos al aire libre entre las montañas de ruedas gastadas. "Reciclamos al año 85.000 toneladas. Aprovechamos el 80% del neumático, y cada uno pesa entre 12 y 16 kilos; de un residuo sacamos materia prima para muchas cosas y alargamos su vida", detalla. Los restos que no pueden reusarse, se destinan a combustible para cementeras.
Horizonte sostenible
El objetivo del Grupo Soledad, añade, es que para 2030, el año que la ONU ha fijado como horizonte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el 100% de las materias primas de los neumáticos se reúse.
Para lograrlo, participan en un proyecto con tecnología española del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que hace dos años empezó con un planta piloto en Zaragoza y se extenderá ahora a esta fábrica en Aspe. La nueva tecnología, destaca Joaquín Pérez, permite desintegrar y aprovechar absolutamente todo el neumático viejo y eliminar así la contaminación de los residuos.
"Queremos hacer el círculo completo de la producción y el reciclaje, para que no haya necesidad de incinerar", sostiene. El portavoz de los hermanos Pérez es presidente también del Consejo Social de la Universidad de Alicante y, como tal, un defensor de la colaboración entre empresas e investigadores y de la auténtica responsabilidad social corporativa.
"El cambio climático hay que tomárselo en serio. No hay que preguntarse qué puede hacer el mundo por mí, sino qué puedo hacer yo por el mundo".
La filosofía de aprovechar el neumático todo lo que se pueda es aplicada igualmente con los usados que −a diferencia de los demasiado viejos, destinados a la trituradora y al reuso de parte de sus ingredientes− sí pueden tener una segunda o tercera vida gracias al reciclado y la reconstrucción.
Siguiendo el recorrido por la fábrica de Insa Turbo en Aspe (Insa son las siglas de Industria del Neumático Sociedad Anónima, una de las más de veinte empresas del Grupo Soledad), Joaquín Pérez enseña la gran nave donde los trabajadores y sus máquinas reconstruyen las ruedas usadas. Las recauchutan, es decir, les ponen una nueva cubierta de goma con relieve, fundida con la base del neumático y luego endurecida mediante el vulcanizado.
Sus neumáticos reconstruidos han ganado premios en Estados Unidos y los especiales para el hielo son muy demandados en los países nórdicos, explica Joaquín Pérez con satisfacción. "Un neumático renovado cuesta un 60 o 70 por ciento más barato y tiene la misma vida y la misma responsabilidad de calidad que uno nuevo", subraya.
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Para generar con vapor las altas temperaturas necesarias en el proceso de vulcanizado o endurecimiento de las gomas, usan en la fábrica un horno que quema biomasa, restos vegetales de podas en sustitución del gas y el fuel que empleaban antaño.
El empresario muestra los diferentes aparatos para demostrar cómo están avanzando con la automatización y robotización de la fabricación, por ejemplo, con un brazo articulado y un escáner (alemán) que revisa los neumáticos en busca de fisuras.
Expansión
Cuenta que otra clave de su éxito empresarial ha sido crear una red de 18 almacenes logísticos repartidos por la península Ibérica con neumáticos de todas las medidas y marcas, para estar cerca de los talleres (la empresa central Neumáticos Soledad tiene más de 15.000 clientes activos) y atender sus pedidos "en menos de tres horas". A partir de esa expansión, los hermanos fueron agudizando el ingenio para ver cómo podían "rentabilizar los metros cuadrados", y así se les ocurrió montar cadenas de talleres propios y asociados, de neumáticos y de mecánica en general. Después le añadieron un concepto nuevo: ya que tienen esas redes, ¿por qué no sacarles partido agregándoles gasolineras, supermercados y otros servicios?
Aprovechando su red de talleres, les han sumado gasolineras, supermercados, una agencia de seguros, otra de viajes...
Así han empezado en los últimos años a abrir sus primeros talleres-gasolineras, y en 2021 estrenaron −dice señalándola al paso en Elche− una estación que es a la vez gasolinera, taller y supermercado de la marca Suma. Tres en uno. Además, para seguir con la cadena de servicios, crearon su propia red de correduría de seguros (Seguros Confortauto), su propia agencia de viajes (Viajes Confortauto), su propia constructora (Soledad State Construcciones)...
En el recorrido, Joaquín Pérez se detiene también a enseñar la fábrica de otra empresa del grupo. En MCE (Mezclas Caucho S.A.U.) elaboran goma para diferentes usos industriales a partir de caucho sintético o de caucho natural. El caucho natural lo importan de Vietnam, en Asia, y de Ghana, en África, donde hay plantaciones de Hevea brasiliensis, el árbol del caucho. El látex procedente de su savia ha sido una de las materias primas básicas para la revolución industrial desde el siglo XIX.
La química Yolanda Cañizares, responsable de la fábrica, muestra el proceso mientras el técnico Hilario Marín prepara en los rodillos de la máquina un pedido de láminas de goma.
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Relevo
A la hora del almuerzo, varios de los hermanos Pérez Vázquez y sus directivos coinciden en el comedor que el Grupo Soledad tiene en su sede de Elche. Joaquín es padre de tres hijos: Joaquín, Mari Carmen (que murió hace pocos años) y Juan Carlos. El mayor, que fue periodista, es hoy adjunto al director general, su tío Juan Ramón. La empresa seguirá siendo de propiedad familiar y el relevo generacional está garantizado con la incorporación de once hijos de los hermanos. Así lo acordaron con el protocolo que firmaron en 2006. De los otros hermanos propietarios, Salvador es presidente, Pedro Antonio es director comercial y Manolo, director de venta directa.
Joaquín Pérez, el padre, reconoce que, por su dedicación profesional, se fija siempre en las ruedas de los coches de todo el mundo. Recuerda que es una infracción de tráfico llevar los neumáticos con menos de 1,6 milímetros de relieve, es decir, desgastados más de lo que indica el testigo de la goma. "Hay muchos que van descalzos por la vida, para matarse", dice en alusión metafórica a los conductores que mantienen en uso ruedas muy viejas.
"Hay que revisar la presión y el dibujo del neumático; el peligro no es tanto que reviente, que también, sino que, si está liso por el desgaste, cuando tienes que frenar, no se agarra y no puedes parar. Hay quien antepone la cervecita a los neumáticos, pero, si lo piensas, no dudas en llevarlos bien. Hay que ser consciente". Lo dice el rey de los neumáticos, el hijo del Zagal, el mulero.
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