El 40% de los hombres sufre algún grado de disfunción eréctil y sólo el 17% recurre a ayuda profesional, y eso es porque aún pesa el estigma de la vieja virilidad. Lo cuenta el doctor Molina, el sabio de los penes tristes, uno de los mayores expertos a nivel nacional en urología y andrología: “El hombre siempre ha sido un poco el machito, el ‘yo no tengo problemas’, el ‘tengo un amigo al que…’. Las cosas siempre le pasan a otro. Le cuesta expresarse, preguntar o pedir asesoramiento, al contrario que las mujeres, que sí acuden sin problema al ginecólogo”, comenta.
“Es un problema masculino a nivel psicológico, de confianza y demás. El varón ha tapado sus preocupaciones en lo que a la disfunción eréctil y la eyaculación precoz se refiere, aunque es verdad que la gente más joven tiene más conciencia de que pueden consultar su situación… los jóvenes se sienten muy expuestos en un mundo donde hay tanta competitividad. En las redes sociales, en todo. Siempre parece que tienen que estar arriba del todo. Y han empezado a decir ‘o me espabilo, o me quedo atrás’”. Tremendo.
"Mucha gente busca mejorar su potencia sexual, aunque no tenga una disfunción propiamente dicha"
“Vivimos en un mundo donde cada vez tenemos más parejas sexuales, en un mundo cada vez más abierto, y mucha gente busca mejorar su potencia sexual, aunque no tenga una disfunción propiamente dicha. No quieren estar ‘bien’, sino ‘súperbien’”.
El doctor cuenta con más de 15 años de experiencia en la profesión y lidera un equipo de investigación en estos campos que ha dado con técnicas novedosas y cada vez menos invasivas. Nuestro país es pionero en esta materia gracias a ellos, probablemente por nuestra cultura sexual y nuestra sangre caliente. Hace cinco años fundó las clínicas Salud Sexual Valclinic, donde ha tratado a más de 10.000 hombres.
Los antiguos 'pinchazos' en el pene
Lo cierto es que las cosas han cambiado mucho desde que empezó en el oficio, sofisticándose bastante: “Las primeras herramientas que tuvimos fueron pastillas como el viagra. También los pacientes se pinchaban directamente en el pene para producir un vaso de dilatación y mejorar la erección”. ¿Cómo? ¿Ellos mismos? ¿En casa? “Sí, un poco antes de la relación sexual, unos 20 minutos. Como quien se suministra insulina. Daba buenos resultados, pero perdía espontaneidad”. Claro: el hombre debía calcular cuándo iba a tener sexo y andar equipado. Un rollo.
Con estos dos tratamientos se ha trabajado en las últimas décadas, pero las novedades son extraordinarias. “Ya no se pincha tanto directamente, sino que se introduce una cánula por dentro de la uretra con el mismo principio activo del antiguo fármaco. Pero lo más impactante son los tratamientos a nivel tecnológico con fuentes de energía: usamos unas ondas de choque para estimular a nivel celular la formulación de nuevos vasos sanguíneos, algo mucho más moderno y más interesante a largo plazo”, explica.
P.- Pero no todas las disfunciones vendrán de problemas físicos, ¿no? ¿Qué hay de los psicológicos?
R.- Así es, esto es importante. Estamos tratando también la disfunción eréctil de tipo psicógena, que deviene de problemas como la ansiedad y no es tanto vascular. No es que no le llegue la sangre al pene, es que la cabeza, por estrés o por inseguridad, no envía bien las órdenes que bajan hacia el pene. Tradicionalmente se ha recurrido a terapia con psicólogas o psicólogos expertos en sexología, pero nosotros hemos ido más allá y, al investigar, hemos visto que hay alteraciones neurofisiológicas, a nivel cerebral, en las áreas que se encargan de gestionar el sexo. Eso nos permite abordar el problema con electroestimulación cerebral, junto a terapia psicológica, que redondea la efectividad del tratamiento. Mi mujer es neuropsicóloga y se encarga de ese campo.
P.- ¿Cómo se lleva a cabo?
R.- Hacemos una prueba de encefalograma. El límbico, que regula la parte sexual del cerebro, suele tener áreas alteradas respecto a la población normal, y en esas áreas podemos normalizar la actividad. Hay que arreglar esa información emocional.
Drogas, porno y alcohol: todo mal
Con los años, evidentemente, la disfunción se va agravando, aunque también depende de otros factores, como el tabaquismo, la hipertensión, el azúcar, el colesterol, etc. “La gente más joven, por debajo de 40 años, suele tener disfunciones de tipo psicógeno, y, a partir de esa edad, y sobre todo a partir de los 50, empiezan a aparecer más frecuentemente los problemas sanguíneos”. Cuidado: los chicos jóvenes y maduros se ven también muy afectados por la pornografía. “El porno ha generado un estigma muy negativo en la gente, sobre todo en los hombres, porque consumen escenarios que no se ajustan a la realidad y eso les provoca mucha frustración”, relata.
"El consumo de porno ha producido muchísimas disfunciones eréctiles en los últimos años"
“Los estudios señalan que la gente que consume pornografía en exceso tiene un deseo sexual disminutivo, cada vez más bajo, y eso es porque necesita estímulos más fuertes en su vida real para llegar a esa excitación que alcanzan con el consumo pornográfico. Eso acaba en disfunción eréctil. El consumo de porno ha producido muchísimas disfunciones eréctiles en los últimos años, sobre todo ahora que el acceso es tan sencillo y está tan a la mano”, explica el doctor.
P.- Aparte del tabaco, la comida o el porno, ¿cómo afecta la disfunción eréctil el consumo de drogas o de alcohol?
R.- Obviamente, el consumo de drogas y alcohol a nivel sexual no siempre va bien, o, mejor dicho, es engañoso. El alcohol es un depresor y eso hace que haya problemas de erección. El uso de drogas recreativas está muy de moda ahora y a nivel sexual se utilizan, precisamente, porque en un punto inicial pueden desarrollar euforia en el sujeto, pero luego generan el efecto contrario, porque debilita la erección.
P.- ¿Depende de la sustancia?
R.- No hay ninguna droga del todo buena, porque aunque muchas hipersexualicen o desinhiban la parte mental, luego tienen trampa. La cocaína, por ejemplo, te provoca un estado de excitación, pero es un vasoconstrictor y a las erecciones no les va bien. No se pueden tener relaciones adecuadas. El alcohol, en sí mismo, ya produce disfunción eréctil, porque no permite que las áreas cerebrales envíen información hacia abajo. No es que la gente utilice drogas para mejorar en el sexo, es que la gente, en general, toma más drogas con fines recreativos, se sienten más sueltos y más lanzados al sexo, pero al tenerlo, comprueban que están liberados a nivel mental, pero no a nivel físico. No tienen mejor rendimiento. El cannabis o el alcohol, que envían señales a nivel central, a la larga producen problemas neurológicos que afectan al tejido eréctil.
Hablemos de tiempo y dinero
Hablemos del tiempo. ¿Cuánto dura cada tratamiento, cuánto tarda el paciente en mejorar su rendimiento sexual? “Yo abogo cada vez más por los tratamientos regenerativos de ondas de choque, porque van al foco del problema, mejoran la parte vascular y tienen factores preventivos, porque el deterioro será progresivo en el tiempo”, subraya. “Las pastillas tienen efecto inmediato, pero no modifican las alteraciones, digamos, más latentes. Además, es mejor no depender de ellas, porque generan dependencia emocional”.
"Las pastillas tienen efecto inmediato, pero no modifican las alteraciones latentes y generan dependencia emocional"
¿Cómo es eso? “Empiezas a utilizarlas sin necesitarlas del todo desde el punto de vista orgánico y acabas pensando que las necesitas siempre para funcionar, pero es una debilidad mental, porque lo que extrañas es la seguridad que te da la pastilla”, aclara. “Tu cerebro ha asociado el sexo a la pastilla y crees que si no te la tomas, tendrás problemas de erección. En la gente joven o en la gente que a priori no tiene problemas cardiovasculares intento evitarlas”. Las ondas de choque, por ejemplo, funciona en tratamientos de seis a ocho sesiones, siendo semanales. El plasma, de tres a cinco sesiones, pero mensuales.
Los tratamientos regenerativos como el plasma o las ondas de choque rondan los 600 o 700 euros. También hay precios más elevados, como en la prótesis de pene, que puede alcanzar los 14.000 euros, porque requiere cirugía, pero esta técnica se usa cuando las demás han fallado. “Va por dentro de los tejidos y se introducen unos cilindros con líquido, en sistema de bomba, que produce una erección artificial. No duele. Lleva una especie de perilla que se activa a nivel escrotal y bombea el líquido que está en un reservorio. El pene se pone en erección y cuando la perilla da la información adecuada, vuelve a bajarse. Es una operación más agresiva a irreversible, porque no hay vuelta atrás: todo el tejido eréctil te lo has llevado, lo has sustituido”.
Las inyecciones cuestan unos 16 euros y las pastillas, en cajas de 8 comprimidos, unos 40 euros, “pero de cara a usarlas de forma diaria o regular… es dinero”, chasquea el doctor. “Lo ideal es recurrir a los tratamientos regenerativos, como te digo, porque la curva de la disfunción es progresiva y así conseguimos que sea más aplanada, logrando que la calidad de la erección se mantenga en el tiempo”.
"Hay pacientes con penes pequeños que no tienen ningún tipo de problema de erección. Y al contrario"
P.- ¿Tiene que ver la inseguridad con el propio pene -por su tamaño, su grosor o su forma- con la debilidad de la erección? ¿Es una pescadilla que se muerde la cola?
R.- No. Hay pacientes con penes pequeños que no tienen ningún tipo de problema de erección. Y al contrario. Es una cuestión psicológica de autoestima y autoconfianza, que es lo que también tratamos de reforzar. También hay un componente quirúrgico, y hay tratamientos para mejorar el aspecto visual del pene, sobre todo su grosor, para que el paciente se sienta más a gusto.
P.- ¿Se recomienda al paciente usar juguetes sexuales mientras sigue el tratamiento para entrenar la erección?
R.- No realmente. No es necesario. Pero la masturbación es un ejercicio importante para oxigenar el tejido. No es bueno no masturbarse o no tener relaciones sexuales porque el tejido eréctil necesita estimularse, que se oxigene, que le entre sangre. Uno tiene erecciones nocturnas porque es un mecanismo de oxigenación del propio cuerpo y así se mejora la salud prostática. Las eyaculaciones evitan la inflamación de la próstata y mejoran la salud sexual.
P.- ¿Qué porcentaje de éxito tienen estos tratamientos?
R.- Más del 85%. Tienen muy buenos resultados. Nos llegan muchos clientes que han probado otros tratamientos sin éxito, y estos, más complejos, presentan mayor tasa de efectividad. Es difícil hacer una matemática completa en medicina, porque no hay ninguna efectividad al 100%, igual que para el dolor de cabeza se recomienda Paracetamol pero si te lo tomas, puede que te lo quite completamente, puede que te lo rebaje o puede que se te mantenga. Hay grados y variables, pero los resultados son muy favorables.
P.- ¿Hasta qué edad pueden emplearse?
R.- Hasta la que se quiera. No hay edades en esto, depende de cada paciente. Hay gente que con 60 años tiran la toalla y dicen “tengo disfunción eréctil y ya está”, y pacientes con 80 años que quieren mejorar y lo hacen.
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