El día que los cinco hermanos Gómez-Acebo y Borbón, Simoneta, Juan, Bruno, Beltrán y Fernando, firmaron ante notario la venta de la casa de su madre, la infanta Pilar, se terminó una etapa y se cerró toda una época. La residencia de los duques de Badajoz en la lujosa urbanización de Puerta de Hierro en Madrid fue el centro neurálgico, durante muchos años, de la familia Borbón desde su completo regreso a España desde el exilio.
A pesar de que Zarzuela era la residencia oficial de la Casa Real en la capital española, era en la residencia de los duques de Badajoz donde se reunían, festejaban y celebraban casi todas las fechas en las que merecía la pena juntarse todos. Sólo se celebraba en el Pardo la Nochebuena. Todo lo demás tenía lugar allí, aunque entre ambos lugares hay muy poca distancia, era algo más discreto. Ahora, ese tiempo es pasado y poco queda ya de aquella unión entre los primos Borbón.
Con vecinos como Isabel Presley, los Villar Mir o Nuria González, la mansión de los duques de Badajoz contaba con tres plantas de 600 metros cuadrados y 2.400 metros cuadrados de parcela y jardín. Se ha vendido por 3 millones de euros a un conocido, Ricardo Fuster, uno de los mejores amigos del colegio Rosales del rey Felipe VI. El empresario y su esposa, la mexicana Mónica Sánchez Navarro, planean convertirla en su nuevo hogar en Madrid.
La mansión de Puerta de Hierro llevaba cerrada a cal y canto más de cuatro años. Desde que falleció la hermana de Juan Carlos, el 8 de enero del 2020, nadie había residido allí. Con esta venta, los cinco hermanos terminan de liquidar toda la herencia, que, en forma de inmuebles, les dejaron sus padres. Todo el patrimonio que compartían los duques de Badajoz era gestionado por la sociedad San Jacobo S.L. y tras conseguir vender todas las propiedades –un piso de 300 metros cuadrados en la calle Velázquez, un apartamento cerca de la Plaza Mayor, y la propiedad de Calviá, en Mallorca, que le ha comprado Simoneta a sus cuatros hermanos– los Gómez-Acebo han decidido liquidar dicha sociedad.
"Doña Pilar era el nudo que ataba esta familia y no hablo sólo de sus cinco hijos. Con ella, las reuniones de los Borbón eran constantes, de hecho, los tres hermanos –Juan Carlos, Pilar y Margarita– comían una vez a la semana en la casa de Puerta de Hierro. Ahora sin ella, nada es lo mismo. Hasta sus hijos se van separando, no hablemos de los primos. Con ella se fue una época dorada que ya nunca volverá. La duquesa de Badajoz era la memoria histórica de esta familia. Ella lo guardaba todo, con detalle, dentro de su cabeza", se lamenta a EL ESPAÑOL | Porfolio una amiga de la familia Gómez-Acebo.
Desde que falleció la tía de Felipe VI, hasta sus hijos parecen haber desaparecido del panorama nacional. Es verdad que con la llegada al trono del actual Monarca, se quiso dejar muy claro que la Familia Real estaba sólo compuesta por los Reyes, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía, todo lo demás era designado como la familia del Rey.
Este cambio sutil en la forma de llamar a los demás es, en realidad, un cordón sanitario impuesto por Zarzuela para que nada salpique –y más después de todos los escándalos vividos por el Emérito– al Jefe del Estado. Pero lo cierto es que, entre esta distinción, la muerte de la infanta Pilar y el exilio de Juan Carlos a Abu Dabi, parece que los cinco hermanos Gómez-Acebo han desaparecido del mapa, y hasta ya ni salen en las revistas de corazón, el medio habitual que recogía sus vivencias.
Simoneta, de la boda al rastrillo
La boda de Simoneta Gómez-Acebo con el músico José Miguel Fernández Sastrón el 12 de septiembre de 1990 en la catedral de Palma de Mallorca fue un gran acontecimiento. Se trataba de la primera Borbón que se casaba en España tras la restauración de la monarquía y se creó una gran expectación. Asistió toda la Familia Real, incluyendo los Condes de Barcelona y toda la alta sociedad española entre los más de 800 invitados.
La novia lució un vestido de Gianfranco Ferré para la casa Dior y lucía una espectacular tiara, de perlas y brillantes, conocida como la Rusa. Esta pieza había pertenecido a la reina María Cristina, madre de Alfonso XIII y la novia le pidió prestada a su abuela, María de las Mercedes. En la actualidad, dicha diadema es parte de las llamadas joyas de pasar y es una de las favoritas de la Reina Letizia. La pareja tuvo tres hijos: Luis Juan, Pablo y María de las Mercedes. Terminó separándose en 2012.
La mayor de los Gómez-Acebo ha vuelto a ser noticia hace poco porque ha querido reflotar uno de los proyectos que más ilusión le hacía a su madre, el rastrillo de Navidad de la ONG Nuevo Futuro. Dicha organización tiene 105 hogares en España y, con más de 4.000 voluntarios, atiende a más de 1.316 jóvenes.
"Las cosas siguen funcionando, pero desde que falleció Doña Pilar se había ido con ella el rastrillo, que era una de las mayores fuentes de ingresos de la ONG. Simoneta quiso volver a ponerlo en marcha estas Navidades y, la verdad, siendo mucho más pequeños que en anteriores ediciones, funcionó bastante bien. Ya no es como antes, cuando venía la reina Sofía y el rey Juan Carlos, haciéndole una publicidad impagable. Este año ha venido la madre del Rey, pero a Letizia ni se lo han pedido. Saben que la respuesta es que está muy ocupada, esperemos que en la siguiente decida encontrar un hueco", cuenta a esta revista la misma fuente.
La hija mayor de los duques de Badajoz tiene una vida tranquila tras el tsunami de su separación, la pandemia, la dolorosa muerte de su madre y su cambio de trabajo. Tras más de 30 años trabajando en la casa Cartier, ahora se encuentra desarrollando su carrera profesional en la Asociación Contemporánea de Arte y Oficios y en la Michelangelo Fundation, organización dedicada a promover y conservar la labor artesanal en el mundo.
"Está tranquila. Sus hijos ya son mayores, tienen su vida y ella está volcada en un trabajo que le encanta. Ayuda a conseguir que siga adelante la labor social que inició su madre. No quiere follones y sólo acude a los acontecimientos que sabe que no puede rechazar. Vive un momento de paz total", añade la amiga de los Gómez-Acebo.
Juan, vizconde, pintor y divorciado
Su hermano Juan, el primogénito de la familia Gómez-Acebo, no ha heredado el título de duque de Badajoz. Este ducado es un título de la Casa Real y fue concedido con carácter personal y vitalicio. Por lo tanto, tras la muerte de la infanta Pilar éste ha regresado a la Corona. Igual sucederá con el ducado de Soria, concedido a su hermana, la infanta Margarita, con motivo de su boda con Carlos Zurita.
Sin embargo, existe una diferencia entre ambos. El de Badajoz sí fue legitimado por Franco, el de su hermana no, y tuvo que esperar a que reinara Juan Carlos para poder hacer uso del título. Aun así, sí ha heredado el título de Vizconde de la Torre tras la muerte de su madre.
El segundo de los hermanos ha sido siempre el más tímido y misterioso. Nunca le ha gustado salir en los medios de comunicación, siendo una persona muy discreta. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Florida, siempre fue considerado como el bohemio de la familia.
Cuando parecía que se iba a convertir para siempre en el soltero de oro de la alta sociedad madrileña, se casó con 44 años con la norteamericana Winston H. Carney en Miami, boda a la que no fue nadie de la familia, ya que a la infanta Pilar no le gustaba nada la pareja que había elegido su hijo Juan. El matrimonio había tenido un hijo, Nicolás, unos meses antes de darse el sí quiero. Como había vaticinado su madre, la duquesa de Badajoz, el enlace no duró mucho y en menos de un año había firmado su divorcio.
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Juan es pintor y sus obras han sido expuestas en varios países. De hecho, el Club Alma de Madrid ha recogido varias muestras de cuadros con su firma, en las que ha vendido casi todas las creaciones que ha expuesto.
Las obras del mayor de los varones de los Gómez-Acebo se pueden ver en su cuenta de Instagram donde publica sus creaciones. Se trata de pinturas con muchísimo color en el que la maternidad es uno de los temas más frecuentes. "Vende mucho y muy bien. En Zarzuela hay varios de sus cuadros, ya que al Rey le gustan mucho. Además, también ha vendido para colecciones privadas como la de la Baronesa Thyssen, la del también artista Gudeta Jaume o la de los marqueses de Vívola", explica a este medio esta persona cercana a la familia.
Bruno, casado y discreto
El tercero de los hermanos es el único que puede presumir de no estar separado. Bruno se casó con Bárbara Cano, hija del empresario Antonio Cano y Villajos, en el Real Monasterio de la Encarnación en octubre de 2002. Al igual que su hermano mayor, no le gusta mucho aparecer en los medios y es poco dado a posar en fiestas y photocalls. Su mujer y él están al frente de la Fundación Atiende, que ayuda a la inclusión de niños con problemas de autismo, ya que uno de sus hijos padece este trastorno. La pareja tiene tres: Alejandro, Guillermo y Álvaro.
Quien le conoce dice que es el único que ha heredado el olfato de su padre para los negocios. Se dedica, desde que terminó sus estudios de Empresariales, a la consultaría inmobiliaria. Su nombre saltó a la palestra cuando tuvo un desencuentro con su primo, Luis Alfonso de Borbón. Las dos familias eran íntimas, hasta el punto de irse juntos de vacaciones, hasta que los impagos se interpusieron en esa relación en 2016.
El duque de Anjou demandó al hijo de la infanta Pilar. El motivo no era otro que el alquiler de la vivienda que había sido domicilio familiar del duque de Cádiz y sus hijos en Pozuelo de Alarcón. Luis Alfonso se lo alquiló en 2009 por 3.000 euros al mes más gastos a Bruno y su esposa. Hasta 2012 no hubo ningún impago, pero a partir de esa fecha surgieron los problemas y una demanda para reclamar 145.000 euros. El juez falló a favor del hijo de Carmen Martínez Bordiú y Bruno tuvo que pagarle dicha cantidad.
En la actualidad, Bruno intenta internacionalizar su negocio y para eso ha pedido ayuda a su tío, el Rey Emérito. Quiere que le ayude con recomendaciones y contactos para establecerse en los Emiratos Árabes bajo el beneplácito de las autoridades del país, en el que Juan Carlos se maneja de maravilla. Al parecer, su sobrino habría creado una sociedad cuyo fin es captar y gestionar capitales de empresas españolas del IBEX y similares para que inviertan en esa zona del planeta.
"Nadie mejor que Don Juan Carlos para abrirle esas puertas. La relación del Rey Emérito con estos chicos es muy estrecha. La duquesa de Badajoz se quedó viuda con 55 años y cinco hijos. El entonces Monarca se encargó de su hermana, se convirtió en un referente para esos chicos que se habían quedado sin su padre y saben que pueden contar con su tío para todo lo que necesiten", explica la misma fuente.
Beltrán, el 'guapo' empresario
Además de Simoneta, el otro hermano más mediático de los cinco Gómez-Acebo es Beltrán. Considerado el guapo de la familia, se casó en la localidad segoviana de La Granja con la modelo Laura Ponte cuatro meses después de la boda de su primo Felipe con Letizia, lo que le aupó a convertirse en foco de la prensa rosa. Con ella tuvo dos hijos, Luis Felipe y Laura, pero la pareja se divorció en 2009. Beltrán volvió a casarse con Andrea Pascual, con la que tiene un hijo, Juan.
El primo del Rey, y uno de sus mejores amigos, es empresario. Según reza el registro mercantil, su empresa, Beltrango S.L., se dedica a la "venta y compra de inmuebles por cuenta propia", pero según palabras de quién lo conoce es "comisionista". Es el enlace entre las grandes fortunas y los edificios más ilustres. Entre sus socios se encuentran Jaime López Ibor Alcocer o Rocío Barreiros Spínola. Junto a la hija de la mecenas, Mayte Spínola, administra desde 2002 la inmobiliaria Vertical Asesoría e Inversiones, especializada en transacciones de alto nivel y, en su cartera pública, se pueden encontrar grandes mansiones, coquetos apartamentos y hasta varios chalés.
El cuarto hijo de la infanta Pilar también ha recurrido a su tío Juan Carlos para que se le abran las puertas de los negocios inmobiliarios, aunque Beltrán tiene sus miras puestas en Arabia Saudí.
'Coco', el frágil
Fernando Humberto es el quinto y último hijo de los duques de Badajoz y toda la familia le llama Coco con cariño. De salud frágil, sufre una insuficiencia respiratoria crónica, que en los últimos años se ha visto agravada por la gripe A y la Covid.
El 27 de noviembre de 2004 se casó con Mónica Martín Luque, con la que mantuvo una relación de continuas idas y venidas para finalmente divorciarse nueve años después. Apenas seis meses más tarde del anuncio de su divorcio oficial, Mónica anunciaba que se casaba de nuevo, esta vez con José Manuel Yzaga, un empresario de Córdoba miembro de una de las familias más adineradas de Perú, aunque el enlace nunca se produjo.
El hijo menor de Pilar de Borbón volvía a casarse en absoluto secreto en mayo de 2016, en Palaio Faliro, Atenas, con la periodista y millonaria griega Nadia Halamandari, hija de un prestigioso constructor de su país. Su hijo Nicolás nacía pocos días después del enlace. Aunque en 2018 se aseguró que el matrimonio se había divorciado por culpa de la distancia –ella siempre ha vivido en Atenas–, lo cierto es que siguen juntos.
El benjamín de los hermanos ha sido al que más le ha costado tomar la decisión de vender la casa de Puerta de Hierro. Con sus problemas de salud, ahora mismo se encuentra centrado en su recuperación, pero hasta hace pocos meses ha estado trabajando con varios de sus primos, por parte de padre, en la empresa Lietama Comunicación Integral.
Otra herencia 'envenenada'
Lo cierto es que con la liquidación de todos los inmuebles que les había dejado la infanta Pilar en herencia a sus hijos, la cuantía de sus patrimonios ha crecido considerablemente, por lo que ninguno tendrá problemas. Sin embargo, a la hora de liquidar la sociedad San Jacobo, creada por su padre en los años 60, se han encontrado que también heredan el conflicto que esta mantiene con Hacienda desde 2017, cuando la Agencia Tributaria les comunicó que estaban inspeccionando los ejercicios de 2012 y 2013.
Al parecer, había un desacuerdo en la liquidación del impuesto de sociedades (IS) y el IVA. La empresa mostró su disconformidad e interpuso un recurso ante el TEAR de Madrid, el Tribunal Económico-Administrativo Regional, mientras ajustaba las bases imponibles negativas de ejercicios anteriores de acuerdo con el criterio de la Administración con la presentación del IS del ejercicio 2018.
En junio de 2021, el TEAR de Madrid estimó parcialmente el recurso de los hermanos, "atendiendo a la falta de motivación de la liquidación". No fue el final. La Agencia Tributaria les comunicó de nuevo en febrero de 2022 que continuaban con sus actuaciones de inspección. La sociedad firmó el acta de inspección en disconformidad al no estar de acuerdo con los coeficientes de correctores aplicados por la inspección, y procedió de nuevo a presentar alegaciones ante el TEAR de Madrid.
El 13 de marzo de 2023, el Tribunal emitió un fallo con estimación parcial del recurso atendiendo, nuevamente, a la falta de motivación de la liquidación. "En mayo de 2023 y tras la solicitud de ejecución de la resolución ante la Agencia Tributaria, esta emite acuerdo de ejecución de resolución económico-administrativa".
Los detalles de su conflicto con la Agencia Tributaria se especifican en el nuevo balance de cuentas que ha presentado San Jacobo en el Registro Mercantil, correspondiente al ejercicio 2022. En él, además de este asunto, se ve cómo el patrimonio de la entidad bajó en ese curso 4 millones de euros, en consonancia con las ventas que han hecho los cinco hermanos de la mayor parte de los inmuebles que se gestionaban a través de San Jacobo. En el ejercicio 2022, la empresa declara pérdidas por valor de más de 80.000 euros, pero sus fondos propios superan los 1,7 millones euros.
Ahora mismo, tras la venta de la casa de Puerta de Hierro, no queda claro si finalmente los hijos de los duques de Badajoz podrán cerrar para siempre ese capítulo de su vida y con él, la época dorada de la familia Borbón en España.