"Si Sor Sión te ve guapete lo mismo te deja entrar", dice con sorna y entre sonrisas una de las tres señoras que camina al mediodía este miércoles por Belorado (Burgos). Ellas resumen con facilidad lo que ha ocurrido dentro del convento de las clarisas de la ciudad: "Se les han metido ahí los comediantes esos y las han engañado".
María —nombre ficticio de otra vecina que prefiere no revelar su identidad— se percató de que algo no iba bien hace unos diez días. Ella, que ha accedido a escuchar misa y a comprar chocolate sin ningún tipo de problema anteriormente, sabía de la extraña entrada y salida de varios coches del recinto.
Al día siguiente, la verja estaba cerrada. La anomalía registrada por la vecina antes de que saltara la liebre sería definitiva a las pocas horas. Desde hace una semana, en el pueblo no se habla de otra cosa: las monjas clarisas del monasterio de Santa Clara han decidido dar la espalda a la Iglesia Católica y seguir las directrices de la Pia Unio Santi Pauli Apostoli, una secta a cargo del excomulgado obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco.
Lo que ocurre dentro del convento es conocido en Belorado gracias a la prensa y las redes sociales. No es algo que les afecte en su vida diaria —excepto el ladrido de los perros que hay dentro—; las hermanas reciben visitas pero no salen de su territorio, cerrado a cal y canto desde que todo comenzó, el 13 de mayo.
En realidad, solo 15 de las 16 hermanas habían abrazado al nuevo obispo. Sor María Amparo desertaría para irse al monasterio de la Asunción de Nuestra Señora, en Castil de Lences. La hermana prefiere no responder preguntas por el momento. Solo ha concedido una entrevista, dicen a EL ESPAÑOL, porque se lo pidió el obispo. No Franco, el verdadero: Mario Iceta.
Herejes
Detrás de toda esta trama hay, en realidad, un movimiento inmobiliario. Las clarisas de Belorado trataban de comprar el Monasterio de Orduña (Vitoria) desde 2020. Ellas ya tenían el monasterio de la localidad mencionada y otro en Derio, que confiaban en vender para pagar el de Orduña.
Las monjas de Belorado llegaron a un acuerdo con sus homónimas de Vitoria. Pagarían 100.000 euros al contado y comenzarían a pagar 75.000 euros cada seis meses con una carencia de dos años.
Sin embargo, las hermanas burgalesas nunca realizan el segundo pago, lo que no impidió que el contrato se extinguiera.
El momento clave de todo este embrollo llega en marzo. La abadesa de Belorado, Sor Isabel, escribe un correo a la de Vitoria. Le dice que ha encontrado un benefactor, a través de una de las 15 hermanas, que va a pagar los 1,2 millones de euros que vale el monasterio. De esta manera, cerrarían la venta inmediatamente.
El benefactor pondría a su nombre el monasterio y luego se lo cedería a la congregación. Además, todo debía quedar cerrado esa misma semana.
La Iglesia Católica se pone entonces en guardia. Manuel Gómez Tavira, vicario episcopal para la vida consagrada de la Diócesis de Vitoria, había recibido un aviso el día anterior: "Fue un hombre. Me dijo que al Monasterio de Belorado estaba entrando gente rara. La gente rara ya sabemos quiénes son". Se refiere a los miembros de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli. Concretamente a Rojas y el sacerdote Don José.
Llamaron a las clarisas, que no quisieron recibirles. Sor Sión dijo que no sabía nada; ni idea de quién era el benefactor. La Iglesia conoció entonces que un tal padre José estaba yendo a verlas y que Pablo Rojas había estado hasta en tres ocasiones en el lugar.
La tesitura era tal que la abadesa de las monjas vitorianas convocó a las burgalesas ante notario. Rescindió el contrato por no haber realizado el primer pago para evitar males mayores.
La intención de la Pía Unión era comprar el Monasterio de Orduña (Vitoria) por 1,2 millones de euros, de eso están seguros en la Iglesia católica. Lo harían siendo los benefactores de la congregación de las clarisas de Belorado. El sacerdote Tavira, sin embargo, tenía una última duda: "Nos gustaría saber de dónde vienen esos 1,2 millones de euros para comprar el monasterio, porque es mucho dinero".
El no Obispo
Pablo Rojas Sánchez-Franco nació en Linares (Jaén). En la página web de la Pía Unión Sancti Pauli se celebra el linaje de su fundador y se asegura que "desde que tenía uso de razón manifestó vocación sacerdotal. Asistía con fervor y piedad a las Misas Tridentinas que el Venerable Párroco celebraba, al igual que las «celebradas» por la Fraternidad de San Pio X, trató entre otros a Cardozo. Siempre tuvo claro que quería ser un hijo fiel de Jesucristo y de su Iglesia". Él es el fundador de esta orden que los vecinos de Belorado y Alar del Rey acuerdan en llamar "secta".
En una amplia biografía expuesta por su propia comunidad, se explica cómo en un viaje a Alemania, Pablo Rojas decidió abandonar la Iglesia de Roma. Lo hacía para, como su mentor, Jesús Alfaro Rivero, acogerse a los dictados previos del Concilio Vaticano II. Rojas, que fue ordenado sacerdote en 1994, abrazaba así el sedevacantismo.
"El 29 de Junio de 2006 es Consagrado Obispo por Mons. Schell en Colonia (Alemania)", explican en la web. Es decir, se consagra como obispo fuera de Roma y la Iglesia Católica.
Tanto Alfaro como Rojas serían excomulgados por sus comportamientos. El primero, en 2006; el segundo, en 2019. Fue el obispo de Cuenca quien promulgó un decreto donde se detallaba que Rojas había "incurrido en Excomunión Latae Sententiae a tenor del canon 1364".
En las calles, los hay que relacionan esta congregación con la del Palmar de Troya, en Sevilla. Sin embargo, según la web de esta Pía Unión, "D. Pablo no ha tenido nunca nada que ver con la secta del Palmar de Troya ni con otras parecidas". En realidad, Pía Unión Sancti Pauli Apostoli con quien tiene grandes nexos es con la Fundación Maestro Ávila, de la que es fundador Alfaro.
"Un casoplón"
En Alar del Rey se fían de "la secta". "Tienen un benefactor y al final, aunque tarden, siempre acaban pagando". Lo esgrime el mismo constructor que piensa que el problema de todo esto es "el dinero".
Aquí está la única propiedad del obispo Pablo Rojas Sánchez-Franco, una casa sacerdotal y seminario de la Pia Unio Sancti Pauli Apostoli. La villa, "un casoplón de unos 245 o 250.000 euros ", según un vecino, la preside una bandera de España y otra de los tercios. Además, en la puerta hay un lema: "Reinaré en España". "Le han echado dinero para reformarla, otros 40 o 50.000 euros", reconoce el constructor.
Hay bastantes bromas con el llamativo aspecto de la casa. "Una vez vino un turista y dijo: es la primera vez que veo un pueblo con dos cuarteles de la Guardia Civil", comentan.
El inmueble está situado al final de la calle General Franco, 15. "Cuidado con el perro asesino", dicen al reportero en un bar. Sin embargo, en los alrededores de este lugar no ladra ningún animal. Hace unos días que se han trasladado a Belorado, cuentan en estas calles.
El pueblo palentino sabe bien que la Pía Unión es una secta. "Lo avisaron en la Iglesia los primeros días que llegaron aquí, sobre todo para que no confundieran a las personas mayores", explica un vecino.
"Dicen que los de la secta tienen un plan para hacer un nuevo Palmar de Troya, pero eso es mentira", comenta el constructor, que ha pisado el seminario. "Aquellos son 5.000, ¿cuántos son estos? Ellos y las monjas", dice en una conversación a cuatro. "5.001 conmigo", le contesta su compañero entre risas.
El cura coctelero
Aquí a quien conocen bien es a "Don José", el sacerdote de esta comunidad. Un hombre "muy educado", concuerdan los vecinos. "Es un hombre muy educado, es lo único que te puedo decir", señala una maestra. Es el comentario más recurrente sobre esta persona que hasta hace no mucho se hacía conocer como Fran Ceacero.
El albañil asegura que Don José es "buena persona". ¿Por qué? "Hombre, porque reza. Ya es mejor que quien no reza", se ríe." En Bilbao era coctelero", afirma entre risas. "Se lo decía a la gente de aquí, que el día que se pusiera detrás de la barra nos iba a enseñar lo que es un cóctel", insiste.
Lleva razón. Don José, al que los paisanos del lugar conocen por sacar su perro por las mañanas —"ya hace tiempo que no lo hace"—, era un reputado coctelero. De hecho, durante años fue presidente de la Asociación de Barmen de Bilbao y tenía una coctelería en la capital vizcaína.
Incluso, participaba en programas de televisión explicando cómo debían hacerse los cócteles. Aún se pueden ver los vídeos.
Ahora, Don José es el sacerdote de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli y está junto a las monjas de Belorado. De hecho, es su portavoz. Además, también está subyugado al obispo Rojas.
Las monjas clarisas
Las monjas clarisas son ahora sedevacantistas y pertenecen a la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli. El motivo es, en realidad, desconocido. Pero celebrar misas fuera de la iglesia podría llevarlas a la excomunión.
Sin embargo, sus problemas no acaban ahí. Las hermanas tienen en Belorado un criadero ilegal de perros. "Yo no los había escuchado nunca, pero dicen en otras casas que a los chicos les molestaba para estudiar", confiesa María, paisana de Belorado. Es cierto: los vecinos más cercanos al convento tienen motivo de queja. Este pasado miércoles por la tarde, los perros están ajetreados. Ladran. No paran durante varios minutos. En el perímetro del convento, el silencio deja paso al aullido de dolor de uno de los animales. El silencio se hace de nuevo, aunque, por poco tiempo.
En el interior del convento, las monjas clarisas acumulan nueve días desde su herejía. En la tarde de este pasado miércoles, la Pía Unio Santi Pauli Apostoli celebra en sus redes sociales el "glorioso y triunfante Te Deum" entonado por el obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco en la iglesia del Monasterio de Santa Clara de Belorado el 13 de mayo. "Y por haber abrazado, la comunidad de Clarisas de dicho monasterio, la Fe Católica, abjurado de los errores de la iglesia conciliar, y someterse a mencionado Obispo Católico", escriben.
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En este tiempo se han creado una cuenta de Instagram para contar lo que ocurre dentro. Dicen estar bien y no haber abandonado la fe católica, llevando Sor Sión la voz cantante. Además, hacen gala de que han ido a verlas los familiares.
En realidad, la cuenta en redes sociales perdió su actividad el pasado 16 de mayo. Lo último que se conoce de las hermanas es que pretenden denunciar al alcalde de Belorado por decir que su criadero no tiene licencia.
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A través de su "gabinete jurídico" respondieron a las últimas informaciones sobre sus actividades en el monasterio. El despacho Ex Aequo, localizado en Tarancón (Cuenca), ha difundido una nota de prensa en la que las religiosas muestran su descontento con "las acusaciones falsas vertidas sobre las hermanas en los últimos días".
Advierten de que se están tomando "las acciones legales pertinentes" contra el alcalde de Belorado y su Ayuntamiento por dar información privada públicamente sobre un procedimiento administrativo concerniente a la Licencia de Actividad de criadero del Monasterio de Santa Clara. EL ESPAÑOL trató de conocer la versión del Ayuntamiento de la localidad, pero no recibió respuesta.
Desertora de las herejes
El último nombre propio en esta historia es el de Sor María Amparo. Era una de las 16 monjas de Belorado, pero ahora se encuentra en Castil de Lences, refugiada en el convento de este pequeño pueblo palenciano al que solo se puede acceder a pie.
Solo ha concedido una entrevista a Diario de Burgos por petición del arzobispo Mario Iceta. La hermana narra cómo se enfrentó a Rojas el día que le conoció, el pasado 12 de mayo.
Él le dijo que la decisión de abrazar la Pía Unión Sancti Pauli estaba "tomada desde hacía mucho tiempo" y que el resto de hermanas estaban "todas de acuerdo".
Son María Amparo le rebatió de nuevo: ella, Sor Pilar y las monjas mayores no sabían nada. Les contestaron que con una mayoría era suficiente. Le enseñaron entonces la puerta de salida y ella se fue "para no pertenecer a una secta". Para Sor María Amparo, el obispo Rojas solo es un "fantoche".