15 septiembre, 2024 02:49
David G. Maciejewski Brais Cedeira

Tan sólo hace falta navegar tres minutos en Google para descargar un manual de 194 páginas que, paso por paso, explica cómo elaborar un subfusil, una pistola semiautomática o un kalashnikov. El portal Deterrence Dispensed, una página web colectiva y descentralizada, lleva desde 2019 compartiendo, de forma altruista, guías para elaborar armas mediante el uso de impresoras 3D. Así, cualquier ciudadano, con los materiales adecuados, puede fabricar su propia máquina de matar en el garaje de su hogar. Y aunque la proliferación de estas armas de plástico caseras, bautizadas por sus diseñadores como FGC (siglas de F*** Gun Control), se ha dado eminentemente en Estados Unidos, países como Australia, Reino Unido, Francia y España han desarticulado organizaciones criminales y detenido a potenciales terroristas radicalizados –esencialmente vinculados a grupos de extrema derecha o neonazis– que fabricaban pistolas con los planos descargados en DetDisp.

Dos son los hombres que han contribuido a que los contenidos de este portal se expandan por el mundo. Sus seudónimos son JStark1809 e Ivan 'El Troll'. El primero, alemán de ascendencia kurda e hijo de refugiados, respondía al nombre de Jacob Duygu. Necesario utilizar el pretérito imperfecto, ya que en 2021 murió en extrañas circunstancias días después de ser localizado e interrogado por la policía. El diseñador había nacido entre 1992 y 1993, formó parte del Bundeswehr (las fuerzas armadas de la República Federal Alemana) y trabajó como suboficial en una de sus unidades de logística. El siguiente sospechoso, Ivan, es un joven de 26 años que, según destapó el diario The New York Times, se llama John Elik y es sobrino de la republicana Amy Elik, miembro de la Cámara de Representantes de Illinois.

"Desde la muerte de Duygu, no se puede encontrar una figura más influyente en el movimiento de las armas impresas en 3D que Ivan El Troll", asegura a EL ESPAÑOL | Porfolio el doctor Rajan Basra, del Centro de Estudios de Radicalización (ICSR) del King's College, en Londres, una de las personas que ha contribuido a descifrar su identidad. "Es el líder de facto de Deterrence Dispensed, la red más influyente del mundo en este área. Es prolífico en línea, hace vídeos que muestran cómo se usan las armas impresas en 3D y crea nuevos diseños". Estos, siempre bajo las siglas FGC, son utilizados y replicados en talleres clandestinos en todo el mundo. También en España.

Vista de uno de los manuales de FGC-9 facilitado por Deterrence Dispensed.

Vista de uno de los manuales de FGC-9 facilitado por Deterrence Dispensed. DetDisp

Partes en las que se divide una ametralladora FGC-9, concretamente del modelo MK1.

Partes en las que se divide una ametralladora FGC-9, concretamente del modelo MK1. Wikimedia Commons

Dentro del universo de las FGC, el arma más conocida y replicada en los talleres de fabricación clandestinos es el FGC-9, un arma semiautomática (el número evoca a los 9 milímetros de las balas tradicionales) que, desde 2018, se ha encontrado en manos de paramilitares de Irlanda del Norte, de rebeldes birmanos y de grupos criminales organizados en Finlandia. En el caso de España, en diciembre de 2023, la Guardia Civil, en el marco de una operación internacional, detuvo a seis personas en Madrid, Jaén y León que habían creado talleres de fabricación ilegales y les incautó 42 armas de fuego. Entre ellas se encontraban subfusiles FGC-9 fabricados mediante tecnología 3D procedentes de manuales descargados en Deterrence Dispensed firmados por  JStark1809 e Ivan 'El Troll'.

"Hay indicios de que grupos criminales organizados en todo el mundo están fabricando FGC-9 y otras armas impresas en 3D para venderlas en mercados ilícitos y obtener ganancias", incide Basra. "Actualmente no podemos decir que esté demasiado extendido, pero los síntomas están ahí. Como cualquier ideología o avance técnico, se acabará diseminando por todas partes del mundo, y España no es una excepción. También hemos visto a yihadistas promoviendo este tipo de armas online, así que hay síntomas de que esos conocimientos pueden expandirse fácilmente". 

La amenaza de la fabricación de armas 3D, sin embargo, está calificada como emergente, pero de baja intensidad. "Es decir, vemos que es un fenómeno que poco a poco va a más pero que, por suerte, al menos de momento, es casi anecdótico en nuestro país", confirma el capitán jefe del Grupo de Tráfico de Armas de la Jefatura de Información de la Guardia Civil. "Al año se intervienen 8.000 armas ilegales en España, pero según los informes de inteligencia de Europol, entre 2018 y 2022, ambos inclusive, a nivel europeo se registraron sólo 62 incidentes con armas 3D, 5 de ellos en España". Son muy pocos.

Uno de esos incidentes se produjo en Betanzos en agosto de 2022, donde se intervino a un individuo un subfusil AR9; otro ocurrió en Navarra, y su autor era un expreso de ETA que las fabricaba de forma clandestina; en Santa Cruz de Tenerife, en 2020, la Policía Nacional logró desmantelar el primer taller ilegal de impresión de armas 3D. La investigación más grande, sin embargo, se realizó en el marco de la Operación Carmelo de la Guardia Civil junto a Europol, donde se llevaron a cabo detenciones en 14 países, entre ellos Canadá. "Se inició aquí, en España, cuando nos dimos cuenta de que muchos fabricantes internacionales necesitaban una herramienta específica para uno de los pasos concretos de la elaboración. Tirando de ese hilo, vimos que había individuos, no relacionados entre sí, que compraban a un mismo proveedor".

La unidad especializada en tráfico de armas en la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional apoya que el fenómeno, aunque preocupante e incipiente en España, "ni de lejos es la principal amenaza", ya que "está poco desarrollado". Las autoridades han tenido operaciones concretas y particulares a lo largo de los últimos cinco años, pero siempre de individuos particulares que han montado su taller. "Realmente el crimen organizado se nutre por otras vías y se fía de lo que siempre les ha funcionado: las armas de fuego convencionales". Esas 8.000 que describía la Guardia Civil, ni un 1% del total.

¿De qué están hechas y cómo es posible que un individuo particular fabrique su propia pistola en su habitación? Los materiales de las armas confeccionadas mediante el uso de impresoras 3D son, eminentemente, polímeros. "Una impresora 3D está formada por rodillos de plástico. Tú entras en sitios especializados y los polímeros se usan a diario en esa industria. Es algo que está al alcance de todo el mundo. Eso sí: para conseguir un manual y construir algo bueno de verdad, tienes que bucear mucho, sobre todo en la dark web, y llegar al foro adecuado. Lo que sí que es cierto es que los polímeros, es decir, el material con el que se fabrican las armas 3D, son de acceso libre", indica la CGI.

Una de las armas FGC-9 por piezas, donde se mezclan las partes de metal con los polímeros impresos mediante tecnología 3D.

Una de las armas FGC-9 por piezas, donde se mezclan las partes de metal con los polímeros impresos mediante tecnología 3D.

"Hablamos de armas que no son muy sofisticadas, como la pistola Liberator de 1 o 2 disparos, que aguantaba un número determinado de detonaciones y que apenas soportaba la presión de un disparo real", amplía el capitán jefe de Grupo de Armas de la Jefatura de Información de la Guardia Civil. "El arma 3D más utilizada hoy en día es un tipo de carabina o fusil FGC-9 [las diseñadas por personajes como Iván El Troll]. Pero para fabricar ese arma, aunque tengas los planos y la tecnología, necesitas una media de 25 días para conseguirla. Además, las armas digitales no son armas puras en 3D, sino armas híbridas, es decir, al menos un 10% o un 20% de los componenes son necesariamente de metal, como el cañón, el cerrojo, el percutor o algún muelle o pequeño pasador".

Esas piezas son estrictamente necesarias para soportar la presión del disparo y los gases, ya que si fueran sólo de plástico podrían romperse fácilmente. Los elementos de metal pueden conseguirse por otras vías o incluso fabricarse con herramientas industriales, pero no es fácil ni barato. Además, una vez una pistola en 3D está terminada, se necesita munición para poder usarla. "Esta puede ser ilegal y conseguirse en el mercado negro", aseguran desde Guardia Civil. "Puedes fabricarla tú, pero para eso necesitas proyectiles, balas, la punta, la vaina, el casquillo, que son elementos de venta libre, porque no dejan de ser núcleos de plomo y una vaina de latón, pero el fulminante y la pólvora están regulados. La legislación española es muy restrictiva en ese aspecto".

Libertarios, extrema derecha y frikis

Estados Unidos, Europa y, concretamente, España, cuentan con perfiles muy diferentes de criminales –o potenciales criminales– dedicados a la creación de armas mediante impresión 3D. Mientras que personajes como John Elik, alias Iván El Troll, radicado en Illinois, hacen bandera de los principios del libertarismo –apelan a la individualidad, a la propiedad privada, al rechazo a las normas que restringen cualquier tipo de libertad, a las virtudes de la Segunda Enmienda–, en Europa los principales grupos vinculados a la fabricación de armamento casero son lobos solitarios adeptos a ideologías de extrema derecha.

"Los ideólogos de Deterrence Dispensed creen que todos los ciudadanos deberían tener derecho a portar armas porque, para ellos, es necesario defender otros derechos, como la libertad de expresión, y luchar contra la tiranía gubernamental", sopesa Rajan Basra, del ICSR. "En su visión del mundo, cualquier ley de control de armas es tiránica, por lo que se convierte en una especie de profecía autocumplida: 'Deberíamos tener armas para luchar contra la tiranía, y si no nos dejáis tener armas, sois tiránicos'".

Un ejemplo de la ideología de los creadores de DetDisp la desvelaba el propio JStark en una entrevista en el documental Plastic Defence de Popular Front. Ataviado con un pasamontañas y con la voz distorsionada, Jacob Duygu aseguraba al entrevistador que, para él, llevar armas de fuego era un derecho. "Las fuerzas gubernamentales tienen una fuerza ejecutiva; la policía, los militares, tienen armas. Y para escapar de esa injusticia, los ciudadanos deben tener la misma fuerza a nivel individual que la entidad gubernamental", expresaba el ideólogo de las FGC.

Al morir Duygu, Elik se quedó al frente del portal Deterrence Dispensed. Hoy, la mayoría de planos de armas subidos a la red los firma él. "Técnicamente lo que hace no es ilegal porque vive en Illinois, y allí, siempre que cada arma lleve un número de serie, se puede hacer. En la mayoría de estados de Estados Unidos no está prohibido fabricarte tu propio equipo, aunque sí hay restricciones para venderlo sin licencia", continúa Basra. 

Armas de fuego y munición intervenidas en el marco de la 'Operación Carmelo' de la Guardia Civil en colaboración con Europol.

Armas de fuego y munición intervenidas en el marco de la 'Operación Carmelo' de la Guardia Civil en colaboración con Europol. Guardia Civil

Los anhelos libertaristas de Elik poco tienen que ver con las intenciones de los fabricantes de armas en 3D que replican los pasos de sus manuales en países de Europa, cuyos criminales, la mayoría supremacistas blancos, están asociados a movimientos de extrema derecha. Una de las detenciones más sonadas se produjo este mismo 2024 en Reino Unido, donde se encontraron varios modelos de las FGC-9 semiautomáticas durante la detención de tres hombres (Christopher Ringrose, Marco Pitzettu y Brogan Stewart) que buscaban atacar un centro de educación islámico en Leeds. En diciembre de 2020, un supremacista blanco que respondía al nombre de Matthew Cronjager también fue arrestado por los mismos motivos.

"A nivel europeo, especialmente en el norte de Europa, estas personas suelen estar asociadas con grupos de extrema derecha", reconoce el representante de la Jefatura de Información de la Guardia Civil. "Países como Islandia o Alemania tienen problemas de violencia muy elevados vinculados a la extrema derecha, pero especialmente Suecia, donde hay mucho narcotráfico, casos de ajustes de cuentas y cuyo aumento de la producción de armas en 3D es exponencial, como también lo es, dicho sea de paso, el de circulación de armas ilegales convencionales". 

La razón de ser de este fenómeno se debe, según Basra, a una combinación de razones ideológicas, culturales y prácticas. "Ideológicamente, hay personas que se preparan para una futura 'guerra racial' y quieren ser autosuficientes. Culturalmente, quieren replicar famosos ataques de extrema derecha, como la masacre de Christchurch de 2019 o los atentados de Noruega de 2011. En la práctica, personas muy influyentes de extrema derecha, tanto en Telegram como en otras plataformas, comparten los archivos [de DetDisp y otras plataformas], por lo que, naturalmente, los descargan e intentan crearlos". 

El caso de España es diferente. El único supremacista detenido por la fabricación de armas 3D en su domicilio fue un exmilitar venezolano afincado en Santa Cruz de Tenerife. Tenía 55 años y era admirador del nazismo. Su taller de fabricación de armas 3D fue el primero en ser desarticulado. Pero es una excepción. "En España la conciencia es que son individuos esencialmente... frikis", continúa el capitál jefe del Grupo de Tráfico de Armas. "Hablamos de personas inteligentes, con estudios, introvertidos, que toman la fabricación de un arma como un desafío o un reto. Pero no hay una finalidad detrás de ello de utilizarlas con un fin ilícito, como para cometer atracos o atentados".

Por tanto, todas las fuentes consultadas llaman a la calma. "No se puede decir que haya algo así como una 'industria'. Son personas, a título individual, que tratan de fabricarlas para propio consumo o para cumplir algún desafío concreto", continúan las fuentes de la Comisaría General de Información. "El incremento existe, pero es un incremento que pasa de no haber nada a existir unas pocas operaciones en nuestro territorio. Son una rara avis por el momento".

La nueva tecnología, concluyen desde la Jefatura de Información de la Guardia Civil, siempre "es fuente de alarma social", ya que "todo lo desconocido genera desconfianza y tiene un plus de desconcierto". El problema, aseguran, "es que la tecnología 3D se abarata cada día más y la comunidad internacional no restringe el acceso a los planos de fabricación de armas". Y como en la mayoría de países de la Unión Europea no es ilegal tenerlos en posesión, la burbuja puede seguir creciendo en los próximos años.