El sillón donde se le invita a sentarse para ser fotografiado le recuerda a Fran Hervías (Tossa de Mar, Gerona, 1983) a una serie en la que, por cuyo desempeño político, podría haber sido más que un mero figurante. "¿Esto qué es rollo Juego de Tronos?", descubre la intención del redactor. Porque hubo un tiempo en que Hervías hizo y deshizo a su antojo un partido que, fundado con las más nobles intenciones en una Cataluña despótica, acabó finalmente deshecho y pusilánime. Un proceso de más de una década donde Ciudadanos pasó de soñar con el sorpasso a la hegemonía del PP en el centroderecha a que sus potenciales votantes quepan ahora en un taxi.
Hubo un giro de guion que explica su mala reputación para el gran público. Sucedió el 18 de febrero de 2021. El número del exsecretario de Organización de Cs apareció por la pantalla del móvil de Pablo Casado y Teodoro García Egea, presidente y secretario general del PP por entonces, dispuesto a fichar por el partido. El hombre que guardaba los secretos apareció en Génova como aquellos emisarios que, súbitamente, se presentan en la corte de otro reino dispuestos a desvelar las más valiosas confidencias, las voluntades más seducibles, la X en el mapa para desactivar Ciudadanos, extremo que niega durante la entrevista.
El PP comenzó entonces una expedición arponera, un cabotaje por toda España en busca de dirigentes a los que enrolar en un proyecto más grande. Hervías plasmó todo aquello en un "documento estratégico" que asegura legó al equipo de Alberto Núñez Feijóo. El reciente éxodo masivo le suena. El nuevo líder del PP, sin embargo, prescindió de sus servicios —contractualmente ligada su continuidad a la anterior vicesecretaria de Organización— una vez instalado en el mascarón de proa del partido.
Parte de lo vivido lo narra ahora en Ciudadanos. La historia jamás contada (Península, 2023), un libro donde se desquita de las "falsedades e insultos" que afirma haber tenido que aguantar desde su salida al PP. Patriotismo y practicidad para vencer a Sánchez en las urnas son los argumentos que esgrime para tal hecho. El mismo camino que asegura estar sondeando Inés Arrimadas, la mujer a la que achaca la deriva de un partido convertido ahora "en un Nokia".
P.- Disculpe que vaya al hígado con la primera: usted creó la estructura de Ciudadanos, un partido que en abril de 2019 estuvo a punto del sorpasso al PP; sin embargo, también fue su principal desarticulador. ¿Por qué lo hizo?
R.- Yo no desarticulé el partido. Eso es falso. Cuando dimito como secretario de Organización tras la dimisión de Albert [Rivera] y el fracaso del 10 de noviembre [de 2019], apoyo a Inés Arrimadas como futura presidenta de Ciudadanos. Se le entrega un partido con casi 30.000 afiliados, 169 diputados autonómicos, 3.000 concejales, 10 diputados nacionales y ocho senadores. Bajo el mandato de Inés, Ciudadanos pasa de 36 diputados en Cataluña a seis. Eso no es porque yo lo desarticulara, yo estaba en Ciudadanos entonces, eh.
El partido comienza a perder afiliados con Inés, que baja de los 20.000 afiliados, perdiendo 10.000 militantes en un año. Y yo seguía en Ciudadanos. Inés comienza a hacer pactos con Pedro Sánchez y con Pablo Iglesias, lo que origina que muchos cargos de Ciudadanos se vayan y que otra gente deje su acta, como Marcos de Quinto, por ejemplo. Gente como Juan Carlos Girauta o Carolina Mejías dejaron el partido por los pactos que estaba haciendo Inés Arrimadas con Sánchez e Iglesias. En definitiva, que yo no desarticulo ningún partido.
P.- ¿En qué momento decidió marcharse?
Llega el momento, cuando Ciudadanos empieza a hacer pactos más allá con Sánchez e Iglesias, que a mí los hombres fuertes de Inés, en una reunión el 18 de febrero, me dicen que los pactos van a ir a más. En ese momento decido dejar mi acta de senador, dejar todos mis cargos en Ciudadanos y decido irme al Partido Popular a trabajar como asesor para reunificar el centroderecha. Inés, mientras, lo que hace es impulsar mociones de censura en contra de [Isabel Díaz] Ayuso, en la Comunidad de Madrid; de [José Luis Martínez] Almeida, en el Ayuntamiento de Madrid; de [Fernando] López Miras, en la Región de Murcia; y de [José] Ballesta, en Murcia capital. Mociones de censura negociadas con el PSOE y Podemos. Es tan simple como que yo, para no cambiar de principios y de valores, decido cambiar de partido.
P.- Me refería a que, con su paso al PP, muchos de los cargos a los que usted debía el cargo, porque los había puesto; favorece el trasvase de sus afines.
R.- Eso es falso. Eso que se contó de la OPA hostil es falso. El año que estuve en Génova creo que se pasaron de Ciudadanos al PP unas 25 personas. No se pasó nadie con acta al Partido Popular en la época que yo estuve con la estrategia de reunificación del centroderecha.
P.- ¿Considera entonces más hostil el conteo público de Feijóo hace dos meses?
R.- Feijóo está haciendo lo que muchos considerábamos que se tenía que hacer: esa reunificación del centroderecha en el que hay que sumar voluntades para ser más fuertes y ganar a Sánchez. Es lo lógico, lo normal. Pero yo no desarticulo Ciudadanos. Lo podría haber desarticulado en dos semanas, sí. Lo podría haber hecho, pero no lo hice. Te puedo asegurar que si lo hubiera desarticulado, se hubiera notado.
P.- ¿Fue un error de cálculo de Rivera intentar sustituir al PP como principal partido del centroderecha?
R.- Es que si quieres transformar y regenerar España o ganas unas elecciones para ser presidente o no lo vas a conseguir. El plan no era sustituir al PP, sino ganar para poder llevar a cabo las políticas que queríamos aplicar. Si no eres presidente, no puedes. Nuestro objetivo, nuestra tarea, nuestro sueño, era regenerar España.
P.- No lo pongo duda, pero si Ciudadanos hubiera tenido más votos que el PP, lo hubiera sustituido, y ese fue el objetivo, la ambición.
R.- Nuestra ambición no era sustituir al PP, sino regenerar y transformar España. Y si no eres presidente, no puedes llevar a cabo las reformas que quieres, porque en el modelo presidencialista el presidente es plenipotenciario. El presidente pone y quita ministros.
P.- Existen los gobiernos de coalición.
R.- ¿Y?
P.- Hombre, podría haber sido vicepresidente.
R.- Es que siendo vicepresidente no regeneras España. Y con Sánchez, menos.
P.- Rivera no pensaba así en abril de 2016, cuando llegaron a un acuerdo programático e intentaron un pacto de investidura con Sánchez.
R.- Pero que si eres vicepresidente no consigues regenerar España, que era lo que nosotros queríamos. Nos equivocamos en que no supimos desenmasacar a tiempo quién era Sánchez, no supimos hacer que los españoles se dieran cuenta a tiempo de quién era Sánchez. Ese fue el error que cometimos.
P.- Muchos de los dirigentes de Ciudadanos de aquella época se amparan en el "con Rivera no" que la militancia socialista le cantó a Sánchez en abril de 2019, tras su primer estrecho triunfo electoral. Había cuajado el relato de Ciudadanos como un partido liberal, capaz de pactar a izquierda y derecha. La política española, quizás, sería otra.
R.- Sería igual. No está en ningún sitio escrito que Ciudadanos sea un partido bisagra. Una cosa es lo que nosotros queríamos que fuera Ciudadanos, un proyecto ganador para vencer en las elecciones generales y gobernar España desde la Presidencia; y otra cosa es lo que la gente creía que era Ciudadanos. Es que es un partido bisagra que no sé qué [agudiza la voz]. No. Nosotros constituimos Ciudadanos en España para ganar unas elecciones y gobernar España. Punto. Para conseguirlo tienes que ser presidente. ¿Por qué? Porque el presidente pone y quita ministros, pone y quita reales decretos, es el que manda. Lo estamos viendo con Podemos.
P.- Pero, ¿y si hubieran pactado?
R.- Pongamos por caso que hubiéramos entrado en Gobierno con Sánchez: en su primera cacicada hubiésemos tenido que salir del Gobierno. Porque nosotros no hubiésemos permitido que Sánchez indultara golpistas, porque lo hubiese hecho; nosotros no hubiéramos permitido que prorrogara estados de alarma inconstitucionales, y lo hubiera hecho; porque Sánchez, con el resto de grupos y sus socios de la moción de censura, sumaba mayoría. No necesitaba a Ciudadanos. Por eso, no sólo la militancia del PSOE dijo "con Rivera no"; también, creo recordar que fue Ábalos, que no iban a pactar con Ciudadanos. De hecho, nunca llegó una oferta formal del PSOE para intentar formar un Gobierno: ellos eran los que tenían la obligación, no nosotros. Sánchez nunca quiso gobernar con Ciudadanos. Nunca. De hecho, cuando tuvo opciones de gobernar con Ciudadanos, no lo hizo. Ni en Navarra, ni en Diputación de Barcelona, ni en otros tantos ayuntamientos de España.
P.- ¿Qué ocurrió entre abril y noviembre de 2019? ¿Por qué se pasa de 57 a 10 diputados?
R.- El error estratégico nuestro fue cuando quisimos visualizar quién era Sánchez: lo hicimos demasiado tarde, lo deberíamos hacer hecho desde el mes de abril. Y como lo hicimos tan tarde, en pleno verano, en el último momento ya, y con el pitido final del partido. Ahí nos equivocamos. El discurso que hizo Albert explicando el plan de Sánchez y la banda, que lo hizo a finales de julio del 19, lo tenía que haber hecho en abril. La segunda situación es la coyuntura interna del partido. Una situación de inestabilidad interna, con las dimisiones de Toni Roldán y otros miembros de Cs, que creó una crisis interna muy fuerte, agravada además por otras dimisiones que alzaron la voz duramente contra Albert porque era partidarios de hacer presidente a Pedro Sánchez. Eso originó también una situación de conflicto interno que pasó factura.
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P.- Inés Arrimadas es la que peor parada sale del libro. ¿Cuándo se desencanta usted de ella? ¿Antes o después de marzo de 2020?
R.- Yo prefiero recordar a la Inés del principio y no la del final, la que trata de quitar a Ayuso de presidenta de la Comunidad de Madrid con la moción de censura, a Almeida como alcalde de Madrid o la que apoya a Sánchez e Iglesias. Me quiero quedar con la Inés primera y no con la que va claramente en contra de lo que motivó el nacimiento de Ciudadanos o la que vota a favor de la Ley del sólo sí es sí. La Inés de ahora es una Inés que, no sé por qué, ha estado pactando con Sánchez e Iglesias.
P.- ¿Valoró presentarse al congreso de Ciudadanos de marzo de 2020?
R.- ¿Quién?
P.- Usted, si tan mal iba el partido.
R.- Qué va, hombre, yo apoyé a Inés. Consideré que, de lo que había, la mejor era Inés, a pesar de cosas que había hecho muy feas. La apoyé sin fisuras, es más: si el equipo de Organización no la hubiese apoyado es posible que no hubiese ganado. Nosotros fuimos muy decisivos para que ganara ese congreso contra Paco Igea. Si llegamos a apoyarlo, Inés no gana.
P.- Ha asegurado públicamente que Inés Arrimadas lo tiene hecho con el PP, que se presentará por Cádiz en las generales.
R.- Sí, parece ser que está negociando su incorporación al PP, algo que, además, es surrealista, porque la persona que más ha traicionado al PP ha sido Inés Arrimadas.
P.- ¿Y cómo lo hará?
R.- Dejará el acta de diputada antes de las elecciones y después se pasará el PP. Ha habido otros casos de cargos de Ciudadanos con acta que se han incorporado al PP. El alcalde de Badajoz [Ignacio Gragera], por ejemplo. Ella, para hacerlo más limpio, dejará el acta de diputada antes y después anunciará su incorporación al PP.
P.- De ser cierto el movimiento, parece que el PP la sigue considerando un valor político.
R.- Eso es algo que tienen que decidir ellos, pero según las encuestas es una de las políticas peor valoradas de España.
P.- ¿Cree que se consumará finalmente su salida al PP? Está el ejemplo de Begoña Villacís, que lo tenía hecho con Elías Bendodo, pero Isabel Díaz Ayuso torpedeó su fichaje.
R.- Yo creo que lo torpedea la propia Begoña.
P.- Manejó la situación torpemente.
R.- Totalmente. Ciudadanos es ahora como un teléfono de marca Nokia. Nokia, en su época, cotizaba al alza y era un buen producto, pero de golpe y porrazo salió Blackberrry y luego Apple. Y Apple se comió a Nokia. Ciudadanos no es Apple, es Nokia a día de hoy. Que sí, que en su día fue un muy buen producto. Begoña no fue consciente de que era un náufrago en mitad del océano y que había una isla donde le estaban dando cabida. Creía que iba montada en un trasatlántico y no. Ahí es donde se equivocó. Tú no puedes entrar en un partido político diciendo que vas a montar una corriente interna. O ponerte a negociar cuando te están dando cabida puestos y más gente.
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P.- ¿Ha anulado con este movimiento toda posibilidad de ingresar en el PP, por ejemplo, en las listas de las generales por Madrid?
R.- Eso lo tienen que decir los dirigentes del Partido Popular, lo que sí está claro es que a Begoña la pillaron con el carrito de los helados. A mí me hubiese gustado que hubiera salido bien y compartir proyecto político nuevamente. Al fin y al cabo, a Begoña la ficho yo para Ciudadanos. Es reconfortante, por tanto, que gente que yo descubrí y traje esté de nuevo. Pero ahí se equivocó. Está en una situación en la que ha primado más su imagen que su propia gestión como vicealcaldesa de Madrid.
P.- ¿Habló usted con Tellado y con Bendodo acerca de estas posibles incorporaciones?
R.- No. Yo dejé mi documento estratégico redactado. Les expliqué lo que yo consideraba que había que hacer y veo que están ejecutando la estrategia. Por tanto, yo contento.
P.- Dice que el PP está ejecutando la estrategia que usted diseñó.
R.- No sé si es la que diseñé yo o...
P.- ¿Le suena lo que está pasando?
R.- Claro, o eso o han hecho un documento nuevo que es muy parecido al que diseñé yo. Lo importante es que lo que queríamos hacer es reunificar el centroderecha y hacer un PP más fuerte y se está haciendo. Me quedo con eso, porque lo importante es España, y si España consigue un Gobierno que esté a su altura y a la de los españoles, estoy satisfecho, independientemente de que esté o no en Génova.
P.- ¿Qué opinión le merece Alberto Núñez Feijóo?
R.- Yo creo que en su gestión y sus mayorías absolutas en Galicia ha demostrado su capacidad y su calidad. Cuando sea presidente de España veremos si esa gestión que hizo en Galicia también la hace con el conjunto de España.
P.- Usted se enrola en el proyecto fallido de Pablo Casado, que difiere en muchos puntos con la nueva dirección nacional del PP, entre ellos, la carga ideológica.
R.- Es que esto no es un tema de personalismos, sino de España, que está en una situación de emergencia nacional. Tenemos unos gobernantes que quieren destruir España y la están destruyendo y hundiendo. En esa situación de emergencia nacional, la obligación de uno como español es intentar revertirla. El único partido político que puede ganar a Sánchez es el PP. ¿Y yo qué hago? Irme al PP para intentar ganar a Sánchez.
P.- Se suponía que Ciudadanos y el PP eran distintos.
R.- No es un tema de ideología. Es un tema de convicciones. Yo me voy al PP por convicción, no por necesidad. Si Begoña Villacís se va al PP después de las elecciones municipales porque no ha conseguido su acta de concejal, se va por necesidad, no por convicción; si se va Inés Arrimadas, que ha traicionado al PP queriendo quitar a Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid y a López Miras en Murcia, no lo hace por convicción sino por necesidad. Esto ha pasado en muchos casos, como con Juan Marín o Marta Bosquet, es decir, gente que no tiene otra cosa y ha tenido que irse al PP. Oye, y bienvenidos, todos son bienvenidos y cuanto más gente, mejor. Lo que no se puede ser es hipócrita. No te puedes vestir de algo que no eres ni dar lecciones a alguien como yo, que dejó su acta de senador quedando años de legislatura y nos fuimos a trabajar para ganar a Sánchez.
P.- ¿Cuál es su relación con el PP de Feijóo?
R.- Tengo una relación cordial con mucha gente: en Génova, fuera de Génova y en los territorios. Una relación normal, como tiene cualquier afiliado a un partido político. No tengo relación personal con Feijóo, pero tengo relación con gente de su equipo.
P.- Usted tiene un amplio conocimiento orgánico del partido: ha trabajado en sus tripas.
R.- Bueno, en sus tripas no, estuve un año en Génova y no hice ningún trabajo de fontanería de los que venía haciendo en Ciudadanos, por suerte. Entré como un asesor político para ayudar a reunificar el centroderecha en España. Elaboré todo un documento estratégico con diferentes perfiles, del mundo de la sociedad civil y de partidos políticos que podían sumarse al PP y aportar para reunificar el centroderecha. Una estrategia que Feijóo también está haciendo. Me reconforta ver que se está haciendo lo que queríamos algunos.
P.- Creo que tiene una buena opinión sobre Adrián Vázquez, pero también ha dicho que primará sus ambiciones personales sobre las del partido.
R.- Adrián es una persona muy hábil y muy lista. Lo conozco desde hace muchos años, desde que estaba en UPyD; de hecho, me echó una mano en su época. Yo lo he tenido en mi equipo de Organización con temas de Europa y, como lo conozco muy bien, y es legítimo, va a primar una estrategia personal antes que de Ciudadanos.
P.- Pero, ¿qué gana embarcándose en un proyecto que está a la deriva?
R.- El poder. Aunque sea un partido que está a la deriva, no deja de ser un partido que sigue estando en gobiernos, que sigue teniendo diputados nacionales en el Congreso, siendo sus votos decisivos a la hora de mociones o leyes que se puedan llevar a cabo; que está en Europa en un proyecto fuerte... Es decir, Ciudadanos tiene ahí cierta fuerza. A partir de mayo tendrá ya mucha menos, cuando desaparezca de todos los parlamentos autonómicos, pero, oye, hay gente que es hábil y sabe manejarse.
P.- De Patricia Guasp ha dicho que es "una rebotada del PP", pero la puso de número dos en Baleares.
R.- Sí, ahí tuvimos el problema que perdió las primarias Xavier Pericay y ganó Marc Pérez-Ribas, un tipo muy trabajador y que se curró mucho a la militancia, pero que tenía ciertas carencias de perfil institucional y de oratoria. Patricia tenía un perfil un poco mejor que Marc, por eso la pusimos de dos junto con Beatriz Camiñas. Me sorprendió que Patricia fuera una de las que, después, me insultaba mucho internamente en el partido, cuando el congreso para sustituir a Inés. Me mencionaba como si estuviese en el equipo de Edmundo Bal, cuando llevaba ya tres años fuera de Ciudadanos. Me decepcionó bastante que hiciese eso. Lo que está claro es que con Patricia y Adrián al frente, Ciudadanos no tiene futuro. Tampoco queda nadie ahí que pueda reflotarlo.
P.- ¿No cree que Edmundo Bal le hubiera dado un tono diferente al partido?
R.- Eso se lo tienes que preguntar a gente de Ciudadanos. El Ciudadanos auténtico muere cuando dimite Albert: lo que viene después no es Ciudadanos, es otra cosa. Les hubiera venido bien haberle cambiado el nombre.
P.- ¿Se ve volviendo a la política algún día?
R.- No tengo intención de volver a la política. Oye, soy muy joven, tengo 39 años y toda la vida por delante. Tengo muy buenos recuerdos de mi etapa política en Ciudadanos, sobre todo, una etapa maravillosa y apasionante. El servir a España es uno de los mayores honores que uno puede tener, pero también he visto lo peor de la política, la maldad, hasta donde es capaz de llegar la gente. La política saca lo peor de las personas. Volver a sufrir esa situación de gente que se mueve por odio, sólo por querer tener poder, pues no me veo a día de hoy.
P.- Quién hubiera sido para usted mejor presidente: ¿Albert Rivera o Pablo Casado?
R.- Albert Rivera.
P.- ¿Se perdió algo España?
R.- El mejor presidente que pudo tener España fue Albert Rivera. Y Pablo Casado tenía un proyecto muy bonito para España, muy parecido al de Albert, por cierto. Pero los españoles votan, los españoles deciden, decidieron que Albert no tenía que ser presidente. Yo considero que es el mejor presidente que podría haber tenido y que ahora España no estaría como está.
P.- ¿Por qué ha escrito el libro?
Porque se han escrito muchas falsedades e insultos durante todos estos años, cuando decido irme de Ciudadanos y todavía estando. No digo que no haya cometido errores y fallos, pero se han escrito tantas barbaridades que tenía que dejar constancia escrita sobre la verdad de lo ocurrido, desde mi punto de vista y mis vivencias. También lo he hecho por mi hijo, que tiene dos añitos y cuando crezca y comience a leer la de barbaridades que la gente dice por ahí, todas ellas falsas, tiene que tener algo escrito por mí para que sepa lo que hizo su padre. Es un libro escrito desde la discrepancia política, no personal, para hacer justicia.
P.- ¿Está muerto Ciudadanos?
R.- El Ciudadanos auténtico desapareció cuando Albert dimite, y lo que queda ahora de Ciudadanos va a desaparecer, aunque España necesita un partido como el Ciudadanos auténtico.