15 julio, 2023 02:35

Nos encanta venerar, idolatrar, admirar. Subir a las alturas, crear altares, expectativar como verbo que no existe pero que debería inventarse. Colocamos el traje de superhéroe a aquellos que creemos que lo merecen, aunque no sea así. El crepúsculo de los dioses siempre tiene el cartel de completo, y está compuesto, sobre todo, por artistas de todo tipo a los que seguimos en exposiciones, libros o conciertos. Qué buena película la que nos montamos en la cabeza sobre quién está detrás del personaje, sin pensar en sus posibles demonios o palpitantes valores. Qué egoístas los que estamos al otro lado de la barrera al juzgar sin saber. Si no, que se lo pregunten a Izal. 

Cuando el cantante anunció su separación meses después de 12 años con su grupo de siempre, todos dispararon a la voz cantante: la versión de barra del bar era que Mikel tenía un ego como una casa de grande. Sin embargo, él tiene otra versión: cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio que necesitaba respirar otros aires, surfear otras olas para respirar y vivir mejor. Y tras casi nueve meses de silencio y retiro, se ha subido otra vez a la tabla con un proyecto propio que lleva su nombre y el de Izal, por lo alargada que es su sombra y porque es su propio apellido.

Aquel ídolo de masas que llenó junto a sus compañeros de banda dos Wizinks a modo de Despedida y Autoterapia, y al que todo el mundo señaló, llega tímido a la coctelería Love Company, nervioso, como si no hubiera mantenido charlas con periodistas en sus 12 años anteriores. Sufre ante la cámara y repite en varias ocasiones lo poco que le gustan los focos. A lo mejor nos equivocamos de bala.

‘La Fe’ y ‘El Paraíso’ son sus dos nuevos singles, que han tenido una gran aceptación entre los fans de la ex banda. Tras el verano, llegará el disco completo, que está compuesto entre 2021 y 2022, cuando la noticia de la ruptura aun no era conocida por los fans. Entre el miedo, la fe y el paraíso, Mikel vomitó todo lo que dejó de hacerle feliz en los escenarios.

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P.-Todo un éxito la vuelta.

R.-De momento.

P.-¿Está nervioso?

R.-Estaba más nervioso antes del estreno del primer single que del segundo, es complicado acabar un proyecto que ha generado tantas pasiones como Izal. Somos afortunados, disfrutamos muchísimo y los cinco lo hemos vivido como el sueño de cualquier músico. No ha sido fácil para nadie, para mí tampoco, lo que pasa que… bueno, el inconformismo. Soy culo de mal asiento y el proceso lo di por terminado en un momento dado, necesitaba claramente una nueva dinámica que me ilusionara de nuevo, hacer las cosas diferentes, ni mejor ni peor. Era consciente de que mucha gente había empatizado y había vivido el grupo de una forma casi tan intensa como nosotros, así que me ponía nervioso y con mucha ansiedad. Pero fue sacar La fe y alejarse un montón de fantasmas. He notado un respeto espectacular, mucha gente ilusionada de nuevo, que comparte el hecho de que dentro de la pena de que se acabe algo, también empieza otra cosa. Estoy flipando con lo a favor que se ha reaccionado, no puedo pedirle más al comienzo de mi proyecto en solitario.

Mikel Izal.

Mikel Izal. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.-Le he oído decir que también le faltaba ponerse nervioso, volver a tener ilusión. Menudo chute de endorfinas.

R.-Sí, me genera la misma felicidad que ansiedad. Le doy a todo mucha importancia, me como mucho el tarro y es algo que quiero cambiar. Nada es tan importante y tiendo a ser un intenso de la vida.

P.-Ahora se lleva mucho decir eso de ‘eres un intenso’.

R.-A mí me lo están diciendo mucho últimamente. Estaba muy nervioso en el directo que hicimos para presentar el primer single, como si no hubiera hecho una entrevista en mi vida, pero es que de eso se trata, dentro de que es una sensación agridulce. No quiero sentirme tan cómodo o sabiendo lo que va a ocurrir en todo momento. A pesar de que la seña de identidad de Izal es alargada y vengo de algo que ha funcionado muy bien, no quiero sentir que está todo el pescado vendido.

P.-Es como si se pasara por las fases de un duelo. ¿Estás contento con cómo fue la despedida con los dos ‘sold out’ del Wizink?

R.-Era imposible acabar mejor. Quizás es un tópico, pero no creo que todos los grupos lo puedan decir y si lo dicen, quizás estén mintiendo. Dentro del drama que supone todo y de lo brusco, lo que hubo es respeto y cariño hasta el final, entendimiento por todas las partes, una última gira donde les había comunicado mi decisión mucho antes, por lo que estuvimos conviviendo meses con eso. No es fácil que todos supiéramos poner nuestras emociones en un sitio bonito y no asomaran de forma negativa durante semejantes hitos de intensidad, que es que hay que gestionar eso. Para que te hagas una idea, después del último Wizink teníamos una fiesta en un bar de Madrid que reservamos para amigos y familia, contratamos una banda de músicos cojonudos que tocaban las canciones que les iban pidiendo nuestros colegas, y acabamos subiendo los izales a tocar una hora de aquella manera, claro. Eso es una forma increíble de cerrar un proyecto.

P.-¿Ha hablado de este nuevo proyecto con ellos?

R.-Saben mi timing, cómo iba componiendo, pero ahora mismo tengo un respeto parecido a como cuando dejas a una pareja y no quieres incordiar demasiado, pero a la vez te importa cómo está. Es eso, que no quiero volverles la cabeza loca, quiero que estén tranquilos, cuidarles, y no sabes hasta qué punto involucrarles. Pero todos sabemos todo de todos y tenemos un grupo de whatsapp intacto donde de vez en cuando vamos diciendo: ‘Hola, ¿qué tal?'. Pura normalidad. Cada uno lo está viviendo a su manera y todo tiene una carga emocional muy grande, así que queremos que todo el mundo esté muy bien.

P.-En el momento del fin, el ruido fue injusto. Siempre se señala a la voz cantante como culpable.

R.-Nos encantan los chismes. Es que es muy interesante. ¿Qué conversación te mola más en una mesa de bar sin conocer a nadie de Izal? Con la que señala al cantante o la que dice que este se lleva fatal con el otro te echas una buena caña. Pero si te dicen que se llevan bien y que todo ha quedado bien, no te da ni para un mosto. Lo importante es la gestión de eso e intentar no leer de ese tema o de tantos otros. Y saber la verdad, y qué bien que la verdad sea la que te he contado y no tener que mentirte en esta entrevista, porque ha sido un último año muy guay y podría haber sido un infierno si no hubiera pasado lo que pasó.

Mikel Izal.

Mikel Izal. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.-¿Dónde ha estado estos meses de silencio?

R.-Básicamente me dediqué a ubicarme, a aterrizar en la tierra después de semejante intensidad de gira, después de los Wizinks estuve dos meses sin enterarme de nada de lo que pasaba a mi alrededor. Y luego mucho surf, me desplacé bastante: sur de España en diciembre, en Bali un mes entero, otro mes en Costa Rica… No me puedo quejar en absoluto del privilegio que tuve al acabar, quería un poco de calma pero enseguida he necesitado otra vez marcha. Las vacaciones demasiado largas son muy deprimentes, al menos para mí, necesito volver a ser una persona útil y me he puesto en marcha rápido.

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Otro pensamiento recurrente: los artistas viven rápido e intenso para morir rápido. Incluso metafóricamente. Mikel podría ser surfista profesional, en el mar y en la vida. No ha terminado de coger una ola cuando ya está pensando en la otra, aunque eso suponga caerse de la tabla. Es tan adictivo lo que pasa dentro del océano como el estímulo que está por llegar al salir a flote. Casi sin aire, claro. ‘Vivo a un par de años de distancia de aquí / a mil millones de posibilidades/, reza el navarro en El Hombre del Futuro. Iba para ingeniero de telecomunicaciones, para una vida ordenada de oficina y fines de semana con la familia y los amigos de toda la vida. Pero él ya estaba pensando en la siguiente ola. “La ola nos duró 12 años y fue espectacular. Pero soy adicto al estímulo, lo tengo clarísimo, me da muchas cosas buenas, es un gran motor de vida, pero también te quita mucho. Estoy intentando trabajarlo porque o si no, no me voy a quedar parado nunca por muy agradable que sea y a veces la cagas. Pasas de un sitio agradable a otro no tan agradable solo por querer cambiar”.

P.-Las expectativas son una mierda.

R.-Suelen arruinarlo todo y suelen no dejarte darte cuenta de tus privilegios y de lo bien que estás. Vivo demasiado en el futuro, pero no puedo evitarlo y al final ha sido fuente de muchas cosas, no quiero demonizar tanto esa parte mía porque forma parte de mí.

P.-¿Se puede morir de éxito?

R.-Si no lo gestionas, sí. Se puede morir de éxito y de falta del mismo. Todo tiene partes buenas y malas, el éxito masivo también tiene cosas malas que no recomiendo a nadie. Te hace gracia un mes o bueno, un año, pero ya está. Pensamos que la vida de las personas que triunfan de forma masiva es idílica, y para nada. Lo poco que he conocido de los peligros de la fama puedo decir que es muy complejo de gestionar, sobre todo si tú no estás hecho para eso, que creo que es mi caso. Vengo de una familia muy normal, de educación recta, y toda mi vida fue encaminada a ser una persona con un empleo en una oficina, mis colegas son los de toda la vida, los del cole y después la universidad. Últimamente he añadido un grupo valenciano en la última década, pero es la última década. Soy una persona que vive en la normalidad, por eso me cuesta encajar ciertas peculiaridades del éxito.

P.-Se corre el riesgo de convertirse en un auténtico gilipollas.

R.-Siempre intento estar alerta. No tengo mucho miedo precisamente por este círculo del que te hablo. Yo me miro hace 12 años antes de Izal y salía con la misma gente. Siempre he escuchado a mis colegas para ver si alguno decía que no estaba igual que siempre. Me han pasado cosas locas y eso te vuelve más intenso. Soy el intensito del grupo y siempre lo fui, en la universidad me llamaban ‘Angus’ de Angustias. Sigo siéndolo, solo que ahora las angustias son más espectaculares.

P.-Y más expuestas.

R.-Claro. Quiero escuchar tanto a mis colegas como no escuchar a los que no lo son. Y ese es el trabajo porque a veces escucho a todo cristo y se convierte en un problema. Hace cuatro años miraba las redes a ver qué decía todo el mundo de los videos, de un concierto, de la canción… Ahora me quedo en mi Instagram, incluso ya ni eso. Intento apagar el ruido, a veces me sale bien y otras no.

P.-Hay mucha ‘fe’ en que esto vaya para adelante.

R.-Intento relativizar la importancia de las cosas. A mí me ha pasado todo lo que le puede pasar a una persona en un escenario. He vivido el privilegio máximo y eso me permite no estar obsesionado con el éxito. Lo he hablado con mi mánager, el objetivo de este proyecto es ser feliz. Otro topicazo, pero de verdad, no necesito llenar dos Wizinks, necesito que, si voy a un auditorio increíble con 1.500 personas, divertirme, que me haga feliz, que las sienta cerca, que vea que lo hemos disfrutado todos. Que encima estoy hablando de 1.500 personas, como si no fuera nada. Que le hablen a muchas bandas de este país de 1.500 personsas o que me lo dijeran a mí hace 12 años. Es ser feliz. Encajar que si las cosas no van tan espectacularmente bien como mucha gente piensa o como yo tendría la tentación de pensar que quiero que vayan, que no me importe de forma sincera, no de boquilla. Y si luego viene todo lo demás, que no me quite la felicidad.

Mikel Izal.

Mikel Izal. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.-¿Qué le ayuda a tenerla?

R.-Mi familia y mis amigos, que son los pilares de no volverte un gilipollas o no empeorar lo gilipollas que vienes de serie, por lo menos. Y poco más, tampoco son tiempos donde la fe se venda barata. Somos mejores personas de lo que últimamente parece. Se está banalizando mucho sobre los derechos sociales de las personas y quiero pensar que estamos pasando una mala resaca de la pandemia y que no viene de una falta de principios y de bondad. El ser humano es bueno por naturaleza, pero está asustado y espero que reaccionemos.

P.-¿Cómo lo hacemos?

R.-El 23 de julio tenemos una oportunidad, creo que es bueno que ese día, los que no estén a favor de ciertas cosas, vayan a votar. Y ya no vale que no haya un partido que te represente al 100% porque yo tampoco lo tengo.
Estamos en un momento donde las relaciones también son cada vez más complicadas. Todo es más fugaz, más líquido. Una putada.

No he perdido la fe en las personas, eso de que el ser humano es lo puto peor… no. Las personas quieren sobrevivir, querer y que las quieran, y si falta una de esas cosas, salen movidas raras. Creo que hay mucha más gente triste que mala, que la maldad realmente es tristeza y frustraciones personales o traumas mal curados. Esta sociedad genera muchas heridas, muchas exigencias, es difícil sobrevivir. Vivimos unos tiempos donde es más fácil asustarse y parecer malo, pero ojalá le demos la vuelta a eso y empecemos a querernos todos un poco más. Hablo yo que me cuesta tener pareja la de dios.

P.-Se intuye por lo que decía de los estímulos.

R.-A mí me encantaría ser más capaz de estar en un sitio, en un lugar llamado persona a la querer, más tiempo, porque se me da fatal. También por la necesidad de estímulos que hablábamos antes, me cuesta mucho. El estímulo loco dura lo que dura.

P.-De seis meses a un año, comprobado.

R.-Pues las relaciones que he tenido se me han ido al garete en ese margen de tiempo. Me gustaría ser capaz de estar más tranquilo, de querer más y de mejor manera, porque creo que sería más feliz. No es un acto de generosidad, es un acto de egoísmo absoluto porque me da envidia la gente que es capaz de estar junta tanto tiempo, apoyándose. Te quitas muchas necesidades superfluas de encima y yo soy lo peor para eso. Necesito todas las necesidades superfluas del mundo a cascoporro.

P.-Esas son las heridas de las que hablabas, por eso hay que ir a terapia.

R.-Sí, sí, yo voy a terapia. Llevo cuatro psicólogas, y sigo yendo, a ver si mejoro un poco todo y soy más feliz, además de mejorar la cicatrización de las heridas que tengo.

Pasadas las elecciones y las vacaciones, Mikel publicará El miedo y el paraíso. Pasa de subirse al escenario con los 'izales' a subirse solo con una banda que el público desconoce pero con la que está muy ilusionado. La ha montado con la ayuda del productor Pau Paredes, que ha respetado al 100% todos los detalles que el navarro cuidó con la producción de Santos&Fluren. Ahora ya prepara los shows del año que viene, donde reversionará los clásicos de Izal a su manera e incluirá su nuevo repertorio. Para componer, mucho Bon Iver y, casi sin quererlo, mucha Rosalía y Tangana.

Mikel Izal.

Mikel Izal. Laura Mateo EL ESPAÑOL

P.-¿Piensa en el pánico escénico de estar solo ante el público?

R.-He estado hablando con Pau Paredes, que es espectacular, y le he dicho que pienso en el primer concierto y me muero de miedo. Voy a estar de los nervios no, lo siguiente. Todo diferente, gente diferente a mi alrededor, generar de nuevo el show que aun no lo tengo en la cabeza por completo… Es que no tengo ni idea, pero de eso se trata, aunque te digo que me acojona.

P.-¿Hay una huida del sonido de Izal?

R.-La máxima era que no hubiera máxima, iba haciendo lo que me iba saliendo, me metía en líos musicales… Necesitaba que me interesara lo que estaba ocurriendo en todo momento. Quiero divertirme y fliparme para que la gente también lo flipe una vez superado el trauma, creo que va a ser interesante.

P.-¿Qué ha estado escuchando?

R.-Rosalia y Tangana los he descubierto tarde, pero me he dado cuenta a posteriori que por ahí he hecho ciertas cosas para entretenerme y divertirme sin mucho prejuicio. Bon Iver ha sido un faro, pensaba: '¿Esto lo haría el bueno de Bon Iver? ¿Sí? Para dentro. ¿Ni de coña? Veamos entonces si esto me interesa o si es hortera'. Siempre tienes tus referencias, pero hay de todo, seguro que sigue estando Extremoduro y Rober de alguna forma extraña en el disco, sobre todo en algunas canciones que hablan de rabia. Mi cerebro musical sigue siendo el mismo que ha sido siempre, evolucionando y descartando cosas que he hecho, cada vez me lo pongo más difícil a mí mismo.

P.-¿Ya tiene la banda al completo?

R.-Sí, es un trabajo que he hecho con Pau, que se ha encargado de rebuscar entre la cantidad de musicazos que hay en este país. Claro, estoy mal acostumbrado, he estado con cuatro pedazo de bestias a mi lado, entonces les han puesto el listón muy grande.

P.-Pero, aun así, sin expectativas.

R.-(Ríe) Mi expectativa es ser feliz, y no voy a tocar con gente que no me entiende o con la que no estamos llegando a fliparnos. Lo primero que les he dicho a la nueva banda es que quiero que se flipen, que se ilusionen, que me transmitan una energía nueva. Claro que tengo expectativas y para ser feliz necesito muchas cosas. Tengo la felicidad muy cara.

P.-Ese tiene que ser el paraíso.

R.-Para mí es la paz mental.

P.-¿De eso habla la canción?

R.-No, yo me retiré de Madrid por una época mala con muchas angustias como buen ‘Angus’ y ansiedades generadas por movidas personales. Me fui a la playa y es un homenaje al sitio en el que estuve. Mi amiga Belén Segarra, que la gente que me sigue en redes la habrá visto, y yo quedábamos dos o tres veces por semana para contarle mis miserias y cuando empecé a componer también se las comía porque fue una vomitona de meses sin parar de componer y eso me ayudó mucho. Es un homenaje a lo que ella representa porque me dio mucha paz. Era un momento de miedo máximo y acabé en el paraíso pasando por la fe.