María Dueñas (Puertollano, 1964), escritora rigurosa y esforzada, suele decir que la parte de su trabajo con la que más disfruta es la documentación antes de afrontar una novela. Doctora en Filología Inglesa y profesora titular en excedencia de esta misma materia por la Universidad de Murcia, esta lengua en la que se ha manejado durante su carrera tiende a ser más aséptica que la nuestra, más concreta, menos barroca. Así es ella también en las entrevistas. Haciendo una labor de documentación, que también a los periodistas nos corresponde, es difícil encontrar una salida de tono, un requiebro con el que meterse en un jardín. ¿Para qué?, debe pensar. A ella no le hacen falta diatribas ni exhibiciones públicas, sus lectores ya la respaldan.
Ha vendido millones de libros -las cifras bailan, pero son millones- y ha sido traducida a más de una veintena de idiomas. Todo ello con una producción literaria corta, de sólo cinco novelas, con las que empezó tarde, a los 45 años. Sus historias, eso sí, son extenuantes. Te llevan por distintos países, te descubren otros mundos, te agotan en el buen sentido de la palabra. Tanto es el éxito que ha tenido con sus libros, que dos de ellos, ‘El tiempo entre costuras’ (Planeta, 2009) y ‘La templanza’ (Planeta, 2015) han sido adaptadas a series de televisión. La última, ‘Sira’ (Planeta, 2021) -continuación de ‘El tiempo entre costuras’- también está en proceso de convertirse en producto audiovisual.
Pero lo último con lo que viene María Dueñas es ‘Los artistas: primeros trazos’, una serie original de 10 capítulos, que acaba de estrenarse en España en Amazon Prime. En ella ya no se limita a supervisar que se respeta su obra, sino que la obra es toda suya, desde las tramas, los personajes o la producción ejecutiva. Como si fuera la dueña de una editorial y publicara la novela que quisiera, pero con más gente, más recursos y mucho más presupuesto. Charlamos con ella mientras en televisión aparecen imágenes de Marruecos, uno de sus países fetiche, devastado por el peor terremoto de su historia.
Pregunta- Ha dicho alguna vez que cuando era adolescente su prioridad era dejar su casa y volar. ¿Lo ha conseguido a través de sus personajes?
Respuesta- En cierta forma, con una obra de ficción te alejas de tu vida diaria y creas otras vidas que te llevan a geografías, momentos históricos y universos que no forman parte de tu vida cotidiana. En ese sentido sí que las novelas o ahora las series me han permitido volar y compartir esos viajes con lectores, espectadores y muchísima gente.
P- Sus personajes suelen tener mucho de mujeres sofisticadas, hechas a sí mismas, mujeres que han alcanzado el éxito a través del esfuerzo. ¿Qué hay de usted en todo ello?
R- Creo que no tanto. Yo intento mantenerme neutra a la hora de escribir, no pretendo imprimir mi carácter, ni mis querencias, ni mi forma de ser en los personajes. Intento crear personajes que son puramente ficción, pero sí es cierto que me gusta volcar en ellos rasgos de humanidad que los convierten en personas como somos todos, con luces y sombras, con momentos luminosos y también con nuestros quiebros, miserias y flaquezas. Los construyo a través de la realidad que me rodea, pero yo me mantengo al margen.
P- ¿Ni siquiera ese sentido del deber o de la justicia que tienen muchos de ellos?
R- Pues en algunos personajes sí y en otros, no. Hay algunos que son muy honestos, muy dignos, respetables o admirables y otros que son todo lo contrario. Yo tengo claro cuáles son los principios que considero importantes y a quién se los reparto. Esto es como el reparto de talentos de la Biblia.
['Sira', la secuela de 'El tiempo entre costuras', se convertirá también en una serie de televisión]
P- ¿Cuáles son esos principios básicos para María Dueñas?
R- Los valores que son comúnmente reconocidos como social y humanamente valiosos: el sentido de la dignidad, el valor, la generosidad, la decencia, la responsabilidad, la sinceridad, la generosidad… Todos los valores que a lo largo de la historia han sido reconocidos como ideales. La solidaridad, la empatía, el respeto… Lo que compartimos todos los humanos que aspiramos a ser personas dignas.
P- Su nueva serie de televisión está basada en unos estafadores que intentan engañar a los ricos. ¿También hay algo de justicia en esto?
R- Absolutamente. A la hora de cerrar los capítulos y las tramas teníamos esa máxima de que los ladrones son gente honrada. Es una serie que recurre a una versión actualizada de la tradicional picaresca española. Es cierto que ellos engañan e intentan sacar beneficio de unas situaciones en las que siempre hay alguien que pierde, pero estos que pierden son muy a menudo personas indignas o que no merecen ganar porque sus valores son todo lo contrario a lo que te he dicho antes. Normalmente es gente que ha ganado dinero de forma indigna o cuya conducta es fruto de una moral reprobable. Entonces, hemos intentado que los delitos y las faltas de los protagonistas sean perdonables en el momento en el que aquellos a quienes engañan merecen ser engañados.
P- Y entiendo que usted simpatiza con aquellas personas que intentan hacer justicia engañando a los ricos.
R- Claro que sí, cuando el hambre aprieta hay que sacar adelante la audacia, el talento y buscar cauces que se salen de la norma para, al fin y al cabo, sobrevivir.
P- Ya había participado en otras series inspiradas en sus libros, pero, ¿cómo ha sido ponerse al frente de toda una producción en televisión?
R- En realidad yo no me he puesto detrás de las cámaras, a los rodajes voy muy poco. Pero sí estoy detrás de cómo se va generando todo el contenido creativo. En las adaptaciones de ‘El tiempo entre costuras’ o ‘La templanza’ me limitaba simplemente a supervisar los guiones; en ‘Los artistas: primeros trazos’ los diez capítulos parten de una idea original mía. Obviamente, no he trabajado sola, sino con guionistas, coordinadores de guion o productores que han hecho que sea un trabajo colectivo. Y eso para mí fue una novedad muy gratificante, ya que estoy muy acostumbrada a trabajar sola en mis novelas.
P- Al menos habrá entendido mejor a sus editores, cuando se ponen a pedir determinadas cosas…
R- [Risas] No, no, mis editores de novelas no me piden nada en absoluto, al contrario: son súper considerados y respetuosos. Yo en mis libros escribo lo que quiero, cuando quiero, y cómo quiero. Aquí es distinto, porque cada vez que tú llevas a tus personajes a otros entornos o generas subtramas que te hacen cambiar de plano tiene un coste económico en la producción.
P- Usted es una gran amante de Marruecos. ¿Qué siente al ver las imágenes del terremoto de estos días?
R- Estoy conmovida. Conmovida por una desgracia que parece que siempre se ceba con los más vulnerables. Estoy leyendo y viendo las noticias, colaborando en la medida de lo posible. Estoy en contacto con amigos, aunque ellos son más de la zona norte. Estoy conmocionada, como todos.
P- Y ese rey que no comparece…
R- Eso es de una tristeza enorme. Son pueblos que no se merecen estos comportamientos. No sólo es necesaria la ayuda material, que también, sino gestos humanos de afecto que en estos momentos son muy deseables y que la población está echando de menos.
[El Lugar Secreto de María Dueñas en Tánger, Inspiración de Sira y de la Costurera]
P- En países como éste vemos cómo las diferencias sociales son tan agudas que la clase media se diluye. ¿Le preocupa que en nuestras sociedades ocurra algo parecido?
R- Eso es algo que está aquí desde siempre, existen unas diferencias drásticas entre los privilegiados y los que no lo son. Es cierto que en las democracias occidentales la horquilla es mucho menor, pero hay que velar para que sigan recibiendo ayudas quienes lo necesiten.
Hay quien tiene una euforia comunicativa, que está todo el día contando, opinando, enseñando y mostrándose a sí mismo
P- He visto que en sus redes sociales, donde no es demasiado activa, celebró la victoria en el Mundial de la selección femenina de fútbol. Una parte de la sociedad considera que el fin de Rubiales, por todo lo que pasó después, es más importante aún para las mujeres que el propio éxito deportivo.
R- Es que creo que está ya dicho todo al respecto de un episodio tan desagradable, no puedo ofrecer ninguna opinión original porque está clarísimo. Y el resultado es el que merecía algo tan feo y desagradable. Más vale que se quite de en medio y que se reconozca el mérito de las campeonas, como ocurre en otros muchos ámbitos de la sociedad con las mujeres.
[Su agente pide en este momento que vayamos a la última pregunta. Serán algunas más]
P- Insiste siempre en que no le gusta exponerse y que lo importante de usted como escritora es su obra y sus personajes. ¿Cree que estamos rodeados de demasiadas opiniones, que opinamos por encima de nuestras posibilidades?
R- Creo que los medios son un reflejo de la realidad, pero sí que es cierto que a veces se magnifican cosas que no nos quitan el sueño, mientras los medios se convierten en amplificadores de esos temas. Me parece que todo el mundo tiene derecho a expresarse como quiera: los hay que prefieren hacerlo en las distancias más cercanas o los que prefieren hacerlo todo el día en las redes sociales. Yo creo que la ingente mayoría es gente discreta y comedida, que opina lo que tiene que opinar; y luego hay quien tiene una euforia comunicativa, que está todo el día contando, opinando, enseñando y mostrándose a sí mismo.
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P- Volviendo a su obra, ¿cuál es el modelo femenino que le gusta plasmar y que se imponga?
R- Pues por ceñirnos a la serie, creo que hay un gran catálogo de mujeres que representan modelos contemporáneos. Desde la protagonista, que es muy cercana a nuestra sociedad global: una joven mexicana muy preparada, que emigra a otro país, en este caso a España, en busca de un futuro mejor. Y esas aventuras a veces salen bien y otras veces se chocan con una pared, que es lo que le pasa a Cata, nuestra protagonista. Ella llega con una beca a León para trabajar en el mundo del arte y tras una serie de problemas termina trabajando de camarera. Entonces, es un tipo de mujer que refleja bien nuestra realidad. Después, tenemos desde la joven influencer, que se deja llevar por lo que marcan las redes y otras influencers con más impacto que ella, que nos da una imagen de mujer un poco más frívolo. O también tenemos a la típica matriarca que sigue intentando llevar el ritmo de la familia cuando ya la familia vive en otras dimensiones distintas. En esta serie he intentado plasmar una muestra de lo más variada de mujeres del siglo XXI.
El sector editorial es muy femenino, las editoras son casi todas mujeres, las agentes literarias son casi todas mujeres y las lectoras, por supuesto, son mayoritariamente mujeres. Y eso necesariamente tiene que tener un equilibrio con el número de escritoras
P- A usted, que le han afeado muchas veces ser una escritora superventas, como si vender mucho fuera un pecado, ¿qué le parece la irrupción de todo este grupo de mujeres jóvenes que copan las librerías y que han conseguido un éxito rotundo en los últimos años?
R- De entrada, que las mujeres jóvenes encuentren su camino profesional me parece fantástico y si ese camino lo lleva la literatura, pues les doy mi aplauso más sonoro. Es cierto que, al final, la literatura es una carrera de fondo. Hay gente que se queda en un libro porque es su intención, hay gente que luego lo intenta y no lo supera, otra que tiene carreras muy sólidas… Pero estoy encantada ante toda cosa nueva, joven, fresca y con algo que contar en el mundo de la creación literaria y le deseo lo mejor en una carrera de largo recorrido.
P- ¿Todas estas autoras han provocado que las mujeres encuentren, por fin, un hueco en estanterías copadas durante muchos años mayoritariamente por escritores hombres?
R- Cada vez más, no tienes nada más que ver la lista de más vendidos. El sector editorial es muy femenino, las editoras son casi todas mujeres, las agentes literarias son casi todas mujeres y las lectoras, por supuesto, son mayoritariamente mujeres. Y eso necesariamente tiene que tener un equilibrio con el número de escritoras. Todavía nos queda camino por recorrer, no hemos llegado al final, pero toda esta cantidad de mujeres abriéndose paso en el mundo cultural -cada vez hay más directoras de cine también- es muy, muy de agradecer. Son mujeres jóvenes, talentosas, que vienen apretando fuerte y larga vida a todas ellas.