El pasado miércoles, 6 de septiembre, la Fundación Recal organizó su tradicional cena benéfica para recaudar fondos. Se trata de institución dedicada al tratamiento de adicciones que el archiduque Maximiliano de Habsburgo dirige en Majadahonda (Madrid) y que fundó en 2001 en honor a su hermana Elisabeth, fallecida con sólo 23 años a causa de las drogas. Una cita que reunió a numerosas personalidades como la hermana de Maximiliano, la archiduquesa Sofía de Habsburgo, Cayetano Martínez de Irujo, Anna Gamazo de Abelló o Pablo Hohenlohe y María del Prado Muguiro.
Esta fiesta también supuso la reaparición del vicepresidente de la fundación, Jaime Ardid Martínez-Bordiú (48), hijo del matrimonio formado por Mariola Martínez-Bordiú, nieta de Franco, y su marido, Rafael Ardid, quienes se casaron hace 49 años en El Pardo con el dictador de padrino. De este modo, el bisnieto del entonces llamado Caudillo rompió su habitual ostracismo y su política habitual de evitar a toda costa la exposición mediática.
En dicha cena, el empresario se dejó fotografiar en compañía de Otto de Hannover, sobrino de Ernst de Hannover y sobrino segundo de la Reina Sofía. El pintor se quedó huérfano con sólo nueve meses, cuando su madre falleció por una sobredosis y su padre no lo pudo superar. En Recal dicen de Jaime que es alguien especial y que, siguiendo sus inquietudes de crecimiento personal, “posee una amplia formación en meditación, inteligencia emocional y desarrollo espiritual”.
Una visión trascendental de la vida que compatibiliza con el lado más terrenal: su trabajo levantando lujosas promociones que seducen a grandes fortunas a través de la sociedad ARD V53, cuyo capital social es de 9 millones de euros y que dirige junto a su hermano, Francisco de Borja.
Al parecer, apostar por Madrid está de moda. Y nuestro protagonista, casado en 2004 con la también poderosa empresaria inmobiliaria Carmen Panadero Reyes en el Pazo de Meirás, siempre ha estado interesado en este sector. No es de extrañar teniendo en cuenta que sus padres están licenciados en Arquitectura y que, desde joven, se metió de lleno en el Grupo Didra, la sociedad de los Ardid, creadora de urbanizaciones de lujo, como Montepríncipe y El Encinar.
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Los negocios inmobiliarios de Jaime
Ahora, Jaime, curiosamente bisnieto por parte de padre del general republicano Tomás Ardid, ya vuela solo —en realidad, junto a su hermano— y está erigiendo 13 pisos de lujo en el número 53 de la calle Velázquez. Pagó 60 millones de euros por el edificio y lo convertirá en inmuebles de última generación decorados por la interiorista Belén Domecq Zurita, una de las más aplaudidas de España tras pasar por el estudio de Pascua Ortega. En la azotea, habrá una piscina con jacuzzi y, entre el resto de instalaciones, destacan sala de cine, un gimnasio y hasta un baño árabe.
Sin embargo, la empresa más especial para este hombre de negocios, que también fue noticia en 2010 tras sufrir un grave accidente de moto que lo llevó hasta la UVI, es la reconversión en seis viviendas de lujo del número 6 de la calle Hermanos Bécquer de Madrid, donde su abuela, Carmen Franco, única hija de Franco, marquesa de Villaverde y a la que en su casa la llamaban desde “Man” a “Nenuca”, vivió desde su salida de El Pardo hasta su muerte a los 91 años en 2017.
A Jaime no le gusta salir en la prensa, pero rompió su anonimato al posar por primera vez en un photocall en 2019. Entonces, presentó ante la prensa y la sociedad madrileña la construcción del Hotel Bless de Madrid, regentado por Palladium, la cadena hotelera de Abel Matutes. Lo compró en 2017 a la familia Salazar, expropietaria de SOS Cuétara, por 63 millones de euros. En 2021, en plena pandemia, lo vendió por 114 millones. El doble. Sin duda, un buen negocio.
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Un proyecto con polémica
Por su parte, Ardid es propietario del cortijo La Caprichosa, cerca de Sevilla. Terminado en 1929, cuenta con 145 hectáreas de finca, dedicada a la cría de caballos. Allí también se celebran bodas. En sus casi 100 años de historia, ha tenido varios propietarios, como Joane Hearst, nieta del magnate estadounidense Willian Randolph Hearst. Ahora, Jaime Ardid se ha aliado con International Hotel Group (IHG), la cuarta hotelera más grande del mundo, para convertirlo en un hotel de lujo.
Pero, Jaime y Francisco de Borja no sólo operan con ARD V53, sino también con Nature Call Initiatives S.L., una sociedad que pretende construir un complejo turístico, deportivo y de ocio en un enclave situado sobre el acuífero que abastece a la población y las huertas de Coín (Málaga). Su objetivo es levantar, concretamente en la localidad de Los Llanos de Matagallar, un “centro de Alto Rendimiento en deportes extremos y e-sports”, donde practicar wakeboard, kitesurf, skateboard... La oferta se completaría con instalaciones de ocio, entretenimiento y alojamientos turísticos. La Junta de Andalucía ha calificado la inversión de “interés estratégico”.
Los Ardid emplearían 267 millones de euros y, según ellos, generarían 750 empleos directos. Muchos vecinos están en contra y piensan en organizarse, ya que ven “intención de urbanizar”. La polémica siempre está servida con los Franco.
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Los otros reyes del ladrillo
De regreso a Madrid, hay otro rey del ladrillo indiscutible. Se trata de Ramón Hermosilla, hijo de Silvia Gómez-Cuétara y el abogado Ramón Hermosilla. El que es uno de los inversores más interesantes de la ciudad, casado con la chef mexicana Karla Covarrubias, está asociado a través de su empresa, Terralpa, con los hermanos Luis y Mauricio Amodio, quienes desembolsaron más de 500 millones de euros para levantar el Hotel Four Seasons de la ciudad y actualmente tienen el 26 % de las acciones de OHL, la que fuera empresa de Juan Miguel Villar Mir —ahora OHLA, con A de Amodio—.
Ramón, quien trabajó durante años para el magnate mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, cuenta con siete promociones en la capital: el 11 de Marqués de Salamanca, el 65 de Santa Engracia, el cinco de Monte Esquinza, el 27 de Martínez Campos —el anterior edificio se derrumbó en 2018 y en él vivía Willy Bárcenas, cantante de Taburete e hijo de Luis Bárcenas—, el 161 de Arturo Soria y el 26 de Zurbarán. Todos estos proyectos llevan el sello de lujo por el que se distingue Hermosilla, quien vio crecer La Finca, ya que el segundo marido de su madre, era Luis García Cereceda, el padre de la urbanización más exclusiva de España.
Por su parte, los hermanos Alberto y Pedro Cortina Koplowitz, hijos del financiero Alberto Cortina y la millonaria Alicia Koplowitz, empezaron 2020 ampliando su imperio inmobiliario al comprar un edificio en el número 1 de la calle Orellana, en plena plaza de Alonso Martínez, por más de 20 millones de euros. Su intención es realizar pisos de alta gama, como ya han hecho en zonas como Malasaña o Chueca. Su cartera de propiedades incluye otros barrios más populares, como Lavapiés o Prosperidad. Su hermano menor, Pelayo, también trabaja en el sector: a través de su sociedad C Investments en Inglaterra, la creación de campings de lujo y la reciente inversión de 150 millones en la rehabilitación del icónico hotel Incosol, en Marbella, fundado por Cristóbal Martínez Bordiú, quien fuera marqués de Villaverde, y por donde han pasado famosos de la talla de Salvador Dalí o Lady Di.
El venezolano Axel Capriles y su primo Miguel Ángel Capriles han sido pioneros en la rehabilitación de edificios históricos de la capital. Actualmente, cuentan con una promoción en el 38 de Lagasca, donde han comprado un conjunto de oficinas. La sociedad mexicana Be Grand, propiedad del empresario mexicano Nicolás Carrancedo, aterriza en España para destinar 100 millones de euros en varias adquisiciones en Madrid y Málaga.
La capital española fue una de las ciudades más afectadas durante la pandemia del coronavirus, pero también una de las más rápidas en buscar recetas para su crecimiento económico. Entonces, también despuntaban el príncipe Christian de Hannover, quien ha cambiado su estrategia y ahora reforma viviendas individuales en vez de edificios de lujos, y Hugh Grosvenor, duque de Westminster, el hombre más rico del Reino Unido con 10.000 millones de euros, padrino del príncipe Jorge, propietario de la finca La Garganta (Ciudad Real) y el novio de la temporada tras su próxima boda el 7 de junio de 2024 con su prometida, Olivia Henson. El aristócrata abandonó a principios de año sus negocios en España.
Por último, hay que destacar también a la sociedad Blasson, fundada por Francisco J. Meliá, Enrique Benjumea y Antonio Pan de Soraluce, nieto del que fuera embajador Emilio Pan de Soraluce. Ellos construirán residencias de lujo en el barrio de Salamanca. Se tratará de un complejo de 30 apartamentos con servicios hoteleros del Hotel Ritz Mandarin en una propiedad ubicada en la intersección de la calle Hermosilla y la calle Núñez de Balboa. Tampoco cabe olvidarse de la magnate María Asunción Aramburuzabala, la mujer más rica de México. En 2021, adquirió un edificio en la calle Claudio Coello de Madrid para desarrollar una promoción de viviendas. No hay rey sin reina, aunque sea del ladrillo.