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El "biesnietísimo" del 'generalísimo' Yósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido como José Stalin, tiene apellidos magrebíes porque su padre es argelino. Su 'papá' Hosin Bensaada conoció a "mamá Galina" cuando estudiaban ambos en el Instituto de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba de Moscú.

Selim Bensaada nació en 1971, pero sus padres biológicos no contrajeron matrimonio hasta cuatro años después porque el jefe de la KGB, a la sazón Yuri Andropov, no terminaba de decidirse a darles su beneplácito. De todos modos, aquello fue un matrimonio bolchevique exprés. Al cumplir los tres añitos, los médicos soviéticos descubrieron que Selim era sordo y para entonces, Hosin y Galina ya se habían divorciado.

Obviamente, Selim no conoció jamás a su bisabuelo porque, cuando él nació, el hombre de acero llevaba 25 años momificado. Pero tampoco llegó a ver nunca a su abuelo, el oficial del Ejército Rojo Yakov Yosifovich Dzhugashvili, asesinado durante la Segunda Guerra Mundial.

Selim es sordo a raíz del error de un obstetra que le causó una grave lesión en el nervio facial. Mamá Galina apeló a Brezhnev en muchas ocasiones para que la dejaran viajar a Francia en busca de asistencia médica pero los apparátchik le denegaron el permiso porque temían que acabara poniendo tierra de por medio, como ya había hecho "la tía Svetlana" (así es como él se refiere a ella), hija de Stalin, en 1966. Por lo demás, Selim creció como un principito rojo. Su sordera fue objeto incluso de largas discusiones en un consejo de ministros.

No sólo es sordo, sino casi ciego (él siempre dice que su cortedad de vista procede de la familia magrebí del padre), aunque no mudo. A menudo se comunica a través un dictáfono. Sin embargo, no se sirve de la voz en las entrevistas "porque resulta grave e ininteligible". Toda esta conversación con EL ESPAÑOL | Porfolio se mantuvo a mediados de semana mediante el intercambio de mensajes escritos en ruso.

El bisnieto de Stalin habló ya públicamente al comienzo de la guerra de Ucrania en los medios de comunicación sobre su posición en el conflicto y sobre su propia, precaria, condición personal. Dos años y medio después del inicio de lo que él denomina la "operación militar especial" nos interesamos nuevamente por sus puntos de vista acerca de la situación geopolítica y de su mala salud de hierro.

Selim es un personaje en todas las acepciones conocidas del término. Lo es como portador de una herencia histórica descomunal y lo es, también, por sus propias opiniones y la extravagancia de una vida azarosa que, en cierta manera, se asemeja a la del último emperador chino Henry Pu Yi. Creció entre los algodones de la Nomenklatura (la aristocracia de los sóviets) y acabó viviendo a finales de 2021 dentro de un viejo coche japonés de su propiedad porque su padre le echó de su apartamento en presencia de la policía.

Selim, jugando al billar en una imagen cedida.

Selim, jugando al billar en una imagen cedida. Cedida

El piso de Hosin fue un regalo de Stalin a la bailarina Yulia Meltzer, segunda esposa de su hijo Yakov Dzhugashvili. La mamá de Selim, Galina, era su dueña hasta que falleció de cáncer en 2007. Ahora ambos comparten la propiedad, solo que la mayoría es de su padre, lo que también le otorga la última palabra sobre su usufructo. Y esa última palabra dice que no quiere ni pensar en seguir compartiendo el mismo techo con su hijo.

Esta especie de opereta ha sido generosamente cubierta por los medios rusos, dado el interés de las clases populares por el vodevil doméstico. Ambos se han cruzado acusaciones de intento de asesinato y han protagonizado disputas violentas por un cambio de bombillas o el nivel de la calefacción. Selim sospecha que 'papá' tiene un plan para venderlo sin su consentimiento por 350.000 euros.

El piso por el que siguen peleando es una stalinka de tres piezas (la clásica construcción soviética de la época de su bisabuelo). Su estado es lamentable, pero es muy valiosa porque se halla en el área moscovita de Lubianka, uno de los vecindarios caros de la capital de Rusia.

Originalmente, allí solían alojarse los agentes comunistas del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (el KGB, hoy reconvertido en FSB). Ahora el bisnieto del Tío Joe reside en Riazan con la familia de su esposa Natalia, sorda al igual que él. Parece que a Galina no le gustaba ella. Pero Selim no escuchó nunca a mamá. Veinticuatro años lleva ya con Natasha Sherstyanova.

PREGUNTA.– No hace ahora ni tres años que estuvo en serios apuros por culpa de la mala relación con su padre. ¿Ha conseguido finalmente arreglar la disputa? ¿Ha logrado que le permita seguir viviendo en el apartamento de Lubianka con Natasha?

RESPUESAT.– Para nada. No nos hablamos con Hosin desde hace cuatro años y hace ya cinco que vivo en Riazán con la familia de mi esposa. Confío en poder arreglar lo del piso, pero no será mediante mis abogados. Cree que mis representantes legales son agentes inmobiliarios negros y les ha bloqueado en su agenda de teléfonos. Mientras le explico esto, me estoy riendo solo. Es un estafador y un cobarde. Tiene más miedo que una rata.

P.– ¿Y cómo está su salud? ¿Ha conseguido un audífono nuevo?

R.– ¿Mi salud? Mi salud está bien y no necesito preocuparme porque estoy lejos todavía de ser un anciano. Pero he comprado un audífono para mí y para mi mujer. Un Oticon Xseed bte 2up bte 1up.

P.– En realidad, le preguntaba por su salud porque se divulgó que había tenido algunos problemas adicionales de visión que le impiden pintar como solía hacerlo antes. Y dicho sea de paso, tenemos entendido que ahora hace ilustraciones y que le regaló a Putin un bonito dibujo de uno de esos elegantes coches soviéticos Volga. ¿Le agradeció Putin el regalo?

R.– Bueno, en realidad perdí mi ojo derecho en 2019 debido a la presión que ejerció mi padre sobre mi psique y mi salud. Dejé de dibujar en 2005 cuando descubrí que tenía dificultades para dibujar con la apropiada proporción y geometría. Lo que le di a Putin fue un cuatro de la iglesia de San Juan el Guerrero en Yakimanka. Lo hice hace treinta años y se lo regalé a mi amado Putin [Selim es un piadoso creyente que rinde pleitesía tanto a Dios como al césar, además de a la clarividente Baba Vanga y a las artes adivinatorias].

"Cuando era niño vivía bien, el director de la KGB cuidaba de nuestra familia. Pero desde 1991 pasamos por un proceso muy doloroso"

P.– Entonces, no es cierto que dibujó un Volga para Putin.

R.– Hay un dibujo de un Volga Gaz-24 en el libro que he publicado. Pero son ilustraciones que no me toman más de veinte o veinticinco minutos.

P.– ¿Y se lo ha agradecido Putin?

R.– Yo le di la ilustración a Lana Parshina (coautora del libro que ha publicado recientemente) y ella se lo entregó a él a través del gabinete presidencial. Así es como se hacen estas cosas. Entregárselo directamente no hubiera funcionado.

P.– Usted ha dicho que creció como un príncipe. ¿Cree que la historia le debe algo? Y si no la historia, tal vez el Partido Comunista de la Federación de Rusia con el que coincide a menudo en actos de homenaje a su bisabuelo.

R.– Mi infancia fue una cosa y mi edad adulta, otra muy diferente. Eran dos mundos distintos. Cuando era niño vivía bien y cómodamente, y el director de la KGB, Yuri Andropov, cuidaba de nuestra familia, pero desde 1991 pasamos por un proceso muy doloroso. No podíamos encontrar trabajo. Mi padre regresó a Rusia desde Argelia y tampoco encontró empleo. En ese momento me gradué en la escuela. Vivíamos en la pobreza, rodeados por gente malvada que odiaba a Stalin y a mi madre.

Fue entonces cuando me encerré en mí mismo y me convertí en una persona sencilla que decidió adoptar el apellido árabe de mi padre. No soportaba la carga de Stalin hasta que conocí a Lana Parshina. Ella me salvó de la opresión de mi padre árabe estafador. Pero el Gobierno me dio muy poca ayuda. En cuanto al Partido Comunista de la Federación Rusa, eso que sugiere no tiene sentido. El Partido Comunista de la Federación Rusa bajo el mando de Gennady Zyuganov resultó no ser un verdadero partido comunista, a diferencia de los estalinistas y brezhnevitas. Era muy similar a los comunistas de Gorbachov. ¿Por eso vetaron a Plejánov y a Grudinin? Naturalmente que sí. Resultaron ser verdaderos comunistas y las autoridades les tenían miedo.

A la izquierda, Selim, ataviado de vaquero o motero. Y a la derecha, su bisabuelo José

A la izquierda, Selim, ataviado de vaquero o motero. Y a la derecha, su bisabuelo José null

P.– Es usted un devoto de su bisabuelo, pero también de Putin. De hecho, ambos tienen muchas cosas en común. Imagino que sería un problema para usted tener que elegir entre un gobierno de Stalin y otro de ese presidente ante el que se inclina con un fervor casi religioso.

R.– Se equivoca. El gobierno de Stalin hace tiempo que es historia. Es un tren que ya ha partido. Ahora estamos en el siglo XXI y vivimos en el marco de la la política de Putin. Nada cambiará hasta 2030. Permítame que le recuerde un poco de nuestra historia: Bajo los zares Romanov había 270.000 nobles; bajo la URSS, desde Stalin hasta Gorbachev, había 301.000 comisarios del pueblo, y bajo Yeltsin trabajaban 400.000 funcionarios. Ahora hay 2.400.000 y eso es demasiado. Con 400.000 sería suficiente. Los precios no subirían y el sistema se estabilizaría. Y el régimen migratorio deja mucho que desear y es francamente malo. Tenemos dieciséis millones de asiáticos de la CEI, especialmente de Tayikistán, Uzbekistán, Kirguistán, Azerbaiyán y Kazajistán. Claro que los peores son los uzbekos, los tayikos y los kirguís, que en su territorio se dejaron comprar por ONG occidentales y por la Fundación Soros. Sin embargo, no introdujeron leyes sobre agentes extranjeros. Yo elegiría el gobierno de Stalin.

P.– Alguien mutiló el otro día un busto de su abuelo, probablemente fue alguien que no elegiría un gobierno de Stalin y a quien seguramente le inquieta la memoria de un pasado de gulags y purgas.

R.– Sí, vi una foto y la grabación registrada por una cámara de vídeo callejera. Aplastó su cabeza con un mazo. Pero el tipo estaba drogado o borracho. Y aun así, creo que lo financió una ONG o Rusia Unida. De todos modos, el otro día solicité que se exija una compensación para restaurar el busto.

P.– ¿Y también ha pedido usted la rehabilitación de Stalin?

R.– Esa es una buena pregunta. Las élites políticas están tratando de interferir en la rehabilitación de Stalin. Pero poco a poco se va planteando la cuestión de la estalinización del gobierno. Porque vivimos en un mundo de corrupción poderosa. La Federación de Rusia ocupa el puesto 137 en el ranking de corrupción. Bielorrusia se ubica entre el 64 y el 68 y China ocupa el 64. ¡Por ese motivo, nuestro nuevo ministro de Defensa, Andrei Removich Belousov, ha comenzado una limpieza masiva de la corrupción! (las interjecciones son del propio Selim). Esperemos y veamos qué sucede.

P.– Es curioso que alguien tan prendado de la memoria de Stalin y que odia tanto lo que usted llama 'los valores occidentales' aparezca a menudo con un sombrero negro de cowboy. ¿Es que le gusta a usted John Wayne y toda la mística del Colt 44? ¿Le gustaría visitar los Estados Unidos?

R.– En realidad, no me visto de vaquero, sino de motero, un poco como Zlatan, del club de moteros Night Wolves. Me encanta usar ropa de cuero y me encantan las bofetadas, muy especialmente las de Kovoi y Kop. Pero sí, tiene usted razón. Me gustan los westerns. No obstante, veo poco probable lo de visitar Estados Unidos. Tal vez si estuviera Donald Trump iría por allí. Pero nunca con los Demócratas. Me disgustan los gays, las lesbianas y los transexuales. Pero adoro los coches antiguos, especialmente los del periodo que va de 1954 a 1998.

"Bajo los zares había 270.000 nobles; bajo la URSS, 301.000 comisarios; y ahora hay 2.400.000 funcionarios, es demasiado"

P.– No le gustan los gays ni las lesbianas… y tampoco le gustan los valores de la juventud rusa moderna.

R.– Hay una enorme diferencia entre la juventud de la URSS y la de la Federación Rusa. La juventud soviética prestaba poca atención a las familias disfuncionales. Los hijos de las madres solteras no se convierten en padres y hombres de familia de pleno derecho. Los padres hoy en dia no están preparados para criar a sus hijos y los han llevado a la degradación. Ahora son propensos a la delincuencia, a las drogas, a los juegos y al alcoholismo. Estudian menos en clase y tienen una gran ignorancia literaria y de su historia. Están obsesionados con los músculos, el culturismo, el boxeo, el MMA (artes marciales mixtas) y hay frecuentes peleas callejeras.

Toda esta subcultura ha sido adoptada a partir de valores europeos como la defensa del entorno LGBT. Se van de fiesta desnudos y yo no tolero nada de esto. Apoyo los valores tradicionales de la mujer y el hombre y una familia funcional. Tomemos, por ejemplo, como referencia, al republicano norteamericano ejemplar. ¡El padre de familia Donald Trump ha hablado muy sabiamente de todo esto! Naturalmente que es necesario recuperar la cultura soviética para los jóvenes. De ese modo, volverán a ser educados y creativos. Hay que dejar de comprar aviones, coches, motores, smartphones, ordenadores o aplicaciones de China, la Unión Europea o los Estados Unidos. Con gente creativa, los fabricaremos nosotros mismos.

Selim, a la izquierda, apoyando a Putin.

Selim, a la izquierda, apoyando a Putin. Cedida null

P.– Su esposa lleva cosiendo manoplas para los voluntarios que luchan en Ucrania desde el comienzo de la guerra, así que asumo que es usted de la opinión de que Ucrania es un país lleno de nazis que es preciso conquistar para realizar una purga en condiciones y ponerlos en su sitio.

R.– En cuanto a su primer observación, sí, ella ha estado tejiendo guantes y calcetines con hilo y lana desde 2022 y los dona a iglesias y a los combatientes. Pero no creo que todos los ucranianos sean unos nazis. En general, los ucranianos, la gente corriente, no son fascistas ni nazis. Los banderistas (seguidores de Stepan Bandera) son los militantes de Azov. Entre la gente del Sector Derecho, Dnieper1 y Dnieper2 y el Kraken también menudean los nazis.

Pero los soldados ordinarios son hombres movilizados a la fuerza que fueron quebrantados y capturados por las oficinas de alistamiento militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Son los famosos 'ludolov' (reclutadores de soldados). Claro, eso explica que, luego, en el frente, muchos se entreguen a nuestros oficiales sin pelear. Piénselo, ¿por qué esas turbas de ucranianos comunes van por delante en el campo de batalla y los seguidores de Bandera y sus oficiales superiores los siguen en la retaguardia a punta de pistola para que no huyan?

P.– Vaya, interesante. Hay cientos de documentos gráficos que sugieren lo contrario, aunque probablemente ustedes se referirían a ello como "propaganda occidental". ¿No le parece a usted que 'esos hermanos ucranianos' de los que hablaba Putin jamás van a perdonarles la agresión y todas las muertes y destrucción que ha provocado la invasión?

R.– También hay ucranianos que están "esperando" en estado latente y que trabajan en la clandestinidad ayudando al ejército ruso a establecer coordenadas para la destrucción de instalaciones y edificios militares. Se lo digo a usted, Ferran, la mitad de los ucranianos está a favor de Rusia y la otra mitad está a favor de la Unión Europea. Estos son sus asuntos personales. ¡Pero tengamos en cuenta que los ucranianos rusificados, por ejemplo Valentina Matvienko, Vladimir Medinsky y Andrei Rudenko, están trabajando con Putin en el Kremlin! ¡Como resultado, tenemos ucranianos viviendo en todas las regiones de Rusia!

Pero le diré que el Maidan fue provocado por los propios Estados Unidos, en particular, por Soros, Biden y McCain. ¡Gastaron cinco mil millones de dólares! Y como resultado, la mayoría de los ucranianos ya se han convertido en zombies y en esclavos de los norteamericanos. Es una verdadera pena. De todos modos, en el futuro, la tierra de Ucrania se transformará en Novorossiya (Nueva Rusia). Y aún no sabemos el destino de Lviv, pero hay rumores que sugieren que Rumania, Hungría y Polonia tomarán Ucrania occidental, lo que podría conducir a su expulsión de la Unión Europea.

"Naturalmente que es necesario recuperar la cultura soviética para los jóvenes. De ese modo, volverán a ser educados y creativos"

P.– ¿Novorossiya? A decir verdad, hace dos años y medio que lo que Putin denominaba el 'segundo ejército más poderoso del mundo' invadió el Donetsk y solo se han producido limitados (aunque incesantes) avances sustentados sobre enormes montañas de muertos. ¿Por qué cree entonces usted que están teniendo tantos problemas para derrotar a los ucranianos si la mitad de ellos les estaban esperando como a libertadores?

R.– Es mejor que le dirija esa pregunta a Joe Biden y a su mecenas George Soros. Financiaron a Ucrania y trajeron un montón de armas. Ellos mismos han gastado trece billones de dólares desde el 24 de febrero de 2022 hasta julio de 2024. Todo esto es muy divertido. Si Putin no hubiera ofrecido una tregua, hubiéramos tomado Kiev en mayo de 2022.

P.– Ha dicho usted que con Kamala se avecina una Tercera Guerra Mundial y ha propuesto la retirada rusa de Naciones Unidas.

R.– Probablemente estemos a las puertas de una gran guerra. En cuanto a la ONU, debería disolverse debido a la inutilidad y la incapacidad de los diplomáticos y a la enfermedad rusofóbica. Deberíamos formar un nuevo tipo de ONU en Moscú o Yalta y elegir a los diplomáticos adecuados, excluyendo a los rusófobos.

P.– Por cierto, no es usted el único descendiente del 'generalísimo'. ¿Qué tal se lleva con su primo Yakov Dzhugashvili? Es artista, como usted.

R.– ¿Se refiere a Yakov Evgeeevich Dzhkgashvili Golyshev? Es un impostor. Yakov debería hacerse una prueba de ADN para determinar su verdadera relación con Yakov Yosiovich Dzhugashvili. Estudió en Gran Bretaña, la patria del servicio de inteligencia MI-6 y es un espía inglés. Es un traidor. No hay ninguna conexión entre Yakov y yo. Se graduó en Inglaterra como artista, pero sus instalaciones eran un desastre. Dibuja y corrige sus trabajos en la computadora, a diferencia de mis pinturas al estilo de Bilibin.