27 noviembre, 2021 07:05

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Querer respirar y no poder. No hay nada peor que eso. Intentas coger aire una y otra vez, pero el oxígeno no llega, te ahogas. Inspiras, más nerviosa cada vez, pero no sirve para nada. Es inútil. Al tomar aire, el tronco te quema por dentro. Cada intento resulta más complicado y doloroso que el anterior. No se me ocurre mejor ejemplo para sacar de dudas a todos aquellos que se niegan a vacunar a sus hijos contra el coronavirus.

Si todos ellos hubieran sufrido una neumonía como la que padecí yo con 10 años, estoy absolutamente convencida de que ni titubearían a la hora de inocular a sus hijos contra la Covid-19. Al cumplir mi primera década de vida sufrí una neumonía que me obligó a pasar 17 días en la UCI, dos meses en planta, mes y medio con un tubo incrustado en los pulmones y casi un año de rehabilitación respiratoria, por no hablar de la cantidad de pruebas dolorosas que tuve que soportar. Toda una vida después, me acuerdo de aquello como si fuera ayer.

El pasado jueves, 25 de noviembre, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) dio luz verde a los países de la UE para vacunar contra la Covid-19 a los menores de entre 5 y 11 años, al considerar "que los beneficios superan a los riesgos, sobre todo en los menores con problemas de salud que incrementan el peligro de padecer el coronavirus de forma grave". 

Vacuna Pfizer

Vacuna Pfizer

De momento, se les podrá inocular el suero de Pfizer, puesto que la petición de Moderna aún sigue su proceso de evaluación, no obstante, la decisión final dependerá de cada país y de los padres. Pues nada, ya tenemos otra polémica con la que rivalizar en las redes a cara oculta, en la puerta del colegio, en la barra del bar y, por supuesto, en los medios de comunicación. ¡Qué nos gusta una bronca!

Si los padres no se pusieran de acuerdo decidiría el juez de Familia, previo Informe del Ministerio Fiscal

Según la EMA, la dosis para esta franja será un tercio de la que ahora se administra a los mayores de 12 años en adelante. Lo que no cambiará será el intervalo de tres semanas entre la primera y la segunda dosis y que la inyección se pondrá en los músculos superiores del brazo.

"La eficacia de Cominarty (nombre comercial de la vacuna de Pfizer) se calculó con casi 2.000 niños de 5 a 11 años que no habían tenido una infección previa de Covid-19", asegura la EMA en la nota de prensa con la que hizo publica su decisión.

Del total, 1.305 recibieron la vacuna y de ellos, tres se infectaron con Covid-19 (0,2%), frente a 16 de entre los 663 niños que recibieron el placebo (2,4%). Con estos datos se desprende que "la vacuna fue efectiva al 90,7% para prevenir la Covid-19 con síntomas y que rebaja la ratio real a entre 67,7 y 98,3% de efectividad para evitar contagios". El campo de la prueba nos puede parece escaso, aún así los datos resultan concluyentes.

En un mundo globalizado por la red de redes, un universo en el que tiene cabida cualquier teoría, por peregrina que sea (hagan la prueba, busquen tierra plana y seguro que encuentran algún estudio que demuestra en el siglo XXI que el planeta en el que vivimos es plano), encontramos hipótesis que avalan cualquier postura frente a la vacunación de menores.

Efe

Padres separados

Pase lo que pase, como hemos dicho, el último "sí" lo tendremos los progenitores. Un sí que en el caso de matrimonios separados deberá ser doble. "Si los padres no se pusieran de acuerdo decidiría el juez de Familia, al que podría dirigirse el progenitor que se niega, como el que quiere ponérsela. Y ello previo Informe del Ministerio Fiscal. El juez podría recabar al respecto el parecer de un facultativo médico en caso de tener dudas", explica Manuel Huertas, abogado penalista. "La Fiscalía ya se ha pronunciado acerca de la vacunación de abuelos en residencias cuyos hijos se negaban a que se les vacunara", recalca.

Personalmente alucino cuando leo afirmaciones como la de Federico Montalvo, presidente del Comité de Biogenética de España y miembro de la Ponencia de Vacunas: "No se puede vacunar a los niños en beneficio de la colectividad. La Covid-19 prácticamente no supone un riesgo para los niños, por lo que la vacuna no es un beneficio real para ellos". Montalvo considera que no es urgente vacunar a esta franja de la población. Hasta ahora, señor Montalvo, hasta ahora.

Hoy por hoy, España tiene una incidencia acumulada de 148,8 casos por 100.000 habitantes cuando hace 14 días era 85,8. Lo que significa que vamos de subida, mucho más lenta que en Europa, pero de subida.

En 1918, con la gripe española, algunos niños desarrollaron encefalitis letárgica, una de cuyas secuelas fue el TDAH

Hay 14 comunidades por encima de los 100 casos por cada 100.000 habitantes, de ellas, cinco con unos 200 y mi tierra, Navarra, lamentablemente se encuentra con una incidencia por encima de los 400. Si nos fijamos en las franjas de edad, ahora mismo los menores de 12 años presentan la mayor incidencia, con 233 casos por cada 100.000 habitantes (en Navarra, son casi 1.000 casos por 100.000 habitantes y en el País Vasco, 700), seguidas de los adultos de entre 40 y 49 años, con 175,5. Queda meridianamente claro que el virus busca recalar en cuerpos no inmunizados.

Riesgos para los niños

"Eso de que no es un riesgo para los niños habrá que verlo", afirma César Soutullo, médico y profesor en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Houston. "En la pandemia de 1918, la mal llamada gripe española por virus H1N1 que empezó en un campamento militar en Kansas, USA, al ser un virus neurotrópico algunos niños desarrollaron encefalitis letárgica, que como secuela dejaba disfunción cerebral mínima, que luego pasó a llamarse TDAH. Este virus también afecta al cerebro y se están viendo muchos casos de síntomas neuropsiquiátricos que más adelante veremos su magnitud. Por ejemplo, hay descritos casos de gran empeoramiento de síntomas de Tics, TOC (trastorno obsesivo compulsivo) y TDAH con agresividad en niños que contraen el virus del Covid-19, aunque también hay descritos casos de este empeoramiento con la vacuna. Es una reacción autoimmune conocida en Psiquiatría como PANS (Pediatric autoimmune neuropsychiatric syndrome), que hace unos años se empezó a ver con estreptococo".

Desde que empezó la pandemia ha habido en este país 17 muertes de menores de 10 años y 180 ingresos en UCI. Los medios no hemos hablado mucho de ellos porque al compararlos con las cifras de los adultos se quedaban en nada. Lo cierto es que son 17 tragedias y, desde mi humilde experiencia hospitalaria, 180 traumas.

La Covid-19 es una enfermedad infecciosa y contagiosa por vía aérea, como lo fue la viruela que se erradicó con vacuna obligatoria mundial. Si no aceptamos que esta pesadilla terminará cuando nos vacunemos todos, en todo el mundo, viviremos amenazados por las siguientes mutaciones. Nos enfrentamos a un ser vivo que, como todos, lucha por sobrevivir, en su caso lo hace gracias a las mutaciones.

Con la amenaza de una nueva variante sudafricana, de la que todavía no se sabe mucho, puede que haya llegado la hora de inmunizar a los menores. Mejor pronto que tarde. El sufrimiento de un hijo es un infierno para sus progenitores. Con cada mutación de este maldito virus siempre me hago la misma pregunta: ¿Y si en el futuro surge una variación que se ceba con la población más joven?

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