Desde que Mijail Gorbachov puso en marcha su Perestroika (reformas políticas del comunismo soviético) hasta que Vladimir Putin inició en febrero pasado la invasión de Ucrania han transcurrido 37 años y un solo mandato intermedio: el de Boris Yeltsin, el político mayormente recordado porque en 1995 tocó el trasero a una secretaria ante la televisión, apareció ebrio en varios actos públicos o detuvo un golpe de estado desde la torreta de un tanque.

Pero mucha gente ignora que bajo su presidencia 150.000 millones de dólares salieron ilegalmente de Rusia o, también, que la OTAN de Javier Solana se comprometió a no acercar misiles hacia Moscú. Su vida política fue como su cuerpo: un exceso.

Boris Yeltsin nació el 1 de febrero de 1931 en la localidad de Butká, en los Urales, oblast de Sverdlosk que hasta 1924 se llamaba Eckaterimbourg, un lugar que todavía hoy inflama la memoria rusa. Trece años antes de nacer Yeltsin, un pelotón de bolcheviques había ejecutado allí al último zar de Rusia, Nicolas II, a su esposa Alejandra, al zarévich Aleksei y a sus hermanas Olga, Tatiana, María y Anastasia.  

La última familia real rusa. Wikipedia.

La familia de Yeltsin era antiestalinista, compuesta por campesinos empobrecidos por las colectivizaciones forzosas. El padre fue detenido por agitador cuando Boris Yeltsin tenía tres años. La infancia del pequeño Yeltsin trascurrió con apreturas en un koljoz (granja colectiva) y en el complejo industrial de Berezniki. A los 12 años perdió dos dedos de su mano izquierda cuando intentaba desmontar una granada de la guerra. Cursó bachiller e ingeniería sin dejar de trabajar. A los 25 años obtuvo su título de Ingeniero de Construcción. En ese momento, Nikita Jrushchov ya había sustituido a Stalin al frente de la Unión Soviética.

Yeltsin se casó en 1956 con Naina Iosifovna con la que tuvo a Yelena y a Tatiana. Durante 14 años trabajó en el complejo metalúrgico Uraltiazhtrubstroi, uno de los más grandes de Rusia. Comenzó como obrero y acabó dirigiendo la construcción de plantas. En 1961 se afilió al Partido Comunista. En poco tiempo llegó a primer secretario regional del PCUS, ya bajo mandato de Brezhnev.   

Cuando en marzo de 1985, un tal Mijail Gorbachov fue aupado al puesto más alto del partido, Boris Yeltsin saludó fervientemente su programa de reformas. Ambos habían sido compañeros en la escalada. En sólo un año Gorbachov promocionó a Yeltsin como secretario de Construcción del PCUS, primer secretario de Moscú y, por fin, miembro del escogido Buró Político.

En aquellos momentos, un agente del KGB llamado Vladimir Putin viajaba destinado a Dresde, en Alemania Oriental, con la misión, según la periodista Catherine Belton, de contactar con la tercera generación de terroristas de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), herederos de la célebre banda Baader-Meinhof, para proporcionarles armas en Alemania Federal. 

Un carné del Ministerio para la Seguridad del Estado (Stasi) de Putin como espía en Dresde BBC

Azote de corruptos

Durante los primeros años de la perestroika Gorbachov utilizó a Yeltsin para detener la desidia y la corrupción de las altas esferas del PCUS. El carácter impetuoso de Boris Yeltsin fue un martillo que excedió las propias expectativas de Gorbachov. Cambió puestos y cargos, alardeó en público de sus diferencias con otros jerarcas y denunció los privilegios de la Nomenklatura en el Comité Central. Su popularidad en Moscú iba al alza. Los conservadores presionaron a Gorbachov para que lo destituyera. Éste no lo hizo del todo.

Boris Yeltsin se encontraba internado en un hospital de Moscú aquejado de su primera crisis cardíaca cuando recibió la noticia de su relevo al frente del Buró Político y su nuevo destino: un cargo ministerial dentro del ramo de la Construcción más técnico que otra cosa.

Yeltsin nunca perdonó a Gorbachov que lo sacrificara a cambio de la estabilidad del partido. Esperó su oportunidad para desquitarse. En 1988, venció por sufragio universal al candidato oficialista para la nueva cámara legislativa por la circunscripción de Moscú. Desde allí contactó con el grupo de disidentes de Andrei Sajarov y su fama de fustigador anticomunista llegó a Estados Unidos. George Bush lo recibió con honores en Washington en septiembre de 1989.

George Bush y Boris Yeltsin.

Dos meses después, cayó el Muro de Berlín y una manifestación alborozada se dirigió en Dresde hacia las oficinas del KGB para destruirlas. Dentro, el agente Putin quemaba documentos comprometedores, descolgó el teléfono y pidió refuerzos a Moscú. Nadie contestó.

Las exigencias de Boris

El 29 de mayo de 1990 el Soviet Supremo del partido eligió a Boris Yeltsin, que ya era el líder más importante de Rusia, como su presidente. Desde esta posición exigió a Gorbachov dos decisiones urgentes: democratizar el partido comunista y permitir la legalización de otras fuerzas políticas.

El XXVIII congreso del PCUS de 12 y 13 de julio de 1990 debía ser el escenario para estos cambios. Pero Gorbachov no movió un dedo. El glorioso PCUS ya era plural y la prueba era el propio Yeltsin. "¿Para qué la legalización a toda prisa de las otras fuerzas?". Yeltsin y sus partidarios abandonaron la sesión y el partido al que él había pertenecido durante treinta años. Sus biógrafos proclaman que en este tiempo había sido "comunista y ateo". A partir de esta ruptura se convirtió en "nacionalista, independiente y ortodoxo".

Gorbachov y Yeltsin se dieron un plazo de 500 días para acometer las reformas que deberían convertir a la Unión Soviética en una economía de mercado. El plan incluía "la privatización de las empresas estatales y granjas colectivas, la liberalización de los precios, la creación de créditos privados y la conversión del rublo". 

Boris Yeltsin y Mijail Gorbachov

La presión del ala conservadora del PCUS impidió a Gorbachov encarar este plan. Según un informe del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB): "Una parte considerable de los rusos percibió que mientras el refinado y cultivado Gorbachov aparecía bloqueado por sus contradicciones, Yeltsin, con sus maneras simples y directas, derrochaba dinamismo y sabía comunicar".

En 1991, la economía de la Unión Soviética se deslizaba cuesta abajo y los nacionalismos amenazaban con romper sus mimbres. Boris Yeltsin ganó con el 57% de los votos las primeras elecciones presidenciales directas en la república rusa. Tuvo el apoyo de todos los partidos reformistas y de dos alcaldes significativos, Gavril Popov en Moscú y Anatoli Sobchak en Leningrado.

Al lado de éste aparecía en las fotos como nuevo asesor un antiguo alumno suyo de Derecho, rubio, pusilánime y silencioso, recién llegado de misiones de Inteligencia en Alemania. Se llamaba Vladimir Putin.

El golpe de agosto

Gorbachov se retiró de vacaciones a su dacha en Forós (Crimea) el 4 de agosto de 1991 con la intención de volver a Moscú el 20 para la votación del nuevo Tratado de la Unión Soviética. Dos días antes de la votación, se presentaron en la casa de Crimea cuatro altos cargos del ala dura del partido. El director del KGB Vladimir Kryuchkov coordinaba la acción desde Moscú. Agentes de éste cortaron todas las comunicaciones y rodearon la dacha.

Gorbachov en Crimea, sorprendido por el golpe.

Mijail Gorbachov, el presidente de la Unión Soviética, estuvo durante dos días prisionero de los elementos más reaccionarios de su propio partido. Los golpistas le plantearon una única opción: que declarara el estado de emergencia o dimitiera "para impedir el caos y la anarquía en el país".

Gorbachov rechazó el ultimátum: "¿Qué creen que hay que hacer en el país? ¡Maldita sea!". Entonces, los golpistas difundieron que "por el delicado estado de salud de Mijail Gorbachov, asumía sus funciones el vicepresidente, Guennadi Yanayev".

Los conspiradores habían comprado 250.000 esposas, preparado 300.000 formularios de detención y vaciado la prisión de Lefórtovo para recibir a decenas de miles de posibles purgados. Tanques de la 2ª y 4ª divisiones motorizadas y unidades paracaidistas rodearon el Parlamento, la Casa Blanca de Moscú.

George W. Bush había informado a Boris Yeltsin esa noche de que el golpe no contaba más que con un reducido apoyo militar. La afirmación procedía de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) estadounidense. Por alguna razón inexplicada, los golpistas –con Gorbachov prisionero en Crimea- no detuvieron a su alter ego reformista, Yeltsin, en Moscú. La inmunidad de Yeltsin hizo correr rumores sobre si la intentona estaba siendo un auto-golpe. Otras fuentes lo explican "por el deterioro de eficiencia del propio KGB".

Boris arenga a la población subido a un tanque.

Arenga desde un tanque

El día 19 Boris Yeltsin se dirigió al Parlamento con sus seguidores. Desde allí convocó huelgas y manifestaciones para que no triunfara el golpe. Horas más tarde, 20.000 personas formaron un cordón entre los carros de combate y la Duma. Yeltsin salió del edificio y se subió a una tanqueta para arengar a la población. No olvidó estrechar la mano al tanquista. Su imagen fue difundida por la televisión estatal al mundo entero. La Revolución de 1917 que había comenzado con un mitin de Lenin entraba en estertor con un gesto parecido de Yeltsin, setenta y cuatro años después.

El día 20, el cerebro de la insurrección, Kryuchkov, ordenó al grupo Alfa de Operaciones Especiales del KGB asaltar el Parlamento. El Ejército motorizado se puso de parte de Yeltsin y desobedeció la consigna. En los incidentes murieron tres manifestantes.

Al día siguiente, el golpe había fracasado. Gorbachov regresó a Moscú. Los cabecillas de la revuelta fueron detenidos. Uno de ellos –Pugo- se suicidó junto a su esposa. Cinco años después serían amnistiados.

Dimisión de Gorbachov

Gorbachov dimitió como secretario del PCUS el 24 de agosto, después de que Yeltsin lo humillara ante las cámaras de televisión obligándole a leer un documento en el que reconocía que casi todo el gobierno soviético estaba en la conjura.

Ese mismo día, el parlamento de Ucrania declaró su independencia de la Unión Soviética. En las jornadas siguientes, Moldavia, Azerbaiyán y Kirguistán hicieron lo propio como las fichas de un dominó. El PCUS fue disuelto en Rusia. En diciembre, Rusia, Bielorrusia y Ucrania firmaron el germen de la Comunidad de Estados Independientes. El día de Navidad, Gorbachov dimitió como jefe de la URSS. Al día siguiente el Soviet Supremo confirmó la extinción de aquella Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que había nacido con los bolcheviques en 1922.

La bandera con la hoz y el martillo fue sustituida por la tricolor rusa. Rusia se convirtió en la Federación Rusa, con Boris Yeltsin como presidente y a la vez primer ministro. Su figura oronda alcanzaba el máximo brillo.

La bandera de la URSS

La bandera de Rusia.

Años después, su sucesor Putin declararía: "El colapso de la Unión Soviética es la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX".

Pero para llegar hasta ese momento aún faltaba más de una década. En aquel verano de 1991, Putin acababa de ser nombrado responsable de las relaciones exteriores de la alcaldía de San Petersburgo, la segunda ciudad de Rusia, que ya no se llamaba Leningrado. Un año después sería investigado por el Consejo de la ciudad en una transacción de oro por ayuda humanitaria que nunca llegó.

Hambre en las calles

Porque Rusia estaba comenzando a pasar hambre. Las liberalizaciones de empresas, precios, comercio exterior y moneda iniciadas por Yeltsin provocaron una hiperinflación no deseada. Para contrarrestarla, Rusia restringió el crédito y los gastos sociales y aumentó los impuestos. Cerraron fábricas, la gente fue al paro y entró en la pobreza sin la asistencia social de la era comunista. En los primeros años 90, el PIB ruso bajó a la mitad. Algunos economistas califican esta recesión como mayor que la sufrida por Estados Unidos o Alemania en los años treinta.

Yeltsin bebiendo con Bill Clinton.

Yeltsin bebiendo.

Yeltsin bailando.

En 1993 estas tensiones se trasladaron al ámbito político. Boris Yeltsin consiguió detener un intento de impeachment contra él. Sus antiguos socios reformistas ya no le apoyaban. En sólo dos años de occidentalización, la violencia criminal estaba en las calles, los consultorios médicos colapsaban, escaseaban los alimentos y el combustible y el nivel de vida se hundía… El capitalismo estaba resultando caro.

Sólo parecía prosperar una pequeña casta de privilegiados que habían accedido a las privatizaciones del gas, el petróleo y el carbón. La gente comenzó a denominarlos los oligarcas, los amigos de Yeltsin.

Ahora Yeltsin tenía que hacer frente a una inusitada coalición de partidos -comunistas, ultranacionalistas de corte fascista y nostálgicos del zarismo- que le instaban a detener el ritmo privatizador y garantizar la vida de la gente.

Fuego contra el Parlamento

Todo siempre en Rusia adquiere un tono exagerado, paradójico y helicoidal. El presidente amenazó con disolver el Parlamento y convocar elecciones. Manifestantes de la oposición a Yeltsin tomaron el Parlamento, como dos años antes había hecho él contra los comunistas.

Y también, como dos años antes habían hecho los comunistas contra Gorbachov, Boris Yeltsin sitió con tanques la Duma y amenazó con abrir fuego "para evitar el caos del país". El 4 de septiembre de 1993, Yeltsin ordenó el asalto. Los combates duraron doce horas y provocaron 148 muertos. Yeltsin salvó la situación, pero su estrella ya no brillaba con luz propia. Era un pálido reflejo de los acontecimientos. Y éstos se desbocaban.

Conflictos en las calles de Moscú en la crisis de 1993.

 

Luna de miel con Clinton

En 1994, Boris Yeltsin vivió una "luna de miel" con su colega estadounidense Bill Clinton al que –conocedor de sus aficiones musicales- regaló un saxofón en su primer encuentro.

Juntos rubricaron un acuerdo que adquiere un hondo significado hoy en día: arrancaron un compromiso a Ucrania, estado independiente, para que se desmilitarizara.

Ucrania –tercera potencia atómica del planeta con 3.000 ojivas- firmó el Acuerdo de Budapest por el que Kiev se adhería al Tratado de No Proliferación. Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia, a cambio, se comprometieron a "respetar la independencia, la soberanía y las fronteras existentes de Ucrania y a abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza contra el país". Dos años después Ucrania había cumplido su parte del pacto y entregado a Rusia la última de sus ojivas nucleares. Veinte años después, el sucesor de Boris Yeltsin se encargaría de mancillar la letra escrita al anexionarse la península de Crimea.

Pero eso él todavía no lo sabe. Vladimir Putin, en 1994, es el vicealcalde de San Petersburgo y líder en la ciudad de un partido de poder: Nuestra Casa Rusia, del primer ministro Víctor Chernomyrdin. Desde ambos puestos hace negocios.

Boris Yeltsin con Bill Clinton.

A por el segundo mandato

Los problemas cardíacos de Yeltsin se repiten en 1996. Con 1,87 de estatura y más de 110 kilos, los médicos no recomiendan que se presente a una campaña electoral para la presidencia. Su rival es el comunista Guennadi Ziugánov, que parte con ventaja en los sondeos. El jefe de campaña, el gran privatizador del régimen Anatoli Chubais, consigue el apoyo económico de los oligarcas. Y el Fondo Monetario Internacional pone el resto: un crédito de 10.000 millones de dólares para Rusia si Yeltsin gana su segundo mandato. En la década de Yeltsin, Rusia recibió créditos por valor de 40.000 millones de dólares.

En la campaña, a la que ha incorporado a su hija Tatiana Diachenko, un hecho que tendrá consecuencias, un Yeltsin cada vez más volcado en la bebida da muestras de una espontaneidad etílica que también lo hará famoso: con las televisiones como testigo se le escapa una mano al trasero de una funcionaria, mueve las caderas bailando el rock and roll, cuenta chistes verdes a Clinton, canta el Kalinka ante el canciller Helmut Khol…

Gana las elecciones con un 53% de los votos en la segunda vuelta. Pero es hospitalizado durante meses por una grave crisis cardíaca.

Primera guerra de Chechenia

En el balance negro de Boris Yeltsin figura el inicio de la primera guerra de Chechenia, república deseosa de independizarse de Moscú. Duró dos años (1994-96) y causó 40.000 muertos. Rusia sólo reconoció 5.000 bajas, pero las asociaciones de madres de soldados elevaron esta cifra a 15.000. Con la firma del armisticio, los chechenos se sintieron vencedores. Años después saldrían de su error porque el sucesor de Yeltsin arrasaría la capital Grozni hasta no dejar piedra sobre piedra.

Primera guerra de Chechenia. Mikhail Evstafiev Wikipedia.

Vladimir Putin dejó ese año de 1996 San Petersburgo y se trasladó a Moscú. Primero fue subjefe del Estado Mayor Presidencial y más tarde jefe de Bienes Presidenciales. En estos departamentos conoció a Nikolai Pátrushev, que se convertiría en su palanca de triunfo desde el servicio de información del FSB, sucesor del KGB.

Acuerdo con la OTAN

Boris Yeltsin dio por hecho que Checoslovaquia, Hungría y Polonia –países procedentes del extinto Pacto de Varsovia- acabarían entrando en la OTAN, pero arrancó a su secretario Javier Solana el compromiso por escrito de "no desplegar armas nucleares ni aumentar sustancialmente las fuerzas convencionales en los nuevos estados miembros".

Este acta ha sido reivindicada repetidamente por Vladimir Putin para exigir el alejamiento de los misiles occidentales, una de las coartadas de su invasión de Ucrania.

Javier Solana

La guerra de Kosovo alejó definitivamente a Yeltsin de Bill Clinton. Aunque el presidente ruso se contuvo ante el ataque de la OTAN a Belgrado, recordó al estadounidense que "Rusia es una potencia nuclear y podría haber una guerra en Europa si no cesaba la agresión a Serbia ".

Presidente de Rusia en cinco meses

En agosto de 1999, Yeltsin sentó en la mesa de su consejo de ministros a Vladimir Putin, prácticamente desconocido en Moscú, como jefe de su gobierno. Menos de cinco meses después, Putin era el presidente interino de toda la Federación Rusa. ¿Qué ocurrió entre esas dos fechas tan próximas?

En septiembre, tres edificios de Moscú, Buydansk (Daguestán) y Volgodonsk (oblast de Rostov) volaron por los aires. Cerca de 300 personas murieron. Varias bombas fueron desactivadas a tiempo en la capital. El pánico se extendió. El Kremlin atribuyó los atentados a separatistas chechenos. Nunca fue probado, pero las explosiones iniciaron la segunda guerra en Chechenia.

Por aquellas fechas, el FBI y los medios occidentales acusaron a Tatiana Dyachenko, la hija de Yeltsin, y a su esposo Aleksei "del desvío de grandes sumas obtenidas presuntamente de los préstamos internacionales a Rusia a cuentas en bancos suizos, con propósitos de enriquecimiento personal y blanqueo de dinero", según figura en el Informe sobre Boris Yeltsin del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona.

Tatyana Yumasheva y su marido.

Otras informaciones relacionaban a Yelena, la otra hija, y al propio Yeltsin, con la posesión de tarjetas bancarias suizas donadas por la empresa constructora Mabetex a cambio de contratos en Moscú (fue la empresa que reparó el Kremlin y los daños del Parlamento en el ataque de 1993) así como en países caucásicos de la órbita rusa.

¿Quién podría acallar, neutralizar, minimizar estas investigaciones desde la jefatura del Estado? Nadie mejor que el ex agente del KGB con trayectoria en todos los servicios de Inteligencia.

El 31 de diciembre de 1999 Yeltsin dimitió y Vladimir Putin fue nombrado presidente interino. Su primer decreto lo firmó ese mismo día: Garantías para el ex presidente de la Federación Rusa y miembros de su familia, que incluía inmunidad, seguridad y un sueldo vitalicio. La Justicia rusa archivó todas las investigaciones sobre la fuga de capitales.

Vladimir Putin toma posesión de su primer mandato.

El expresidente Mijail Gorbachov ese mismo año cifró en 150.000 millones de dólares todo el dinero que había salido ilegalmente de Rusia en la década postsoviética. Putin consiguió la presidencia en las elecciones definitivas el 26 de marzo de 2000 con un 53 % de los votos en primera vuelta.

El excesivo Boris Yeltsin murió de un fallo congestivo múltiple relacionado con el corazón en 2007. 

Gorbachov en la actualidad.

En 2021, como cada año, el presidente Vladimir Putin no olvidó felicitar a Mijail Gorbachov en su aniversario: "Usted pertenece a la pléyade de personas extraordinarias y brillantes, de destacados estadistas  que ejercieron una influencia significativa en la historia patria y mundial". La felicitación fue difundida entonces por el Kremlin y la agencia Tass.

Este año, una semana después de que 100.000 soldados rusos entraran en Ucrania, no hubo telegrama

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