15 junio, 2024 03:13

El 25 de junio de 1876, el Séptimo Regimiento de Caballería del Ejército de los Estados Unidos de América se enfrentó a las fuerzas combinadas de los Sioux y Cheyenne en el Río Little Bighorn, en Montana. Al frente de los estadounidenses se encontraba un legendario general, George Armstrong Custer. Los nativos seguían órdenes de otras dos leyendas: Caballo Loco y Toro Sentado. 

Cinco de las doce compañías que componían el regimiento resultaron aniquiladas. Las bajas estadounidenses fueron de 268 muertos, exterminados en menos de una hora por miles de feroces guerreros en un descalabro nunca visto por Custer (una de las bajas), que jamás había sido derrotado por los indios.

Con el paso del tiempo, Custer y los hombres de su Séptimo de Caballería acabaron convirtiéndose en iconos de valentía y heroísmo de la historia estadounidense, pero a finales del siglo pasado aquella idea cambió, tras constatarse que el general era un hombre mediocre y cruel que arrasaba las aldeas a su paso aniquilando a ancianos, mujeres y niños.

En España no tuvimos al Séptimo de Caballería, pero sí existió una unidad de jinetes, bajo el mando de un militar español nacido en Cuba, que se convirtieron en héroes tras salvar de una muerte segura a miles de sus compañeros en Marruecos. Aquella acción hoy olvidada es conocida como la Carga de Taxdirt.

El 8 de abril de 1904, Reino Unido y Francia firmaron el 'Entente cordiale', un tratado de no agresión y de regulación de su expansión colonial ratificado mediante una serie de acuerdos mutuos. El pacto dejaba a Inglaterra las manos libres en Egipto a cambio de olvidarse de Marruecos, mientras los franceses seguían ejerciendo su influencia sobre Marruecos.

Pero los ingleses no querían que Francia se asentase frente a Gibraltar, por lo que ofrecieron a España la cesión de una franja del Marruecos Septentrional que iba desde la frontera con Argelia al Océano Atlántico, un territorio que se conoció como Protectorado español en Marruecos y que España aceptó mediante la firma de la Declaración y Convenio hispanofrancés del 3 de octubre de 1904, aunque no se establecería formalmente hasta 1912.

El problema era que España no disponía de un plan de actuación definido con sus responsabilidades en este protectorado, lo que acabó provocando que algunas facciones marroquíes se rebelaran contra sus 'protectores'.

El momento elegido fue la mañana del 9 de julio de 1909. Ese día, un capataz y trece trabajadores españoles que iniciaban su jornada en la construcción de un puente de la línea del ferrocarril minero, a unos 5 kilómetros de Melilla, fueron atacados por cientos de rifeños, acabando con la vida de cuatro de ellos.

Firma del tratado por el que se creaba formalmente el Protectorado español.

Firma del tratado por el que se creaba formalmente el Protectorado español. Wikimedia Commons

Los rifeños son una etnia bereber que habitan en el Rif, al nordeste de Marruecos, y que estaban en contra del ferrocarril porque suponían que su finalidad era extraer los recursos de su tierra para llevárselos a España.

El asalto fue el motivo que necesitaban los españoles para enviar tropas de castigo al protectorado, dando inicio a una acción militar conocida como la 'Campaña de Melilla de 1909' y que se convertiría en la tumba de miles de soldados por las grandes derrotas que sufrirían.

En septiembre de 1909 se lograron reunir a 44.000 hombres para ejecutar un plan de pacificación de la península del Cabo de las Tres Forcas, al norte de Melilla, por lo que se dividieron las fuerzas en dos grandes columnas. Una se dirigió al sur a través de una zona pacífica. La segunda partió al noroeste, en dirección a Taxdirt, al oeste de Melilla, por zonas tomadas por los rifeños donde habían acumulado sus fuerzas.

Taxdirt

Los dos escuadrones de caballería de la segunda columna, que partió del fuerte Reina Regente el 20 de septiembre, estaban bajo el mando de José de Cavalcanti de Alburquerque y Padierna, un militar nacido en Cuba que había alcanzado el grado de teniente coronel.

Cuando los exploradores llegaron cerca de Taxdirt descubrieron que los rifeños se habían replegado a un monte cercano, por lo que los españoles atacaron la zona bombardeándola y empleando el cuerpo a cuerpo de infantería hasta que expulsaron al enemigo. Tras el combate la colina fue tomada por un batallón para defender la ventajosa posición que ahora era atacada por los rifeños.

Pero tras horas de intensos combates los mandos decidieron relevar a los hombres que defendían la colina para darles descanso y dieron orden de realizar el reemplazo, ejecutado pésimamente, provocando que, al ver la confusión que se producía durante el relevo, los rifeños se lanzaran con todo contra los españoles aprovechando su desconcierto.

José de Cavalcanti.

José de Cavalcanti. Wikimedia Commons

Su maniobra fue perfecta, porque bloquearon el avance de las tropas de refresco y también la retirada de los exhaustos soldados que ya no tenían ni munición. Pero no contaban con la caballería española.

Cavalcanti y sus jinetes

Ante esta desesperada situación, se dio orden a Cavalcanti de hacer aquello para lo que sus caballeros habían sido entrenados. A pesar de que tan solo contaba con 65 jinetes, ya que el resto se encontraban realizando trabajos de apoyo, se puso al frente del valiente Regimiento de Cazadores de Caballería Alfonso XII y se lanzaron en una heroica carga para salvar a sus compañeros y poner en fuga a los más de 1.500 rifeños que los habían acorralado.

Tras la primera carga, Cavalcanti ordenó en dos ocasiones a sus jinetes retirarse para reagruparse y volver a atacar. En la segunda carga contaba con 40 hombres. En la tercera con 20. Los escasos jinetes que quedaron tras las tres cargas se reagruparon, bajaron de sus monturas e iniciaron una épica defensa de aquellos enemigos que buscaban venganza por el destrozo causado entre sus filas.

Zona norte del protectorado de Marruecos.

Zona norte del protectorado de Marruecos. Wikimedia Commons

Los batallones que seguían en la colina, viendo el peligro que acechaba a quienes los habían salvado, acudieron en su ayuda atacando con lo que tenían: cuchillos, espadas, palos… lo que acabó provocando que los rifeños, finalmente, terminaran por replegarse.

La batalla había llegado a su fin. Y todo, gracias a la heroica actuación de un puñado de jinetes españoles.

El teniente coronel Cavalcanti fue ascendido a coronel y se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando. Su escuadrón regresó a Jerez el 27 de junio de 1910 entre los aplausos y los vítores de los vecinos. Ese mismo año se levantó un monumento en Taxdirt en recuerdo de los caídos en aquel combate, que fue trasladado a Melilla tras el fin del protectorado español en Marruecos.

En la actualidad, cada año se celebra un acto solemne en el patio del Cuartel General de la Fuerza Terrestre de Sevilla en memoria de aquella heroica y brillante acción del Regimiento de Cazadores de Caballería Alfonso XII: la Carga de Taxdirt.