La Plaza de María Pita está en silencio. El reloj ubicado en lo alto del Palacio Municipal se ha cansado de dar la hora. Ayer sus manecillas se paraban después de más de un siglo funcionando y el timbre que avisa de las señales horarias se ha enmudecido.

El reloj llevaba dando fallos desde hacía "un par de semanas" hasta que ayer, jueves, dejó de funcionar. Y parece que no volverá a sonar hasta dentro de bastante tiempo, pues necesita una reparación completa, comenta Carlos Sánchez González-Dans, de la Relojería Dans, la empresas encargada del mantenimiento de los relojes municipales.

"Ahora mismo está parado por el mal estado del reloj", comenta Carlos, quien confía en que el nuevo Gobierno municipal destine una partida presupuestaria para la restauración de este pieza histórica de relojería, que esta pasada Nochevieja se adelantó cinco minutos.

"Nosotros, más que mantenimiento, íbamos haciendo milagros para que siguiera funcionado, pero llega un punto que el reloj ya no aguanta más", asegura Jacobo Sánchez González-Dans, quien opina que lo más conveniente sería acometer una parada temporal y "reparar las piezas que se han dañado en su día".

Ya no admite más ajustes ni holguras

El problema de raíz, según estos expertos relojeros, es que el reloj municipal " siempre se cargó" y el dañó cada vez fue siendo mayor, hasta que "al final llega un punto de no retorno" y " hay que hacer un intervención más completa".

"Son relojes muy fuertes hasta que llega un punto que colapsan porque ya no admiten más ajustes ni holguras", apunta Jacobo. "Ya no hay trampilla que valga. Es un reloj que ha estado funcionando sin descanso más de un siglo 24 horas al día", añade Carlos, quien no tiene constancia de que se haya cometido reparación alguna en el siglo de historia que tiene este reloj.

No hay fecha para que las agujas de María Pita vuelvan a marcar la hora, pero estos relojeros confían en que sea pronto. María Pita se ha quedado muda, su reloj se ha parado.