La Audiencia Provincial de A Coruña ha declarado a un joven de 28 años como autor de los hechos de un delito de extorsión a una joven de A Coruña de 13 años. Así, ha sido condenado a once años y medio de prisión, por la captación y utilización de menores para elaborar material pornográfico infantil además de un delito continuado de agresión sexual a menor de 16 años y una inhabilitación especial para cualquier profesión que conlleve contacto regular con menores.

 La investigación se inició en 2019,  tras la denuncia de una madre en las dependencias del Grupo de Investigación Tecnológica de la Brigada Provincial de Policía Judicial de A Coruña. Esta madre había notado una actitud extraña en su hija de 13 años, en relación con el uso que hacía de su teléfono personal, de estar permanentemente pendiente de él, a dejarlo apagado en una caja. 

Por ello, examinó el contenido del terminal, pudiendo comprobar como a través de la aplicación WhatsApp su hija había sido víctima de amenazas y coacciones por parte de otro usuario de la aplicación. En dicha aplicación guardaba todavía las conversaciones en las que su hija era extorsionada para que enviase vídeos de contenido sexual, llegando a enviar al menos seis vídeos de este tipo.

Los investigadores comprobaron que la menor había contactado con un usuario de la red social Instagram, el cual se hacía pasar por un menor. De esa red social pasaron a comunicarse a través de WhatsApp, donde la menor le había enviado al supuesto menor, una fotografía personal de contenido sexual.

Una vez que este hombre dispuso de este contenido, reveló su verdadera identidad y comenzó a amenazar a la menor con revelar la fotografía a sus familiares y amigos si no le enviaba más contenido del mismo tipo. Además de esto, logró convencer a la menor de que había infectado su teléfono con un software malicioso (malware) que le permitía acceder a todo lo almacenado en él. 

Durante días obligó a su víctima a remitirle vídeos de carácter sexual, previa descripción de lo que quería que ella hiciese, imponiéndole duración mínima de cada vídeo y horas concretas del día en las debía enviarlos. Todo ello, dirigiéndose a la menor con insultos, vejaciones, humillaciones y utilizando un lenguaje agresivo.

Cuando esta niña no pudo soportar más la presión, bloqueó los números de teléfono de su agresor en la aplicación WhatsApp, pero éste consiguió contactar con ella de nuevo utilizando la aplicación. Además de a través WhatsApp, el autor intentaba acceder a la menor mediante mensajes de Instagram, llamadas telefónicas e incluso SMS.

El Grupo de Investigación Tecnológica de A Coruña realizó una compleja y minuciosa investigación, utilizando también los canales de colaboración policial internacional de Interpol, lo que permitió identificar plenamente al autor de los hechos en 2020. Se trataba de un varón, de 28 años de edad, residente en los Países Bajos y con antecedentes policiales en ambos países por diversos delitos contra las personas.