Las expectativas de cómo afectarían las obras de reurbanización de la calle San Andrés en A Coruña a los comercios de la zona eran muy diferentes antes de que se cortara el tráfico a ahora. "Hemos notado mucha menos gente", afirman algunos propietarios. Mientras que otros apuntan que el mayor problema lo tienen los repartidores.
Una semana después del inicio de las obras (el 11 de marzo), Quincemil salió a la calle para consultar a los negocios de la zona qué les parecía la idea de que se hiciera tal reforma en una calle tan concurrida como lo es esta. Tanto hosteleros como comerciantes coincidían en que no les supondría un problema muy grande, de hecho, algunos creían que no les llegaría a afectar.
Sin embargo, a tan solo dos días de los cortes de tráfico en la calle San Andrés, sorprende el chasco que se han llevado los propietarios respecto a la puesta en marcha de las maquinarias en toda la vía. Belén Martínez, trabajadora en Telocompro, una tienda de segunda mano situada en la propia calle, dice haber notado en estos últimos días "muchísima menos gente" en el local.
"Aquí muchos clientes aparcaban en esta misma calle, me dejaban las cosas, y se iban, pero ahora al estar cortado al tráfico les cuesta más acceder", explica la dependienta. Al ser un negocio de compraventa, afirma que muchos clientes les iban a ofrecer productos en su vehículo al tratarse en ocasiones de artículos pesados, sin embargo, ahora lo tienen más difícil. "Antes teníamos la parada de bus enfrente y la gente venía directa aquí", añade.
Pasan menos personas
El transporte público también se ha visto afectado: las paradas de autobuses urbanos se han trasladado y las rutas de algunas líneas de la ciudad herculina se han visto afectadas. De ahí que la afluencia de personas en la calle también se haya visto afectada. "Mira, estamos vacíos, antes teníamos gente a todas horas", añade la dependienta. Pero en su opinión lo peor es la recogida de mercancía.
"Ayer no dejaban al camión de reparto saltarse las vallas. Intentamos por otro lado para que no quedara muy alejado de la tienda, pero enseguida vino la policía local", se queja una trabajadora. Comenta que al vender objetos pesados se les complica mucho su traslado desde los puntos que se les imponen para las descargas.
Problemas de acceso a los camiones
Además de los camiones de reparto, parece ser que los vehículos de recogida de basuras también están teniendo problemas. "Esta mañana sacamos los cartones a la calle para que nos los recogieran como de costumbre, y todavía no pasó nadie, ni sabemos si pasarán", concluye indignada. El Concello por su parte confirmó que las rutas de los camiones habían sido también modificadas, por lo que los negocios tendrían que acercarse a los puntos que les queden más accesibles.
Por su parte, la Chocolatería Catalina, el negocio que hace esquina en el desvío desde San Andrés hacia los Cantones, no ha notado ningún cambio. Fredy Moya, trabajador del local sí ha percibido más movimiento "pero no he notado cambios en la afluencia de clientes". Sin embargo, los clientes de su terraza sí se han percatado del cambio: "Hay más tráfico, no se está tan tranquilo como de costumbre".
Por su parte, José Barrientos, de la frutería A Laranxa, dice que "todavía" no ha notado ningún cambio, ya que la obra no ha llegado hasta su zona. Se encuentra enfrente de la Iglesia Castrense de San Andrés. En su ubicación es más fácil que los camiones accedan, debido a que por ahí pueden entrar a la calle principal y desviarse por la de Sol. Sin embargo, muchos camiones que antes paraban a lo largo de San Andrés, ahora coinciden todos ahí. "El verdadero problema lo tienen los repartidores", comenta el empresario.
Resulta irónico que una obra destinada a la mejora de la actividad de los negocios y a la adaptabilidad a los peatones de San Andrés esté afectando tanto a los propietarios de la zona. Sin embargo, es un trámite por el que hay que pasar y que los comerciantes esperan que la espera y las circunstancias valgan la pena.