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La rehabilitación progresiva de la antigua colonia obrera del Campo de Artillería de A Coruña
Dos ambiciosos proyectos de reconocidos arquitectos en la misma manzana coinciden en el histórico enclave residencial de Monte Alto, construido hace más de un siglo como conjunto de viviendas para obreros en el que en las últimas décadas ha habido reformas que recuperaron casas vacías o adaptaron las más antiguas a necesidades contemporáneas
24 agosto, 2024 05:00En una de las cuatro esquinas del Campo de Artillería de A Coruña, donde se junta la calle del mismo nombre con Tren, se lleva a cabo una rehabilitación de inmuebles que, por un lado, sirve de ejemplo de intervención urbana en un espacio residencial singular y, por otra parte, pone de manifiesto la evolución inmobiliaria que ha experimentado un enclave que en su origen, en el salto del siglo XIX al XX, tuvo una concepción distinta a la que hoy sugiere. En la manzana de ese vértice se ha obrado en los últimos años en la construcción de una gran vivienda unifamiliar levantada sobre las ruinas de lo que en su día y durante unas cuatro décadas fue sede y bar del modesto club de fútbol Sporting Coruñés; y muy recientemente han comenzado, justo detrás de este nuevo edificio, los trabajos de otro proyecto parecido, la reforma de una casa que llevaba años tapiada.
Ambas iniciativas, que se suman a otras con el mismo fin que en los últimos años se han realizado en distintos puntos del Campo de Artillería, llevan la firma de reconocidos arquitectos: Juan Creus y Covadonga Carrasco diseñaron la construcción de la vivienda de la calle Tren, la propiedad más grande que ahora hay en el lugar; y a la espalda de este edificio, Patricia Muñiz Núñez ha concebido la recuperación de la casa. Uno fue un trabajo largo, con un ambicioso proyecto para una construcción que ocupa la superficie equivalente a tres viviendas del mismo enclave, como las que tiene justo detrás; el otro, donde hace poco se ha instalado el material de obra, también se presume arduo.
Para los vecinos que llevan mucho tiempo viviendo en esta zona entre Monte Alto y el Campo da Leña y para los profesionales de la arquitectura que conocen la evolución urbanística de la ciudad, lo que más llama la atención cuando en la actualidad observan el Campo de Artillería es su progresiva transformación: de conjunto de casas bajas y baratas para obreros, tal como las proyectó a finales del siglo XIX el arquitecto municipal Juan de Ciórraga (1836-1931), a plaza residencial con tipología variada de viviendas y con respuesta a otros estándares y necesidades, más actuales.
La arquitecta Nuria Prieto, en consonancia con los propios responsables de las últimas rehabilitaciones en el lugar, apunta que las actuaciones en el Campo de Artillería han conjugado "la protección del entorno con la libertad de maniobra". "Juan de Ciórraga, en el origen de estas casas, proponía un crecimiento mínimo, y las distintas reformas de viviendas que ha habido en más de un siglo no han estropeado el ámbito, sino que encajan en él. Creo que ha habido humildad profesional en los proyectos, que han reinterpretado la sencillez desde un punto de vista contemporáneo", opina.
Prieto sitúa el Campo de Artillería entre los primeros ejemplos de colonias obreras de España; de hecho, los cuatro grupos de viviendas (en la concepción inicial fueron seis) son anteriores a la llamada Ley de Habitaciones Higiénicas y Baratas, de 1911. "Esta norma fomentó la construcción de viviendas obreras a través de subvenciones a cooperativas de trabajadores o sociedades benéficas permitiendo la expropiación del suelo. Al amparo de este ley se construyó décadas después el conjunto de viviendas del Campo de Marte", repasa. "Al principio los planos eran cerrados, pero con el tiempo, y como no había una definición clara de cómo debían ser estas casas, los residentes, para sentirse a gusto en ellas, sintieron la necesidad de personalizarlas, de que no fueran iguales unas a otras sino que añadiesen características distintas".
En el Campo de Artillería hay un total de 28 casas unifamiliares entre sus cuatro bloques que protegen un espacio público central, "como la plaza del centro de un pueblo". Las viviendas tienen planta baja y bajo cubierta, o bien baja, una o dos alturas, o primera planta y bajo cubierta. Solo dos, contiguas, están abandonadas, una de ellas tapiada. La mayoría del resto, con su apariencia actual, dejan ver que han sido objeto de restauración reciente, como el visor callejero de Google permite comprobar.
Esas reformas se han hecho en los últimos años en las casas con planta baja y buhardilla de la calle Tren, en algunas viviendas de la calle Alcalde Folla Yordi que exhiben fachadas más contemporáneas, o en casas cuya entrada está en la misma plaza, como en una línea de cuatro contiguas donde la última obra fue la transformación habitacional de lo que hace años fue una peluquería y hoy es un domicilio de planta baja y bajo cubierta.
El antiguo Sporting Coruñés
Lo que entre 1961 y 2001 fue la cafetería del Sporting Coruñés, donde los fines de semana se juntaban vecinos y participaban en juegos como el bingo (tradición que se mantiene en la sede actual del club en la próxima calle Justicia), es hoy una casa unifamiliar habitada que inició en 2020 la obra en la ruinosa estructura que provocó el cierre del bar y su demolición en 2003. Los arquitectos Creus y Carrasco proyectaron una llamativa restauración.
"Conserva el espíritu de orden de las viejas casas del lugar, pero presenta un gran volumen porque ocupa el espacio de tres casas, como las que tiene detrás. Tiene ventanales grandes en sus tres fachadas y espacios amplios y huecos en el interior", señala Creus. La vivienda principal está en la primera planta, que elimina la buhardilla de otras construcciones de la zona, y es la única casa del Campo de Artillería que tiene garaje, en un lateral.
"Si rehabilitas una casa como esta, de alguna manera tienes que mantener cierto espíritu del lugar. Se trata de recuperar un espacio histórico en el que se ha dado libertad a los arquitectos para hacer viviendas que son diferentes entre sí. El Campo de Artillería se ha transformado mucho, quedan pocos restos del lugar original y apenas hay casas modestas. Pero creemos que no debe haber libertad total, sino pasos adelante bien dados", considera el arquitecto.
Creus y Carrasco conocen bien este entorno. A comienzos de este siglo rehabilitaron una casa de la calle Tren, de unos 60 metros cuadrados de planta baja y bajo cubierta con un pequeño patio, que mereció un premio del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG). Junto a esta casa se hicieron otras reformas años después.
Un proyecto "sensible"
Justo detrás de la casa recuperada por Creus y Carrasco acaban de empezar trabajos para rehabilitar otra vivienda unifamiliar construida en 1900, con entrada por la plaza interior, y que tuvo una reforma un siglo después. Patricia Muñiz, del Estudio MMASA MuñizAlfaya, lleva unos dos años trabajando en un proyecto marcado por limitaciones urbanísticas y patrimoniales y que prevé "mantener en la nueva fachada la estética y esencia originales" y retomar un patio posterior con vegetación. Muñiz destaca que la actuación está concebida "con mucha sensibilidad" para un entorno en el que otras intervenciones recientes en casas "han desvirtuado el proyecto de vivienda social de Ciórraga".
La arquitecta cree que la obra seguirá un proceso "lento" debido al ámbito en el que se desarrolla, resalta su valor y reflexiona sobre la tendencia rehabilitadora en ciudades como A Coruña y en el contexto actual de intervenciones urbanas: "Mantener activo un núcleo como el Campo de Artillería es fundamental para reconocer su propia historia y, sobre todo, para evitar que pueda caer en desuso. Es un entorno en el que se debe dar cierta libertad para reinterpretar esa historia y adaptar las actuaciones que se hagan a los nuevos usos de hoy".
"Hay que ser valientes hoy en día para rehabilitar en pleno centro de la ciudad y con los costes tan altos. Tener una vivienda unifamiliar en lugares como el Campo de Artillería es un lujo. Pero este es un proyecto con cariño que esperamos que enriquezca el lugar", concluye Patricia Muñiz.