Desde los límites de Malpica de Bergantiños hasta el afamado Cabo Fisterra, apenas 200 kilómetros dan forma al litoral de la Costa da Morte, un segmento perfilado entre abruptos acantilados, naturaleza agreste, arenales desiertos, pintorescos pueblos marineros y un sinnúmero de faros que custodian la inmensidad del océano Atlántico frente a la costa de Galicia. Se trata, sin lugar a dudas, de un destino de enorme belleza y de gran misticismo, y por qué no decirlo, también de riesgo.
Lo cierto es que este rincón de la provincia de A Coruña suma más hundimientos y catástrofes marítimas que el resto del litoral español en todo su conjunto, empujando a Galicia a convertirse en la región de Europa con más naufragios de la historia. No es de extrañar por tanto que bajo las aguas de este geodestino gallego se esconda un enorme patrimonio arqueológico en forma de pecios, historias y leyendas.
En la historia más reciente de la Costa da Morte, una de las mayores tragedias que se recuerdan tuvo lugar en la tarde-noche del 2 de junio de 2004 frente a la costa de las islas Sisargas, a la altura de la localidad de Malpica de Bergantiños. La realidad es que este mismo año se cumplen dos décadas de aquel fatídico naufragio en el que perdieron la vida los diez tripulantes gallegos (de Cesantes, Redondela, Nigrán, Chapela y Cangas) que iban a bordo del buque pesquero O Bahía, entre los cuales se encontraba el patrón, un mecánico y ocho marineros. El navío en cuestión, dedicado a la modalidad de pesca de cerco, navegaba en marcha libre desde Burela (Lugo) hacia la ría de Vigo, lugar donde se ubicaba su puerto base, tras faenar el bocarte en las costas de Euskadi.
Se sabe con certeza que la situación climática era muy mala en aquella jornada y, es por ello que, en un principio se apuntó a un fuerte e inusual golpe de mar como una de las causas probables que provocaron el hundimiento del pecio. No obstante, cabe recordar que en el fallo del Tribunal Superior emitido seis años más tarde de los hechos se señaló que el origen del naufragio habría sido provocado en parte por las modificaciones llevadas a cabo en el barco, las cuales no fueron comunicadas y repercutieron de manera directa en la estabilidad de la nave para afrontar las condiciones del mar. En dicha resolución también se señala la velocidad como posible incidencia, pues se comprobó que la palanca del marcha de O Bahía se encontraba en posición de avante a toda.
Cronología de una tragedia
Eran las 19:34 horas del 2 de junio de 2024 cuando una señal de alarma de la radiobaliza fue recibida por el satélite Geoestacionario 12 y transmitida de forma inmediata al Centro de Seguimiento Espacial de Maspalomas. Acababa de producirse el naufragio de O Bahía a cuatro millas al suroeste de las islas Sisargas. La realidad es que dicha señal no precisaba la posición del buque accidentado, pero sí un código identificativo que permitió descifrar en la base de datos de la Dirección General de la Marina Mercante que se trataba del O Bahía. Hubo que esperar hasta las 20:12 para definir la situación del barco pesquero con una probabilidad del 92%, tras recibir una segunda alerta captada por el satélite de órbita polar SARSAT 6 y ser confirmada minutos más tarde por el SARSAT 7.
Una vez conocido el nombre del buque y tras las oportunas investigaciones del personal de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, a las 20:10 horas de la tarde se movilizó a la embarcación Salmavar Altair con el objetivo de localizar la citada radiobaliza por medio del radiogoniómetro. Apenas unos minutos después, alrededor de las 20:18 y una vez conocida ya la situación del dispositivo de socorro, se movilizó también el helicóptero Helimer Galicia con base en la ciudad de A Coruña, el cual localizó los restos del naufragio en torno a las 21:15 horas de la noche, es decir: 1 horas y 40 minutos más tarde de la señal de la alarma. Tras el avistamiento, se movilizaron varios buques, embarcaciones y medios de salvamento que a lo largo de toda la noche rastrearon la zona de activación de la radiobaliza sin éxito.
A primeras horas de la mañana del 3 de junio, el helicóptero Pesca I de la Xunta de Galicia divisó el primer cadáver y distintos restos de cajas y enseres. Poco más tarde se fueron localizando y recuperando entre el Faro do Roncudo y el arenal de Abarda otros tres cuerpos sin vida pertenecientes a los marineros de O Bahía. En aquella jornada las operaciones de búsqueda de los desaparecidos terminaron sin resultado.
El hallazgo del buque siniestrado se produjo mediante sonar el 4 de junio, posicionado a una profundidad de entre 75 y 76 metros. Durante la búsqueda submarina, los buzos movilizados encontraron en el interior del pecio el cuerpo sin vida de otro de los tripulantes. Tras varias jornadas de trabajos submarinos, los buzos confirmaron que el resto de marineros no se encontraban en la embarcación sumergida, por lo que a día 18 de junio se suspendieron las operaciones de búsqueda submarina, continuando las mismas en superficie sin finalmente lograr localizar a las otras cuatro personas desaparecidas.
Un histórico en la lucha contra el chapapote
Apenas cinco años de antigüedad tenía O Bahía en el momento de su trágico hundimiento frente a las costas de Malpica de Bergantiños. El navío había sido construido en el año 1999 con unas dimensiones que alcanzaban los 18 metros de eslora, una manga de 5,1 metros y un puntal que rondaba los 2,35 metros. Dedicado a la pesca de cerco como actividad habitual, cuando se produjo el naufragio el buque gallego regresaba de su tradicional campaña de la anchoa en las costas de Euskadi.
Sin embargo, y a pesar de su fatídico final, este pesquero era ya conocido en Galicia al convertirse casi en un emblema en la época en la que la marea negra provocada por el Prestige tiño el litoral de la comunidad de un tono triste y sombrío. Lo cierto es que merece la pena recordar que tras el hundimiento del citado petrolero, el patrón de O Bahía, Hermindo Castro Veiga, no dudó en poner su buque a disposición para la lucha contra el chapapote en la que está considerada como la mayor catástrofe ambiental de la historia de España.