Los gallegos siempre han preparado las maletas para viajar, en ocasiones por ocio y en muchas otras, para buscar un futuro mejor. La huella de los ciudadanos de Galicia que se convirtieron en ciudadanos del mundo es visible en localidades como la Corùna escocesa, pero también en territorios más alejados.
La República de Mauricio está situada en el océano Índico, y es precisamente ahí donde se encuentran las Islas Agalega, dos pequeños territorios de unas 2.600 hectáreas que forman parte del archipiélago de Mascareñas. El origen de este nombre no se conoce con certeza, pero hay tres teorías que suenan con más fuerza que ninguna otra.
Buatizadas por Xoán de Novoa
Xoán de Novoa fue un legendario navegante gallego al servicio de la Corona de Portugal. Conocido como João Galego por sus orígenes en Ourense, nació en el Castillo de Maceda en 1450 y 30 años después se fue a Portugal por su desencanto con los Reyes Católicos. El rey luso le encargó comandar la III Expedición a la India en 1501 y fue precisamente durante ese viaje cuando descubrió las islas Ascensión y Santa Elena.
Pero la pegada de Xoán de Novoa no se quedó aquí, ya que el navegante se topó con un islote al sur de las Seychelles al que bautizó como Agalega en honor a su origen. Esta es la teoría más extendida y aceptada, tal y como indica el Seminario de Onomástica de la Real Academia Galega (RAG).
Así, la entidad explica que el libro más completo sobre este navegante que tiene una calle en Maceda y otra en Lisboa es João da Nova. Un mariño galego ao servicio da Coroa de Portugal, de Santiago Prol. "Ioam da Nova, galego de naçom, bom cavaleiro", tal y como recogen escritos del cronista Damião de Góis en 1566, frecuentó la ruta de las Indias después de Vasco da Gama junto a otros navegantes portugueses y en 1503 colabora en Lisboa con proyectos de ultramar. Dos años después parte a la India en la nao Frol de la Mar con Francisco de Almeida, conquista Mombaça en la costa oriental africana y ejerce como diplomático en el Malabar indio.
Novoa navegó por las costas orientales de África desde entonces y hasta 1510, cuando falleció. Así, su radio de acción, indica el Seminario de Onomástica, estuvo entre el canal de Mozambique (la isla de Joam da Nova / João da Nova / Juan de Nova Island lleva su nombre), el golfo de Adén, el estrecho de Ormuz, la costa occidental de la India (antigua costa de Malabar) y la isla de Ceilán (actual Sri Lanka), cuyo descubrimiento cuando todavía era conocida como Taprobana se le atribuye también al gallego.
"Aínda que haberá que seguir indagando na proba documental, é moi probable que este navegante galego ó servizo do reino de Portugal fose quen dese nome ás illas Agalega, pois estas, aínda que un pouco desviadas das rutas tradicionais dos navíos portugueses -están situadas ó nordeste da grande illa de Madagascar e ó sur das Seixeles- atópanse dentro da extensa área de navegación deste insigne navegante galego", concluye el Seminario de Onomástica, que añade un dato curioso: la segmentación Agalega por A Galega es parecida a la que se produce en castellano con Oporto por O Porto.
En honor a un barco de Pedro de Mascarenhas
Otra de las teorías sobre el origen del nombre de las islas es que Pedro de Mascarenhas las bautizase así en honor a su barco Galega. El explorador nacido en Mértola (Portugal) en 1484 fue el descubridor de las Mauricio en 1505, aunque parece ser que los navegantes árabes y malayos ya las conocían desde el siglo X d. C. y, precisamente, los primeros las denominaron Dina Arobi hasta el XVI.
Así, Pedro de Mascarenhas habría descubierto no solo Mauricio o La Reunión, sino también Agalega y Santa María. Estos serían los barcos del navegante (Galega y Santa María) en honor a los cuales existe ahora un territorio en el océano índico que lleva Galicia en su nombre.
El viento y Diogo Lopes de Sequeira
La tercera teoría no está vinculada con Galicia sino con el viento. La idea fue defendida por Sir Robert Scott en Lumuria, donde indica que Diego Lopes de Sequeira las descubrió en 1509, bautizándolas como Baixas da Gale or Galeass Bank.
La denominación procede de una supuesta ráfaga de viento que habría dado forma a los dos islotes, aunque otra teoría habla del hundimiento de un barco llamado "galeass" en la zona, provocando que el terreno se alargase hasta su forma actual. El nombre, por tanto, habría evolucionado con el paso de los años de Gale a Galera, Galega y, finalmente, Agalega.
Agalega en la actualidad
Las dos islas que forman Agalega ocupan una superficie de 2.600 hectáreas: la mayor es la situada al norte, con 12,5 kilómetros de largo y 1,5 kilómetros de ancho, mientras que la que se localiza al sur tiene siete kilómetros de largo y 4,5 de ancho. El Gobierno cifra en 359 las personas que actualmente residen en las tres aldeas existentes en el territorio.
Las islas siempre han suministrado aceite de coco y copra a Mauricio y su economía sigue muy vinculada, precisamente, a la explotación del coco. Y es que hasta un 20% de su superficie está ocupada por unos 70.000 cocoteros. Administradas de forma privada hasta 1975, las islas Agalega forman parte de Mauricio y están muy condicionadas por su pequeño tamaño, así como por otros factores como la falta de transporte y comunicación, los suministros limitados de agua dulce o la dependencia de las importaciones, entre otros.
Pese a no contar con muchos habitantes, Agalega sí dispone de guarderías, escuelas de educación primaria y una de secundaria "inferior", aunque el alumnado debe desplazarse posteriormente a Mauricio para continuar con sus estudios, para lo que suelen recibir una beca. Las tres aldeas disponen de electricidad desde 2005, además de conexión a internet y teléfono desde hace unos cuatro años, según la información oficial. Dos pequeñas islas a las que, quizás, llegó un navegante gallego o vinculado a Galicia hace más de 500 años, dándoles por nombre su origen y uniendo esta esquina de la Península Ibérica con el océano Índico.