Hajar Brown (Madrid, 1996) se hizo conocida como actriz por ser una de las protagonistas de la aclamada serie SKAM en la que daba vida a Amira. Pronto llegaron trabajos como modelo e influencer y gracias a sus redes sociales levantó la voz para hablar de sus creencias, de religión, de las situaciones que ha tenido que vivir como mujer racializada y de todo aquello que le preocupa y le ocupa. Ha dicho en más de una ocasión que nació para ser una diva, no una representante de nada; pero indudablemente su discurso y vivencias han calado y esto la ha convertido en un referente.
Hajar visita Santiago de Compostela por segunda vez, en esta ocasión para participar en el Ciclo de Conferencias Mulleres na cima, organizado por la Fundación Araguaney Puente de Culturas, la USC y el Concello de Santiago.
¿Qué significa para ti participar en un ciclo de conferencias como este?
¡Justo de esto hablo en la charla! Al final yo siempre voy con mi lucha por delante, soy una chica con las cosas muy claras, que mastico mucho lo que pienso y digo, lo que vivo. Genero muchas reflexiones y vivencias que me gusta compartir. El hecho de que me llamen para poder compartir en un espacio estos pensamientos, en el que yo pueda expresarme, comunicar y transmitir mi día a día, hace que lo que me toque vivir tenga menos peso en mis hombros.
Por un lado sé que es una desgracia tener que vivir lo que yo vivo, la discriminación y las situaciones difíciles… Pero por otro lado al final esto confirma que no me invento esta lucha, que es necesaria, que podemos traspasar y que puedo utilizar lo que me sucede para intentar cambiar. Sola no se puede hacer nada, por mucho que chilles o luches y si te ofrecen espacios con una escucha activa tienes que sentirte agradecida. Es una responsabilidad y un placer, hago todas las charlas con una emoción tremenda y me lo tomo como una oportunidad de hacer llegar lo que yo vivo a personas a las que lo que yo cuento puede que les suene ajeno.
Para las charlas, preparo un plano visual de lo que quiero decir y cuál es mi realidad, pregunto a mi entorno, porque yo sé que ahora mismo tengo una posición privilegiada gracias a mis seguidores y el trabajo que me respalda, pero intento seguir viendo las cosas que, aunque yo no viva, siguen sucediendo.
La gente me cuenta cosas y me pone al día y yo intento ser un megáfono y contarlo porque, aunque no sea mi historia, yo la vivo como si lo fuese, todos venimos del mismo lado o hemos sentido en un momento lo mismo e intento globalizar y transmitir sin ser pesada las ideas que quiero, tiro de emociones porque es lo que más me alivia. Dejo los tecnicismos para la ingeniería que estudio, pero esto me toca la piel y necesito mirar a la gente a los ojos y contarle a las personas las cosas, que le lleguen, que le calen.
Escuchándote percibo que te sientes muy responsable.
Me siento muy responsable, efectivamente. Si te digo la verdad siento que es una especie de cargo que me ha tocado a mí y tengo que hacerlo bien siendo responsable de esa responsabilidad. Yo me quejaba de que no había representación, referentes… Ahora me toca a mí esta posición y puedo transmitir todo lo que quiero y me ayuda a conocerme. Es una forma de estar activa y me saca de mi costumbre de tender a lo cómodo.
Yo soy una persona tremendamente espiritual y siento que Dios me ha puesto esta oportunidad para que hable de lo mío y poder hacerlo yo me obliga a preocuparme por aprender cada día.
Y con esa responsabilidad y tantos seguidores, ¿cómo ves las redes sociales?
Las redes sociales para mí son una llave a todo. Me han abierto puertas al mundo laboral, al conocimiento, a viajes… Mis redes sociales son mis llaves y no las quiero perder.
Desde el día que empecé en redes hasta hoy no han cambiado muchas cosas más allá de los números, porque he intentado mantenerlas lo más puras a lo que más me representa, porque es ahí donde me siento menos censurada, menos cohibida. Manejo yo ese espacio de libertad y me siento yo totalmente.
Yo soy una mujer racializada y la gente me sigue porque está de acuerdo con mi discurso. Quien me sigue lo hace porque sabe eso y no porque le interese si soy guapa o no, cómo es mi día a día, qué marcas me compro…
Eso a veces me encasilla porque yo no solo soy un discurso, no soy solo un velo, no solo soy el feminismo islámico, política… Intento saltar esa barrera que sin querer se establece.
En una entrevista escuché que decías que tu deseo era interpretar un papel donde pasase desapercibido que eres musulmana ¿Llegan esas oportunidades?
He aspirado todo el rato a ser normal y es algo a lo que últimamente le doy muchas vueltas. Se que no soy normal y ha sido un objetivo idílico que me he puesto en la cabeza. Estoy en un proceso de redescubrirme, preguntándome si necesito ser "normal" para ser aceptada, si lo busco porque siento que es lo que se espera. Estoy en una búsqueda y haciéndome preguntas. No sé si quiero encajar o crear una nueva normativa
Hablando de preguntas, también dices que a ti no te molestan y que en general deberíamos atrevernos a preguntar más ¿Cuál crees que es esa pregunta que la gente no se atreve a hacerte?
Creo que todo el mundo necesita saber por qué nos hemos puesto el velo y por qué hemos decidido vivir así. Cuando nos conocen y saben que somos personas normales, con una vida social normal, no muy diferente a la de otras mujeres de mi misma edad, quieren saber por qué he elegido vivir así. Es una pregunta que me hacen mal o no me la hacen porque después de que yo responda, no es suficiente, siempre termina con un "jolín que guay eres, pero que pena". Creo que en nosotros pesa mucho esa mínima cuestión que nos diferencia de otras personas frente a muchas cosas que tengamos en común.
A mí me encanta hablar de mi religión y me nutro de ella para mi vida y mis reflexiones. Por eso a mí que me pregunten por mi religión me gusta pero siempre que quien te pregunte lo haga con interés, con escucha activa y no solo para darte a cambio su visión y esa necesidad de contarte todo lo que piensan ellos, para reafirmarse.
Para mí no hay ningún problema en que tú no seas musulmana pero a la inversa sí lo hay. Yo siento que seas religioso o no puedes aportarme muchas cosas
Habrá quien nos lea y piense que exageras cuando hablas de esa discriminación ¿Qué ejemplos cotidianos pueden evidenciar que es así?
Salir de casa, ir a esperar al bus y que en la parada estén dos señoras que no conoces de nada y no saben quién eres y te digan “Oye muchacha, cómo llevas eso con lo guapa que eres”. Te subes al bus con tu mascarilla y ves cómo todo el mundo pone sus cosas para que no te sientes a su lado porque nadie quiere sentarse contigo salvo los niños.
Bajas del bus y te encuentras a un chico o chica que intenta captar socios para ONG pero a ti no te para porque como eres marroquí tienes que ser pobre o no sabes el idioma. Solo ha pasado una hora desde que he salido de mi casa, imagínate.
Luego puede ser que tengas un profesor que te suelte comentarios impertinentes simplemente porque no entiende que lleves un pañuelo en la cabeza. Cargas con esto, es así.
A veces, cuando me mira alguien en el metro mi cabeza se pregunta "¿me mira porque es un racista o porque me conoce?". Siempre estoy un poco expectante porque llevo eso interiorizado y no quieres juzgar.
¿Esa niña de San Blas que jugaba a ver las obras de las rotondas estaría satisfecha con lo que has ido consiguiendo?
La niña pequeña que fui soñaba estar delante de una cámara y ser actriz, pero como yo sabía que eso era imposible ni si quiera lo decía en alto. Así que cuando hablo con la Hajar pequeña le digo que ese pensamiento que tuvo, que ni era capaz de verbalizar, lo ha cumplido varias veces. No solo en el cine o en las series, también delante de periodistas, en la radio… Encima no es que fuese un pensamiento que yo persiguiese, simplemente lo pensaba y soñaba con ello.
Es verdad que yo he hecho desde pequeñita teatro, que mis padres me apuntaban a esa extraescolar porque sabían que me gustaba, pero yo lo vivía como algo que sería imposible.
Ahora mismo divulgas a través de tus redes, participas en diferentes actos y campañas… ¿Algún proyecto a la vista como actriz?
Como actriz ahora mismo no estoy con nada, sí que continúo haciendo castings pero la mayoría, por el momento, no han dado sus frutos. Sigo sufriendo actos discriminatorios y me dicen "nos encantas" pero cuando se dan cuenta de que el pañuelo forma parte de mí aparece el "es que queremos a alguien que tenga cara de árabe pero que sea un títere de lo que queremos mostrar". Y estoy trabajando como asesora y analista en un conjunto de proyectos audiovisuales antirracistas y que hablan de la islamofobia. Es una faceta que me reconforta mucho porque puede servir para algo.
Mi camino ha sido una constante de ensayo-error, he ido probando, viviendo. Ponía los ojos en Estados Unidos pero veía las cosas con mucha distancia. Sigo buscando mis referentes a día de hoy. Profesionalmente ponía los ojos en la mujer que hacía de protagonista en la SKAM original, la noruega.
Yo no quiero ser una estrella fugaz, que pasó y se olvidó y ya. Por eso es necesario ser parte de la escena y que aparezcan muchos referentes.
Es tu segunda vez visitando Galicia. ¿Con qué te quedas de esta tierra?
Las personas y el talante del gallego me fascinan. Nos hemos encontrado siempre con gente tremendamente educada. Aquí veo miradas curiosas, limpias, ingenuas. Los gallegos sois muy simpáticos, de verdad. No estamos acostumbrados a tanta amabilidad, no sé si es el mar o la comida que tenéis pero vuestra energía y calma se nota mucho. Siento que para mi salud mental me vendría fenomenal vivir aquí.
En mi anterior visita mucha gente me escribió después para agradecerme ese encuentro y se preocuparon por buscar y saber quién soy. Eso es genial y me he encontrado mucha calidad humana aquí.