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En las Rías Baixas y en la ría de Muros e Noia llevan apareciendo desde el 13 de diciembre grandes cantidades de pellets de plástico en bolsas de alrededor de 25 kilos. Así lo ha informado la Asociación Noia Limpa, que ha detallado que todo tiene su origen en la pérdida de mercancía de seis contenedores cerca de Viana do Castelo, en el norte de Portugal. Cabe destacar que las bolsas encontradas llevan el nombre de la empresa polaca Bedeko Europe, productora y distribuidora de productos plásticos.
Uno de esos contenedores llevaba sacos de pellets y, aunque hasta el momento ya se han recogido más de 50, siguen llegando pequeñas bolitas de plástico a los arenales de la zona del Barbanza y la ría de Muros y Noia e incluso se están empezando a extender a otras playas de las Rías Baixas.
En la jornada del miércoles había cinco bolsas y "muchos pellets" dispersos pendientes de recoger desde Muros hasta Ribeira. "Desconocemos cómo está la situación en el resto de Galicia", ha advertido la asociación. En este caso, ha puntualizado, las bolsas estaban identificadas como estabilizadores de luz UV y, por su pequeño tamaño y peso ligero, es "casi imposible limpiarlos" una vez que se esparcen por las playas. De hecho, ya se empieza a hacer comparativas de estos recientes hechos con el desastre del Prestige, el un derrame de petróleo que tuvo lugar en el año 2002.
La Asociación difunde a través de sus redes sociales varias imágenes, así como mapas actualizados de los puntos en los que están encontrado estos plásticos y pide colaboración ciudadana ante posibles nuevos avistamientos. Así que, si observas alguna evidencia de estas esferas en alguna playa, comunícalo.
¿Qué son los pellets y por qué son tan contaminantes?
Los pellets son pequeñas esferas blancas que suponen el componente base de todos los productos formados por plásticos. Por ello, son un inmenso peligro para el ecosistema marino ya que además de tener una alta toxicidad, atraen otras toxinas y las absorben, convirtiéndose así en una esponja altamente contaminante.
Debido a su forma y tamaño, animales marinos y aves los confunden con huevos de pez y, al digerirlos, estos pequeños plásticos se acumulan en su estómago, pudiendo llegar a producir la muerte de los animales que viven y conviven en las costas gallegas al acumular dichas sustancias contaminantes en sus tejidos.