Emilia Pardo Bazán, la coruñesa más transgresora de la historia
Mañana se cumplirán 168 años del nacimiento en A Coruña de una intelectual que adelantó el tiempo y no dejó de dar que hablar a sus contemporáneos y que hoy es admirada por haber roto esquemas
15 septiembre, 2019 06:00Muy probablemente pueda considerarse la una de las mujeres españolas más transgresoras con respecto a su tiempo. Emilia Pardo Bazán
(1851, A Coruña – 1921, Madrid) adelantó las manillas del reloj décadas y hasta siglos, consagrándose como una prolífica y reconocida escritora en un tiempo en el que la inmensa mayoría de las mujeres carecían de espacio en la vida pública y permanecían aisladas de la academia y los círculos intelectuales.
Hoy su nombre figura entre los más brillantes autores de las letras castellanas y hasta ha bautizado a un nuevo galardón con el que la Xunta de Galicia reconoce a quienes trabajan por la igualdad entre hombres y mujeres.
Con una personalidad arrolladora, viajera y lectora incansable, Pardo Bazán siempre llevó a gala su "galeguidade". Escribió ensayos, cuentos y crónicas, sin temor a ningún género literario. Desde la casa familiar de A Coruña, hoy reconvertida en su Casa Museo, ideó seguramente muchos de los argumentos narrativos, que luego plasmaba en sus retiros en Meirás.
Brillante escritora
Nunca usó pseudónimos que escondieran el género de quién estaba detrás de las letras, algo que fue muy habitual entre las mujeres que cogían la pluma en el siglo XIX.
Fue educada en un colegio francés y siempre tuvo acceso a la amplia biblioteca familiar, que le llevó a leer filosofía y novelas desde que era una niña, apoyada por su padre. Pardo Bazán fue la hija única de una familia aristocrática que le proporcionó la mejor educación posible. Era políglota y leía a los autores europeos en versión original.
Alcanzó notable éxito en vida, lo que también le trajo críticas movidas en algunos casos por envidias de autores a quienes el reconocimiento del público se le resistían un poco más.
Para ella no existían barreras literarias en cuestión de estilo o temas prohibidos. De hecho, una constante en sus novelas es la de retratar la doble moral de la época, algo que plasmó en Los Pazos de Ulloa: el velo de tabú que cubría la realidad de señores que tenían hijos ilegítimos con sus criadas.
Vida independiente
Se casó cuando no había cumplido 17 años, y su boda con José Quiroga y Pérez Deza en 1868 se celebró en el Pazo de Meirás, una de las propiedades familiares. Con su marido se trasladó a Madrid donde ejerció como periodista.
Pese a su fama de moralista y apegada a la doctrina católica, nunca escondió su profunda convicción por la igualdad entre hombres y mujeres. Algunas de sus biografías señalan que fue la disyuntiva de elegir entre la literatura y su marido la que terminó con su matrimonio, que se transformó en una relación cordial de vidas separadas. Mientras, ella se movía por los círculos literarios y publicaba novelas.
Muy criticada por casi todos los intelectuales de la época, ella misma creó una revista en la Pardo Bazán era la única autora, el Nuevo Teatro Crítico. En ella, daba rienda suelta a los temas que podrían verse sometidos a cortapisas en otras publicaciones donde imperaban los varones. Allí escribió, por poner un ejemplo, un artículo que homenajeaba a otra gallega pionera: “Concepción Arenal y sus ideas acerca de la mujer”.
Defensa de la igualdad de las mujeres
En sus escritos dejó claro que entendía que hombres y mujeres tenían iguales disposiciones, con una única excepción: "Son pocas, poquísimas, las cosas que Dios dejó dispuesto que las ejecutase exclusivamente la mujer: yo diría que sólo fueron dos: dar a luz y criar. Y no faltan médicos y fisiólogos que afirman, que esto último, se ha visto que puede hacerlo un varón. Lo demás es patrimonio común", escribió en 1913.
Prologó la traducción al castellano de "La esclavitud femenina" del filósofo Stuart Mill al que calificó de "libro extraño, radical, fresco y ardoroso, que en nombre del individualismo reclama la igualdad de los sexos y que con el más exacto raciocinio y la más apretada dialéctica pulveriza los argumentos y objeciones que pudiesen oponerse a la tesis".
"Es una manía de las muchas que padece la humanidad, suponer que hay quehaceres femeniles y quehaceres viriles”, escribió en otra ocasión. Defendió la importancia de una educación completa para las mujeres y hasta habló de lo que hoy llamaríamos violencia de género.
Además, reivindicó el trabajo para las mujeres, como una vía para emanciparse "de la patria potestad". La propia Pardo Bazán se enorgullecía de poder vivir de forma independiente gracias a su "profesión" de escritora.
Pionera en la universidad
Otro hito revolucionario de la biografía de Pardo Bazán es el de haber sido la primera mujer en conseguir una cátedra universitaria en España. No llegaría ese momento hasta hace poco más de un siglo, en 1916, en la que hoy es la Universidad Complutense de Madrid y por aquel entonces se llamaba la Universidad Central. La Cátedra de Literatura de Lenguas neolatinas en la Universidad Central se le adjudicó en medio de un gran revuelo.
Dicen que en sus clases solo se matricularon tres alumnos, probablemente ante la presión del resto del claustro de profesores que consideraba el hecho de tener a una mujer como compañera era un despropósito.
Otro barrera que rompió fue la de ingresar como miembro de pleno derecho en el Ateneo de Madrid. Fue asidua a impartir conferencias en su sede y se atrevió a solicitar su nombramiento como "socia" del círculo de intelectuales.
"Un puesto a que le dan derecho su talento, su vastísima cultura, su asombrosa labor…" y que consiguió en 1905. "Si una mujer podía enseñar en el Ateneo, suponía yo que con mayor razón podría figurar entre los socios que abonan su cuota mensual", argumentó la propia Emilia en su diario.
La primera escritora que retrató a la "clase obrera"
Se introdujo en las entrañas de la Fábrica de Tabacos de A Coruña para escribir sobre las condiciones de trabajo y la cotidianidad de sus trabajadoras. Un trabajo que quedó retratado en La Tribuna, que se considera la primera obra literaria sobre el mundo obrero.
"Donde hay cuatro mil mujeres, hay cuatro mil novelas, de seguro: el caso es buscarlas", escribió Pardo Bazán. "Dos meses concurrí a la Fábrica mañana y tarde, oyendo conversaciones, delineando tipos, cazando al vuelo frases y modo de sentir", añadía.
Tal y como registraba la crónica que se publicó en la prensa el día de su ingreso en el Ateneo, lo único excepcional de la coruñesa más transgresora de la historia, que abrió el camino por el que transitaron años después muchas otras mujeres, fue ella misma: "Pardo Bazán no hay más que una".