27 años del Mar Egeo, el petrolero que ardió bajo la Torre de Hércules en A Coruña
Probablemente la imagen más triste para el faro en funcionamiento más antiguo del mundo: la luz que guía en esta costa del Atlántico se vio rodeada de una oscura y densa humareda; la escena tuvo a los coruñeses con el corazón en un puño el día 3 de diciembre de 1992
3 diciembre, 2019 11:19Se cumplen 27 años de un naufragio en medio de las llamas y una intensa humareda que quedó en la retina de los coruñeses. Una madrugada que fue larga en la Torre de Control de Salvamento Marítimo: el petrolero Mar Egeo encallaba a los pies de la Torre de Hércules ante la impotencia de los servicios de emergencia que no tuvieron tiempo de reaccionar y evitar el vertido.
Recordando aquel suceso, es difícil no ver ciertos paralelismos con los acontecimientos recientes del Blue Star. Coincide también en las fechas lo que hace avivar aún más su recuerdo. Su contenido, afortunadamente, difiere en gran medida, y por fortuna: en lugar de dirigirse a cargar combustible, el Mar Egeo iba repleto, a descargar su contenido a la refinería de Repsol. Transportaba petróleo, volátil e inflamable, que fue el responsable del aparatoso incendio y la negra humareda que obligó a desalojar el barrrio de Adormideras.
Todo ocurrió también de madrugada. Una noche de temporal, con fuertes rachas de viento de hasta 90 kilómetros por hora e intenso oleaje, en la que el buque permanecía, también, fondeado en la ría de Ares, a donde se había ido a resguardar del temporal. También en un arranque de confianza, o presionados por la exigencia de llegar a puerto, el capitán decidió navegar las millas que le separaban de A Coruña.
También estaba dotado de doble casco, pero en el caso del Mar Egeo, no resistió los embates del oleaje y terminó por partirse en dos antes de que se pudiera ejecutar con éxito ninguna maniobra para desembarrancarlo. La tripulación, en número similar a la del Blue Star, estaba compuesta por filipinos y griegos, que también quisieron mantenerse a bordo hasta que las llamas se desataron tras una fuerte explosión y no les quedó más remedio que saltar al agua. Por suerte, no hubo que lamentar víctimas humanas, aunque el vertido afectó a la flora y la fauna de más de 300 kilómetros de costa.
Se consiguieron extraer 6.000 toneladas de petróleo de las 50.000 que transportaba. Se desplegaron barreras para tratar de evitar la dispersión del vertido, pero la fuerte marejada las convertía en inservibles, ya que el carburante lograba saltar las contenciones dispuestas en torno al casco de la embarcación. Un desastre medioambiental, que no cabe comparar con la tragedia del Prestige, pero que ya puso en alerta a la población y las autoridades de los riesgos y de las consiguientes precauciones que debían tomarse ante los posibles accidentes contaminantes en nuestras costas.
Hasta hace apenas un par de años, se procedía a retirar los restos del casco que permanecían a los pies del monumento que es emblema y guía de la capital herculina. Por si, al iluminar la zona con su luz intempestiva, la Torre de Hércules nos ayuda a tener presente lo que no puede repetirse nunca máis.