El canto de las sirenas en Galicia: Cinco leyendas marinas para conectar con los orígenes
Galicia es tierra de mitos y leyendas, muchas de ellas con aroma a salitre, que han perdurado hasta nuestros días, dando lugar a fiestas y ritos o a diversas formas de expresión artística
26 septiembre, 2021 06:00Galicia es tierra de leyendas y muchas de ellas, como no podía ser de otro modo, tienen un regusto a salitre. El mar forma parte de la esencia de esta tierra y, al igual que en la mitología griega, las sirenas y ese canto, narrado en la Odisea de Homero, ejercen una suerte de atracción hacia la comunidad gallega.
Escritores de la talla de Emilia Pardo Bazán o Torrente Ballester dedicaron sus letras a este ser fantástico, vinculado a las aguas de Galicia. No obstante, en la tradición oral se conservan algunas historias que han circulado de generación en generación, manteniendo vivo ese canto.
La sirena de As Mirandas, en Ares
En la comarca de Ferrolterra, en el municipio de Ares, se encuentran e islote de As Mirandas. Cuenta la leyenda que, por esta zona, se dejaba ver una sirena de gran belleza que termina contrayendo nupcias con un hidalgo de la zona.
Con el paso del tiempo y fuera de su medio natural, la sirena perdió las escamas y la cola, llegando a tener descendencia.
La sirena Mariña, en Sálvora
En las Rías Baixas, se cuenta, todavía, la leyenda de Mariña, que según traslada la tradición sería la madre de los primeros propietarios de la isla de Sálvora, la estirpe de los Mariño.
Se dice que fue encontrada, en la playa, por el caballero Roldán con quién se casó y de cuya relación nació un hijo.
La sirena, al haber salido de su medio natural, perdió el habla y el caballero, en un intento de que lo recuperase, amagó con saltar a una hoguera con el retoño en brazos. Con el impacto, la sirena habría expulsado un pez de la boca, recuperando la capacidad de hablar.
A Maruxaina, en Cervo
En Cervo, en la provincia de Lugo, la sirena Maruxaina, que habitaba en la isla de Os Farallóns, se colocaba en las rocas de la playa de O Torno, en San Ciprián, atrayendo, bajo la apariencia de una joven doncella, con su influjo a los marineros.
En otras ocasiones, se aparece con aspecto de anciana, según ha trasladado la tradición oral. División de opiniones al respecto de las intenciones de este ser mitológico, ya que unos sostienen que prevenía de los temporales y otros que su objetivo era hacer naugragar a los marineros.
En el ayuntamiento de Cervo celebran, en honor de esta leyenda, la fiesta de A Maruxaina. Los hombres deben adentrarse en las aguas y apresar a la sirena para someterla a juicio y, tras ser absuelta, se celebra un festejo en la playa.
La sirena del Orzán
La escultura de ‘La Sirena del Orzán’, realizada por Márgara Hernández Smet en 1995, forma parte del imaginario colectivo de la ciuda herculina.
Ubicada sobre las rocas de la playa de la Berbiriana, actualmente conocida como Matadero, este ser mitológico busca hacer pedagogía y recordar los peligros que entraña el mar.
La leyenda cuenta, en este caso, que la sirena sufrió una conversión tras un trágico suceso. Una joven se ahogaba en aguas coruñesas y era devuelta con forma de sirena y desde ese emplazamiento saluda al sol y recuerda a los habitantes de la ciudad del coste de una imprudencia en el mar.
El sireno de Vigo
Esta escultura del año 1991, firmada por Francisco Leiro, generó gran controversia en la ciudad de Vigo, tras su instalación. Actualmente, treinta años después, se ha convertido en uno de los iconos más famosos de la ciudad y es el representante masculino de estos seres mitológicos, en Galicia.
Cuenta la leyenda, y en el caso de ‘Merman’ el sireno, también la prensa de la época, que en 1739 un grupo de pescadores vigueses se encontraban con un monstruoso ser marino que terminó siendo capturado y que guardaba cierto parecido con estos seres de leyenda.
Narraciones fantásticas en las que de las aguas gallegas emergen misteriosos seres que, en muchos casos, se han convertido en escultura, literatura, festividad o arte para conectarnos con los orígenes de una tierra en la que el salitre y las olas, forjaron el carácter de generaciones de gallegos y gallegas y, por ende, también de su Historia.