Santiago Díaz (Madrid, 1971) se ha atrevido con su última novela, ‘Las otras niñas’, a rellenar, siempre desde el punto de vista de la ficción, todas esas lagunas sobre las que los más interesados en el Caso Alcàsser han tenido que lidiar a lo largo de estas tres décadas. La figura de Antonio Anglés Martins, acusado de acabar con la vida de Toñi, Miriam y Desirée el 13 de noviembre de 1992, genera tanto rechazo como interrogantes entre la sociedad española que vivió pegada al televisor uno de los mayores esquinazos policiales de nuestra Historia.

Esta misma tarde, tras haber visitado Vigo en la jornada de ayer, Santiago recala en la ciudad de A Coruña para presentar en Fnac, a las 19:00 horas, esta novela que, como el autor detalla a Quincemil, nace del interés con el que el propio Santiago siguió este caso y, sobre todo, sobre las incógnitas que despertó en él la figura de un hombre que únicamente conocemos a través de los testimonios de terceros y al que solo se puede escrutar a través de las escasas fotografías que han trascendido y de una única pieza audiovisual, filmada durante el juicio por el secuestro a Nuria Pera en 1990.

Antonio Anglés, también conocido como Rubén, Sugar, o Asukiki, es una figura tan incierta como sus múltiples nombres y ni tan siquiera su tono de voz puede ser atestiguado al 100% a través del ya famoso mensaje del contestador automático en el teléfono de su hermana Kelly, con el que la Policía Nacional estrecharía además el cerco sobre Miguel Ricart, única persona juzgada por el asesinato de las 3 menores valencianas: "Kelly, soy yo, Rubén, cuando vengas le dices al Rubio que vaya a onde está el plato y la maneta de la moto y que traiga los dos sacos de dormir y los Kellogg’s y la leche que está encima de la nevera, ¿sabes?. Y eso, cuanto antes posible, ¿vale? Dios, taluego".

Un audio de lo más convencional sobre el que puede ser el último contacto de Anglés y ese ambiente delictivo que dejó atrás en el barrio de Catarroja y que forma parte del mito que se ha ido forjando con el paso de los años.

Con "estos mimbres" y centrándose en un historial policial que arroja algo de luz sobre el perfil de Anglés, Santiago se ha aventurado a narrar uno de los futuros hipotéticos más potentes en el seno de la opinión pública: ¿qué pasaría si apareciese vivo Antonio Anglés ? A estas y otras muchas cuestiones ha respondido a Quincemil el escritor madrileño durante su estancia en Galicia.

¿Cómo ha sido abordar un tema del calado de Alcàsser?

Viví este caso en directo, prácticamente. Yo tenía 20 años y con la irrupción de las televisiones privadas y que en cada canal y cada día era noticia este tema, lo seguí con interés, horrorizado como todos. A mí lo que más me llamaba la atención era la figura de Antonio Anglés. ¿Qué le había llevado a hacer eso, cómo era? Así que decidí dar respuesta a esas preguntas, que nos habíamos hecho todos los españoles, a través de la ficción.

He tardado 20 años en hacerlo porque ni estaba preparado ni creía que fuese el momento.

¿Ha habido presiones o contacto por parte de los Anglés a la hora de trabajar este tema?

Por parte de las familias de las víctimas no ha habido contacto porque yo no quería entrar en el Caso Alcàsser, ni describir los asesinatos. Es un punto de partida para contar la fuga de Anglés y si alguien busca morbo en la novela no lo va a encontrar.

Los Anglés poco tienen que decir porque en el año 93 declararon que para ellos Antonio estaba muerto y se cambiaron de apellido. No me han contactado, pero sí me ha llegado que saben de la existencia de la novela y no les ha hecho mucha gracia. No me importaría hablar con ellos para saber que tienen que decir, aunque yo creo en la versión oficial… con matices.

"Por eso estoy convencido de que si vive, conoce el libro y quiero pensar que se ha puesto nervioso".

Santiago Díaz, autor de ‘Las otras niñas’.

Haciendo un ejercicio de imaginación….¿te has parado a pensar cómo sería si Antonio Anglés leyese este libro?

Lo he pensado porque estoy convencido de que si está vivo, que es algo que todos barajamos e incluso Interpol, tiene que estar completamente al día de todo lo que está pasado, aunque sea por una cuestión de ego. Por su propia persona, que le gustaba ser el centro de atención y controlar a los demás. Por eso estoy convencido de que si vive, conoce el libro y quiero pensar que se ha puesto nervioso.

Este es uno de los motivos por los que no quise cambiarle el nombre, por que no nos podemos olvidar de que uno de los mayores asesinos de nuestra Historia puede seguir suelto y estar ahora muy tranquilo. Imagínate que alguien en la otra punta del mundo lee ‘Las otras niñas’ y mete en Google su nombre y puede reconocerlo como la persona que le sirve el café o al que ve cada día paseando al perro.

Y si apareciese, ¿qué viene después?

En caso de seguir vivo, mientras estamos hablando está en algún lado rodeado de personas que no saben que es Anglés. Esto es lo que me parece terrorífico. Un asesino que se oculta en la sociedad y que nadie pueda asegurar que no tiene como vecino al propio Antonio Anglés que, cuando sale de España, es un delincuente convencional.

En el libro, siempre desde la ficción, abordo esa transformación hacia una suerte de American Psycho que tiene cierta cultura y que le convierte en alguien mucho más peligroso. Y es que si apareciese hoy, lo más probable es que hubiese que soltarlo por que su delito ha prescrito. Es algo horrible que deberíamos plantearnos que podría suceder.

¿Cómo es trabajar en la construcción de un personaje del que se ha puesto absolutamente todo en duda?

Es un personaje muy complejo, pero a la vez muy sorprendente porque los 26 años en los que se le puede seguir la pista es sencillo, a través de su historial policial. Es un chaval que con 10 años ya lideraba bandas juveniles y que tiene que tener un carisma, una inteligencia, una agresividad diferente a los demás. Cuando ya es adulto, entra y sale de la cárcel y cuando comete los crímenes de Alcàsser se encontraba fugado de un permiso por secuestro y torturas a Nuria Pera. De hecho, hay una cosa que me sorprende de su persona. No se drogaba y eso lo hacía para poder dominar a los demás. Tenía una adicción a los calmantes, pero no consumía alcohol o drogas y eso explica mucho sobre su inteligencia.

La manera de hacer creíble el personaje ficticio era transformándose con la ayuda de alguien, algo que se aborda en el libro. Esa evolución, esa salida de su ambiente, permite su desarrollo y yo pienso que en la vida real, si lo consiguió tuvo que ser así.

Se produce cierto paralelismo entre el propio Antonio Anglés e Indira Ramos, la inspectora de Policía protagonista de tus novelas. Un punto interesante…

Es verdad, fíjate. Como característica de su persona, de lo frío que era, ese estar rodeado de mierda, de miseria y ser una persona limpia e ir con ropa planchada. Eso que se dice que se disfrazaba de mujer porque tenía unas facciones muy finas; era una flor entre los cerdos. Con un interior maligno. Un personaje muy complejo por ser mucho más inteligente que los que le rodeaban.

"En caso de seguir vivo este tipo no ha podido comportarse como un ciudadano ejemplar".

Santiago Díaz, autor de ‘Las otras niñas’.

‘Las otras niñas’ parte de un asesino y a partir de ahí se busca precisamente a eso, a las otras víctimas. Algo poco habitual en el género...

Es eso, una construcción del caso al revés porque Indira piensa, al igual que pienso yo, que en caso de seguir vivo este tipo no ha podido comportarse como un ciudadano ejemplar. No creo que trabaje de fontanero y a eso estamos obligados los escritores, a caminar por caminos poco transitados para intentar sorprender a los lectores.

¿En qué trabaja actualmente Santiago Díaz? ¿Sabremos más sobre las andanzas de Indira Ramos?

Como en ‘El buen padre’ o ‘Las otras niñas’, que son novelas auto conclusivas que se pueden leer de manera independiente, trabajo en una tercera novela que, si todo va bien, se podrá leer en enero.

¿Se basará la nueva novela en un caso real o regresas de nuevo a la ficción al 100%?

Es ficción al 100% y esto lo quise hacer así porque es una historia que me acompañó desde la adolescencia. La próxima será ficción, aunque debo decirte que yo creo que todos los escritores bebemos de la realidad y aunque cambiemos nombres y el desarrollo, los puntos de partida nacen de la realidad.

Parada en Galicia para presentar tu trabajo, ¿qué pueden esperar las personas que acudan esta tarde a Fnac?

A nivel ventas va muy bien y estoy muy agradecido. Más contento no puedo estar de compartir estos días con María Oruña y Guada Guerra. Animo a todas las personas interesadas a acercarse para, al igual que he hecho contigo, responder a todas las dudas y curiosidades que suscita el caso al no haber conseguido dar, hasta la fecha, con Antonio Anglés.

Eso es lo que yo ofrezco. Sinceridad en mi relato y animar a todo el mundo a hacer sus preguntas sin cortarse porque me encanta ese trato con los lectores. Que lean el libro y que vengan, eso sí, sin prejuicios porque se ha dicho mucho que si he utilizado el Caso Alcàsser…. y el que haya leído el libro sabe perfectamente que no es así.

Ya por último, ¿en las opiniones vertidas por los lectores se deja ver la polarización que existe en torno a lo ocurrido en Valencia en noviembre del 92?

Esto como toda la vida, si se habla con respeto puedes debatir sobre posturas completamente contrarias a la tuya y eso es lo bonito. Estamos acostumbrados a la batalla de las redes sociales y en este caso hay personas totalmente contrarias a admitir que la versión oficial tenga algún mimbre de realidad y algo tendrá que haber.

Hay que escuchar, lo que no vale es el argumento de fue una gente poderosa sin argumentar en lo que te basas. La respuesta a todo esto es el no concebir que estos dos que eran unos robaperas hicieran esto, pero esa semilla ya estaba ahí.

Hay, además, algo que he analizado con este trabajo y es que todos los que buscan una explicación en teorías alternativas, están buscando justificaciones que se dan normalmente en la ficción. Si en una película un asesino mata a personas que pasean perros, justificas los asesinatos en base a que un perro mató a su hijo y es una venganza. En la vida real, no.

La explicación de por qué mata puede ser tan sencilla como que el que pasea perros va solo por la calle y era más fácil y esto es como la gente se toma esto, como una ficción. Lo más sencillo a nivel conspiranoico es pensar en las altas esferas porque es lo que más llama la atención.