De la unión del barro y fuego: la cerámica artesanal del gallego Otero Regal
La historia de este taller de cerámica nace en los años setenta cuando Alfonso Otero Regal comienza a experimentar con diseños que aúnan la tradición de la alfarería gallega con formas y motivos inspirados en las vanguardias artísticas
26 noviembre, 2023 05:00Necesitaba para una amiga un objeto que fuese algo más que un simple objeto. Quería un regalo-símbolo, materia con voz propia. Algo con color ya que, si mi amiga va a relacionarme con la pieza artística, quiero que transmita alegría; y algo con tradición que me una a esa persona a través de la manera en que nos sentimos parte de una misma cultura y tradición. En realidad, lo que quería era una obra de arte. Después de vueltas y más vueltas, buscando durante un tiempo y por diferentes lugares, encontré una pieza figurativa de cerámica, sin brillos superfluos y con palabras autóctonas en azul:
Amoriñas d’as silveiras
Que eu lle daba o meu amor,
caminiños antr’o millo,
¡adiós para sempr’adios!
Y pensé: Rosalía nos une incluso más allá de su poesía. Símbolo habemus.
La materia en forma
El origen de la "cerámica" (del griego kéramos, arte de trabajar la arcilla) se remonta a la prehistoria ya que este material ha sido trabajado a lo largo de los siglos con el objetivo útil de crear recipientes para contener agua y alimentos, pero también con otro objetivo imprescindible: el de las artes decorativas. Posteriormente, los cilindros de calcita permitieron decorar los objetos con motivos y el esmaltado extendió su uso como elementos de decoración.
Durante el dominio morisco, la cerámica nos llega desde el norte de África propagándose por toda la Península Ibérica y por Italia, siendo muy valorada durante el Renacimiento. Pero desde comienzos del siglo XVIII y tras siglos de trabajar la arcilla a mano, la producción empieza a realizarse también de forma industrial más rápida y más barata.
Alfonso Otero Regal empezó en los años 70 a trabajar de manera experimental con los procesos y el diseño escogiendo ser un artesano y en 1982, tras años de experiencia, puso en funcionamiento un taller en A Porta da Vila de Viveiro. Desde entonces, elabora cada pieza haciéndola única, diferente, singular.
De la unión del barro y el fuego
Desde siempre, Regal trabaja con los materiales de la zona. A una temperatura de 1300º da color a sus piezas a mano. Su técnica parte de la alfarería popular, pero con claras reminiscencias en las formas y motivos al arte pictórico y escultórico de las vanguardias del siglo XX, que a su vez se inspiraron en el arte étnico africano gracias a las máscaras y otros objetos que artistas occidentales encontraron inspiradores al considerarlos exóticos y hasta mágicos.
Vemos, por ejemplo, en esta obra una evolución en tres pasos de la abstracción de las caras hasta llegar a las dos mujeres que parecen llevar máscaras primitivas geometrizadas para ofrecer una plurivisión de las caras y los cuerpos. Así, la mujer sentada nos da la espalda a la vez que nos mira a los ojos; en un gesto imposible vuelve la cabeza hacia quien observa… Imposible en nuestra realidad, pero no en el arte. A comienzos del siglo XX, empezó a reivindicarse esto mismo: la legitimidad del arte como tal. La pintura se emancipa de la realidad para experimentar con todas sus posibilidades.
Los talleres se encuentran dentro del Complejo cultural y museístico ‘REGALXUNQUEIRA’ de Viveiro
La nave principal de la fábrica alberga ahora el taller de cerámica, una sala de exposiciones, un auditorio y una biblioteca especializada en arte.
Al otro lado del jardín, dos museos. El primero contiene los originales de Miró, Tàpies, Llorens Artigas, Chillida, Picasso, Rosa Ramallo y Permuy, entre otros, y un recorrido cronológico por la trayectoria de Alfonso Otero Regal. El segundo es a la vez un museo de la piel y un centro de interpretación.
Este artista, Premio Nacional de Poesía en 2011, ha sabido permanecer fiel a sus principios, sin desviarse de los orígenes ni traicionarse por el camino. Ha sabido crear desde la verdad, bebiendo del arte de otros lugares y culturas, sí, pero sin perder de vista lo propio, infundiendo a la materia de sentido y trascendencia. Ante los problemas, ha sabido capear el temporal y seguir siendo un símbolo de nuestra tradición artística.
Dudé al pensar que ni la cerámica ni Rosalía de Castro eran cosa novedosa. Pero, ¿era novedad lo que buscaba? No…, no esperaba ver sorpresa en los ojos de esa persona importante. Lo que procuraba era que entendiese el mensaje.