París, 1924. La capital francesa trata de olvidar todo el dolor de la Primera Guerra Mundial siguiendo una máxima: divertirse por si el mundo se acaba. Surge así un ambiente de creatividad artística, cambios sociales, revolución en la moda, libertinaje sexual… que sitúa a París en el foco de todas las miradas durante una década en la que todo el mundo quiso estar allí.

Ahora, cien años más tarde, el escritor valenciano Máxim Huerta publica ‘París despertaba tarde’ recuperando detalle a detalle aquel universo único para ofrecernos una novela romántica e histórica. Desde Quincemil hemos tenido el placer de hablar un rato con el escritor valenciano de su recién estrenada novela, de aquellos locos años 20, y también de su librería Doña Leo, que acaba de cumplir un año.

Empezamos por el principio: ‘París despertaba tarde’ parte de una ruptura amorosa. Habiendo leído otras novelas tuyas intuyo que el amor para ti, como escritor, es un sentimiento inspirador…

El amor es fundamental en la vida, en la literatura, en la música, en el arte… todas las grandes obras nacen siempre de un gran amor. De hecho, si puntualizamos más, normalmente nacen de un desamor, porque cuando uno recuerda una canción o una novela de amor, suele ser la que golpea más al corazón.

En este libro nos encontramos con muchas referencias reconocibles de la capital francesa, está claro que es una ciudad que conoces bien. ¿Cuál es tu relación con París, con Francia?

Yo he estado viviendo mucho tiempo en París y suelo ir con una frecuencia tremenda porque me gusta mucho. Es una ciudad que me inspira y en la que me reconozco porque me genera un estado de ánimo muy positivo que me carga las pilas. Por eso tengo una relación de entrega absoluta, porque es como volver a casa.

En aquel momento, en 1924, París era el epicentro del mundo

Sí, era el corazón de la vida cultural, social… un paraíso y también un refugio. En diez años se convirtió en una capital del mundo y eso no ha vuelto a suceder con ninguna otra ciudad: ni Berlín, ni Londres, ni Nueva York. Dejó una huella muy reconocible porque lo que sucedió en esos años fue deslumbrante, ingenioso, insolente, brillante… y hoy en día es la ciudad más visitada del mundo.

"He disfrutado mucho buscando datos, detalles, locales de fiesta, películas, fotografías, libros, bebidas, ropa… es que todo era importante en aquella época, porque todo deslumbraba".

Ahora que eres un experto en el París de aquella época, no puedo evitar preguntarte: ¿Cómo sería el Màxim Huerta si le hubiese tocado vivir durante esos locos años 20?

¡En el París de los años 20 yo habría sido un pintor! Estoy convencido porque me gusta mucho la pintura, la he estudiado y he estado en talleres en mi pueblo. Mi madre pintaba y yo también lo hacía, en mi casa era algo fundamental. Creo que mi unión fetiche con la capital de Francia es la pintura y por eso creo que en esa época yo trabajaría en alguno de esos talleres parisinos.

Antiguo taller de pintura.

Recuperas al personaje de Alice Humbert de otro libro tuyo – ‘Una tienda en París’, – para hacerla protagonista. ¿Ha cambiado con el paso del tiempo entre las novelas?

La Alice esta novela es una Alice con arrepentimiento y culpa por que siente haberse portado mal con su madre y además sufre por desamor. Entonces, mientras París está en reconstrucción después de una guerra, ella también está en reconstrucción tras su guerra interior. Es una Alice adulta que enfrenta la vida desde el dolor y en busca de la felicidad.

Junto a Alice nos encontramos a la otra protagonista, Kiki de Montparnasse, que es mucho más que un personaje porque existió en la realidad...

Sí, Kiki de Montparnasse fue la gran mujer, la estrella de los años 20. Todos la querían pintar, fotografiar, esculpir, escribirle… se rodeaba siempre de artistas. Fue la Juana de Arco de aquel momento. Era la reina de los rebeldes, de la fiesta, de París. Fue impulsiva, arrebatadora, deslenguada, frívola, interesada por la cultura… vivió la vida al máximo.

Kiki de Montparnasse. Fuente: Vivre Paris.

La trama gira entorno al amor, a la ciudad de París y también a la amistad entre estas mujeres. ¿Hay tras ello una intención feminista?

Hay una reivindicación de las mujeres anónimas de esa época, sí, de esas mujeres que posaban para los pintores y que en los cuadros pone "mujer anónima". Yo investigo sobre ellas, veo en qué mundo estaban, de qué dolor venían, a que mundo se enfrentaban… y les pongo nombre.

Entiendo que en una historia que entremezcla ficción con hechos históricos y personajes reales, la escritura va de la mano de un proceso inmenso de documentación...

¡Nunca ha habido tanta documentación para un libro! Me lo he pasado muy bien y estoy en la gloria con esta novela porque he disfrutado mucho buscando datos, detalles, locales de fiesta, películas, fotografías, libros, bebidas, ropa… es que todo era importante en aquella época, porque todo deslumbraba. Además, quería que fuese muy fiel a esos años para que el lector y la lectora entraran en un libro histórico, en una máquina del tiempo a 1924, justo 100 años atrás.

"Adaptar la novela al audiovisual me encantaría, sería un piropo. Aunque yo siempre digo que el mejor director/a es el lector/a".

Además hace justo 100 años se celebraban en París los Juegos Olímpicos, que son clave en la historia, y este año se vuelven a celebrar allí…

Sí, no voy a destripar esa parte de la trama pero te adelanto que son clave en la vida de la protagonista y en la metamorfosis de la ciudad. Mi meta era terminar el libro antes de 2024 porque la ciudad vuelve a ser sede de los JJOO y quería homenajear la vanguardia de la ciudad y mi amor por ella.

JJOO París 1924.

¿Y qué tal va la librería?

¡Muy bien! Es una librería sin prejuicios y abierta a todos los gustos. Tiene música, vino, cava… y una facha azul como el bar ‘La belle hortense’ de París. Es una unión de todas las cosas que me gustan, una extensión de mi personalidad. Para mí fue un acierto haber creado esto porque además le da vida cultural al pueblo, la gente lee más, se cita allí, se recomiendan libros, vienen autores y autoras…

Por curiosidad, ¿Qué títulos están en el escaparate de Doña Leo?

Pues Luis Landero, Eduardo Mendoza, Patrick Modiano, Agnès Martin-Lugand, Elvira Lindo, Dolores Redondo, María Oruña… ¡Un montón!

@lalibreriadedonaleo

Supongo que en algún lado estará ese ‘París despertaba tarde’… ¿Has recibido ya feedback sobre la novela?

Sí, esta en el escaparate ahora. Lo mejor que me han dicho es que cuando acaban la novela tienen ganas de salir a la calle a disfrutar… Y que genere esa alegría de vivir me parece bonito.

Escritor, periodista, librero… de todo aquello que haces, ¿Qué es lo que disfrutas más?

Mmmm… es que disfruto mucho en la librería y también escribiendo. Por naturaleza soy disfrutón. Más allá de los problemas que haya en casa, todas las cosas que me generan algo alegre, placentero, las agradezco.