Este viernes 23 de febrero se celebra el 187º aniversario del nacimiento de una de las escritoras y poetisas gallegas más importantes del siglo XIX: Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 1837- Padrón, 1885), considerada como la principal precursora de la poesía española moderna ―de la mano de Gustavo Adolfo Bécquer― y del pensamiento feminista en España. Lo cierto es que esta gallega adelantada a su tiempo se reveló contra el clasismo y la exclusión de las mujeres, sobre a través de una prosa y narrativa repletas de rebeldía y añoranzas. Sus poemas y novelas, enmarcados bajo un halo sensiblemente costumbrista, demostraron de igual manera un compromiso férreo de denuncia contra las causas sociales injustas así como una reivindicación de la cultura y el idioma gallego. Sin dudas, un eco poético que logró trascender el tiempo y el espacio para convertir a Rosalía de Castro en esa voz pionera, inmortal y universal del feminismo y las letras gallegas.
Recordada en el ámbito de la literatura universal por haber publicado la primera gran obra impresa en gallego, Cantares gallegos (1863), así como por reivindicar con sus títulos la (por aquel entonces) desprestigiada lengua gallega, la pluma de Rosalía de Castro supuso mucho más que un sencillo canto a la tierra y la morriña. A lo largo de toda su trayectoria vital y profesional, esta autora compostelana llegó a publicar un sinnúmero de libros escritos en su propia lengua en los que se atrevió a defender en la misma medida la libertad, la independencia y la igualdad de las mujeres. Sin ir más lejos, entre las páginas de Follas Novas (1880), uno de los poemarios más destacados de la literatura, la autora retrató de un modo canónico la marginación del sexo femenino y la vida de unas mujeres pobres, migrantes, excluidas y, hasta cierto punto, abandonadas por la sociedad.
La vida de una mujer, poeta y novelista del siglo XIX
María Rosalía Rita de Castro, más conocida como Rosalía de Castro, nació en Santiago de Compostela un 23 de febrero de 1837, figurando como "hija de padres desconocidos" debido a la condición eclesiástica de su padre, el sacerdote José Martínez Viojó, capellán de la iglesia de Iria. En el caso de sus raíces maternas, su madre María Teresa de la Cruz Castro y Abadía procedía de una familia hidalga, aunque era soltera y de escasos recursos económicos. La realidad es que Rosalía se libró de entrar en la Inclusa (casa-cuna) al hacerse cargo de ella su madrina María Francisca Martínez, fiel sirviente de la madre de la recién nacida; y más tarde, su tía paterna, Teresa Martínez Viojó; al menos hasta que la escandalosa historia dejó de tener interés antes los ojos de la sociedad de la época. Con ochos años pasó a vivir con su madre, con la que mantuvo una estrecha relación que se ve reflejada en una composición literaria titulada A mi madre, escrita como homenaje en 1863.
Sobre la historia de Rosalía de Castro cabe decir que la gallega destacó desde muy temprana edad en el mundo de las artes, estudiando música y dibujo durante sus primeros años de vida y llegando a debutar con sólo 15 años como notable actriz en una obra teatral del colegio. Sin embargo, su camino seguiría muy pronto la estela de las letras hasta la capital madrileña, ciudad a la que se trasladaría a vivir con apenas 19 años. Es precisamente este uno de los momentos clave en la trayectoria vital de Rosalía, pues es en Madrid donde conoce al que sería su esposo, Manuel Murguía, reconocido historiador y periodista gallego que se convertiría en una figura trascendental tanto en la vida personal como en la carrera literaria de Rosalia de Castro. De hecho, Murguía reseñó de manera muy positiva la primera obra poética de la escritora compostelana publicada en el año 1957, La Flor. Ambos autores se convirtieron en uno de los matrimonios más relevantes del panorama cultural gallego desde su casamiento en 1858, llegando a tener siete hijos que fallecieron sin descendencia. Solo un año más tarde de casarse, Rosalía publicó una novela dedicada a su esposo: La hija del Mar, en cuyo prólogo ya defendía los derechos de la mujer en el ámbito intelectual.
A pesar de su proyección social, académica y profesional, la realidad es que la incertidumbre e inestabilidad que marcó los primeros años de vida de Rosalía, sumado a una naturaleza enfermiza, determinaron el carácter melancólico y pesimista de muchas de las obras de la compostelana. De hecho, se dice que la propia escritora y poetisa gallega, dudando en cierto modo de sí misma y antes de morir a causa de un cáncer uterino, ordenó a sus hijos destruir todos los trabajos que todavía no había publicado. Sin embargo, el legado que dejó sobre la tierra ya había enarbolado lo suficiente su figura para ser recordada, todavía hoy y en todo el mundo, como la eterna abanderada de la cultura, el idioma y la propia identidad de Galicia.
Las obras más destacadas de Rosalía de Castro
Pionera y referente en el ámbito de las letras y el feminismo, la escritura de Rosalía de Castro logró marcar el porvenir de la narrativa y el pensamiento universal del siglo XIX. Uno de sus poemarios más famosos, Cantares Gallegos (1863), se considera a día de hoy como una de las obras fundamentales en la consolidación de la literatura gallega de la época así como de ser un importante punto de inflexión para el denominado Renacimiento, tanto en lo que respecta a la literatura como en lo social y político. Rosalía se valió del folclore y el costumbrismo (solo en apariencia) de la obra para dejar retratado todo su pensamiento crítico a través de esta obra cenit. Un auténtico canto poético del alma gallega, plagada de sentimientos y reflexiones profundas sobre la vida y la identidad: desde la belleza de su tierra y el reflejo de la sociedad rural, hasta los ecos de la emigración y el alegato reivindicativo de los jornaleros gallegos ante la esclavitud vivida en tierras castellanas.
Esa naturaleza crítica se va extendiendo también hacia otras de las obras consagradas en la producción literaria de Rosalía de Castro, entre ellas Folla Novas (1880) y En las orillas del Sar (1884). Lo cierto es que en el último poemario citado, la autora incluso denota una visión pionera del paisaje y el ecologismo, poniendo en valor la riqueza natural ante la destrucción del patrimonio vegetal. En el caso de la literatura feminista, entre 1850 y 1860, la escritora gallego llegó a publicar un gran número de poemas y novelas en los que defendía la figura de la mujer, siendo Follas Novas el poemario más representativo de esta línea temática. En un pequeño texto publicado en el Álbum del Miño de Vigo en 1858 bajo el título de Lieders, la gran autora de las letras gallegas ya ponía de manifiesto el valor de la libertad y la igualdad como principios básicos en su pensamiento y, lo que muchos denominan, feminismo en la sombra. Las mismas referencias se repiten en títulos como Las Literatas (1865) o El Caballero de las botas azules (1867), desentrañando en todos ellos un sentir que se correlaciona con su posición vital, filosófica e incluso política en la vida.