Los petroglifos son representaciones gráficas grabadas en rocas o piedras al aire libre, con una simbología compleja y en ocasiones difícil de interpretar. Muchos de ellos fueron hechos por los humanos del período Neolítico y se consideran hoy en día el antecedente más cercano de los símbolos previos a la escritura. En Galicia, los petroglifos conforman uno de los recursos más importantes del arte rupestre: una presencia viva y silenciosa presente en casi todos los rincones del territorio, siendo especialmente proliferos en la provincia de Pontevedra ―convertida en una de las zonas de Europa con la mayor concentración de grabados ruprestres.
En el caso particular de la provincia de A Coruña, uno de los petroglifos prehistóricos más interesantes se localiza en la zona do Baixo Eume, concretamente en la tranquila localidad de Monfero, considerada la entrada natural a las espectaculares Fragas do Eume. En este destino coruñes que combina una enorme riqueza natural, paisajística y patrimonial, los vestigios de la historia se mimetizan a la perfección con un entorno mágico donde la naturaleza es la gran protagonista. Ese es precisamente el caso de los petroglifos de Vilachá, un conjunto de origen prehistórico (con algún que otro grabado histórico) enmarcado en la parte más occidental del municipio, en una zona donde es común encontrar grandes franjas de granito y pizarra, los principales soportes de este tipo de grabados ancestrales.
Santa María de Vilachá es la parroquia más al oeste del municipio de Monfero, y es la única de la que se tiene constancia de la existencia de grabados ruprestres de origen prehistórico. En lo que respecta a la geología de esta aldea coruñesa, la presencia de granito se hace evidente en la confluencia de los ríos Anduriña y Baxoi, mientras que en el resto de la parroquia tan sólo se encuentran suelos de pizarra donde se ubican los grabados históricos. Pero volviendo al origen más ancestral de estas muestras del arte ruprestre, en total se encuentran identificados seis paneles con grabados prehistóricos: Edreiros (1,2 y 3), O Pico, Chousa de Abercovo y Pataqueiras.
Así son los valiosos petroglifos de Monfero
El primer conjunto de petroglifos dos Edreiros-1 es el más interesante de los que podemos encontrar en Vilachá, con una serie combinaciones circulares y algunas figuras antropomorfas de diferentes épocas que presentan un muy buen estado de conservación. A unos 298 metros de altitud, al este de la grieta principal se localizan seis grabados y dos cazoletas; en la zona baja de la misma aparecen dos semicírculos con cazoleta central y en la parte más alta otros cuatro grabados, de factura aparentemente más moderna, que forman dos figuras ovaladas, una cuadrangular, otra cuadrada con una cruz interior y una cazoleta en el extremo.
Ya hacia el oeste de la grieta de Edreiros-1 se identifican hasta 19 grabados y dos cazoletas, destacan en su parte baja una espectacular figura geométrica de 65 x 60 centímetros que representa una posible figura antropomorfa. Todavía más al oeste de este conjunto también existe una gran pía natural flanqueada por cuatro pequeños círculos y varios semicírculos con cazoleta central, dos figuras ovaladas y una figura en forma de infinito. Las figuras al fondo de las pías son excepcionales, aunque previamente ya se habían encontrado otros paneles similares en las localidades de Vilarmaior, Irixoa o Cabanas.
En la parte más alta del monte, superando los 300 metros sobre el nivel del mar, Edreiros-2 conforma un afloramiento fragmentado con evidentes señales de labores de cantería. Los grabados se concentran en la parte sur de estos terrenos y es en la parte superior de la misma donde se localizan una serie de gran interés con dos pequeños círculos (uno de ellos con cazoleta central); cinco semicírculos, dos de ellos con cazoleta central y uno con surco de salida; otras tres cazoletas y una cruz rematada en la parte superior por un semicírculo muy semejante a otras encontradas en la misma zona. Si continúamos el recorrido hacia abajo aparecerán otras tres combinacions circulares de un solo aro entrezaladas entre sí, con vacío central o cazoleta. Cabe destacar que el situado en la parte superior se encuentra parcialmente destruido por culpa de las labores agrícolas. Algo similar sucede con el conjunto de Edreiros-3, cuyas figuras talladas en piedra también presentan en algunos casos los impactos producidos por la acción humana.
En el caso de O Pico, el conjunto de arte rupestre conforma un afloramiento escalonada a ras del suelo con pendiente hacia el este, donde todavía es posible encontrar los restos de las piedras extraídas. En esta zona es precisamente donde se localizan la mayoría de los grabados, con combinaciones de círculos concentricos de dos aros y cazoleta central; varios semicírculos, algunas series concéntricas destruidas por las labores de cantería y un grabado de difícil interpretación que podría representar algún tipo de figura antropomorfa.
Por su parte, en el conjunto de petroglifos de Chousa de Abercovo podemoso destacar en la parte más alta cinco cazoletas de diferentes diámetros; dos combinaciones de dos aros en forma de ocho ―la mayor de 55 x 43 cm― y los posibles restos de otra; dos semicírculos simples y un gravado en forma de M. En este punto también sobrevive un grabado ajedrezado de factura claramente histórica. Por último, el grupo del pequeño afloramiento de Pataqueiras nos permite observar unas seis cazoletas de entre 5 y 7 centímetros de diámetro.