El yacimiento gallego de la Edad de Hierro en el que estuvo predicando el Apóstol Santiago
La histórica villa de Padrón está considerada el origen de la leyenda xacobea y entre sus límites todavía sobreviven huellas como las del Alto de San Gregorio, con una capilla, una fuente y un conjunto pétreo vinculados al Apóstol
8 septiembre, 2024 05:00Capital de la comarca do Sar y puerta natural a la ría de Arousa, Padrón es mucho más que una simple etapa en el Camino de Santiago. Esta histórica villa gallega está considerada como el verdadero origen de la leyenda xacobea, enmarcada justo en la confluencia de los ríos Sar y Ulla, en un entorno mágico que desprende cultura y tradición.
Cada rincón de la ciudad parece contar un capítulo de esta historia milenaria, invitando a todo viajero a sumergirse en su rico legado espiritual. De hecho, según narra la tradición popular, hasta este rincón de Galicia llegó el cuerpo del Apóstol Santiago tras su travesía marítima fluvial desde Haffa, marcando el inicio de su traslación terrestre hacia Compostela y convirtiendo a Padrón en un lugar de profunda conexión con una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo.
A día de hoy todavía son muchos los lugares de la localidad padronesa en los que sobrevive la huella del Apóstol Santiago, entre ellos el conocido como Santiaguiño do Monte, un espacio arqueológico datado de la Edad de Hierro el que se dice que estuvo predicando este discípulo de Jesucristo.
Un lugar entre el mito y la realidad
O Santiaguiño do Monte es también uno de los emplazamientos más emblemáticos de la historia xacoba que podemos encontrar en Galicia, e incluso forma parte del itinerario del Camino Portugués hacia Compostela. Este singular espacio arqueológico se localiza muy cerca del núcleo histórico de Padrón, a unos 50 metros de altitud sobre la falda del Alto de San Gregorio. Acceder a esta área recreativa acondicionada con mesas, parrillas y hasta un parque infantil es posible tanto a pie como en coche: bien a través de una escalera de 132 peldaños que parte desde el entorno del Convento do Carme; o tomando la AC-299 en dirección a Rois y cogiendo un desvío a mano izquierda a unos 200 metros del puente de Santiago.
La tradición cuenta que en este monte a medio camino entre el mito y la realidad predicó el mismísimo Apóstol Santiago hacia el año 40 d.C., aunque la historia del enclave se pierde mucho más allá en el tiempo, al menos desde la Edad de Hierro, alrededor del siglo III a.C. Sea como fuere, la realidad es que se trata de un lugar sagrado que fue muy venerado durante décadas llegando hasta tal punto que muchos fieles y creyentes ascendían de rodillas hasta su cima.
En la actualidad existe un pequeño Viacrucis que dirige los pasos del peregrino hasta la Ermita del Santiaguiño, de orígenes desconocidos pero cuya reconstrucción se llevó a cabo en el siglo XV por orden del arzobispo Rodrigo de Luna, un gran impulsor de las peregrinaciones a Padrón. El pórtico del templo es también algo posterior, del siglo XX, y su puerta principal se encuentra orientada al este, un hecho muy poco habitual en el cristianismo.
Esto podría explicarse debido a que la fachada oeste, donde se localiza otro portón de entrada, era el acceso principal antes de las restauraciones. Sobre la puerta actual se puede distinguir una representación en relieve del bautismo de la reina Lupa por parte del Apóstol Santiago. Ya en el interior destaca la imagen centenaria del discípulo de Jesucristo, erosionada debido al desgaste producido por las manos de los peregrinos que visitan el interior de la capilla de Santiaguiño. Además, en los alrededores de la capilla se emplaza la Casa do Ermitán, una edificio de dos plantas con forma de torreón que presenta un pórtico añadido en el siglo XX.
Un manantial milagroso
La Fuente de Santiaguiño corona también esta ladera y que mantiene un fuerte vínculo con la tradición xacobea. Según narra la leyenda, bajo la ermita padronesa se oculta una gruta a la que se accede por una enorme escalinata y que en siglo XVI sirvió de guarida al Apóstol Santiago para esconderse de sus perseguidores.
Mientras estaba escondido en el interior de la cueva, el predicador golpeó tres veces una roca con su báculo y de ella comenzó a brotar un manantial de agua para saciar la sed de una gentil mujer que le acompañaba. Desde entonces, la fuente se relaciona con el perdón de los pecados y en la víspera de San Juan es costumbre recoger su agua para mezclarla con las hierbas típicas de la festividad.
El yacimiento vinculado al Apóstol Santiago
El conjunto que forman los diez enormes bolos graníticos que envuelven a la figura del Apóstol predicando sobre una peana se ha convertido en uno de los grandes símbolos de Santiaguiño do Monte. En la parte delantera de este yacimiento arqueológico todavía se distinguen unas cruces grabadas y una inscripción que, al parecer, reza algo así como esmola para Santiago Maio Apóstol o Esmola para Xesús e María. No es de extrañar que el pasado también hubiese existido en el lugar un peto de ánimas.
Por su parte, la roca de la zona superior se encuentra coronada por una cruz pétrea cuyas raíces van más allá del siglo XVII. El monumento en cuestión también presenta varios peldaños en los que era habitual que la gente se arrodillara tras una larga peregrinación. También se pueden distinguir, entre los grupos de piedras, tres huecos que se han identificado con el nombre de infierno, cielo y purgatorio. La tradición popular atribuye su existencia a la obra divina del Apóstol Santiago, quien los habría creado para librarse de sus perseguidores.