Entrevista a la compostelana María Von Touceda: “Heredé la retranca de mi abuela”

María Von Touceda (Santiago, 1979) actuará en el Embora y Casablanca Cultural para estrenar su monólogo Cómo vivir en Cantabria y no morir en el intento, basado en sus experiencia personal viviendo en Liérganes. Además la compostelana nos adelanta que participará el día 20 de noviembre en las Xornadas de Blasfemia y Censura en el Museo do Pobo Galego y que se encuentra inmersa en la escritura de su tercera novela.

Historiadora y crítica de arte, escritora, colaboradora en diferentes medios y ahora hace su primer monólogo ¿De dónde nace esta idea? ¿Vocación o es que hay que atreverse con todo?

Para mí no hay nada más ridículo que pretender ir de serio. Se es serio o no se es. En mi caso me tomo el humor con seriedad, al igual que el resto de mis trabajos. He heredado la retranca de mi abuela y creo que es la más maravillosa forma de expresión.  En el caso de este monólogo, han sido el bar Embora y el Casablanca Cultural los que me han pedido que realizase este espectáculo en sus locales. Y sí, creo que hay que atreverse a hacer cosas nuevas, no todo, claro. También hay que conocer las limitaciones de cada uno.

¿Ha sido muy diferente trabajar en el texto de un monólogo?

Un reto total. Cuando realizo los vídeos de mi personaje Miss Tiquiña en las redes es todo improvisación. Para el monólogo he escrito un texto ad hoc aunque seguro que, en vivo, añadiré frases improvisadas. Nunca sabes si lo que te hace gracia a ti se lo hará a los demás. Eso ya se verá en el directo.

Este monólogo exclusivo lleva por título Cómo vivir en Cantabria y no morir en el intento. Sin hacerme spoilers ni adelantarme como lo ha conseguido… ¿Qué nos vamos a encontrar en esas dos actuaciones del 18 y 19 de noviembre?

Se trata de un espectáculo que, como tú misma has dicho, es exclusivo para Santiago de Compostela. Está lleno de humor local donde, con mucha sorna, hablaré de las cosas que más me han llamado la atención de Cantabria y del choque de culturas que me ha supuesto para mi vivir en la tierruca. Ya me han pedido que lo realice también en Madrid, pero creo que, entre otras cosas, también hay que descentralizar el humor.

El día 20 doy una charla en el Museo do Pobo Galego dentro das Xornadas sobre Censura e Blasfemia que realiza Unitaria y, aunque no se trate de algo que, en principio, pueda parecer humorístico, también estaré allí hablando con mi retranca habitual de temas absolutamente serios.

Animo a todo el mundo a acudir a los cualquiera de los tres eventos porque no sé cuando podré volver a Santiago y me consta que, algunos, aun me siguen echando de menos. Aunque de manera 2.0 sigo muy imbuida en la vida compostelana.

Los que la seguimos en redes sociales hemos ubicado Liérganes en el mapa, no pueden quejarse en Cantabria… ¿Habrá funciones allí?

Hace un par de años me pidieron un monólogo o algún tipo de actuación en un local del pueblo, pero creo que aún no están preparados para que venga alguien de fuera a hacer humor con sus costumbres. Como pretendo seguir viviendo aquí mejor que me sigan conociendo por lo que me ha chivado la cartera que mis vecinos dicen de mí: “La del 1º escribe de sexo”.

Critica del vicio, Cogito ergo sum… Los que ansiamos un nuevo libro suyo ¿Tendremos que esperar mucho tiempo?

Ya he empezado a escribir mi tercera novela, pero como tengo mucho trabajo va lenta. No tengo ninguna prisa por publicar, cuando esté lista ya saldrá. Mientras he publicado ya varios textos para catálogos de artistas y muy recientemente he escrito “Un edificio, un proxector e moito tempo” en colaboración con Unitaria, hablando de las proyecciones que realizamos durante la pandemia y que presentaremos también el día 20 dentro de las Xornadas de Blasfemia y Censura.

Ha reabierto el Maycar, templo compostelano donde los haya… ¿Qué otros lugares de Santiago son parte de su biografía?

Muchos han cerrado ya como el Superfuzz que, para mí, ha sido el mejor local que ha tenido Santiago, aunque también disfruté mucho en El número K, Nao Berlín, A Calexa, El Ateneo… y ahora, siempre que voy a Compostela, no falto a mi cita con el exquisito café de El Muelle, ni a mis cañas en El Transi, Embora, Reixa… la verdad es que me vale cualquier sitio con tal de estar con mis amigos de Santiago. Si me tocase una Primitiva gorda montaría una colonia de gallegos en Liérganes. Es lo que más echo de menos.