Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto son los gallegos detrás de la compañía y productora Estudo Momento. En 2023, y tras una intensa gira de 10 semanas por Madrid, ambos hicieron las maletas y volvieron a su tierra natal, Galicia, para presentar su nueva obra Escándalo en Palacio.
Tras un intenso año, Iria y Xoán Carlos volverán a empacar el equipaje en dirección a Valladolid, pero antes darán tres funciones más en Galicia: Vigo, el 1 de marzo; Pontevedra, el 2 de marzo; y Ferrol, el 23 de marzo.
La obra "hace reír", pero también aborda "temas con muchísima profundidad", como la política. Lo hace desde la "perspectiva del amor y de la unión". Bernard Mathieu, presidente del Gobierno de Escandalonia, brilla por su cinismo y corrupción. Un carácter manipulador que cambiará gracias su romance con Paola, una mujer que le hace replantearse su visión de la política y le reconduce por el camino del buen hacer.
Estudo Momento cuenta en su repertorio con obras de gran vinculación con Galicia: "Somos gallegos, estamos enamorados de Galicia y todo lo que hacemos siempre va a tener un toque gallego", aseguran desde la compañía. Buen ejemplo de ello es Balle Voyage, un cortometraje grabado íntegramente en A Coruña y con banda sonora a cargo de la Orquesta Sinfónica de Galicia.
Tras una dulce estancia en su tierra, Iria Ares reflexiona en una conversación con Quincemil sobre el arte, el teatro, el cine clásico y la importancia de valorar el talento local: "A los gallegos nos cuesta apreciar lo nuestro". Durante la entrevista también desvela los futuros proyectos de la compañía: "El largometraje es el siguiente paso", dice.
Escándalo en Palacio está finalizando su gira por Galicia. Ha sido casi un año de paradas por los principales teatros de la comunidad. Ahora, en perspectiva, ¿se esperaba una acogida tan buena por parte del público?
No, la verdad es que no. Hace un año empezamos con muy pocas pretensiones. Nosotros empezamos al revés. Normalmente se hace una gira por diferentes ciudades de España o de Galicia y después se va a Madrid. Nosotros lo hicimos al revés.
Madrid fue una prueba de fuego. Allí tuvimos la suerte de poder afianzar la comedia con el público. La comedia necesita muchas funciones y muy seguidas para que el espectáculo coja ritmo. Madrid fue como una mili, pero nos ha permitido alcanzar el éxito que tenemos ahora.
Es la primera comedia de Estudo Momento. ¿Dio vértigo dar ese salto del drama a lo cómico?
Desde luego. Se da la paradoja de que para Estudo Momento es la primera comedia, pero para mí como actriz también. Hacer una comedia era muy arriesgado porque solo somos dos personajes en escena. Al final tienes que aguantar haciendo reír a la gente durante una hora y media. Es un reto. Hasta que palpas al público, nunca sabes que va a pasar.
Presión por no dar la talla.
Totalmente. En las primeras funciones en Madrid sufrimos una particularidad como gallegos, que es que nuestro idioma no se parece mucho al idioma más castellano. En las primeras funciones tuvimos que hacer todo un trabajo de adaptación de chistes que aquí funcionaban muy bien, pero que allí no tanto. En Madrid aprendimos muchísimo. Pero ahora sí que podemos decir que la gente se ríe mucho. La comedia está muy rodada.
¿De la mano de un referente como Pedro Ruiz el vértigo se minimiza?
Desde luego. Pedro es un maestro, una persona muy generosa que respeta muchísimo al público. Está siempre en la actualidad, es muy activo en redes sociales… Es una persona que tiene 76 años, pero parece un chaval de 14. Eso nos ayuda mucho a Mejuto y a mí porque está muy presente en la gira y nos dice "Aquí a lo mejor se pueden reír más si hacemos esto o aquí se me ha ocurrido esto otro".
Amor, política y comedia. Escándalo en Palacio tiene todos los ingredientes para conquistar al público.
También elegimos Escándalo en Palacio porque estábamos un poco cansados de la visión tan dura, ácida, amarga de la política española. Hace años que estamos metidos en una espiral de insultos y críticas que nos tiene un poco de uñas como país.
Yo creo que las cosas se deben solucionar de otra manera, que es tendiendo puentes, abriendo diálogos… Y ahí la cultura tiene mucho que hacer. Escándalo en Palacio intenta eso, hacer reír, pero hablar de temas con muchísima profundidad y desde la perspectiva del amor y de la unión.
Hablamos de una obra cómica, pero marcada por el Old Hollywood.
Eso es marca de la casa. A nosotros nos gusta el cine clásico, bebemos del cine clásico. Intentamos conferir a todo lo que hacemos de esos toques de magia. A mí me gusta decir que el cine clásico es el momento más inocente del arte. En aquel momento éramos como niños que miraban a una pantalla y todo les colaba. Veías a mujeres maravillosamente peinadas, aunque estuviesen en la jungla, pero no te importaba porque era como jugar a un mundo mágico. Y eso creo que nos hace falta otra vez como sociedad.
Las referencias históricas, artísticas y cinematográficas parecen un sello de Estudo Momento. Ya lo hicieron con el homenaje a Hitchcock en Balle Voyage.
A mí me gusta pensar que sí. Lo que empezó siendo algo personal se ha convertido en un sello muy original. Si miramos a nuestro alrededor nos damos cuenta de que prácticamente nadie en este país está haciendo eso. Sin querer nos hemos encontrado con que somos los únicos que tiramos por una vía de intentar actualizar los clásicos, pero no desde un punto de vista estético, sino bebiendo del clásico y contando historias de hoy.
Yo siempre he creído que el cine clásico es un estilo, no está enmarcado en una época histórica. Es una manera de entender el cine, de entender la realidad, pero no tiene que contar historias de los 50. Se puede hablar hoy con el lenguaje del cine clásico. Y la gente nos está respondiendo muy bien.
A mí el sitio por el que entres a ver cine clásico no me importa. Lo que es interesante es que se acaben interesando por esas películas. Y con Escándalo en Palacio y Balle Voyage nos sorprende que hay mucha gente joven que viene al teatro a vernos.
Conquistaron la capital de la cultura —Madrid— con actuaciones en el Teatro Lara y, meses más tarde, empezaron a embaucar a Galicia. ¿Les costó acostumbrarse al cambio?
Hay dos maneras de responder a esta pregunta. Como actor de teatro no te cuesta. Yo disfruto de la misma forma actuar en un espacio enorme, como el Teatro Colón, que hacerlo cuando el público está a centímetros de ti. Es una experiencia radicalmente distinta. No es ni mejor ni peor. Al contrario, te enriquece.
Ahora, sí que es verdad que a veces psicológicamente es duro. Esta profesión tiene sus luces y sus sombras. A ti te da la sensación de que si no triunfas en Madrid no tienes valor como actriz o
como actor, que te tienen que reconocer primero fuera antes que en la tierra. Da la sensación de que, hasta que no te dan el aval fuera, la gente no te reconoce. Eso sí que es una psicología perversa de esta profesión. Los gallegos deberíamos hacérnoslo mirar, nos cuesta apreciar lo nuestro.
Precisamente la tierra es una pieza fundamental en las obras de Estudo Momento. Sin ir más lejos, Balle Voyage se rodó en el Monte de San Pedro y su banda sonora fue interpretada por la Sinfónica de Galicia.
Somos gallegos, estamos enamorados de Galicia y todo lo que hacemos siempre va a tener un toque gallego. Incluso en Escándalo en Palacio, hay chistes que en Madrid no entienden porque tienen retranca, tienen una manera distinta de ver el mundo. Yo creo que eso no va a cambiar. Ni aunque trabajemos por encargo. Siempre hay un toque que nos tira la tierra. Aunque lo quieras evitar va a aparecer.
Habla de trabajos por encargo, ¿qué sorpresas nos traerá Estudo Momento en 2024 y 2025?
Estamos trabajando en varios proyectos a la vez de largometraje, porque sí que creemos que es el siguiente paso natural. Creo que A Coruña es una ciudad muy cinematográfica en la que se puede exportar una imagen de ciudad que no se conoce en el resto del mundo. El cine, para el turismo y el crecimiento económico, tiene eso. Puede poner una ciudad en el mapa.
Estamos trabajando en convertir Balle Voyage en una película. Y en teatro estamos trabajando sobre una idea de inteligencia artificial para poder hacer algo innovador en Madrid. Queremos hacer un espectáculo que combine las artes escénicas más tradicionales, como es el teatro, con la nueva inteligencia artificial.