Santiago es una ciudad repleta de zonas verdes y rodeada de montes por todos los costados, pero hay un parque que llama la atención sobre todos los demás: la Alameda, el pulmón verde de Compostela.
Aunque es habitual referirse como Parque da Alameda a todo el conjunto del parque, este está dividido en tres partes bien diferenciadas: la Carballeira de Santa Susana, situada en el centro; el Paseo Central da Alameda, el más cercano a Porta Faxeira; y el Paseo da Ferradura, que rodea por completo la carballeira.
La Carballeira de Santa Susana
Para encontrar el origen de la actual Alameda hay que remontarse a principios del siglo XII, cuando el arzobispo Xelmírez ordenó construir una capilla en lo alto del entonces conocido como Outeiro dos Poldros para trasladar allí los restos de Santa Susana, que hoy descansan en la Catedral de Santiago.
Esta zona se conoce actualmente como la Carballeira de Santa Susana debido a que a partir del siglo XVI se intentó convertir la colina en un bosque. Testigo de ello son los más de 300 robles centenarios que hoy rodean la capilla -remodelada en el siglo XVII- y conforman una bella arboleda autóctona.
Durante su historia, la Carballeira de Santa Susana sirvió a múltiples propósitos: fue el lugar de ejecución de los condenados a muerte entre los siglos XVI y XIX, un cementerio provisional durante parte del siglo XIX, un espacio de reunión semanal para los vecinos que acabó dando lugar al Concello Municipal y el emplazamiento del mercado de ganado hasta 1971.
Asimismo, esta zona también acogió romerías cada Viernes Santo hasta el siglo XIX y a día de hoy se sigue utilizando durante las Festas do Apóstolo y las Festas da Ascensión, en las que ya es tradicional la imagen de la noria emergiendo de entre la frondosa carballeira.
Paseo Central da Alameda
Si bien la capilla de Santa Susana formaba parte de la vida social de la ciudad desde su construcción, los terrenos que la circundaban eran privados, propiedad de los Condes de Altamira. En 1546 les cedieron los terrenos al Concello de Santiago, momento en el que comenzó la plantación de los robles.
El bosque a sus pies no comenzaría su transformación hasta 1835, cuando se convirtió el tramo más cercano a Porta Faxeira en un paseo que fue tomando forma con el paso del tiempo: en 1839 se construye un cierre metálico alrededor de su entorno.
Frente al único paseo que conformaba inicialmente esta zona, a día de hoy se aprecian tres diferentes, separados entre sí por filas de árboles -tilos y camelias- y bancos de Sargadelos; cada una de ellas era utilizada en sus orígenes por una clase social, siendo el paseo derecho para el pueblo llano, el central para los más acaudalados y el izquierdo para el clero, los catedráticos y los ancianos.
El trazado del Paseo Central da Alameda se amplió hasta alcanzar la Igrexa do Pilar -construcción barroca del siglo XVIII- a finales del siglo XIX, época en la que también se construyó el Estanque de Méndez Núñez.
El paseo se completó con la construcción de un banco de piedra en su término o con el Quiosco da Música y un espacio destinado a las actuaciones de la Banda Municipal; más recientemente, en 1994, la estatua de Las Dos Marías también pasó a formar parte de él.
Paseo da Ferradura
Sin embargo, la parte más amplia y espectacular del Parque da Alameda la representa el Paseo da Ferradura, que recibe su nombre de su forma, ya que rodea la Carballeira de Santa Susana por este, norte y oeste.
Aunque su construcción se inició en 1835, igual que el Paseo Central da Alameda, esta no concluyó hasta 1850. A lo largo de su trazado, repleto de vegetación de todo tipo, pueden apreciarse algunas de las vistas más bellas de Santiago, desde la catedral en todo su esplendor hasta el Monte Pedroso o el campus universitario.
Este paseo también se divide en tres zonas: el Paseo de Bóveda, el Paseo das Letras Galegas y el Paseo dos Leóns.
La cara interior, la más cercana a la Carballeira de Santa Susana, es denominada Paseo de Bóveda en honor a uno de los filántropos que más impulsaron su construcción, el Marqués de Bóveda. Allí se puede encontrar el famoso Banco dos Namorados, un banco de piedra que transmite hasta el más mínimo sonido -incluso un susurro- desde un extremo a otro.
La parte exterior es denominada Paseo das Letras Galegas y cuenta con unas hermosas escalinatas que lo comunican con el campus universitario; desde lo alto de ellas y bajo la mirada de una estatua de Rosalía de Castro se puede observar todo el oeste de Compostela.
El más popular es el Paseo dos Leóns, que parte desde el Paseo Central da Alameda y circula en paralelo a la Rúa do Pombal. En él se encuentran la clásica estatua de Valle Inclán sentado en un banco y una serie de bancos desde los que se pueden ver a la perfección la Catedral de Santiago y el Casco Histórico.
Este centenario parque, situado entre el actual Ensanche y el Casco Histórico, sigue siendo uno de los centros neurálgicos de Santiago y el lugar escogido por muchos para pasear, tener una cita o hacer deporte, todo ello de la mano de un entorno natural y unas vistas inigualables.