¿Qué fue del París-Dakar de Santiago? La ruta que miles de gallegos han intentado
El París-Dakar fue una competición en la que los participantes tenían que recorrer todos los establecimientos entre estos dos bares tomando una "cunca" de vino en cada uno de ellos. ¿Qué queda de aquella tradición?
24 septiembre, 2020 17:28En un momento indeterminado entre finales de los años ochenta y principios de los noventa surgió en Compostela la segunda ruta más popular de la ciudad, tan solo por detrás del Camino de Santiago: el París-Dakar.
Este recorrido, que evoca el nombre de la célebre competición automovilística por el desierto, tiene un desarrollo bien sencillo: un grupo de personas recorre todos los bares entre el Café Bar París (Rúa dos Bautizados, 11) y el Restaurante Dakar (Rúa do Franco, 13), separados por unos 190 metros, tomando una "cunca" de vino en cada establecimiento.
El origen
Aunque esta ruta se venía realizando de forma oficiosa antes, fue la asociación Amigos de la Carallada Enxebre la que le dio carácter de competición y creó toda una serie de reglas. Así, este "rally" se pasaría a celebrar el jueves de Carnaval y podrían participar equipos de ocho personas con al menos una mujer entre sus integrantes.
Así, estos equipos debían recorrer todos los establecimientos entre el París y el Dakar -cerca de medio centenar por aquel entonces-, aunque para competir bastaba con que el grupo hubiese visitado 28 locales y cada participante hubiese consumido un total de quince cuncas. Por supuesto, estas cuncas habrían de ser de Ribeiro o Albariño.
En paralelo, a cada equipo se le exigía en cada bar que designase a un miembro que, en lugar de beber, tenía que realizar una prueba -contar un chiste, cantar, bailar…- ante el camarero, quien le pondría una puntuación.
El trofeo de esta competición no reconocía al ganador, sino a todo aquel equipo que hubiese llegado al destino habiendo cumplido las normas y en un estado aceptable. Así, quien resistiese estas pruebas recibiría una caja de vino.
Esta tradición, sin embargo, duró poco: tan solo se celebró tres años, probablemente coincidiendo con el periodo que el grupo impulsor estuvo estudiando en Santiago.
El presente
Desde entonces, el París-Dakar ha estado presente en el imaginario popular de la capital gallega y han sido muchos los que han decidido seguir esta ruta. Sin embargo, cada vez se ha hecho más complicado: muchos de los locales que entonces eran tabernas ahora han cerrado, se han convertido en restaurantes o incluso en tiendas de souvenirs, dificultando así el poder recorrer el número mínimo de establecimientos que fijaba la competición.
De este modo, con el paso de los años se ha ido adaptando la tradición para pasar a realizarse con menos gente, con más calma y con la ayuda inestimable de las tapas entre las consumiciones. No queda rastro -salvo en la memoria de algunos- de los cartones en los que los camareros de diferentes locales iban sellando a los participantes, aunque aún hay quien lleva un papel de cosecha propia para dejar constancia de su hazaña.
A día de hoy sigue siendo habitual recorrer los locales de la Rúa do Franco -y también los de la vecina Rúa da Raíña o incluso la Rúa do Vilar- haciendo honor al recuerdo del París-Dakar.
A pesar de que las actuales circunstancias imposibilitan disfrutar de unas cuncas en una barra, en cuanto se levanten las restricciones no tardarán mucho en aparecer los primeros valientes que se atrevan a intentar esta ruta de forma oficiosa. O, quién sabe, puede que incluso vuelva a recuperar su antigua gloria.