La Farmacia Bescansa destaca por su extensa e histórica tradición familiar, además de por la belleza que esconde tras sus puertas. Emplazada en el bajo de un edificio del siglo XVIII, parece que nos encontremos ante un escenario de película del siglo pasado: un precioso techo tallado en madera se rodea de un colorido friso y estantes con logrados motivos vegetales acompañados por figuras humanas.
Además de por todos los productos de calidad que ofrecen a la venta en el local, este lugar destaca por su curiosa decoración con objetos antiguos de índole farmacéutica, tales como las extensas y originales colecciones de albarelos antiguos, que eran unos recipientes cilíndricos de cerámica que usaban antaño los boticarios para almacenar drogas y preparaciones.
Entramos en la Farmacia Bescansa para descubrir la historia que hay detrás de este histórico local compostelano.
Sobre Antonio Casares, el fundador
Químico, farmacéutico, médico… el investigador, natural de Monforte de Lemos, tenía un espíritu pionero y polifacético. Con él se inicia la dinastía gallega de los Casares, exitosos farmacéuticos que destacaron en diversos campos de la ciencia.
Considerado el padre de la química moderna en Galicia. Entre sus logros, destaca la síntesis del cloroformo con el que se realizaron las primeras cirugías con anestesia de España. También fue el precursor del análisis químico y de la caracterización de aguas mineromedicinales.
Se cuenta que en el siglo IX Compostela iluminó el Camino gracias a un milagro que se produjo en el campo de estrellas. Pero esa no fue la única vez que la capital gallega fue luz: en 1851, la ciudad se volvió a iluminar en medio de la noche gracias al descubrimiento científico de Antonio Casares al utilizar un arco voltaico y generar luz.
La familia Bescansa: histórica trayectoria farmacéutica
Tras varias generaciones familiares de boticarios, la familia Bescansa y la familia Casares se emparentaron y en 1917 Ricardo Bescansa Castilla fundó los Laboratorios Bescansa en un local anexo a la farmacia.
A finales del siglo XIX se hizo muy popular entre la sociedad de la época una loción “crecepelo” que fabricaban en los laboratorios. Dicho producto estaba compuesto por la planta Abrótano Macho, que históricamente se utilizaba como afrodisíaco para atraer al amor: se creía que la quema de las hojas secas de esta planta tenía el poder de atraer a la pareja deseada. Los antepasados de la Familia Bescansa encontraron otro uso de esa milagrosa planta al aplicarla al cabello o, más bien, a las cabezas que tenían falta de el.
Antiguamente los boticarios contaban con diversos instrumentos para crear o mezclar diferentes ungüentos, sobre la base de la ciencia del momento, a su experiencia y también a su sabiduría. Desde el inicio del siglo XX, la botica comercializaba con éxito muchas especialidades propias fabricadas en sus laboratorios, en su mayoría derivadas del éter y también de diversas plantas medicinales.
Bescansa se distinguía por ofrecer a la sociedad de aquella época productos de calidad, como las pastillas Mareosán (para evitar el mareo y las náuseas que producían los viajes) o el Jarabe Riché (contra el agotamiento y la debilidad). Ambos productos eran un éxito entre no solo los compostelanos, sino también entre los gallegos de otras provincias que se acercaban hasta la ciudad para hacerse con los productos de Bescansa.
Aunque el verdadero producto estrella sería el Laxante Bescansa, conocido a nivel nacional. "Los resultados incomparables de esta fórmula ultramoderna en los casos de estreñimiento pertinaz justifican su preferencia", afirmaba un anuncio de la época. "Las malas digestiones, vértigos, inapetencia y trastornos nerviosos, que tienen por causa el mal funcionamiento del intestino, desaparecen al regularizar su función con el Laxante Bescansa", concluía.
En varias ocasiones, se repartieron muestras del famoso producto en grandes ciudades como Madrid o Valencia, expandiendo su fama más allá de las fronteras gallegas.
Fue también tras las puertas de este laboratorio donde se creó la colonia “Musgo de Compostela”, que embotellaba la esencia de la ciudad para que los peregrinos se pudiesen llevar una parte de Santiago y así recordar, allá dónde fuesen, el Camino y la ciudad.
La farmacia en la actualidad
Desde su fundación en 1843, la Farmacia Bescansa ha pasado de generación en generación la tradición y excelencia emblemática en el sector farmacéutico de Galicia y de toda España.
Hoy, tras casi dos siglos de trayectoria, los laboratorios tienen su sede en el Polígono del Tambre, pero la farmacia sigue ubicada en el mismo lugar en el que se fundó aquella botica familiar (Praza do Toural, 11).
La conocida familia compostelana de farmacéuticos tiene como objetivo continuar trabajando para ofrecer, a cualquiera que lo necesite, su experiencia y productos farmacéuticos adaptados a las necesidades de la sociedad actual.