Uno de los capítulos más fascinantes de la historia artística y arquitectónica de Santiago es el Barroco, que floreció principalmente durante los siglos XVII y XVIII. Este período dejó huella en la apariencia y en la cultura de Compostela, dotando a la ciudad de la identidad y la magia que conserva hoy en día.
El Barroco se caracteriza por la exuberancia, la ornamentación y esa profunda espiritualidad que se manifestó en todos los estilos artísticos de la época.
La capital gallega posee infinidad de ejemplos de este estilo, aunque la imagen más representativa es la Catedral, cuya fachada principal y el impresionante Pórtico de la Gloria, son testimonio de la más pura esencia barroca.
Otro de los ejemplos más claros se encuentra en el Museo do Pobo Galego. Se trata de la escalera que conecta los distintos pisos del edificio, una triple “escalera de caracol” que es única en todo el mundo.
Las escaleras de caracol son comunes en Galicia, especialmente en edificios antiguos o construcciones contemporáneas que buscan un diseño innovador. De hecho, sólo en Santiago existe este tipo de escalera también en el Pazo de Raxoi y en la Casa de las Conchas.
Particularidades de la escalera
Pese a que son muchas y muy diversas las escaleras de caracol que se encuentran en edificios de la época barroca, esta es especial. Xerardo Pérez, arquitecto y profesor de diseño, explica que la escalera de Bonaval es única porque no se tiene noticia de que existiera hasta entonces, finales del XVII, nada similar. De hecho, ni siquiera es correcto llamarla escalera de caracol.
“Hablamos de una triple escalera helicoidal, con hueco central que dependiendo de cuál de ellas escojas te llevará a una planta diferente. A nivel espacial, la percepción desde arriba o desde abajo es de un hélice perfecta y continua”, explica.
Cada peldaño es de una pieza de granito de unos 200 kg que se apoya por un lado en el muro y por el otro en el borde del peldaño anterior, dejando un pequeño hueco horizontal entre ellos por donde pasa la luz. El espesor de los peldaños es tan pequeño que da una gran sensación de ligereza, a pesar del peso.
En un inicio, la escalera estaba concebida sin barandilla para potenciar aún más el efecto de ligereza, aunque finalmente sí acabó contando con ella.
Además David Conde, del Departamento de Exposiciones del museo, señala que en su origen, “la escalera tenía pintada una rosa de los vientos en su bóveda interior”. Esta conectaba con una veleta exterior, de manera que los dominicos podían saber del viento dominante mirando para la cúpula de su escalera.
Una creación del azar
La mayoría de los monumentos y estructuras históricas se construyeron deliberadamente. Sin embargo, en ocasiones, algunas pueden haberse desarrollado por completo azar. Este es el caso de la escalinata del antiguo convento de San Domingos, que Xerardo describe como “pura invención”:
“Es posible que la forma tan especial de esta escalera se deba a que las plantas a las que debía dar acceso ya estaban construidas con anterioridad y que no tuviera un orden y nivel demasiado planificados, o sea que fueran muy chapuceros. Como el problema de darles acceso desde la escalera requería una solución poco convencional, lo que acabó dando como resultado una obra magistral e inesperada”.
David asegura que hay muchas teorías sobre la función de esta escalera. “se habla, por ejemplo, de que cada rampa era para diferentes usos (novicios, monjes,…)”. Sin embargo, todas ellas son fantasías y tópicos que no tienen nada que ver con la realidad.
Domingo Antonio de Andrade, su creador
Su creador, Domingo de Andrade, fue un arquitecto español de la segunda mitad del XVII y comienzos del XVIII que destacó por su creación barroca en Galicia. A él se le debe el tránsito del Románico y del Renacimiento, al Barroco.
Estudió Arte en la Universidad de Santiago y su obra, que se extendió durante los 40 años que estuvo en activo, fue amplia y muy diversa.
En Compostela, fue el autor de algunas composiciones arquitectónicas realizadas para la Catedral, como los tres últimos cuerpos de la torre del Reloj. Aunque su mejor trabajo es el realizado en el convento de San Domingos, donde además de la escalera construyó diversas portadas y acabó el claustro.
Su actividad como arquitecto lo ha convertido en una de las figuras más importantes para la arquitectura gallega, además de en una pieza crucial para la propia ciudad de Santiago.
Un recorrido por el barroco compostelano
Visitar la escalera es muy sencillo. Tan sólo es necesario acudir al Museo do Pobo Galego, en el parque de Bonaval junto al Centro Gallego de Arte Contemporáneo. En él existe un amplio conjunto de piezas que ofrecen una panorámica de las manifestaciones más representativas de la cultura propia de Galicia.
El Museo do Pobo Galego es considerado uno de los mejores de la ciudad. De hecho, según datos del propio museo, sólo en 2022 recibieron 44.685 visitantes. La entrada general cuesta 3€, aunque para estudiantes y mayores de 65 años el precio es de 1€.
Además de la Catedral y de esta escalera, en Santiago pueden verse grandes manifestaciones del Barroco. La Casa do Cabildo, en la Plaza de las Platerías, es uno de los edificios más singulares del casco histórico compostelano. Fue diseñada por Clemente Fernández en 1758 y es considerado uno de los más grandiosos ejemplos de este tipo de arquitectura en la comunidad gallega.
Otro ejemplo es el Convento de San Martín Pinario, uno de los edificios religiosos más grandes de España y un destacado ejemplo de este estilo, tanto en su fachada como en su interior ricamente decorado. También sobresalen edificios como el convento de Santa Clara, o las iglesias de San Agustín y Santa María Salomé, visitas indispensables para conocer mejor la arquitectura de la ciudad.