Pasado, presente y ¿futuro? de la Casa da Xuventude en Santiago
El edificio se puso en pie en el año 1984 y se concibió como un espacio de autogestión. La Diputación de A Coruña promueve un proyecto de reforma que incluiría un auditorio
17 noviembre, 2023 06:21Entre los edificios que llaman la atención en el casco histórico de Compostela también encontramos algunos singulares pero pocos lo son tanto como la Casa da Xuventude, ubicada en la Praza do Matadoiro y cuyo presente y futuro están siempre en el ojo del debate, dividiendo a la opinión entre los que piden que se reforme y los que apuestan porque que se derrumbe.
Origen: sustituir al Matadero
Como decimos la actualidad y el futuro son lo que se discute por eso vayamos a lo incuestionable, su origen y construcción.
La actualmente conocida como Praza do Matadoiro finales de los 80 del siglo pasado como Praza das Tripeiras. La altitud que tenía y la circunstancia de que tuviese dos manantiales en la zona convirtieron ese lugar en un punto álgido de la vida del barrio y los compostelanos. Además de la utilidad que se le diese al manantial entre los vecinos, allí se encontraba la fuente en la que se bautizaba a los peregrinos cuando completaban el Camino de Santiago.
Ya en el siglo XV pasa a ser un motor de la economía compostelana puesto que junto a la Fuente de las Tripeiras se instalaron también pozas para lavar la ropa y sobre todo para la matanza de los animales y poder curtir sus pieles. Gracias a este motivo se edifica allí por orden del Concello de Santiago el Matadero Municipal, en el año 1696. La construcción constaba de una nave de dimensiones pequeñas con suelo de piedra y tejado a dos aguas.
No obstante, la función de la plaza cambia de forma radical en el siglo XVII cuando por una ordenanza municipal se obliga al traslado de las curtidorías más alejadas del núcleo urbano e instalándose esta actividad en la periferia de Compostela. Tras unos años en los que el espacio fue empleado como depósito del parque móvil municipal, el Matadoiro fue derribado a comienzos de los ochenta.
Encargo a Severino González. Otra polémica Castromil
Corría el año 1984 cuando el arquitecto Severino González recibía el encargo para levantar el edificio de 1.600 metros cuadrados y que estaba concebido como un espacio de autogestión ciudadana. Tendría libre acceso para todos los vecinos que quisiera acercarse allí con la intención de reunirse y llevar acabamos proyectos creativos de diversa índole. En aquel momento ya existieron discrepancias sobre la decisión que suponía demoler un edificio histórico, después del caso Castromil, que tanto malestar generó entre los gallegos.
El edificio encargado tenía dos fines, el primero cerrar la plazuela del matadero y el segundo evitar que en el parque de Belvís se abriese una vía que atravesara ese espacio verde. Partían de una parcela complicada porque tiene forma de cuña y que da fachada a una plaza y en cuyos objetivos se propone que tape las traseras de las casas de la Rúa de San Pedro. Si bien es incuestionable que el edificio cumplía con lo encargado y que, por dentro, era totalmente funcional, la construcción y sobre todo su fachada rosada era de, cuanto menos, dudoso criterio estético, calificándose desde la finalización de la obra, como un caso de feísmo arquitectónico.
Un presente abandonado y un futuro incierto
Esas tres plantas del edificio estuvieron en uso hasta 2020, pese al enorme deterioro del lugar, gracias a diferentes asociaciones que programaban actividades dirigidas a todos los públicos, hasta que se decretó el cierre en la Pandemia. Entre los partidos políticos hay diferencias de criterio, por un lado, unos optan por echar abajo el edificio y abrir así el parque de Belvis y otros promueven la conservación del espacio apostando por reformar y reparar.
Actualmente la propuesta que existe por parte de la Deputación de A Coruña para salvar el espacio destinando parte del edificio a un auditorio, otros metros a espacio de trabajo y coworking y servicios del organismo provincial se encuentra en stand by y a la espera de que la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, revise la hoja de ruta en esta cuestión que preocupa a los vecinos pues es indiscutible que hay que tomar acción ante un espacio ruinoso que podría suponer un problema mayor por el imparable y visible deterioro del interior y la fachada.