La torre telefónica de Cuatro Caminos, un arpa en el medio de A Coruña
La torre de O Espiño en el edificio de la telefónica de Cuatro Caminos de Francisco Riestra Limeses es una construcción de valor arquitectónico muy notable,registrado por el DoCoMoMo1 y considerada por algunos como la última gran Central Telefónica Art Dèco de España y posiblemente del mundo
3 junio, 2020 06:00Un conjunto de cuerdas finas, y debidamente fijadas a una hermosa pieza de madera constituyen la base de muchos instrumentos musicales. Unas cuerdas que debidamente percutidas o rasgueadas producen una melodía vibrante que sacude ligeramente al cuerpo desde su interior. Dependerá de la longitud de la cuerda o de su frecuencia que ese sonido produzca una u otra sensación en la mirada de sensibilidad abierta. Pero transmitirá una historia, en código, en abstracto… casi en morse. Cada una de las cuerdas de un arpa es una frase detenida, esperando formar parte de una historia.
Truman Capote en El Arpa de Hierba, utilizaba esta metáfora como narrativa de un cúmulo de pequeñas historias que confluían en un relato. Una historia, un arpa y un lugar: A Coruña, Galicia. Cuando ese conjunto de voces se articulan en esta esquina del noroeste, en la proa del barco, la mirada que confluyen en miles de historias es la de un lugar singular. ‘No digas que Galicia es pequeña, Galicia es un mundo’ decía Manuel Rivas parafraseando a Vicente Risco en El arpa de niebla.
Un arpa de hormigón
En A Coruña hay un arpa de hormigón llena de voces. Una construcción esbelta y única, en forma de torre, un mástil más del barco que metafóricamente dibuja la morfología de la ciudad. En 1959 la ciudad no tenía demasiadas construcciones en altura, quizás por eso cualquier nueva obra era celebrada como un hito y ha pasado a la historia como un icono. Si la torre de la Calle Costa Rica es el Palo Mayor y la torre de Hércules el Trinquete, las torres Telefónica de la ciudad son palos de mesana.
Si bien la ciudad cuenta con dos torres telefónicas muy próximas: la torre de Espino (en Cuatro Caminos) y la de O Montiño (en Os Castros), la primera destaca arquitectónicamente sobre la segunda, ya que está considerada la ultima gran gentral telefónica Art Dèco de España y posiblemente del mundo (según Javier García-Algarra, en Crisis y renovación. Arquitectura de la CTNE en la transición de la Autarquía al Desarrollismo). La torre toma su nombre El Espino de la traducción del topónimo del lugar en que se asienta, O Espiño.
La torre de Espino forma parte del edificio de la central telefónica local de A Coruña, diseñado por el arquitecto de origen pontevedrés Francisco Riestra Limeses (1916-2008). Con estudio en Madrid, Riestra Limeses fue el arquitecto del estadio de La Romareda (Zaragoza, 1956), el edificio comercial Pegaso, el Hotel Louxo de A Toxa y también arquitecto ligado a la Obra Sindical del Hogar y posteriormente a la Compañía Telefónica Nacional de España.
La compañía Telefónica Nacional de España se fundó en 1924 y, como muchas otras empresas tecnológicas de principios del siglo XX, buscaban un identidad corporativa en el país. Lamentablemente tras el golpe de estado y la Guerra Civil que provocó, la Telefónica tuvo que esperar unos años antes de desarrollar proyectos arquitectónicos de entidad. En 1945, el Estado Español nacionaliza la compañía adquiriéndola con un 79,6% de participación. Es entonces cuando la empresa comienza a formar parte, como muchas otras, de la imaginería propagandística del régimen, que busca una homogeneidad lingüística y tradicional en toda arquitectura nacional.
Y sin embargo, a partir de los cincuenta, en pleno desarrollismo, una nueva generación de arquitectos vinculada al movimiento moderno y a su aprendizaje personal a través de viajes y lecturas, desarrollan una arquitectura de carácter moderno, especialmente en edificios vinculados al ámbito industrial como la Fábrica Coca-Cola en A Coruña (Fernández Albalat), la SEAT en A Coruña (Fernández Albalat), Barcelona (César Ortiz-Echagüe, Manuel Barbero y Rafael de la Joya) o Madrid (Manuel Barbero Rebolledo, Rafael Joya Castro, César Ortiz-Echague, Rafael Echaide Itarte ) y la fábrica de la Clesa en Madrid (Alejandro de la Sota). Estas empresas eran privadas, por lo que la libertad creativa de los arquitectos podía extenderse más, pero pronto esta forma de hacer se trasladaría a los proyectos de las empresas nacionales. Arquitectos como Julio Cano Lasso, Antonio Fernández Alba, Francesc Mitjans, Rafael Aburto, Alejandro de la Sota, José Antonio Corrales o Ramón Vázquez Molezún entre otros, comienzan a dibujar la nueva arquitectura moderna española.
"Alguien dijo: la Arquitectura es el Libro de Historia de un país. Pienso que es mucho decir. Si bien es innegable la influencia, cómo condiciona la vida de un país su arquitectura; y a su vez, cómo la arquitectura es influida por lo que ocurre en el país." (Andrés Fernández Albalat, en el prólogo de La recuperación de la Modernidad de Antonio S.Río Vázquez).
Arquitectura moderna y telecomunicaciones
El edificio de Telefónica en Coruña se sitúa en Cuatro Caminos, en la actual C/ Marqués de Amboage. Fue construido entre 1959 y 1968, a partir de un proyecto con una fuerte vocación compositiva. Tanto es así que la pieza se articula en dos volúmenes muy definidos: edificio y antena, con características opuestas de manera deliberada. La torre tiene un vector vertical frente al edificio de directriz horizontal, ésta es de aspecto claro, frente al volumen horizontal de tono oscuro. Pero hay varios rasgos ocultos que los relacionan a nivel lingüístico, como la presencia de líneas en ambas piezas, verticales y horizontales que permiten una lectura integradora con su entorno inmediato. Además, la materialidad utilizada es pétrea: hormigón en la torre y granito en la fachada del volumen del edificio.
La organización funcional de la pieza es sencilla, reflejo directo de su programa, con especial cuidado de la torre que es también acceso principal. La pieza de la torre se independiza del conjunto a través de la composición, reclamando su independencia programática o especializada. Ésta se materializa como una esbelta pieza de hormigón pintado, sobre la cual se dibujan una serie de líneas que terminan abriéndose al casi culminar el punto más alto. La estética de la torre permite percibirla como un elemento casi natural o deliberadamente simbolista que comparte rasgos arquitectónicos evocadores: rasgos art-dèco. El arpa de las líneas superiores que se abren, es un recurso común en la arquitectura art-dèco más sobria, propia de arquitecturas americanas o anglosajonas frente a las europeas ligeramente más floridas y vinculadas al modernismo.
‘Su forma, resuelta mediante una curiosa analogía doble, mecánica y musical, evoca, al tiempo, las construcciones ingenieriles, esbeltas y tensas, y la desconcertante figura de una lira exageradamente deformada verticalmente’ (Fernando Agrasar, ficha Docomomo Ibérico)
La torre se constituye en icono del edificio a través de su presencia, mientras que el volumen inferior presenta una fachada casi limpia revestida en piedra, con un ritmo de huecos propio de una instalación industrial o de los primeros edificios de la escuela de Chicago como el primer Leiter Building (William Le Baron Jenney, 1891).
La torre alberga sistemas de aire acondicionado, sistemas de alimentación, baterías de redundancia, un grupo electrógeno, salas de transmisiones y cuadros además de otros equipos eléctricos, todos ellos dan servicio a redes de telefonía móvil y fija. Inicialmente esta torre estaba destinada a comunicar A Coruña con Ferrol, según el Museo de las Telecomunicaiones de A Coruña, pero pronto comenzaron a producirse algunos fallos lo que sumado a la demanda precipitó la construcción de una segunda torre muy próxima, en O Montiño (Os Castros, 1971).
Edificios que narran la historia de la ciudad
Se suele decir que la arquitectura narra la historia, y es una afirmación cierta, aunque matizable, ya que es quizás más correcto decir que se pueden leer historias en la arquitectura. Pero hay casos en los que la metáfora se materializa y el edificio se expresa. La torre de telefónica de O Espiño es un arpa que narra historias a través de las conversaciones telefónicas que ha hecho posible. Este edificio es un trocito de ciudad que nuevamente parece injertado, una rareza, una pieza singular que pasa desapercibida en el día a día, y que es, sin embargo, una obra de gran valor arquitectónico.
De la conveniencia de escuchar edificios, o de leer edificios, deriva una costumbre casi ineludible para comprender la ciudad, queen este edificio se materializa en la multiciplidad de interpretaciones que permite su estética: un arpa, un edificio art dèco, un edificio industrial y los felices años 20 americanos reinterpretados. Quizás sólo haya que escuchar la música de sus cuerdas al vibrar.