Construido a mediados del siglo XII, el templo de Santa María del Campo también era conocido por el nombre de Santa María del Mar debido a su presunta fundación por el gremio de mareantes, aunque otra denominación documentada es la de Santa María del Portal. En relación a su origen, también se especula sobre la posibilidad de que se tratara de un convento y hogar de caballeros templarios que, una vez desaparecida su Orden, se habría convertido en parroquia por orden del rey Alfonso X en 1256.
La fama subió como la espuma
En un principio, el edificio contaba de una sola nave, de la que hoy en día se conserva el ábside semicircular. La primera ampliación se remonta al año 1302, según indica la inscripción de un pilar de la iglesia, cuando el edificio ya había adquirido gran popularidad entre los coruñeses. La gran devoción que el pueblo de A Coruña sentía hacia Santa María empujó al arzobispo de Santiago don Lope de Mendoza a conceder al templo el estatus de colegiata (rango inmediatamente inferior al de basílica) mediante un decreto emitido en 1441 y aprobado dos años más tarde por la bula papal de Eugenio IV. En 1945, el templo fue íntegramente rehabilitado por amenaza de ruina.
Tres accesos privilegiados
La colegiata cuenta con tres portadas, que probablemente sean sus elementos más reveladores. Por un lado, sobresale la portada principal, constituida por un arco de medio punto y arquivoltas sobre columnas acodilladas y capiteles vegetales. Por otro, se halla la portada sur, la más antigua de las tres; posee arquivoltas tóricas en forma de herradura, apoyadas en columnas acodilladas en las jambas con capiteles historiados. Por último, la portada norte del templo, opuesta a la anterior, presenta en el tímpano una escena que podría corresponder al martirio de Santa Catalina de Alejandría.
Un interior sorprendente
El interior de Santa María del Campo está conformado por tres naves paralelas, de las cuales tan solo la central remata en forma de cilindro absidal. Las dos naves laterales son más estrechas que el local central; en la correspondiente al lado norte, se ha abierto un paso que comunica con la capilla gótica de la Virgen de la Estrella, mientras que la sur proporciona fondo a un Cristo crucificado.
Una codiciada necrópolis
La creciente fama de Santa María del Campo desde su fundación llevó a que personajes ilustres de la ciudad herculina quisieran ser enterrados bajo su suelo. Allí yacen los restos de Fernando Bermúdez de Castro, señor de Montaos y primer abad de la Colegiata y los de don Rodericus Michaelis, último párroco de Santa María antes de ser convertida en colegiata. También hubo sitio para el enterramiento de dos matrimonios, el de Fernán Moula y Sancha Martínez y el de don Juan de Andeiro y su esposa, socialités de la época en la ciudad.
El Museo
Junto a la iglesia colegiata se localiza el Museo de Arte Sacro de Santa María do Campo, un espacio monográfico ubicado en un edificio de nueva planta diseñado por el arquitecto Manuel Gallego Jarreto. El centro, cuya entrada es gratuita acoge una muestra de orfebrería de diferentes escuelas, épocas y países entre el siglo XVI y el siglo XX destinada al culto litúrgico de la Colegiata.