En 2011, se publicó un vídeo del artista belga Stromae (1985), en el que parece disponerse a componer un tema y casualmente aparece el popular actor francés Jamel Debbouze (1975) realizando apuntes y sugerencias sobre el ritmo, la letra y los arreglos. Poco a poco el tema, entonces muy popular “Alors on Danse” emerge como una nueva creación obra de ambos. Debbouze improvisa cómicamente sobre la letra y el ritmo mientras Stromae ‘improvisa’ la letra. En un momento del vídeo buscan el estribillo de la canción “Alors on…”, y prueban con diversas palabras: “Alors on s’amuse”, “Alors on s’extasie”….pero parece que nada les convence hasta que dan con el icónico Alors on danse. Debbouze concluye, disfrutando de la música mientras se dirige a Stromae: “Una cosa contradictoria, pero a la vez homogénea…ya ves”
Contradicción y homogeneidad no resultan fórmulas antagónicas, pero el análisis de estos términos aplicados a la arquitectura enlaza de forma automática con uno de los textos más relevantes de las últimas décadas del siglo XX: Complejidad y contradicción en la arquitectura de Denise Scott-Brown y Robert Venturi.
“La arquitectura es necesariamente compleja y contradictoria por el hecho de incluir los tradicionales elementos vitruvianos de comodidad, solidez y belleza. Y hoy las necesidades de programa, estructura, equipo mecánico y expresión, incluso en edificios aislados en contextos simples son diferentes y conflictivas de una manera antes inimaginables. (…) Doy la bienvenida a los problemas y exploto las incertidumbres. Al aceptar la contradicción y la complejidad, defiendo tanto la vitalidad como la validez.”. Denise Scott-Brown y Robert Venturi.
En el texto se explica el rechazo a la intimidación de los lenguajes puros, en favor del compromiso, la hibridación y la distorsión por considerarlos más enriquecedores y alejados de los convencionalismos dogmáticos. Este enfoque en defensa de la impureza, establece los parámetros del postmodernismo, llegando a enunciar posturas de apariencia radical como “Acepto la falta de lógica y proclamo la dualidad”. La publicación supuso una agitación al envase del pensamiento academicista que aún seguía mirando al Movimiento Moderno y en muchos casos omitiendo las ideas que desde la década de los cuarenta estaban transformando la forma de hacer arquitectura, desde el estructuralismo, al brutalismo pasando por un tímido regionalismo crítico.
Desafíos teóricos que se hacen realidad
El desafío de las fórmulas académicas crea complejidades de solución, a veces imposible, otras, contradicciones que resultan en una distorsión insalvable. Las estrategias se retuercen hasta llegar a enfoques dotados de un surrealismo casi cómico o incomprensible. Así aparecen actuaciones como el inclasificable barrio de Les Grottes en Ginebra (Christian Hunziger, Robert Frei and Georges Berthoud, 1982-1984) conocido popularmente como The Schtroumphs (los pitufos), la guardería Die Katze (el gato) de Ayla-Suzan Yöndel y Tomi Ungere (2002) o la icónica Zaandam con su peculiar hotel apilado (WAM Architecten, 2010).
“The Waste Land, la tierra baldía, describe un paisaje físico y conceptual en forma de remolino donde los elementos chocan, se mezclan y se superponen. […] Un espacio cargado de preexistencias y latencias que, en el caso de Eliot y de otros autores de referencia de la literatura moderna, anticipaba claramente planteamientos más cercanos a la postmodernidad y a sus lecturas ambiguas y modestas. ‘I Will show you fear in a handful of dust’.” Jacobo García-Germán. Estrategias operativas en arquitectura
La estrategia de intervención sobre un ‘terreno baldío’, o sobre una nueva área de crecimiento urbano, resulta un acto disciplinario en el que se han de establecer parámetros inexistentes. Esta formulación suele partir de un marco normativo en el que la optimización de los recursos desde la distribución del espacio a la disponibilidad económica se aplica de forma infalible. La base proyectual en función de parámetros desapasionados se encuentra en el filo de la definición de una obra de arquitectura que no sea capaz de confrontar las necesidades de un hábitat humano.
“Los proyectos son como un trozo de vida y que en su confrontarse con la realidad se desparraman contra sus contornos. Como el jardín de los senderos que se bifurcan los distintos aspectos del proyecto se aferran a su compañía y se echan a andar con independencia.” Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón, Conversaciones en voz baja.
En A Coruña, las nuevas áreas de crecimiento concitan un conjunto de edificios residenciales cuya génesis se apoya en parámetros normativos y económicos que en ocasiones se bifurcan hacia determinados aspectos de proyecto frente a otros. Crean así una percepción desequilibrada que resulta en una apariencia inadecuada para el contexto que las rodea. La elección del lenguaje arquitectónico es, en este caso, determinante para al menos dotar de una utilidad integradora a la envolvente. El ejercicio lingüístico en favor de la integración fuerza al volumen resultante del resto de parámetros a crear anclajes referenciales de carácter memorístico, topográfico o cultural. En este sentido el momento en el cual se desarrolla un proyecto así como el conjunto de referencias con las que cuenta el arquitecto resultan determinantes para el encaje definitivo de la obra en el tejido urbano.
Bloques de viviendas
Las viviendas de protección oficial se constituyen como actuaciones urbanas de gran impacto morfológico, ya que por su escala y densidad funcional son capaces de crear por sí mismas un nodo. El popular barrio de Gallaratese en Milán contiene uno de los edificios más interesantes y al mismo tiempo polémicos de la ciudad, un ejemplo de vivienda social proyectado por los arquitectos Aldo Rossi y Carlo Aymonino en 1972 llamado Monte Amiata. El gran bloque de viviendas ocupa una posición muy relevante en el barrio provocando un gran impacto formal que, sin embargo, se ve favorecido por el uso de un lenguaje entonces innovador a tiempo que referencial (es imposible evitar la mirada a las pinturas de Giorgio de Chirico quien a su vez integra su obra en la memoria histórica italiana).
El postmodernismo que Rossi y Aymonino utilizan como herramienta lingüística de una nueva forma de hacer arquitectura, integra al edificio en la genética compleja y contradictoria que anticipaban Denise Scott-Brown y Robert Venturi. Una estrategia difícil pero que responde de forma solvente y, a largo plazo, identitaria en términos culturales a la dificultad de integrar tal intensidad funcional (residencial) en un área de crecimiento urbano sin apenas contexto local o topográfico. La réplica de esta estrategia en otras ciudades permite conseguir que edificios de escala y morfología similar consigan no sólo integrarse, sino llegar a convertirse en un nuevo rasgo enriquecedor de la identidad local. Y sin embargo, compleja y contradictoria esta estrategia sólo funciona cuando el equilibrio entre los parámetros de proyecto que se consideran es perfecto y sirven en conjunto, como contrapunto a las restricciones frías sugeridas por aspectos económicos o legislativos.
En 1990 se convoca un concurso de arquitectura para el diseño de un conjunto de viviendas en el barrio de Labañou. La parcela elegida no sólo es un espacio de grandes dimensiones, sino que presenta una topografía difícil. Por esta razón, el proyecto ganador de la propuesta propone la creación de una nueva ordenación. Esta propuesta, de Lema Atlantis, obra del arquitecto Francisco José Vidal, se define como una pieza que busca aplicar una solución innovadora con respecto al trazado existente que se ve afectado al mismo tiempo por la presencia perenne del mar y el horizonte frente a él. La forma, sin embargo, no se relaciona con la tipología edificatoria proponiendo una morfología que se define como aleatoria o fortuita pero que es resultante de factores externos como el trazado de las principales vías de comunicación del barrio y de la alta densidad requerida de 163 viviendas por hectárea.
“El entorno no ofrece tampoco ninguna solución y la integración no puede realizarse aplicando soluciones de continuidad con el trazado existente […] Se desarrolla una solución híbrida, un gesto una forma contundente que no tiene relación directa con cualquier otra que se desarrolle en la ciudad con naturalidad. No puede tenerla” Memoria de proyecto
Sin embargo, la precepción de la obra resulta confusa o ajena al lugar, produciendo un fuerte contraste entre obra y contexto. Algo que se afirma como premisa en la memoria de proyecto. Quizás es esta distancia voluntariosa que rechaza la presencia de referentes en el entorno, la que altera la percepción del observador, ya que se encuentra rodeado por edificaciones de menor densidad y escala, una topografía con carácter y una presencia sensible del mar y el horizonte de la ciudad. Una alteración que agita el complejo equilibrio de factores que permiten a una actuación de estas características ser comprendida como imagen e identidad urbana.
Una morfología híbrida torre-bloque
El conjunto de viviendas se organiza en una morfología dual compuesta por un bloque continuo y tres torres que permiten la creación de un espacio público intermedio del que el propio edificio es abrigo. Dentro de él, el bloque se organiza en diez módulos de dos viviendas por escalera, cada una de las cuales se ordena a partir de un je central en el que las orientaciones norte y sur se diferencian de forma notable. El norte expuesto a los vientos, aunque también enfocado a las mejores vistas se resuelve con huecos pequeño que buscan protegerse del clima ubicando estancias más frías como la cocina o los aseos mientas que al sur, y con huecos de mayor tamaño que se abren al espacio público se distribuyen las habitaciones y el espacio de estar. Se establecen varias tipologías de vivienda que varían en altura y número de estancias. Las torres se organizan con una planta cuadrada de 20x20m en la que los bajos incorporan uso comercial.
El acceso a las viviendas (tanto de las torres como del bloque lineal) se produce a través del espacio público intermedio, en el que, en planta baja se forma una galería protegida del viento y la lluvia. Así mismo aprovechando la topografía se organizan los garajes y espacios auxiliares del edificio. El proyecto incluía e las últimas frases de su memoria una síntesis de su planteamiento original: “Las referencias son demasiado claras: el horizonte, huecos rasgados, torres asomando, faros, cubiertas…no vale la pena insistir en ellas. Un gesto, una imagen, que solucione un problema sin solución. Esta debería darla la ciudad”.
El concurso se completó con el fallo de dos segundos premios, la propuesta Gin Kas de Jesús Álvarez Flórez y Manuel Bouzas Cavada, y la propuesta Melgacho de Arturo López de la Osa. La primera se ciñe de una forma más estricta al planeamiento, integrándose morfológicamente al desarrollo original del barrio ya que ofrece una solución de continuidad, mientras que la segunda es, al igual que la ganadora un gesto contundente que, en este caso, crea una respuesta unitaria y homogénea.
Deja la casa y hazte arquitecto
En el mismo año, 1990, Sáenz de Oiza termina sus controvertidas viviendas de la M30 de Madrid. Las viviendas fueron objeto de numerosas críticas, tantas que el arquitecto se presentó allí, una visita que se recoge en el imprescindible documental “No te mueras sin ir a Ronchamp”. El arquitecto, conocido por su fuerte carácter, recorre el edificio con los vecinos mientras la tensión asciende al tiempo que la paciencia del arquitecto disminuye hasta culminar con la frase más recordad de la visita en la que Sáenz de Oiza le contesta a un vecino tras indicarle que no debería haber comprado la cama sin conocer las medidas de la habitación: “Deja la casa y hazte arquitecto ¡A ver si lo haces mejor tú!”.
Realizar el proyecto de una vivienda es una labor compleja que debe de traducir los deseos de cliente en forma de espacio, y lo es aún más cuando se busca una tipología homogénea para un concepto de familia en abstracto, en lugar de para un grupo de personas con identidades propias. Sáenz de Oiza replicaba de forma contundente a una realidad compleja y contradictoria que comenzaba a poner de manifiesto un aspecto hoy en día asumido que es la necesidad de flexibilidad en la vivienda en favor de la diversidad de sus habitantes. Proyectos como el Edificio 111 de los arquitectos Flores i Prats en Barcelona o las viviendas de protección oficial diseñadas por el arquitecto Toni Gironés en Salou muestran una nueva forma de enfocar la vivienda pública, en la que se enfatiza la flexibilidad distributiva al tiempo que se presta mayor atención a los espacios de relación sin perder la integración estética que conduce a la identificación cultural.
“Lo único que me queda por hacer es morirme. Pero como dice la última frase de mi libro: Qué complicado es morirse en el primer mundo y qué caro”. Rosa María Sardá
Quizás los tiempos han cambiado la perspectiva del hábitat modificando el equilibrio de un proyecto complejo y contradictorio como un bloque de viviendas. Hay arquitecturas que al no conseguir el encaje perfecto aún son rechazadas por la ciudad.Puede ser que ya no sea necesario visitar Ronchamp antes de morir, sino recorrer obras y espacios urbanos que recuerden que hay otras formas de vivir, caras o baratas, que antes de morir quedan muchas más cosas que hacer: Alors on danse.