Este miércoles se celebra el Día Mundial sin Tabaco. A pesar de que la conciencia social sobre los riesgos del tabaco ha ido en aumento en las últimas dos décadas, aún queda un largo recorrido para lograr reducir aún más su consumo, especialmente entre la gente joven, que comienza a fumar porque "desconocen que se van a quedar enganchados", apunta Julia Tabara, neumóloga del CHUAC de A Coruña.

La Xunta de Galicia considera el tabaco como "una de las mayores amenazas para la salud pública", que mata a casi 6 millones de personas al año. El organismo puso en marcha en el año 1993 su Programa Gallego de Promoción de la Vida sin Tabaco, que busca disminuir la mortalidad y morbilidad causada por patologías asociadas al consumo de tabaco, reducir el número de fumadores y retrasar la edad de inicio del consumo de tabaco.

La neumóloga del CHUAC alerta sobre este último punto y asegura que "sigue fumando un porcentaje muy alto de la población" entre los que se encuentran muchos jóvenes. "Los jóvenes siguen cayendo, aún sabiendo que es una adicción importante y que es la sustancia que mayor dependencia produce de todas las que hay", relata.

La especialista considera que ello se debe a que muchos jóvenes infravaloran los riesgos de comenzar a fumar y "desconocen que van a quedar enganchados una media de 20 años".

"Es una droga que crea muchísima dependencia. De cada diez personas que comienzan a fumar, ocho se quedan atrapados. Es decir, que muchos de esos jóvenes se piensan que están tonteando unos días por la noche, y se van a quedar atrapados sin querer en algo que es difícil dejar y que hoy en día ya está considerado una enfermedad crónica", destaca.

En ese sentido, subraya que el tabaco no genera solo una mayor probabilidad de desarrollar dolencias y enfermedades "como EPOC, enfisema o cáncer", sino que también "es perjudicial para su estética, su olor, su olfato, su energía, su independencia… no son sólo enfermedades, sino mucho más", señala.

Por ello, la experta lamenta que haya pocas campañas dirigidas a población joven y en los institutos "apenas se hablan de de deshabituación tabáquica". "En A Coruña solo se nos invitó a ir a un instituto en una ocasión", asegura.

"Era una esclavitud"

Sobre los beneficios de dejar de fumar, la experta señala, por un lado, la reducción de la probabilidad de desarrollar esas dolencias y enfermedades relacionadas con el tabaquismo, pero también apunta a un aumento general de la calidad de vida, así como de la libertad.

"Van a mejorar su calidad de vida y sobre todo van a ser libres, porque los fumadores no son libres", subraya, y añade: "Yo animo a la gente a que lo intente porque solo hay beneficios a todos los niveles, sobre todo a nivel persona: uno se siente mejor, se siente libre, poderoso. Es un orgullo conseguir quitárselo de encima", matiza.

Esa misma idea la transmite Carmen, que dejó de fumar tras más de 20 años de consumo. Para ella, lo más importante fue "dejar de pensar en el tabaco, fue liberador, como quitarme una losa de encima", asegura.

"Yo iba conduciendo y buscaba a tientas el mechero, me podría haber dado un golpe. Y si me quedaba sin tabaco tenía que salir a comprarlo. Era una esclavitud", detalla.

Tras varios intentos un día decidió que será el último y desde entonces ya van más de cinco años sin fumar. "Me proponía dejarlo pero no lo hacía hasta que un día dije ‘no más’, fue lo mejor que pude hacer", relata.

"Se puede curar"

Tabara quiere manda el mensaje de que "se puede curar". "A veces hay que intentarlo más de una vez, pero el que es persistente y cabezota lo consigue. Ese es el mensaje que a mí me gusta transmitir", señala.

La especialista, que también trabaja con pacientes fumadores en la unidad de deshabituación tabáquica, explica que ahora mismo existen muchos recursos para ayudar a las personas que quieren dejar el tabaco, incluidos tratamientos que son financiados por la seguridad social.

En ese sentido, anima, sobre todo a la gente joven, a intentarlo por ellos mismos y si ven que no lo consiguen, a acudir a la consulta del médico/a de cabecera, donde se les puede ofrecer asesoramiento y ayuda.

Lucía es una de las pacientes que ha accedido al programa de la Xunta para dejar de fumar a través de su médico de cabecera en A Coruña. Explica que el proceso fue sencillo: en el centro de salud le hicieron un cuestionario, además de una prueba no invasiva llamada espirometría, que mide la capacidad de los pulmones, y en poco tiempo va a comenzar el programa, al que llega "con mucha esperanza".

Así, Tabara añade que muchos fumadores se "autoengañan" y dicen "que les gusta", pero "no es que te guste, es que estás atrapado y lo necesitas ya", aclara. Por ello, reitera una vez más que es necesario seguir hablando de deshabituación tabáquica y decir que "sí que es posible y que además está lleno de de sensaciones gratificantes cuando se consigue".