La Cocina Económica de A Coruña es una de las dos entidades a favor de las que se celebra este año el XXII Festival Intercentros, que también recaudará fondos para ENKI. El evento será el 15 de marzo en el Coliseum y ya tiene las entradas a la venta por 9 euros y un kilo de alimentos. Estos productos, precisamente, serán entregados a la institución benéfica, que atraviesa momentos complicados.
El aumento en la demanda del servicio lleva consigo una mayor necesidad de alimentos para elaborar las miles de comidas que dá cada día la entidad. Hablamos sobre ello con el administrador de la Cocina Económica, Óscar Castro, que alaba el trabajo del Padre Rodrigo a la hora de impulsar un evento que cada año reúne a más gente y que se celebra en un Coliseum "que casi se queda pequeño".
Castro anima a los jóvenes a participar y ver el festival, que considera "digno de un festival internacional", y agradece a la organización que haya pensado en la Cocina Económica y ENKI este año. Estas son las dos entidades a favor de las que será el XXII Festival Intercentros, que tras la gala celebrada en el Colegio Santo Domingo Fesd ultima detalles para celebrar una tarde llena de música y solidaridad.
¿Qué supone para vosotros ser una de las dos entidades en las que ha pensado Intercentros para esta nueva edición?
Esta es la tercera ocasión en la que cuenta con nosotros. El festival tiene una repercusión enorme porque ha ido creciendo y que cuente con nosotros y piense en nuestra entidad es un premio de por sí. Sabemos que hay muchas entidades merecedoras en la ciudad y cada año va variando, este año nos toca a nosotros y a ENKI.
Piensa en nosotros por los alimentos y cada vez hace más falta la colaboración de todos los estamentos. Ya no solo son los socios protectores los que hacen que la Cocina Económica abra día a día, sino también entidades, festivales de este tipo y otro tipo de organizaciones de eventos que hacen que vaya sumando.
¿Es también una forma de darle visibilidad a la entidad, aunque ya está muy asentada en la ciudad?
Darle visibilidad es fundamental, en este caso entre los más pequeños. Ellos son un reflejo de lo que la Cocina Económica espera en el futuro. Vamos a cumplir en mayo 138 años y los jóvenes que vienen ahora con fuerza van conociendo una institución como la Cocina. Es importante que los jóvenes, con sus actuaciones y su colaboración, hagan que la Cocina Económica tenga un año un poquito mejor.
La entrada son 9 euros y un kilo de alimentos. ¿Qué productos son los que más falta hacen?
Ese kilo representa mucho porque esperamos llenar en la gala. En el festival que se hizo en Dominicos ya conseguimos una cantidad importante y esperemos que el 15 de marzo la gente se acuerde de llevar esa colaboración, aparte de la cantidad de la entrada, que también es importante. Siempre hacemos mención a los alimentos no perecederos, pero este año lo afrontamos además con una dificultad añadida porque no hay los Fondos de Garantía que cubrían muchas entidades como la nuestra.
Este año lo tenemos más complicado. Legumbres como garbanzos, alubias o lentejas siempre vienen muy bien, el aceite de girasol y otros productos como fideuá, espagueti, macarrones… También leche, porque damos casi unos 100 desayunos a diario, y galletas. Todos los productos que consumimos habitualmente y son no perecederos o tienen una caducidad tardía son fundamentales para afrontar este año.
En diciembre decíais que dabais unas 1.500 comidas al día. ¿Cuál es la situación actual de la Cocina Económica?
Las entidades tendemos a tener una tendencia al alza, y en estos dos meses sigue así. Es penoso tener que andar comunicando siempre esto, pero recibimos todos los días llamadas o personas que acuden a nuestras puertas pidiendo nuestros servicios. El 22 de febrero, por ejemplo, dimos 1.525 comidas. No es agradable estar siempre lamentándose, pero es una realidad palpable y eso solo hay que verlo asomándose a las puertas de la calle Socorro, en la que se ve la gente diariamente recogiendo el menú.
¿Qué servicios tiene la Cocina Económica?
Tenemos siete servicios. El primero es el del desayuno, al que acuden unas 80 personas como tope. El servicio integral de aseo, que han usado 60 personas, y el servicio de reparto con cuatro puntos, en el que se recogen unas 1.020 raciones y se atiende a 260 familias. Tenemos el reparto del menú en bolsa, para gente que no viene al comedor, que llega a las 500.
Además, tenemos unas 30 personas que comen en el comedor porque no tienen un sitio donde calentar la comida, el servicio de trabajo social con la orientación social y el filtro para acceder a los servicios y luego tenemos la biblioteca, la zona de ocio y espacio lúdico para que la gente pueda descansar cómodamente y recogerse un poco.
Esos servicios están completos, estamos en el borde. Siempre hablamos de dónde está el techo de la Cocina Económica, y la verdad es que parece que lo rebasamos una y otra vez y no sé como milagrosamente seguimos.
Además de la donación de alimentos, ¿de qué otras formas puede colaborar la ciudadanía?
Las campañas de recogida de alimentos son recurrentes, sobre todo en el mes de diciembre, cuando se hacen en centros educativos, asociaciones… Todo eso nos viene muy bien. A lo largo del año la gente puede hacer campañas de recogida. Nosotros pedimos a la gente que se haga socia. Ese es el gran reto que afronta la institución, porque necesitamos todos los recursos que tenemos a nuestra disposición para mover la economía.
Hacerse socio es fundamental para que la Cocina Económica siga atendiendo a tanta gente. Las aportaciones son libres, no hay cuota fija y puede ser trimestral, semestral, anual… Tenemos la página web y facilitamos el número de cuenta para que hagan la donación correspondiente en la época que cada uno estime oportuna. Tenemos las puertas abiertas los 365 días del año.